En estos últimos días de agosto he leído Elogio del libro, la famosa conferencia sobre el valor
de la lectura, pronunciada en la Universidad de Tubinga en 1948 por el teólogo
alemán Romano Guardini, una de las grandes personalidades que más influyeron en
el siglo XX, tanto en Alemania como en el resto de Europa. Desde el comienzo el autor expresa sus sentimientos
hacía el libro. De ese modo remueve el recuerdo de Guardini de esas últimas
horas de la tarde, en aquellas frías tierras, en el silencio de su cuarto y con
un buen libro entre las manos: "cuando los libros cobran vida". Las
siguientes páginas están dedicadas a realizar un largo exordio sobre la
escritura, la imprenta, la encuadernación y el papel. En las páginas finales, Guardini, desarrolla algunas ideas como la perpetuación del pensamiento y su transmisión
gracias a la redacción sopesada de un texto o a la corrección de unas notas
sobre una conferencia o parlamento; la
conexión entre escritura e imaginación; y, en tercer lugar, nos recuerda el
gran defecto de los libros: la pérdida de la memoria. Antes las comunidades de
analfabetos se reunían y aprendían o recordaban las historias comunes que les
conformaban como pueblo. Ahora cada uno, cada persona, puede sentarse a leer
sin el esfuerzo por memorizar y corre el riesgo de actuar individualmente y sin
memoria de pueblo.
martes, 1 de septiembre de 2020
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