Soy una cotilla, me gusta saber la vida y milagros (incluida
foto) de los escritores, porque creo que esos datos influyen en su obra y los
acercan a sus posibles lectores. Confieso que admiré los ojos de Paul Auster,
la facha (sinónimo de figura) canalla de Vargas Llosa y el atractivo de José
Angel Mañas, porque la inteligencia no estuvo nunca reñida con la belleza y a
nadie le amarga un dulce. Pero nunca compré un libro porque el autor de la
solapa fuera atractivo, ni imaginé que hubiese una lista de escritores sexies.
Y es que el culto al cuerpo y las nuevas modas están haciendo de la cultura una
feria de vanidades. Lo que antes era lo de menos, ahora se ha convertido en lo
más.
Por casualidad he encontrado tres listas de escritores atractivos que incluyen tanto extranjeros como españoles, conocidos y desconocidos. La primera
contiene 11 escritores en
Vanity fair,
elaborada por Guillermo Alonso en 2015; la segunda, 41, en la revista
En femenino por Emilio Ruiz; y la última, 20, en El mundo, por Jesús del Río,
Sant Jordi 2016: los escritores más sexies que nos animan a disfrutar las imágenes y a no leer:
"Usted está aquí porque acaba de comprobar que hay escritores con bíceps,
con miradas irresistibles (y no nos referimos a su mirada sobre el mundo) y con
unos peinados que harían palidecer a los que se dicen expertos en grooming
masculino". Para hacerse una idea reproduzco la foto de Pierce Brown,
conocido por la saga
Red Rising y, lo
más importante, porque un día haciendo senderismo se quitó la camiseta y arrasó
en Instagram. Vamos que podría haber aspirado al título de Mister Universo.
Al principio pensé que incluirían también a mujeres escritoras. Craso
error, la lista refleja las trampas del lenguaje contra las que tanto luchamos las feministas: el masculino no engloba al femenino. No hay mujeres como no las
hay en la última foto del Poder Judicial, haberlas "hailas", pero no
llegan nunca a jugar en primera división. En segundo lugar, pensé que estarían elaboradas por y para mujeres y no es así, dada la complacencia
en las descripciones, están realizadas por hombres supuestamente gays para
revistas supuestamente femeninas.
Llamadme antigua pero me parece ridículo que los escritores se
hayan convertido solo por su físico en las nuevas estrellas. Se ha confundido
el culo con las témporas, expresión metonímica que alude a personas que mezclan cosas muy dispares entre sí y que
. a la luz de una nueva etimología, significa unir funciones inteligentes y elevadas propias de la cabeza con otras más vulgares. Pero
es innegable que toda esta estrategia de ventas acercará a algunos escritores al gran público, serán halagados, firmaran más libros, sus conferencias estarán más concurridas y adornarán
cualquier tertulia televisiva.
Al final me alegro de que la lista no incluya mujeres escritoras.