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viernes, 9 de febrero de 2024

Mi despertar de la conciencia ambiental


Premio Nacional de Narrativa 2023
En la entrevista* a la escritora Pilar Adón (Madrid, 1972) que ha triunfado con su novela ‘De bestias y aves’ (Galaxia Gutenberg), afirma que para ella la naturaleza es un personaje más: " No se trata de un simple fondo o de un espacio útil en el que situar a los demás personajes: su presencia tiene un porqué, y es esencial como elemento generador de inquietud o de calma". Fue su padre quien despertó su conciencia ambiental, lo que la llevó a estudiar Derecho Medioambiental:

Aprendí de mi padre la reutilización máxima. Él nació en 1941 y supo lo que era el hambre y la escasez, pero incluso pasados los años, cuando ya no tenía por qué, seguía guardando cada clavo, cada tornillo, cada cable. Reutilizaba las barras que sobraban de alguna obra, por ejemplo, para orientar la parra. Yo he heredado eso y me cuesta tirar cosas que sé que se pueden usar. Tengo montones de cordones y trozos de cuerdas metidos en cajas, nunca me deshago de una bolsa, un folio, sin darles todos los usos que puedo. Nunca tiro comida, y me veo comiendo los restos de lo que ha quedado de la cena por no desaprovecharlos, lo que puede resultar poco conveniente a veces. Tengo ropa de hace años que sigo poniéndome, y hace mucho que decidí tener una especie de uniforme que consiste en un mismo modelo de jerséis y faldas de los que tengo varias prendas, quita y pon, hechas de tejidos ecológicos o reciclados, y así, además, ahorro tiempo frente al armario.

Suscribo todo lo que dice, aunque en mi caso le debo a mi madre el despertar de mi conciencia ambiental porque era una amante de las plantas y las aves, y fue educada también en el concepto de reducción y reutilización. Precisamente estos días estoy poniendo orden en mis cajones en un intento de ordenar también mi vida y no hay manera de que pueda tirar nada por si acaso, excepto la ropa en la que ya no puedo entrar y que deposito en los contenedores sin saber si acabará siendo reutilizada o contaminando un local de Coslada. Y además hago compost con los residuos orgánicos.

*Pilar Adón: “Me cuesta tirar cosas que sé que se pueden usar”

Eduardo Galeano 

Después de leer el artículo anterior, encontré el escrito de Eduardo Galeano (1940– 015) Me caí del
mundo y no sé por dónde se entra. 

(Para mayores de 50) pero deberían leerlo todos los que sepan leer.   

 https://www.youtube.com/watch?v=V0PBxazDgqo

  Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
  No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

  Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
 ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
   ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
  ¡Guardo los vasos desechables!
  ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
   ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
   Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
   ¡Es más!
    ¡Se compraban para la vida de los que venían después!
    La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
    Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.
  ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
     ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?
     ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?
    ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
    ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
      Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.
    El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
    El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!
    ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
    Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
  No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan .
    Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo’. Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no,  eres un arruinado. Así el coche que tenéis esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!!  Pero por Dios.
    Mi cabeza no resiste tanto.
   Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
   Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
  Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
 ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
    En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!
   Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
 Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver.. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
 Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
 Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.
  Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!
    Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
    Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
  Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero.. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour
    Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de teléfonos móviles. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'Maruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'Maruja' me gane de mano y sea yo el entregado.


sábado, 23 de diciembre de 2023

Muñoz Molina: Un 20 de diciembre (aniversario del asesinato de Carrero Blanco)


Teníamos casi 18 años cuando fue asesinado Carrero Blanco, y a pesar de la impaciencia, no sospechábamos todo el tiempo de espera que todavía nos quedaba, cuánta negrura sería preciso atravesar

 (...) Era un tiempo estancado en el que no parecía que fuera a suceder nunca nada. Ahora, retrospectivamente, sabemos que no faltaba mucho para la muerte de Franco, para el vendaval de vértigo y de miedo y ebriedad frágil de esperanza que vendría después. Pero entonces el porvenir era un horizonte cerrado, un bloque sin fisuras, con el negro siniestro de los chaqués de los dignatarios oficiales y de las sotanas eclesiásticas, con el blanco y negro de los telediarios y el gris de los uniformes de la policía, los muebles metálicos de las oficinas y el humo del tabaco que fumaban funcionarios de ademanes despóticos y gesto y aliento avinagrados. Había más colores, desde luego, pero todos eran de una extraordinaria fealdad, una epidemia de sordidez visual que se correspondía con el envilecimiento moral de muchos años acumulados de sumisión a un poder cuartelario: predominaban aquellos horrendos marrones de los primeros setenta, los marrones del vestuario, de los groseros edificios de ladrillo especulativo, los murales de cerámica marrón en las fachadas de las cafeterías, los de las moquetas en las discotecas, las vidrieras de color caramelo; y también los jerséis de cuello vuelto con olor a tabaco, los pantalones de pata de elefante, la proliferación capilar de cejas unidas y bigotes, las corbatas marrones de nudo grueso, las camisas de picos muy anchos. Por algún motivo esa era la modernidad indumentaria de los miembros jóvenes de la Brigada Político-Social, que vivieron entonces sus tiempos de gloria, repartiendo bofetadas en los interrogatorios sin quitarse el cigarro de la boca, ufanos de sus patillas peludas y sus bigotes caídos, imaginándose que actuaban en películas americanas de policías...

Artículo completo: https://elpais.com/opinion/2023-12-23/un-20-de-diciembre.html

Otro magnífico el artículo de Muñoz Molina. Yo tenía 19 años, por eso me resulta muy difícil pensar que algunos jóvenes y no tan jóvenes ahora añoren esos tiempos de negrura y represión. 

jueves, 1 de junio de 2023

Reflexiones tras las elecciones de mayo y antes de las elecciones de julio

 






martes, 16 de mayo de 2023

Fin de los veraneos en Ciudad Jardín General Marvá


La muerte de los padres, además de otras consideraciones, es siempre un contratiempo que pone patas arriba tu existencia. Te tienes que hacer cargo de su herencia que se convierte en una pesada carga mental y económica. La casa que heredamos de mi abuelo en Alicante se vendió el año pasado. No podíamos mantenerla. Desde su construcción en los años treinta había sido renovada varias veces, la primera en los sesenta, todos los años necesitaba una puesta a punto que costaba mucho dinero y energías. Mantener el escaso jardín y el limonero nos hacía depender de otra persona. Con la venta se acabó definitivamente una parte importante de nuestra vida. El dinero recibido no compensa la amargura del desprendimiento, pero a veces hay que amputar una parte del tallo para que la planta salga fortalecida. Tengo que aprender a perder personas y cosas, a evitar la melancolía que me amarra al pasado. La vida continúa, el chalé lo ha comprado una pareja con tres niños pequeños que seguro que disfrutará de esa vida tranquila. Me ha hecho gracia la huella que ha dejado en internet, la foto se tomó torcida y parece que está a punto de caerse o de salir volando. En cualquier caso, se acabaron los veranos en Ciudad Jardín.

La Ciudad Jardín General Marvá

Ubicación de Ciudad Jardín
El concepto del siglo XIX de ciudad jardín del urbanista Ebenezer Howard también llegó a Alicante, respondía a las premisas higienistas de "aire libre y luz" en un espacio ajeno a la congestión y la insalubridad de la ciudad tradicional. La Ciudad Jardín del General Marvá fue proyectada en 1925 por el arquitecto Francisco Fajardo Guardiola para la sociedad industrial Padrós y Olmos. En la zona norte diseñaron, sin comercios ni bares ni zonas de esparcimiento pero con iglesia, un distrito de viviendas unifamiliares de una o dos plantas rodeadas de vallas y jardines, levantadas en pequeñas parcelas ordenadas alrededor de un trazado de callejuelas. El proyecto fue emprendido a modo de cooperativa, acogido a la legislación de casas baratas. La tipología de los chalés se importó de otros lugares, adoptando un extraño y pintoresco eclecticismo. 
Algunos de los albañiles encargados de su construcción, hecha con piedra, barro y tejado de cañizo, se quedaron allí a vivir y ayudaban al mantenimiento de las demás viviendas. En la actualidad, se pueden diferenciar perfectamente los nuevos chalés de lujo que ocupan varias parcelas, junto a otros que han mantenido el diseño original y algunos que están a punto de venirse abajo. En uno de ellos, en la calle Regidor Ocaña, desde 1938, está instalado el Observatorio Meteorológico. Cerca de él se sitúa el nuestro, parece una casa suiza, consta de trescientos metros de parcela y unos cien construidos y en su origen tenía cinco habitaciones minúsculas. Uno de los pocos que a lo largo de estos casi cien años mantiene el color y la estructura original. 


1923, planos del arquitecto Francisco Fajardo Guardiola

Observatorio Meteorológico

La única comunicación con el centro de Alicante era el tranvía que iba a san Vicente del Raspeig. El oasis del norte, a cuatro kilómetros del centro, en un terreno elevado sobre el nivel del mar, formado por unos 1.500 habitantes, pronto se vio asfixiado por los barrios que se construyeron, Los Ángeles (1960) y Virgen del Remedio (1968) para una población de cerca de 25.000 habitantes. Con ellos se mejoraron enormemente las infraestructuras, sobre todo las comunicaciones, pero trajeron la inseguridad ciudadana y la huida de parte de su población. En la actualidad los alrededores han mejorado bastante con la creación de varios centros comerciales y del parque Lo Morant (1987) que cuenta con diversas instalaciones deportivas y culturales. Desde 2013 está conectado con eTRAM Metropolitano de Alicante con la ciudad y toda su área urbana.


Cruce del primer tranvía eléctrico con otro de mulas en la línea de San Vicente (1924).


Veraneos en Ciudad Jardín

Calle de Ciudad Jardín 

Desde que tengo memoria, nací en el 54, he veraneado siempre en Ciudad Jardín turnándonos con los hijos de mi tío Antonio. Las dos hermanas Caturla, Ángeles y Lola, decidieron comprar dos chalés contiguos porque necesitan un clima más seco y soleado que el de Villena para sus hijos. En el de la tía Lola hubo un suceso luctuoso, murió un niño pequeño ahogado en una pila y, rotos de dolor, decidieron venderlo. La imagen que tengo de Ciudad Jardín es muy parecida la de la fotografía que acompaña a estas líneas, hasta finales de los años sesenta no cambió en nada su fisonomía. Una isla vergel en medio de la nada, sin asfaltado ni alcantarillado, el cielo surcado por cables del alumbrado. Las zonas comunes del barrio eran una capilla y una tienda de ultramarinos a la que llamábamos la Abastecedora, en ella me encontré varias veces con la actriz Lola Gaos. Dentro de la casa tampoco había ninguna comodidad. La decoración y los muebles nos hablaban de otros tiempos: una nevera que funcionaba con una barra de hielo que había que comprar todos los días, los cables de la luz al descubierto, humedades y colchones de borra. Pero teníamos dos espléndidas palmeras, una macho y una hembra, una pérgola de madera rodeada de jazmines y plumbago que crecían de forma salvaje. A diario bajábamos a la playa del Postiguet en un tranvía de madera. Allí Comíamos para volver a la hora de más calor quemados por el sol con el bañador lleno de algas, salitre y arena.  Por la tarde, nos dedicábamos a jugar a las cartas, a montar en bici o a pasear con los amigos. Apenas salíamos del barrio donde todas las familias se conocían. No teníamos televisión. La casa estaba siempre llena de gente y de risas.

Del mantenimiento del chalé se encargaba mi abuelo Emilio, cuando murió, la tarea recayó en las dos familias hasta que mi tío Antonio nos vendió su parte, a la muerte de mi padre, se encargaron mi madre y mi hermana. Con los materiales baratos y feos de la época hubo que sustituir las maderas del techado, la pérgola desapareció, así como las vallas que nos separaban de los vecinos. La carcoma se comió los muebles antiguos.Tuvieron que venir de Elche para llevarse las palmeras que estaban levantando los cimientos de la casa. A finales de los ochenta se hizo una reforma integral para dotarlo de todas las comodidades a nuestro alcance, pero se perdió casi toda la vegetación. El chalé de los madrileños, así era conocido por los vecinos, ya no nos pertenece.

La sombra de una de las palmeras y mi hermana (1961)

Vista aérea de Ciudad Jardín en la actualidad 

La elegancia de Ciudad Jardín

El oasis del norte 

Ciudad Jardín del General Marvá

José Marvá y Mayer, el general que ganó batallas para los obreros

viernes, 5 de mayo de 2023

Grata sorpresa: miles de visitas de EEUU en mi blog

 Desde finales de abril a principios de mayo mi contador del blog está que arde, estoy recibiendo más visitas que nunca. Metiéndome en la trastienda, he comprobado que la mayoría vienen de Estados Unidos y han pinchado en casi todas las entradas desde el comienzo del blog. Sólo me queda dar las gracias a la persona o personas detrás de estas visitas*. Me sorprende mucho que alguien pueda estar interesado en todas las cosas que escribo. 

Aquí dejo dos capturas de pantalla del día 4 de Mayo: Más de dos mil entradas en la semana del 29 de abril al 5 de mayo de 2023. 





*Prefiero no sospechar. No quiero ni pensar en los bots que nos vigilan.

viernes, 31 de marzo de 2023

Del abrefácil al tapón con instrucciones

Abrefácil 

Tengo pocas habilidades manuales, lo reconozco. Cuando leo que algún producto tiene abrefácil, que se supone que es un sistema que facilita la apertura de envases herméticos, ya me pongo de los nervios. Todo empezó con ese invento del diablo llamado tetrabrik y la línea de puntos, no había manera de abrirlo ni con las manos ni con las tijeras sin que se derramara la leche. Siguieron los paquetes de jamón con una esquina que era imposible despegar. Destapar una lata tirando de la arandela me resulta tan difícil como utilizar un abrelatas sofisticado que no sea marca El Explorador. Hasta tengo problemas para cerrar un tupperware de los buenos: es imposible encajar una parte con otra. Cuando nadie me ve, asesino los plásticos con un cuchillo rompiendo toda esta cadena de inventos que nos imposibilita la vida cotidiana. 

Esto lo escribí hace años en Garcilazomolamazo. Ahora he tenido que luchar con el nuevo diseño de los briks que impide que se separe el tapón del envase para un mejor reciclaje y que será una norma obligada en julio de 2024. 

Si un tapón viene con instrucciones, malo

He tardado meses en hacerme con el nuevo envase de leche Asturiana, he destrozado tapones y he tirado de ellos hasta crear un agujero que derramaba la leche en todas direcciones, algunas veces he tenido que colocar el tapón desprendido al revés para guardarla en la nevera. He leído con calma las instrucciones una y otra vez, he aplicado el oído como si fuera una caja fuerte para oír el clic salvador. He llegado a confundir la derecha con la izquierda y a olvidar incluso cómo giran las agujas del reloj. He estado a punto de pasarme a la competencia (a pesar de que el diseño me permite obtener más espacio en la nevera para otras botellas) que todavía mantiene los tapones antiguos que abro sin pensar, sólo con el poder de mi mente. Lo que antes era fácil, ahora se ha convertido en imposible. Al final, con mucha ayuda de personas cercanas y paciencia, parece que me estoy haciendo con el nuevo invento.



No tengo muy claro si es que nos oponemos a los cambios o son los cambios los que confabulan contra nosotros para hacernos la vida más insoportable. 

viernes, 13 de enero de 2023

La sanidad en lucha

 



sábado, 5 de noviembre de 2022

La empatía de Atticus y Scout Finch


Matar a un ruiseñor (1960) de Harper Lee es una historia sobre los prejuicios y el racismo que dio lugar a una excelente película. La narra Scout Finch, una niña de seis años que, a través de sus inocentes ojos y acompañada de su hermano y su mejor amigo, descubre  la realidad de un mundo repleto de injusticias y prejuicios. Comienza la historia con seis años y la termina con nueve, y en estos tres años evolucionan sus ideas sobre la igualdad y la amabilidad, algo que aprende de su padre Atticus, todo un ejempo de honestidad, templanza e integridad. Cuántas veces me he identificado con la pequeña Scout, que se refugia en los brazos de Atticus al volver del colegio diciendo que todo le ha ido mal. En ese breve diálogo su padre le explica el concepto de transigencia empática: «Uno nunca termina de entender a una persona hasta que haya considerado las cosas desde su punto de vista —le dice Atticus a Scout—… hasta que te hayas metido en su piel y caminado dentro de ella».

 La empatía es la capacidad que tenemos para identificarnos con alguien y compartir sus sentimientos incluso cuando son radicalmente opuestos a los sentimientos propios. Con la empatía no solo se presta ayuda a otra persona, sino que se mejora como ser humano. Yo echo de menos la empatía en las relaciones personales, sobre todo en las redes sociales tanto en la familia como con los amigos. Jugamos a ser ingeniosos, a no olvidarnos de un cumpleaños, pero no dedicamos tiempo a preguntarnos cómo se siente el otro. Lo contrario de la empatía es la "ecpatía", definida como un proceso mental voluntario de exclusión de sentimientos, actitudes, pensamientos y motivaciones inducidas por otro.

Ahora la empatía se define como ponerse en los zapatos de otro que es un calco de inglés "means standing in another's shoes". Expresión que a mí me parece casi un sarcasmo, porque no hay nada peor que reutilizar unos zapatos, que no son ni flexibles ni se adaptan a la piel del nuevo usuario. Es imposible andar con ellos. En España la frase debería traducirse en todo caso como ponerse en las alpargatas de alguien, porque para entender su historia y su cultura, es necesario tener presente que la mayor parte de su población viene de una pobreza de siglos. Y esa larga miseria siempre ha caminado en alpargatas.



Atticus Finch  fue el nombre de una excelente librería que tuvo una vida efímera en la calle La Palma:

lunes, 17 de octubre de 2022

Han desaparecido los cómics de Pixton


Cómic realizado en Pixton por A. Cuéllar*

Igual que las fotos, desaparecieron también los cómics que hice con Pixton que me llevaron horas de trabajo. Lo he intentado todo pero ha sido imposible. No recuerdo que me avisasen de la cancelación para poder guardarlos. Ahora hay que pagar una cuota. La respuesta de la web ha sido la siguiente:

Siento que te estés refiriendo a Classic Pixton, que cerró el 31 de diciembre de 2020. Lamentablemente, no es posible iniciar sesión o recuperar cuentas o cómics creados en Classic Pixton, consulta este artículo para más información: ¿Qué pasó con el "viejo" Pixton? Si desea comenzar con la versión existente, puede crear una cuenta en este enlace: https://www.pixton.com ¡Espero que esto ayude y que tenga un día maravilloso!

El primero Homonimia, lo he podido recuperar gracias a que algunos profesores lo habían incluido en sus blogs,  el segundo ¿Por qué te vas? no he podido rescatarlo. Sólo me queda decir irónicamente como el santo Job: "Dios me lo dio, Dios me lo quitó". La moraleja es que nuestros trabajos no están a salvo en la red.

lunes, 11 de abril de 2022

La masculinidad a los setenta: Sentimos las molestias


Ayer pasé una buena tarde viendo de una tacada la miniserie de 6 capítulos de media hora de duración que ha estrenado Movistar, Sentimos las molestias, una comedia irónica, tan divertida como amarga, sobre lo que implica hacerse viejo. Cuenta la historia de Rafael Müller (Antonio Resines), un aclamado director de orquesta, y Rafael Jiménez (Miguel Rellán), una vieja gloria del rock que se resiste a colgar la guitarra. Dos buenos actores en dos personajes redondos que nos enseñan sus aristas. Lo explica muy bien Ricardo de Querol en su crítica Resines o la masculinidad a los setenta: Los dos amigos luchan por encajar en un mundo que insiste en llamarles de usted y retirarles del juego, a pesar de que ellos intentan demostrar que están en plenas facultades. Aparecen todos los temas que preocupan a los sesentones y setentones: el miedo a quedarte solo, a acabar en una residencia, el infarto, el cáncer, la eutanasia. Y el intento de seguir pareciendo joven, y el deseo sexual y la Viagra. Hay una reflexión también sobre la masculinidad en esa generación, que fue muy avanzada comparada con la anterior, pero no tanto mirando a las siguientes. A los setenta, pueden quedarte fácilmente dos décadas o más por delante. Lo duro es asumir que nada irá a mejor. 
En estas edades ”Las dos palabras más bellas de nuestro idioma no son ‘te quiero’, sino ‘es benigno‘. Lo decía el personaje de Woody Allen en Desmontando a Harry. Es ley de vida llegar al momento en que piensas así. Hay una edad en la que amigos y parientes de tu generación se emparejan y tienen hijos; otra en que se divorcian o tienen cáncer; algún día empiezas a frecuentar entierros y funerales de aquellos con los que creciste".

La generación que hizo la revolución sexual nos muestra sus carencias emocionales como ya lo hizo El método Kominsky, con unos cascarrabias Michael Douglas y Alan Arkin. Pero, ¿qué generación no las tiene? Las pioneras en mostrarse fueron Las chicas de Oro.



viernes, 11 de marzo de 2022

11M, triste recuerdo

 


domingo, 6 de marzo de 2022

Tamara de Lempicka: Los refugiados


 Tamara de Lempicka en su viaje por España quedó impactada por el sufrimiento de los refugiados que se iban de España a Francia. Un ejemplo de ello es una de sus obras más sobrecogedora “Los refugiados” de 1937.

sábado, 29 de enero de 2022

Ángel Guinda, no te olvidaré



El poeta zaragozano, Ángel Guinda, amigo, profesor, joven entre los jóvenes, ángel fieramente humano, amante de la vida (tanto que acabó fumándosela), ha fallecido hoy en Madrid a los 73 años. No te olvidaré.



EL ÚLTIMO DESEO
Que la imagen de mí que te acompañe
sea una luz amable, alegre, viva.
Que no conozcas mi decrepitud,
que no te enteres nunca de que he muerto.
(de "El arrojo de vivir", Olifante)


Las guindas de Guinda
Pon una guinda en tu vida (animación a la lectura en un IES)

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Aleluyas de la lotería

Antonio Lorenzo, una vez más gracias por tu admirable blog Almanaque, Gran idea es, a fe mía, esta de la lotería.



No creo que sea la única española que no juegue este año a la lotería, pero me llama la atención la de gente que deposita sus ilusiones en la esquiva suerte. Gran idea del Estado para conseguir ingresos. En las Cortes de Cádiz se instauró la Lotería Nacional y con ella el Sorteo de la Navidad.  

jueves, 4 de noviembre de 2021

El "SPAM" me produce espantos y espasmos

Espantos y espasmos son dos palabras que vienen del latín, la primera es equivalente a miedo y terror, la segunda hace referencia a una convulsión involuntaria de los músculos como consecuencia del mismo pánico. El término SPAM no tiene nada que ver con las palabras anteriores aunque a mí me lo parezca, hace referencia a los mensajes no solicitados, con contenido publicitario, que generalmente son enviados de forma masiva perjudicando al receptor.
 Su origen son las siglas de Shoulder of Pork Ham, una variedad de carne enlatada comercializada por la compañía Hormel Foods en los años 30 que, muchos años después de su nacimiento fue popularizada aún más por los Monty Python al emplearla de forma insistente y cansina como se puede ver en el vídeo del enlace. Los mensajes no deseados empezaron a ser llamados SPAM a partir de los 90. 


Acoso fraudulento por teléfono

Hasta hace poco solo llegaban en forma de correos basura que acabaron siendo eliminados automáticamente por Gmail, ahora lo hacen con llamadas al móvil o al fijo, y a través de SMS. 
No sé qué delito cometí al dar mis teléfonos para que quedasen grabados junto a mi nombre. El caso es que he recibido llamadas insistentes y sospechosas a todas las horas del día, preferentemente a la hora de comer y por la noche, incluidos los días festivos. La mayoría eran de compañías telefónicas o eléctricas que me prometían rebajas en sus tarifas, en otras se escuchaba un mensaje de voz grabado (“robocall”). De nada me sirvieron mis maneras educadas diciendo que no me interesaba, ni estar en la lista Robinson para evitar el acoso. Terminé por no coger el teléfono* y meter el número, después de buscarlo en internet, en la lista negra del móvil.  Este verano, recibí mensajes de texto inesperados que me pedían información confidencial, supongo que para hacerse con mi cuenta corriente. Aquí expongo algunos con una redacción parecida a las de los indios de las películas de vaqueros de mi infancia, que hacen sospechar que son formas de fraude: 

1) SMS sospechosos de BBA y de Caja Ruralvia aunque no tengo cuenta allí. 

Ruralvia: su acceso bloqueada temporalmente. Para activar su cuenta, pueda acceder de forma segura desde http://servicio.caja-ruralvia-online.tech

BBVA /bit.Ly/2EJZ00H Se ha detectado un fallo en su cuenta. Por favor, continue con proceso. 

2) SMS de Amazon sin haber solicitado ningún producto. 

Toda esta actividad delictiva ha cesado en octubre, tal vez sea una tregua pasajera para volver con técnicas más sofisticadas. Los boots encargados de las llamadas se habrán dado cuenta de que no contesto al teléfono, o la autoridad competente (eso espero) habrá tomado cartas sobre el asunto. Si los estafadores utilizan estas formas de robo, es porque funcionan y son difíciles de denunciar. Nuestros datos están desprotegidos en las redes sociales, no nos queda otra que ser precavidos, leer muy bien lo que nos mandan y no devolver ninguna llamada que no conozcamos. Hasta los bancos han mandado circulares advirtiéndonos:

- No accedas a enlaces desconocidos ni abras archivos sospechosos.

 -No proporciones información personal, como tus claves de acceso a la banca online o tu firma de operaciones.

-Puedes verificar la legitimidad del mensaje contactando con la compañía que te ha escrito por un canal de comunicación oficial.

Existen otras formas de fraude que, afortunadamente, yo no he recibido. 

*Espero que no haya fastidiado la llamada de una antigua relación pintando un amor salvaje. 

Para saber más:

https://www.consumidor.ftc.gov/articulos/s0076-estafas-por-telefono#signos 

jueves, 15 de julio de 2021

Lo raro es vivir, Irene Vallejo




"Dice mi amiga Itziar Miranda que a ella la palabra ‘anómalo’ le suena a ‘no malo’. Yo creo que necesitamos las rarezas, lo singular, las aves que vuelan a su manera fuera de la bandada".

https://www.heraldo.es/noticias/opinion/2021/07/12/lo-raro-es-vivir-irene-vallejo-la-columna-1505344.html

lunes, 21 de junio de 2021

In memoriam, Antonio Ramos Gómez (1953-2019)

 Leído este fin de semana en Facebook 


Siento comunicar el fallecimiento de nuestro compañero Antonio Ramos, quien fue profesor de Lengua y Literatura de la Uni y jubilado hace un par de años. Muchos de vosotros ya lo sabréis, porque hace unos días que sucedió.

Fue un hombre de carácter fuerte, de personalidad complicada, pero un grandísimo profesional, un profesor de garra, entregado con pasión al ejercicio de la docencia. Erudito, sabio y poseedor de una prosa afilada y mordaz muchas veces, tierna y nostálgica otras...

Cuando iniciamos la publicación de nuestro "Eco de La Uni" escribió una serie de artículos haciéndose pasar por un alumno, Benito García, "el Beni", a ver si cundía el ejemplo y los chicos y chicas se animaban a colaborar. Esa idea le gustó y, tirando de ella, escribió un librito delicioso, "La columna del Beni", que debería ser lectura obligatoria para todos los alumnos de la Uni.

Lo recordaré siempre con afecto, como un colaborador incondicional durante mis años de coordinador de las actividades extraescolares, corrigiendo los textos de la revista y aportando siempre sus ideas y sus artículos.

Os dejo como recuerdo y homenaje esta fotografía: sus exalumnos seguro que recuerdan las pizarras llenas de esas frases suyas, tan elegantemente deconstruídas.

Descansa en paz.

Estudió Lingüística en la Complutense (1973-76)