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domingo, 25 de mayo de 2025
Del todo va a ir bien a todo va "regulinchi"
domingo, 18 de mayo de 2025
Glosario sobre edadismo, Fundación ”la Caixa”
El edadismo es una forma de discriminación social por cuestión de edad que afecta a muchas personas mayores. El término fue acuñado en 1969 por el gerontólogo Robert Butler. Una de las formas de edadismo más extendidas es el uso inadecuado del lenguaje relacionado con los estereotipos y prejuicios sociales que limitan la comprensión de la diversidad y heterogeneidad de la vejez. La Fundación ”la Caixa” ha creado el Glosario sobre edadismo con el fin de sensibilizar sobre el buen trato a las personas mayores y fomentarlo. Se han recogido más de 300 palabras, y se han seleccionado las 45 más representativas que se agrupan según las formas más habituales de edadismo: infantilización, despersonalización y deshumanización.
sábado, 10 de mayo de 2025
Omar Castro Villalobos, Premio Loewe de Poesía y el problema de la vivienda
El joven poeta dedicó su premio a los jóvenes asesinados en las protestas en 2022 y 2023 en Perú, tras el intento de autogolpe y posterior destitución del presidente Pedro Castillo y leyó sus nombres en voz alta uno por uno. Entiende la poesía como "un acto de respiración y movimiento", su libro trata de recoger también el aire de este tiempo, "de un mundo en crisis, en llamas, en convulsión".
sábado, 3 de mayo de 2025
Figaro contra Braulio, las malas maneras del castellano viejo
Para terminar con la urbanidad en la Literatura, incluyo algunos fragmentos de un artículo de costumbres del s. XIX que he leído muchas veces con mis alumnos en clase cuando estudiábamos el Romanticismo.
Mariano José de Larra (1809-1837), escritor y periodista, empleó el sarcasmo y la ironía para provocar en sus lectores una reflexión sobre la necesidad de progreso y modernización en una sociedad profundamente tradicionalista. Larra critica en el artículo de costumbres El castellano viejo a los hombres maleducados, bastos, irrespetuosos, incultos, cuyo comportamiento se centra en las tradicionales costumbres castellanas. Braulio modelo de grosería y de ignorancia, con una “educación a la española”, se contrapone con el personaje de Fígaro, ejemplo de buenas maneras. El artículo empieza con el encuentro de Fígaro (Larra) con Braulio, un amigo al que no aprecia mucho, le invita a comer a su casa. Ya lo dice el refrán español: En la mesa y en el juego, se conoce al caballero.Ya habrá conocido el
lector, siendo tan perspicaz como yo le imagino, que mi amigo Braulio está muy
lejos de pertenecer a lo que se llama gran mundo y sociedad de buen tono, pero
no es tampoco un hombre de la clase inferior, puesto que es un empleado de los
de segundo orden, que reúne entre su sueldo y su hacienda cuarenta mil reales
de renta; que tiene una cintita atada al ojal y una crucecita a la sombra de la
solapa; que es persona, en fin, cuya clase, familia y comodidades de ninguna
manera se oponen a que tuviese una educación más escogida y modales más suaves
e insinuantes. Mas la vanidad le ha sorprendido por donde ha sorprendido casi
siempre a toda o a la mayor parte de nuestra clase media, y a toda nuestra
clase baja. Es tal su patriotismo, que dará todas las lindezas del extranjero
por un dedo de su país. Esta ceguedad le hace adoptar todas las
responsabilidades de tan inconsiderado cariño; de paso que defiende que no hay
vinos como los españoles, en lo cual bien puede de tener razón, defiende que no
hay educación como la española, en lo cual bien pudiera no tenerla; a trueque
de defender que el cielo de Madrid es purísimo, defenderá que nuestras manolas
son las más encantadoras de todas las mujeres: es un hombre, en fin, que vive
de exclusivas, a quien le sucede poco más o menos lo que a una parienta mía,
que se muere por las jorobas solo porque tuvo un querido que llevaba una
excrecencia bastante visible sobre entrambos omóplatos.
No hay que hablarle,
pues, de estos usos sociales, de estos respetos mutuos, de estas reticencias
urbanas, de esa delicadeza de trato que establece entre los hombres una
preciosa armonía, diciendo solo lo que debe agradar y callando siempre lo que
puede ofender. Él se muere «por plantarle una fresca al lucero del alba», como
suele decir, y cuando tiene un resentimiento, se le «espeta a uno cara a cara».
Como tiene trocados todos los frenos, dice de los cumplimientos que ya sabe lo
que quiere decir «cumplo» y «miento»; llama a la urbanidad hipocresía, y a la
decencia monadas; a toda cosa buena le aplica un mal apodo; el lenguaje de la
finura es para él poco más que griego: cree que toda la crianza está reducida a
decir «Dios guarde a ustedes» al entrar en una sala, y añadir «con permiso de
usted» cada vez que se mueve; a preguntar a cada uno por toda su familia, y a
despedirse de todo el mundo; cosas todas que así se guardará él de olvidarlas
como de tener pacto con franceses. En conclusión, hombres de estos que no saben
levantarse para despedirse sino en corporación con alguno o algunos otros, que
han de dejar humildemente debajo de una mesa su sombrero, que llaman su
«cabeza», y que cuando se hallan en sociedad por desgracia sin un socorrido
bastón, darían cualquier cosa por no tener manos ni brazos, porque en realidad
no saben dónde ponerlos, ni qué cosa se puede hacer con los brazos en una
sociedad.
A continuación, Larra explora la parodia, la caricatura y lo grotesco para satirizar los malos usos en el banquete. Le obligan a comer y beber a la fuerza en un lugar estrecho donde todos tropiezan. Braulio reprocha a su mujer que la comida no está a punto y ella culpa a las criadas. El trinchador deja caer el capón, el capón tira el vino, el criado corre a la cocina y se choca con la criada que trae otros platos… Además de otros muchos momentos desagradables: hábitos poco higiénicos de los comensales, un niño tirando aceitunas, un gordo que deja todos los huesos al lado del pan... La lectura nos recuerda a una película llena de gags del cine mudo o de los hermanos Marx.
Los días en que mi amigo no tiene convidados se contenta con una mesa baja, poco más que banqueta de zapatero, porque él y su mujer, como dice, ¿para qué quieren más? Desde la tal mesita, y como se sube el agua del pozo, hace subir la comida hasta la boca, adonde llega goteando después de una larga travesía; porque pensar que estas gentes han de tener una mesa regular, y estar cómodos todos los días del año, es pensar en lo excusado. Ya se concibe, pues, que la instalación de una gran mesa de convite era un acontecimiento en aquella casa; así que se había creído capaz de contener catorce personas que éramos en una mesa donde apenas podrían comer ocho cómodamente. Hubimos de sentarnos de medio lado, como quien va a arrimar el hombro a la comida, y entablaron los codos de los convidados íntimas relaciones entre sí con la más fraternal inteligencia del mundo. Colocáronme por mucha distinción entre un niño de cinco años, encaramado en unas almohadas que era preciso enderezar a cada momento porque las ladeaba la natural turbulencia de mi joven adlátere, y entre uno de esos hombres que ocupan en el mundo el espacio y sitio de tres, cuya corpulencia por todos lados se salía de madre de la única silla en que se hallaba sentado, digámoslo así, como en la punta de una aguja. Desdobláronse silenciosamente las servilletas, nuevas a la verdad, porque tampoco eran muebles en uso para todos los días, y fueron izadas por todos aquellos buenos señores a los ojales de sus fraques como cuerpos intermedios entre las salsas y las solapas.
A todo esto, el niño que a mi izquierda tenía, hacía saltar las aceitunas a un plato de magras con tomate, y una vino a parar a uno de mis ojos, que no volvió a ver claro en todo el día; y el señor gordo de mi derecha había tenido la precaución de ir dejando en el mantel, al lado de mi pan, los huesos de las suyas, y los de las aves que había roído; el convidado de enfrente, que se preciaba de trinchador, se había encargado de hacer la autopsia de un capón, o sea gallo, que esto nunca se supo: fuese por la edad avanzada de la víctima, fuese por los ningunos conocimientos anatómicos del victimario, jamás parecieron las coyunturas. «Este capón no tiene coyunturas», exclamaba el infeliz sudando y forcejeando, más como quien cava que como quien trincha. ¡Cosa más rara! En una de las embestidas resbaló el tenedor sobre el animal como si tuviera escama, y el capón, violentamente despedido, pareció querer tomar su vuelo como en sus tiempos más felices, y se posó en el mantel tranquilamente como pudiera en un palo de un gallinero.
Fígaro termina huyendo del lugar para rodearse de hombres educados que fingen estimarse aunque no se quieran:
Vístome y vuelo a olvidar tan funesto día entre el corto número de gentes que piensan, que viven sujetas al provechoso yugo de una buena educación libre y desembarazada, y que fingen acaso estimarse y respetarse mutuamente para no incomodarse, al paso que las otras hacen ostentación de incomodarse, y se ofenden y se maltratan, queriéndose y estimándose tal vez verdaderamente.
domingo, 27 de abril de 2025
Erasmo de Rotterdam (1530) y Agustín García Calvo (1985), las buenas maneras aplicadas a los niños
Leyendo el ameno libro que debería leerse en las clases de tutoría, observamos que las
costumbres, algunas indecorosas y poco saludables, que nos hacen inciviles no han cambiado a lo largo de estos casi cinco siglos. Hay criterios
ideales que marcan la distinción entre bárbaros y civilizados, entre lo que
está bien y está mal. Como aparece en la solapa del libro: "Frente a los que sostienen que la educación ha tenido
como finalidad primordial el cultivo del espíritu, la saga de obras de
urbanidad iniciada por Erasmo muestra más bien que el cuerpo fue y sigue siendo
su soporte real, material y simbólico"*.
Sorprende comprobar que Erasmo es mucho más indulgente que las monjas de mi colegio (Ver algunas consideraciones y elucubraciones sobre el adoctrinamiento (y 7), sustituye la represión por la seducción, la orden por el consejo, como se puede ver en sus consideraciones finales:
A quienes les tocó en suerte ser de buena cuna, deshonroso les es no responder a su linaje con sus maneras; aquellos que Fortuna quiso que fuesen plebeyos, de condición humilde y aun campesina, con más empeño aún les toca afanarse en que aquello que la suerte les rehusó lo compensen con la elegancia de sus maneras. Nadie puede para sí elegir padres o patria; pero puede cada cual hacerse su carácter y modales.
sábado, 19 de abril de 2025
Lecturas republicanas en época de guerra: Cartilla popular antifascista (y 2)
lunes, 14 de abril de 2025
Lecturas republicanas: El niño republicano y Lecturas Ciudadanas (1)
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Edición Madrid,1932 |
Antonio Benaiges, el maestro que prometió el mar
lunes, 7 de abril de 2025
Algunas consideraciones y elucubraciones sobre el adoctrinamiento (y 7)
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Modernización en s. XIX de las portadas de La buena Juanita |
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Edición de 1942 |
Lo que si tengo claro claro es que estos manuales de lectura auspiciados por la iglesia católica no enseñan, adoctrinan, justo lo que ahora los centros concertados religiosos critican a las nuevas políticas educativas de la sociedad democrática. La caridad no puede remediar las injusticias sociales. Segregar no es lo mismo que convivir. Discriminar es lo contrario que integrar. Las buenas costumbres no tienen nada que ver con la mojigatería y el puritanismo. Respetar el orden social no significa que tengamos que ser sumisos. La visión idílica de la infancia es tan contraproducente como una visión tremendista. La libertad no tiene nada que ver con la mala educación. Y la felicidad no va unida, desgraciadamente, a la bondad.
Alejandro Tiana Ferrer, El libro escolar, reflejo de intenciones políticas e influencias pedagógicas
Algunas elucubraciones malvadas sobre las lecturas
La boda cortés de Juanito con Juanita.
En consecuencia con lo que he leído, me atrevo a hacer un resumen final: el buen niño Juanito se casó con la horma de su zapato, la buena Juanita, y formaron un matrimonio burgués de provincias, aburrido, sano y santo como lo manda la Santa Madre Iglesia. Comieron perdices en el florido pensil de su hogar y perpetuaron a través de sus hijos el sistema social dominante. Finalmente, sus nietos asfixiados por tanta represión buscaron la libertad como caballos desbocados.
Jaimito frente a Juanito
Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes
Las chicas buenas, la sumisas y modosas Juanitas del siglo XIX, no cuestionaban lo que les enseñaban los viejos manuales, solo tenían deberes, las habían controlado y separado. La Diana del libro de los años treinta fue el modelo que anticipó el futuro, una chica que aprendió a comprometerse con la realidad y a buscar su propio camino. Las primeras chicas malas buscaban cambiar las normas, no se sometieron, se hicieron autónomas a través de la educación, no se quedaron en casa y ejercieron sus derechos como ciudadanas. Fueron el germen de la famosa frase "las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes", siendo abanderadas de la libertad sexual, la igualdad laboral y política. A la frase se le atribuyen diversas paternidades: la actriz Mae West, un eslogan de mayo del 68, el dibujante Quino, o a la psicóloga alemana Ute Ehrhardt. Todos contribuyeron en el siglo XX a que el ángel del hogar moviese sus alas y abandonase su jaula para reconquistar su libertad. También me vino a la mente la frase complementaria : "Cuando soy buena, soy buenísima. Cuando soy mala, soy mucho mejor".domingo, 30 de marzo de 2025
La familia Cortés de Luis Carandell: Manual de vieja urbanidad (6)
Manuel de Blas, coleccionista y experto en el tema, ha elaborado una lista de los principales libros de Urbanidad y entre ellos destaca la novela de Luis Carandell La familia Cortés: manual de la vieja urbanidad (Aguilar, 2000) que es todo un ejemplo de instruir deleitando. El periodista no desaprovechó la oportunidad que le dieron sus editores de publicar un libro lleno de humor sobre la vieja urbanidad.
De lo que se trata, nos dice Carandell, no es de contar la historia de esta familia burguesa sino de imaginar como seria su vida si cumpliera a rajatabla con las recomendaciones de los Manuales de Urbanidad, es decir de las recomendaciones de los autores citados en la selecta bibliografía del libro “del barón de Andilla, del Rvdo. Codina, de doña Pilar Pascual de San Juan, de don Ezequiel Solana o, en fin, de los muchos autores españoles y extranjeros que cultivaron la delicada ciencia, el arte primoroso de la Urbanidad”. Por sus páginas discurren los avatares de la familia Cortés desde el despertar, la familia se levanta antes de que salga el sol, hasta el ocaso. Ya por la mañana aparecen los padres correctamente vestidos y los niños aseados. Todos se disponen a tomar el desayuno en el comedor. Los hijos besan la mano del padre “¿Ha dormido usted bien papa? ¿Tiene usted algo que mandarnos? Y cada uno se dispone a sus quehaceres. El libro, más que para contarlo, es para leerlo y disfrutarlo, las más veces con la sonrisa en los labios.) y en la que agudamente, haciendo gala del ingenio que le caracterizaba, el autor imagina a una familia de la clase media acomodada que viviera en cualquier ciudad española entre, más o menos, 1870 y 1920.
—La Urbanidad, querido Nicolás, es el arte de agradar, de tratar a todos con la debida consideración y en conformidad con las buenas costumbres del país en el que vivimos. Cuando seas mayor y estudies latín, aprenderás que la palabra viene de urbs, que quiere decir «ciudad» y se refiere a Roma, la capital del mundo en la Antigüedad. Decía Cicerón, el gran orador, que aquellas obligaciones que contribuyen a la conservación de la sociedad y unión de los hombres, se deben anteponer a las que provienen del conocimiento y la sabiduría. ¿Comprendes?*
Leer o descargar el libro aquí
*http://manuelblascuatro.blogspot.com/2021/12/la-familia-cortes-manual-de-vieja.htm.
domingo, 23 de marzo de 2025
Leonor Serrano, Diana o la educación de una niña en tiempos de cambio (5)
El primer libro, correspondiente al Grado I, se estructura en trece capítulos; las narraciones nos muestran la vida de Diana y sus entornos formativos familiares, las lecturas y modelos de referencia, que transitan entre la reproducción del modelo de género femenino y las aventuras que le abren otras formas de pensar y proyectarse.
El tercer libro, correspondiente al Grado III, narra el camino formativo de Diana en su entorno social. Este libro se presenta dividido en dos partes. La primera, dedicada a la función de la escuela que debe permitir la participación económica de la mujer en la sociedad a partir de conocimientos técnicos. En la segunda, un libro de viajes por todas las regiones de España, Diana entra en contacto con los conflictos sociales de la época que le muestran la necesidad de introducir cambios que la llevarán a hacerse maestra. Explícitas son, en este sentido, las últimas palabras del libro:
"-Sí, señora,- continuó Don Luis. -Otros hacen edificios materiales. Yo quiero poner la primera piedra del edificio espiritual de la cultura patria. Que Diana enseñe lo que ha aprendido."
Para saber más:
https://volveremosamacondo.blogspot.com/2014/07/la-lengua-de-las-mariposas.html
miércoles, 19 de marzo de 2025
Urbanidad en viñetas: Cartilla Moderna de Urbanidad (4)
partir del s. XX, un ejemplo de ello son las viñetas ejemplificadoras que aparecen en las Cartillas Modernas de Urbanidad para niños y para niñas, editadas por los Hermanos Maristas en su editorial F.T.D. en 1927. Dos libritos muy cuidados en los que domina la imagen sobre el texto. El mensaje se transmite visualmente a través de una secuencia de viñetas en las que se emplean dos colores, que reflejan el comportamiento considerado socialmente adecuado valiéndose de un modelo y de un contramodelo. Cada viñeta viene acompaña un escueto pie de texto que explica y refuerza el mensaje visual.
No cabe duda de que estas ilustraciones ejercen una función motivadora y complementaria en la enseñanza. "Estas viñetas, que recuerdan las estampas de aleluyas o aucas, donde bajo cada una de ellas aparece un dístico o pareado, muy conocidas dentro del ámbito popular catalán-valenciano, contraponen modelos de conducta mediante dibujos que refuerzan el modelo a seguir frente a su contrario en aspectos como lo considerado correcto de los gestos, acciones a seguir, valores o higiene. Todo ello sustentado bajo una ideología de clara diferenciación social entre un mundo urbanita y de posición acomodada frente a otro rural y de escasos medios. La censura social e ideológica, no solo respecto a las mujeres (cuyo papel se reducía a ser esposa y madre) sino también respecto a los criados o servidores domésticos"*.
*En enero de 1932, la Editorial FTD se constituyó como sociedad anónima pasando a denominarse Editorial Luis Vives S.A. (Edelvives).
*https://adarve5.blogspot.com/2021/06/codigos-sociales-de-urbanidad-y-de_14.html