lunes, 20 de octubre de 2025

Las pintoras de mi familia

 Van a hacer un libro sobre pintores conocidos y desconocidos de Villena. Nos han pedido que hagamos una pequeña semblanza de las mujeres pintoras de mi familia materna. Una vez más se constata lo mucho que hemos convivido con ellas y lo poco que conocemos de sus vidas, aspiraciones y gustos. Hemos reconstruido lo que hemos podido porque no alardeaban de su talento innato. Para ellas era un pasatiempo, una afición relegada a un segundo plano por las tareas domésticas. Su formación proviene de las escuelas de Magisterio. Autodidactas, nunca tuvieron una habitación propia para pintar y prefirieron formatos pequeños. En ningún momento pensaron que las Bellas Artes pudieran ser una profesión. Aprendieron copiando, les enseñaron que lo importante era imitar al arte más que interpretar la realidad. La originalidad no se valoraba, ya sabemos que las vanguardias en la posguerra estaban demonizadas. No eran conscientes de su autoría y a veces se olvidaban de firmar, ninguna de sus obras tiene título. Ahora sus cuadros, llenos de flores y paisajes, adornan nuestras casas. Su recuerdo pervive. 

Carmen Prats Nadal

Onteniente 1889- Villena 1969

Carmen Prats empezó en Castellón sus estudios de Magisterio a los quince años. Pertenecía a una familia de músicos y ebanistas ontenienses. Destinada en Villena, se casó con Antonio Bravo, abandonó su profesión y tuvo cinco hijos. Se hizo tan villenera que se trajo a sus hermanos pequeños, Vicente, Patricio, y a Matilde cuando se jubiló de maestra. Las clases de dibujo que aprendió en la Normal le sirvieron para aplicarlos a diversas labores de costura. Destacan sobre todo sus dibujos al carboncillo de una extraordinaria perfección. 

Bordados
 



Carmen Bravo Prats

  Villena 1921- Madrid 2014

Carmen Bravo, tras realizar el examen de Estado en Valencia en los años cuarenta, se convirtió en maestra gracias al "Plan Bachiller" que permitía la convalidación de los estudios de bachillerato con los estudios de Magisterio cursando una serie de materias. Su intención era hacer las oposiciones pero se casó y nunca ejerció. El trabajo de su marido militar la llevó por toda la geografía española. En Madrid y en Granada asistió a clases de pintura, afición que heredó de su madre y que compartió con su hermana Mª Luisa. De niña realizó caricaturas a imitación de las que veía en los periódicos. Solía regalar sus óleos a sus familiares y amigos.




María Luisa Bravo Prats

Villena 1923- Alicante 2012

Empezó a pintar a imitación de su madre Carmen Prats. Tenía afición y una buena técnica que desarrolló durante muchos años, primero asistiendo a clases y luego por cursos por correspondencia. Participó en 1957 en la I Exposición de Artistas Villenenses con dos óleos: Paisaje y Flores. En 1960, con motivo de la creación en Villena de la Sociedad de Amigos de las Bellas Artes, colaboró con un hermoso cuadro de gran tamaño en la exposición coordinada por el pintor alicantino afincado en Villena, Antonio Cernuda Juan. Fue la primera en darse cuenta de las aptitudes para el dibujo de su sobrino político, Vicente Rodes, que después se dedicaría a la pintura. 


Mª Luisa Bravo, 1960

 Yo las admiro mucho, ellas intentaron que mi prima y yo nos adentráramos en el mundo de los pinceles y colores, pero sin ningún resultado, carecíamos de talento. Años después para quitarme la espinita, me apunté a clases de pintura en el centro cultural de mi barrio. El resultado y la falta de luminosidad de los óleos se puede ver en Mis pinturitas.

https://bloggeles.blogspot.com/2017/05/regalarteregalar-arteel-arte-de-regalar.html

sábado, 11 de octubre de 2025

Las puñeteras avispas (Dámaso Alonso)


Cerámica griega, hombres picados por avispas
Este verano, todos los habitantes de casa Zoilo hemos sufrido picaduras de avispas enfurecidas que nos han infligido un profundo dolor. La que me picó me pareció un avispón. Ante mis aspavientos* en cuestión de segundos me hizo dos picaduras dentro del guante de jardín que un mes después han revivido. Al día siguiente tuve que ir a urgencias porque se me hinchó tanto el brazo derecho que no lo podía mover.

"Aspaviento" viene del italiano spavento (espanto), que deriva del latín *expaventare (temer mortalmente). La forma española se modificó por la influencia de la palabra española "aspa".


Mi mano al día siguiente/ Un mes después/ En la actualidad

 Dámaso Alonso: Los insectos

Pero en las largas noches de agosto que duró la hinchazón, devorada también por los mosquitos, incómoda y perturbada, solo tenía en la cabeza el poema pesadilla de Dámaso Alonso Los insectos que, a pesar de su tono humorístico, expresa perfectamente el dolor y la angustia de la condición humana:

Me están doliendo extraordinariamente los  insectos,
porque no hay duda, estoy desconfiando de los insectos,
de tantas advertencias, de tantas patas, cabezas y esos ojos,
oh, sobre todo, esos ojos
que no me me permiten vigilar el espanto de las noches,
la terrible sequedad de las noches, cuando zumban los insectos,
de las noches de los insectos,
cuando de pronto dudo de los insectos, cuando me pregunto,
ah, es que hay insectos?
cuando zumban y zumban y zumban los insectos,
cuando me duelen los insectos por toda el alma,
con tantas patas, con tantos ojos, con tantos mundos de mi vida,
que me habían estado doliendo en los insectos,
cuando zumban, cuando vuelan, cuando se chapuzan en el gua, cuando...
ah!, cuando los insectos...

Los insectos devoran la ceniza y me roen las noches,
porque salen de tierra y de mi carne de insectos los insectos,
Disecados! Disecados los insectos!
Eso, disecados los insectos que zumbaban, que comían, que roían, que se chapuzaban en el agua,
ah, cuando la creación!, el día de la creación,
cuando roían las hojas de los insectos, de los árboles de los insectos,
y nadie, nadie veía a los insectos que roían, que roían el mundo,
el mundo de mi carne, y la carne de los insectos,
los insectos del mundo de los insectos que roían,

Y estaban verdes, amarillos y de color de dátil, de color de tierra seca los insectos,
ocultos, sepultos, fuera de los insectos y dentro de mi carne,
dentro de los insectos y fuera de mi alma,
disfrazados de insectos.
Y con ojos que se reían y con caras que se reían y patas,
y patas que no se reían, estaban los insectos metálicos
royendo, royendo y royendo mi alma, la pobre,
zumbando y royendo el cadáver de mi alma que no zumbaba y que no roía,
royendo y zumbando mi alma, la pobre, que no zumbaba, eso no, pero que al fin roía, roía dulcemente,
royendo y royendo ese mundo metálico y estos insectos metálicos que me están royendo el mundo de pequeños insectos,
que me están royendo el mundo y mi alma,
que me están royendo mi alma toda hecha de pequeños insectos metálicos, que me están royendo el mundo, mi alma, mi alma,
ah!, los insectos!,
ah!, los puñeteros insectos! me deshago, tú desapareces.

Otras avispas en la literatura 


Las avispas, insectos rápidos e inteligentes, tan importantes para polinizar y para el control biológico de plagas, han sido protagonistas en la literatura desde la época clásica. En la obra de teatro Las avispas,  Aristófanes critica el sistema jurídico, los miembros del coro visten como avispas y representan a los jueces de los tribunales de Atenas manipulados por los políticos (no estaría nada mal que se volviese a representar en estos tiempos). En la novela de ciencia ficción de  H.G. Wells de 1904 El alimento de los dioses, aparecen avispas gigantes con aguijones de cinco centímetros de largo. El significado de la canción bíblica Las avispas de Juan Luis Guerra se centra en la protección divina y la fe, las avispas representan la fuerza de Dios para alejar a los enemigos y superar obstáculos.


El termino avispa, que se ha utilizado para muchos buques de guerra y otros equipos militares, también dio nombre al famoso ciclomotor 
Vespa, la leyenda cuenta que Enrico Piaggio, al ver el primer prototipo, exclamó "¡Parece una avispa!" por la forma de la carrocería y el sonido del motor.

domingo, 5 de octubre de 2025

La distracción de los políticos: ¿Jugamos al chirili o nos vamos a cazar gamusinos?


En nuestra ya algo lejana adolescencia a veces jugábamos al chirili. Era un juego, generalmente de naipes, pero no necesariamente, pues el juego era falso, imaginario, humorístico. Se trataba de embromar a algún chico o chica que llegaba a nuestro grupo de amigos. Se le decía: Vamos a jugar al chirili, ¿sabes jugar? ¿No? Pues ve mirando mientras nosotros jugamos y así aprendes, verás cómo lo pillas en seguida.

Se repartían las cartas y se iniciaba una serie disparatada de lances producto de la imaginación de los conjurados, sin lógica alguna pero acompañados de grandes exclamaciones de triunfo o de disgusto por los supuestos éxitos o fracasos de cada jugador. Cuando se pensaba que la víctima había aprendido lo suficiente, se le obligaba a entrar activamente en el juego, con lo que su desconcierto llegaba al extremo hasta acabar a veces en un cabreo supino, o aceptar la broma y esperar la ocasión de desquitarse con el próximo novato.

Más conocida es la broma de “cazar gamusinos”, animales imaginarios a los que se obliga a acechar, a horas intempestivas y en lugares incómodos, a algún incauto que sabe poco de la vida rural y las actividades venatorias. Esta gamberrada se da, con nombres distintos, en toda la península y en otros muchos países. Pero es seguro que está en retroceso en todo el mundo, por la disminución de la vida rústica y, con ello, de la caza. En cambio, ha pasado al primer plano de la vida política.

Nuestros grandes partidos, especialmente los de derechas, nos invitan continuamente a jugar al chirili y nos llevan cada noche a cazar gamusinos. En efecto, a diario montan grandes zapatiestas por asuntos absurdos y ridículos, con argumentos imaginarios difundidos a mansalva por medios generosamente pagados y a menudo apoyados en ámbitos judiciales muy determinados, todo ello para distraer la atención de los verdaderos problemas de nuestra sociedad: el deterioro de la sanidad, el hundimiento de la enseñanza pública, los incendios forestales, los problemas autonómicos, las matanzas en los sitios que sabemos, la vivienda... 

Se podría preguntar: ¿nos toman por idiotas? De ninguna manera: somos idiotas, a la hispana y a la griega.