Álex Grijelmo vuelve a hacer una puntualización lingüística al líder del Pp, como ya lo hizo con el uso “debe de” (probabilidad) para significar obligación (“debe”): He oído la expresión “hacer aguas” a Núñez Feijóo dos veces, el 4 de octubre de 2023 y el 12 de junio pasado,lo que aleja la benevolente interpretación del lapsus: “La democracia española empezará a hacer aguas con un presidente que miente”. “La mayoría de sus socios están haciendo aguas”.
ElDiccionario de las academias distingue claramente entre “hacer aguas” (orinar, expeler la orina) y “hacer agua” (presentar debilidad o síntomas de ir a fracasar”). Parece ser que está equivocación en el lenguaje de los comentaristas de deportes está muy extendida. Todos hacemos aguas y algunos, sobre todo políticos, hacen agua.
Hijo de puta no es un insulto cualquiera. Está lleno de todos los valores emocionales, raciales, clasistas y machistas que cabe imaginar. Es la clase de insulto que todos intentamos no decir porque sabemos que va contra la razón y contra la dignidad de las personas y no únicamente contra la dignidad de quien lo recibe. Aunque para Isabel Díaz Ayuso, llamar hijo de puta al presidente del Gobierno no es siquiera un insulto, sino más bien un comentario anodino, tan normal como comer fruta.
El gustafrutismo o filiputismo ha triunfado entre los palmeros de la derecha y ha resultado un perfecto detector de imbéciles como ya lo fue "que te vote chapote". En su visita a Argentina hemos descubierto que a Abascal también le gusta la fruta hasta límites insospechados: "Habrá un momento dado que el pueblo querrá colgarlo de los pies", dijo sobre el presidente español, Pedro Sánchez. Los seguidores de Vox afirman que es solo una metáfora, pero esta se asocia a la muerte que tuvo el fascista Benito Mussolini, el admirado líder de Meloni y Milei, "En cierto modo, Abascal es como el subconsciente de Feijóo, desatado, sin frenos, y comiendo plátanos como un loco"*.
En la pasada investidura de Pedro Sánchez, el cantautor Ismael Serrano se convirtió en uno de los protagonistas del debate al ser mencionado en más de una ocasión por
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, aunque este último reconociera no
conocerle.
Las redes sociales se han hecho eco del espectáculo, para
algunos fue gracioso y para otros bochornoso. Para mí, fue una muestra más del esperpento de
la política que da más importancia al zasca y a la humillación del otro que al
argumento de las propuestas. Una sesión parlamentaria convertida en un capítulo
de La que se avecina en un patio de
colegio. Una cita del pensador Antonio Machado, gracias al Pp, acaba en un
chiste sobre la masturbación. Surrealismo puro.
Este fue el orden de
los acontecimientos del rifirrafe entre aplausos enfebrecidos de las dos
bancadas del hemiciclo que acaban siendo ridículos:
1. Sánchez hace una cita de Antonio Machado "Hoy es
siempre todavía' (Proverbios y cantares) hablando de la amnistía.
2. Feijóo le achaca que haya recortado la cita completa,
que en parte contradecía el uso que quería dar el socialista a esos versos: "Y
ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos".
3. Sánchez saca los
colores a su adversario: esos versos añadidos no
existían, sino que se correspondían a presentación de la canción Ahora en un concierto en vivo que hizo
el cantautor Ismael Serrano. "Es lo que pasa cuando se buscan las cosas en
Google...", se mofaba recordando unas palabras de Feijóo sobre su amigo el
narcotraficante .
4. Feijóo, para rebajar la equivocación, dice que no conocía
mucho a Serrano y que él era más de cantautores como Luis Eduardo Aute, Javier
Krahe o Joaquín Sabina y cita "una
bonita estrofa" del cantautor –"¡qué bonita, qué divertida es conmigo
la convivencia!"– para criticar la deriva política socialista, al mismo
tiempo que reconoció no saber nada de buscar en internet en comparación con
Sánchez, "que ha hecho con Google la tesis doctoral".
Pero en realidad el poema Amor propio se refiere a la masturbación. En palabras del cantautor: "Es una oda al amor propio y
hago un chiste respecto a la masturbación. A mí también me sorprendió que de
entre todas las canciones que tengo eligiera esa... Alguien metido en el
psicoanálisis podría decir que es un acto fallido, que es algo que necesitaba
expresar. Si es lo malo que tiene Google, agarró la primera cita que le iba
bien".
Aquí puedes oír la canción y leer el texto completo del que
destaco esta estrofa para mayor claridad:
Y voy y me levanto cada
mañana, feliz y seguro. Me hago el desayuno, me lo sirvo en la cama, y allá voy, menudo soy, me dedico un arrechucho: sexo seguro, sin riesgos, sin contemplaciones, dudo que nada me satisfaga mejor que un servidor, menudo soy para el amor. Y que le voy a hacer si la gente me condenó al olvido, a ser autosuficiente, si con eso sobrevivo, que no es poco, mejor loco que mal acompañado.
Manifestantes de ultraderecha con bengalas y banderas, cerca de la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferraz, en protesta contra los pactos con los partidos independentistas y la amnistía.
Con demasiada frecuencia, sectores sionistas califican de
antisemita cualquier manifestación de oposición al estado de Israel y sus
políticas. Además de deslegitimar las críticas, esta estrategia le permite a Israel evadir el debate y no
afrontar su responsabilidad por crímenes contra los palestinos y por sus
políticas que violan las normas internacionales.
El Diccionario de la RAE define el vocablo semita en su primera
acepción «según la tradición bíblica, descendiente de Sem», y en su segunda
acepción «se dice de los árabes, hebreos y otros pueblos». Por eso sorprende
que se afirme que antisemita es «enemigo de
la raza hebrea, de su cultura o de su influencia», porque si tanto los árabes
como los hebreos son semitas, antisemitas deberían ser tanto los enemigos de
los árabes como de los hebreos. Además esta
definición es anacrónica porque la ciencia no admite hoy que las
diferencias étnicas entre los seres humanos alcancen el rango de ‘raza’. Condenar las actuaciones de árabes y judíos cuando están mal y apoyarlos cuando
nos parecen bien, no hace que seamos antiárabes ni antijudíos, sino,
simplemente, conocedores de la historia, conscientes de los hechos y testigos
de la realidad.
La palabra antisemitismo fue usada por primera vez en el año
1879 como un eufemismo en lugar de judeofobia por el alemán Wilhelm Marr al
anteponer las supuestas características raciales de los judíos frente a las
religiosas. Fue el fundador de la organización Liga antisemita.
Para terminar, no me olvido de la anécdota, tal vez frívola en estos momentos, que hizo reír a mi padre que siempre valoraba lo extraordinario. En los convulsos años setenta, mi mejor amiga realizó un curso de verano en Jerusalén, allí se enamoró de un cristiano palestino, lo que supone la marginación dentro de la marginación. Cada vez que Arafat, líder palestino y premio Nobel de la Paz, salía sonriendo con su pañuelo palestino en televisión, siempre comentaba: ¿Cómo es posible que sonría tanto con la que tiene encima?
Para saber más:
- Entrevista en El Español con Paloma Díaz Más, que acaba de publicar 'Breve historia de los judíos en España', donde repasa un pasado común tejido de complicidades, desencuentros y prejuicios.
Subrayo algunos párrafos del didáctico artículo de Álex Grijelmo en El País sobre el uso de ‘deber’ y ‘deber de’ con ejemplos actuales de nuestros políticos que no destacan por ser grandes oradores.
Ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra hacen caso a las academias y a los libros escolares
Alguien debe advertirle a Núñez Feijóo acerca de la diferencia en la lengua culta entre deber y deber de. Porque no debe de habérselo contado nadie.
Como indica el académico Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), deber + infinitivo denota obligación: “Debo entrar a las ocho”. Mientras que si se añade la preposición de (deber de + infinitivo) significará probabilidad o suposición: “Debió de entrar a las ocho”. Pero ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra atienden a estas corteses sugerencias que les permitirían expresarse con mayor precisión y elegancia.
El 29 de septiembre, le oímos en el debate de investidura: “Ustedes participan porque la ley se lo permite, deberían de cumplirla; “deberían de respetarlas”. Y al día siguiente: “No debería de ser una opción”; “el respeto mutuo debe de ser fundamental”, “el método de trabajo que debe de guiar la legislatura”; “un pacto que convierta al Senado en lo que debió de ser y no es”. Y el 3 de octubre: “Quien se postule como candidato debe de explicitar cuántos apoyos cuenta”... Por su parte, Yolanda Díaz también dijo, el 5 de octubre: “No debemos de caer en los debates nominalistas”; “no debo de hacer este tipo de valoraciones”.
En la segunda parte de la Alicia de
Carroll, A través del espejo, cap. 6,
el personaje tradicional de Humpty Dumpty establece su criterio sobre la
validez del lenguaje:
“- Cuando yo uso una palabra –dijo
Humpty Dumpty en un tono más bien desdeñoso – significa solo lo que yo decido
que signifique - ni más ni menos.
- La cuestión es –dijo Alicia- si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión es –dijo Humpty Dumpty- quién va a ser el amo – eso es
todo.”
Es la base de la política de la postverdad.
Ya dicen que dijo Goebbels que una mentira repetida acaba por convertirse en
verdad. Cuando se tiene el dinero para manejar medios de comunicación, para
pagar manadas de tertulianos y batallones de odiones (¿o asimilamos jéiters?)
en las redes, o sea cuando se es el amo, las palabras
significan lo que quiere el que paga. Por eso Trump se ha ido pareciendo cada
vez más a Humpty Dumpty. Ahora, ante las nuevas elecciones, Feijoo en su campaña lanza mentiras, engaños, medias verdades y tergiversaciones sin inmutarse. Una estrategia para hacerse con el poder, para ser el "puto amo".
Esta tabla, exponente singular de la cultura política de nuestro país, apareció por vez primera, al parecer, en el Boletín de Ingeniería Civil- MOPU (Junio 1982), junto con la siguiente recomendación: No intente mejorar la gramática cambiando "explicitar" por "explicar", y cosas así, pues entonces desmerecerá mucho ante sus oyentes. Al fin, le resultará un espléndido discurso válido para cualquier tema político, económico, sociológico o sindical. Quizás nadie le entienda, pero tampoco nadie podrá discutir ni rebatir sus asertos.