Patio de la Casa de Velázquez |
La Casa de Velázquez, situada en Madrid cerca de la Escuela de Arquitectura de la Ciudad Universitaria, constituye un pequeño rincón francés y un paraíso para los hispanistas galos. Dice la leyenda que el pintor del Siglo de Oro solía acudir hasta esta zona para pintar sus mejores paisajes con la Sierra de Guadarrama al fondo.
El edificio tras la guerra civil |
Este desconocido palacete, sede de la Escuela de Estudios Hispánicos, se construyó en 1928 en un terreno cedido por Alfonso XIII al gobierno de Francia. Durante la guerra civil fue bombardeado y volvió a levantarse en 1959. En la actualidad se puede visitar, acceder a sus exposiciones y consultar libros en su biblioteca.
Al pasear por el patio de este edificio, la memoria visual me acercó a los dos paisajes de la Villa Médicis (Roma) que Velázquez pintó al natural en 1630 en dos momentos diferentes: el mediodía y la tarde. Su arquitectura, basada en la simetría y la proporción clásica, es muy parecida a la del cuadro Vista del jardín con el Pabellón de Ariadna; aunque aquí, a través de los tres arcos gemelos, destacan los azules lejanos y las cumbres de la sierra de Guadarrama, similares a los fondos únicos y misteriosos de algunos cuadros de Velázquez. Sin esculturas, sin gente, no aparecen jardines con cipreses ni cuevas como en las quintas nobiliarias italianas que conoció el pintor. Un prodigio de sencillez. La casa de Velázquez bien vale una visita.
Villa Médicis en la actualidad |