El día 10 de mayo abandoné mi guarida urbanita y me fui
al campo (ese sitio donde siempre hace frío o calor, nunca la temperatura
adecuada) a realizar una marcha. El día fue uno de los más calurosos de lo que
llevamos de año, la temperatura rondó los treinta y cuatro grados a mediodía; pero sobre todo por el
calor de la amistad de Gracia Ramírez Hernansanz que nos invitó a un pequeño
grupo a pasar un día en el parque de Cabañeros, con visita
incluida a El Chorro y comida en las Becerras (Navalucillos), para celebrar su
jubilación. En contraste, nos rodeaba una auténtica
nevada, el polen de los chopos de la
ribera del río. Nieve en mayo, así es Gracia, sorprendente, refrescante, vital y natural. Las dos empezamos a trabajar juntas en el centro
Covadonga y por azares del destino hemos terminado juntas en el IES Iturralde. Han
sido treinta y siete años de compartir todo tipo de vivencias juntas, en paralelo
o por separado. En todo este tiempo ella me ha ganado por goleada en
generosidad y compromiso. Lo único que eché de menos, además de Berta que
estaba con vértigos, fue su quesada, fácil y sabrosa. Mª Eugenia nos deleitó con este brindis que transcribo:
Celebremos
la vida,
Celebremos
las pequeñas cosas:
el
olor a tierra mojada,
el
murmullo del agua,
los
días luminosos de primavera.
Celebremos
esta fecha especial.
Alcemos
la copa y brindemos
por
tu bondad,
por tu compromiso,
por ser tan generosa.
Alcemos
la copa y brindemos
Por
nuestra amistad.
Feliz
Jubilación, querida Gracia
Siempre
contigo
Tus
amigas Nuria, Berta, Matilde, Geles y Mª Eugenia
Al lado de una gran mujer, siempre hay un gran hombre, en este caso, Jesús Riera.