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sábado, 19 de abril de 2025

Lecturas republicanas en época de guerra: Cartilla popular antifascista (y 2)

 En época de guerra, en 1937el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes publicó la Cartilla escolar antifascista caracterizada por su marcado contenido proselitista. Fue una herramienta para erradicar el analfabetismo y promover el ideal republicano entre los jóvenes milicianos. Entre sus redactores figura Fernando Sainz, un célebre Inspector de Enseñanza Primaria y un autor bien acreditado en el mundo pedagógico. La maqueta de la primera edición de la Cartilla, con una tirada de 25.000 ejemplares, fue realizada por el diseñador de origen polaco Mauricio Amster, con fotos de José Val del Omar y José Calandín. La segunda edición, con una tirada de 100.000 ejemplares, incluía además un cuaderno de ejercicios y una cartilla aritmética, también realizados por Amster,

"La obra estaba destinada a combatir el analfabetismo, algo que robusteció la imagen de la República que ni siquiera en momentos tan trágicos le dio la espalda a la cultura popular. Sus ilustraciones están enmarcadas en el ambiente de lucha que vivía el país. Además la República de 1937 ya no era la del Bienio radical-cedista. Las circunstancias se habían radicalizado, y los partidos que gobernaban la república también. La importancia de esta obra reside en que aspira a desarrollar un método simultáneo de lectura y escritura, partiendo de una consideración global del proceso de aprendizaje: Así cada ejercicio comienza con una frase, que luego se analiza y descompone en sus sílabas y letras. Estos elementos se usan después para crear nuevas palabras y frases. Esta técnica se denomina Metodología global o “Analítico-Sintética”, propuesta por el movimiento pedagógico en Europa de la Escuela Nueva desde finales del XIX. No se volverá a utilizar en España hasta los años 70 del XX.
 La Cartilla acaba sus páginas con una frase que dijo Azaña durante un discurso en Valencia, y con una carta del ministro Jesús Hernández, en la que se arengaba a los soldados por haber sabido mantener con una mano la Cartilla y con la otra el fusil"*.

A través de la Cartilla escolar, se enseñaba a los soldados republicanos a leer, a escribir y a contar a partir de eslóganes políticos y bélicos como «Todos los esfuerzos para vencer», «Guerra de independencia nacional», «Luchamos por nuestra cultura», «No seremos nunca esclavos», «Venceremos al fascismo», «La tierra para el que la trabaja», «La Unión soviética nos ayuda» o «Lenin, nuestro gran maestro». Para que aprendieran simples operaciones aritméticas, se utilizaban ejemplos concretos relacionados con el campo de batalla: «Sumando cartucho a cartucho formaremos una caja de cartuchos», «Cada disparo de la ametralladora resta un cartucho al peine», «Dos cañones multiplicados por dos forman una batería», «Una escuadra se divide en cinco hombres» o «Dividamos al enemigo y venceremos».

Fernando Martínez apunta que la Cartilla «representa el epítome de una utopía pedagógica que despega con la II República y naufraga (trágica pero temporalmente) en nuestro país con la victoria militar del franquismo y la dictadura».

 *M.F. Cárcar, La educación durante la segunda república española (1931-1939). Un acercamiento a los libros de texto.


lunes, 14 de abril de 2025

Lecturas republicanas: El niño republicano y Lecturas Ciudadanas (1)

Edición Madrid,1932
 La llegada de la segunda República, en la primavera del 1931, fue para muchos españoles un hito fundacional, el comienzo de una nueva era de libertad y regeneración La República siempre estuvo convencida de que el atraso español y la enorme tasa de analfabetismo (fuentes oficiales indicaban cerca de un 60%) se podía superar con un sistema educativo adecuado que intentara erradicar la presencia social de la iglesia. El establecimiento de la escuela laica (con supresión de la enseñanza de la religión y reconocimiento de la libertad religiosa) encontró una fuerte oposición entre los sectores más reaccionarios y conservadores. Introducir la coeducación (niños y niñas en una misma clase) no resultaría tarea fácil. 

La reforma en la enseñanza primaria tenía básicamente tres objetivos: la mejora de las condiciones de los maestros, la creación de los consejos de protección escolar (constituyéndose como el precedente de la participación de la sociedad en la escuela) y la mejora de los recursos escolares. Los cambios en los libros de texto en la enseñanza primaria son prácticamente inexistentes, y por eso se siguieron utilizando los que persistían en el tratamiento tradicional de la historia de España. En las escuelas laicas leían El niño republicano y Lecturas Ciudadanas, libros que divulgaban las nuevas ideas a la ciudadanía desde un punto de vista histórico de la manera más clara posible. 

 En la escuela republicana, podemos establecer dos fases claramente diferenciadas: época de paz y tiempos de guerra. La primera, centrada en combatir el analfabetismo y preocupada por el definitivo asentamiento de la pluralidad democrática. La segunda, en época de guerra, se podría caracterizar por su marcado contenido proselitista y consignatario. Un ejemplo es La Cartilla escolar antifascista (abril de 1937).

 Joaquín Seró, El niño republicano

El niño republicano fue un libro de lectura para la escuela primaria, una especie de evangelio de la República diseñado para la formación de la conciencia republicana de la infancia siguiendo el tradicional método de preguntas y respuestas. Su autor fue el maestro santanderino Joaquín Seró y se publicó por primera vez en Barcelona en agosto de 1932.
Está organizado en 39 capítulos que ofrecen una serie de lecturas breves para los niños, centradas en la comprensión del significado de la República, sus símbolos, los acontecimientos históricos que la precedieron y algunos de los personajes históricos más representativos del espíritu republicano. Al final de cada lectura se realizan unas preguntas para facilitar su comprensión (Conversación) y una redacción (Práctica). Fue especialmente significativo por lo excepcional y por la divulgación que tuvo.

En las páginas 10 y 11 del libro, leemos:

“(…) No ha habido, no hay, no habrá ni puede haber régimen alguno que sea capaz de substituir a este en el que cada ciudadano, en una sociedad de orden, de trabajo, de mutua inteligencia, goza de libre albedrío para intervenir en la cosa pública con la expresión de su voluntad, que es el voto.
La República es el gobierno del pueblo por el pueblo, el gobierno de todos para todos.
(…) La República es un régimen de dignidad humana. El pueblo republicano tiene para regular su vida las leyes que él mismo se da por medio de sus representantes y las mejora o las substituye a conveniencia para que rindan un beneficio igual para todos (...)
(…) La libertad es el más sabio de los principios que conducen al orden y al respeto, pues tiene un límite natural que nadie discute, esto es: la libertad de un ciudadano termina donde comienza la libertad de otro ciudadano. El límite de la libertad lo fijan las leyes (…)”

Lo puedes leer y descargar aquí:

*Eduardo Haro Tecglen utilizó este mismo título El niño republicano para el libro de sus memorias, publicado  en 1999, en el que mezcla los recuerdos del niño que fue durante la República con otros muchos temas:
"Me gusta utilizar en ordinal la II República, por la esperanza de que pueda haber una III. El sentimiento de lo republicano es el de una aspiración de libertades (no hay libertades: hay aspiración, como sucede con la democracia, la felicidad y otros elementos equívocos de nuestras vidas)".


 Victoriano F. Ascarza, Lecturas Ciudadanas (Educación Cívica)

 Victoriano F. Ascarza en el prólogo de Lecturas Ciudadanas de 1932 escribe Dos palabras al lector:

(…) La libertad es el más sabio de los principios que conducen al orden y al respeto, pues tiene un límite natural que nadie discute, esto es: la libertad de un ciudadano termina donde comienza la libertad de otro ciudadano. El límite de la libertad lo fijan las leyes (…)”

 “(…) Ello aconseja llevar a la escuela y dar a los niños y niñas, desde los primeros años, las nociones fundamentales de la democracia y los preceptos constitucionales, para que vayan encarnando en las costumbres y en el corazón del pueblo”.

Para ello ofrece a los niños ejemplos de ciudadanos ilustres (Francisco Pi y Margall, Emilio Castelar, Nicolás Salmerón, Joaquín Costa, Pablo Iglesias) que ayudaron a conquistar el régimen democrático. lecturas en capítulos breves para que puedan ser objeto de comentarios, de resúmenes escritos y de temas de redacción.

El patriotismo y el talante ciudadano eran dos de los valores sociales más repetidos en estas obras. En las páginas 7 y 8, dentro del apartado Yo soy español, podemos leer: 
“…España tiene un gobierno republicano democrático que hace a todos los españoles iguales ante las leyes (…) En otros tiempos había personas privilegiadas que disfrutaban preferencias especiales, solamente por el hecho de haber nacido de padres que también tenían esas preeminencias (…)” 
En la página 9 y siguientes, dentro del capítulo España, una y varia, se argumenta:
 “(…) A su vez el suelo español, tan quebrado y tan distinto en clima y productos, crea condiciones de vida y aspiraciones muy diferentes, las cuales, en lo posible y sin atentar la unidad nacional deben tenerse en cuenta para la organización social y política española. Los recuerdos históricos, las influencias de raza, y las condiciones del suelo han dado origen a lo que se llama regionalismo, que consiste en la aspiración de varias regiones a gobernarse por sí mismas, en aquello que les es propio y peculiar, pero conservando la unidad nacional.” 

Lo puedes leer o descargar aquí: https://www.centromanes.org/?page_id=6321&print=pdf


Antonio Benaiges, el maestro que prometió el mar 


Todos estos cambios calaron en los textos y en el profesorado, los colectivos docentes se interesaron por los aspectos prácticos de estas ideas. El libro El maestro que prometió el mar (ed. Blume, 2023) es un ejemplo de ello. Gracias a una metodología de enseñanza pionera y revolucionaria para la época, basada en la participación activa de los niños y el uso de la imprenta, el maestro Antoni Benaiges, en 1934 comenzó a transformar la vida de sus alumnos y la del pueblo. A finales de julio de 1936, justo al inicio de la Guerra Civil, lo mataron. Su cuerpo se encuentra aún desaparecido en una fosa común.