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domingo, 26 de mayo de 2024

Los monos en la literatura (el cine y el arte)


Tal como el más bello de los monos es feo al compararlo con otra especie, el más inteligente de los hombres ante un dios parecerá un mono en inteligencia, en belleza y en todo lo demás.
                    (Heráclito, fragmento 119 de la edición de A. Gª Calvo)

Monos y hombres  

    »Yo por seguro tengo
(Dijole á Blas Manuel)
Que el mono es hoy lo mismo
Que ántes el hombre fué.
    Piedras cual hombre tira,
Y es muy frecuente en él
Reñir á garrotazos
Mejor que un montañes.«
    Blas dijo: »Reconozco
Al mono su saber;
Opino, sin embargo,
No como piensa usted.
    Hay en humano traje
Irracional cruel,
Que agarra piedra y palo
Sin qué ni para qué.
    Bicho de tal ralea
Debe sin duda ser
orangutan exento 
De andar a cuatro piés. 
                      
                                                                                      (Hartzenbusch, fábula XLVI)

    ...o me gustan mucho los monos y, sin embargo, cometo un error, porque los considero una imitación perfecta de la naturaleza humana. Cuando veo a uno […], tengo la impresión de verme en un espejo de aumento: los mismos sentimientos, los mismos apetitos brutales, un poco menos de orgullo y nada más.»     (Gustave Flaubert)

Los monos se han utilizado en la mayoría de las culturas como mascotas por su exotismo, inteligencia, sus aptitudes para la imitación y su facilidad para ser domesticados. Los nobles los utilizaban como un adorno y un símbolo de riqueza, y los titiriteros y gentes del circo los incluían en sus espectáculos para asombrar con sus piruetas al pueblo llano (El Quijote: Maese Pedro y el mono adivino). Los filósofos y los científicos han especulado sobre su naturaleza comparándola con el hombre. Por lo general, su representación en numerosas expresiones artísticas y literarias ha servido más como motivo de burla, al identificar la figura del mono con los instintos más bajos y primarios del hombre. Pero, desde que a mediados del siglo XIX las teorías de Darwin fundamentaron científicamente nuestro parentesco, adquirieron una dimensión inesperada, dramática, objeto de todo tipo de fabulaciones, ironías y pesadillas. 

Los monos en el arte

Desde el siglo XVII se puso de moda entre los pintores hacer cuadros con escenas de la vida cotidiana (jugar a las cartas, acudir al dentista, ir a la escuela, leer un libro…) protagonizados por monos en vez de humanos. Este subgénero pictórico perduró los siglos siguientes y hasta tiene su propio nombre singerie: la palabra francesa que significa «monería».

 Los monos en la literatura 

El mono gracioso y burlón es el modelo que aprovechan los fabulistas para descubrir moralejas en la imitación simplificada de las prácticas humanas. Así lo plantean Esopo (La zorra y el mono discuten por su nobleza), Tomás de Iriarte (El mono y el titiritero), La Fontaine (El lobo pone pleito al zorro ante el mono) y Samaniego (El lobo, la zorra y el mono juez).

Zaccaria Seriman, Viages de Enrique Wanton a las tierras incógnitas australes, y al país de las monas Viages de Enrique Wanton a las tierras incógnitas australes, y al país de las monas (1749). Sátira contra la sociedad y sus costumbres a través del viaje y naufragio de sus protagonistas en una isla habitada por simios. 

Pero otras veces, presas de turbias pasiones, los primates atacan al hombre y se dejan llevar por el salvajismo y la perversidad. En la antología De monos y hombresMarta Salís ha reunido diecisiete cuentos que ilustran perfectamente esta evolución de mascota graciosa y presentable a símbolo muchas veces oscuro de nuestra animalidad. De E. T. A. Hoffmann a Roberto Arlt, pasando por Flaubert, Poe, Lugones, Kafka, Lovecraft, Vallejo o Dinesen, vemos cómo la literatura se ha servido de los primates para ridiculizarnos, extrañarnos, forzar incómodamente nuestra comprensión. A veces imagen de la degradación, a veces recordatorio de la fatuidad, también ha sido un excelente pretexto para hablar de la cautividad y de los desmanes de la experimentación científica.

La siguiente lista de narraciones ordenadas cronológicamente nos acerca a la relación entre monos y hombres en literatura. El asterisco indica que el título citado es un cuento, los enlaces nos llevan al texto en pdf.

Hoffmann,  Noticia de un joven culto (1814). En este capítulo de la segunda parte de Kreisleriana, el narrador transcribe la carta de Milo, un joven que pasa de ser un salvaje a volverse todo un erudito…

Edgar Allan Poe, Los crímenes de la calle Morgue(1841). Cuento policíaco protagonizado por un gran orangután salvaje de las islas de la India Oriental, capaz de realizar los peores asesinatos

FlaubertQuidquid volueris* (1837). Escrito en la adolescencia presenta a un ser hijo de una mujer y un mono al que la desesperación conduce al crimen.

Kafka, Informe para una Academia* (1917)La obra parte de un aparente absurdo, de una situación insólita: una simio que hace cinco años ha dejado de serlo, redacta un Informe sobre lo simiesco y nos deja una reflexión sobre la definición de libertad.
Edgar Rice Burroughs Tarzán de los monos (1914)Huérfano y atrapado en el corazón de la selva africana, el heredero de Lord Greystoke es criado entre monos para convertirse en Tarzán, el hombre mono. Esta historia fue publicada por primera vez en la revista pulp All Story Magazine en octubre de 1912.
 Horacio Quiroga, El mono que asesinó* (1919). Cuento fantástico sobre una metamorfosis cruzada entre un humano y un simio. En 1904 ya había publicado Historia de Estilicón*, un bebé gorila que cambiará la vida de dos hombres (1904).
César VallejoLos caynas o el paso regresivo*, incluido en Escalas melografiadas (1923). Luis Urquizo tiene fama de loco entre sus vecinos pues todo lo observa a la inversa del sentido común, hasta que un día el problema se agrava cuando proclama ser un mono junto al resto de su familia.
Leopoldo lugonesYzur* (1924). La obsesión de un hombre por alcanzar una meta irrealizable: enseñarle a hablar a un mono. 
Delos W. LovelaceKing Kong (1932).Trata sobre el hallazgo de un gorila gigante, en una isla prehistórica perdida y sobre cómo fue capturado y llevado a la civilización contra su voluntad.
Isak Dinesen El mono* (1934). En sus breves páginas la autora se las arregla para contar historias muy diversas sutilmente emparentadas entre sí. Insinúa una perversa relación entre el mono y la Priora. Al final del relato, el mono termina encaramado sobre un busto de Immanuel Kant.
Roberto Arlt, Accidentado paseo a Moka* (1935). Escrito después de su viaje por España y Marruecos. 
Pierre Boulle, El planeta de los simios (1963). Como su título indica, trata sobre un planeta en el que los simios son la raza dominante. Su objetivo es comprobar cómo ellos repiten los mismos errores que nosotros.
Michael CrichtonCongo (1980). En esta novela de aventuras, Peter Elliott, un primatólogo de la Universidad de California, y su asistente enseñan la comunicación humana a los primates utilizando una gorila. 

Dian Fossey, Gorilas en la niebla (1983). La autora, asesinada en 1985 por un asaltante desconocido, combinó su aventura personal con un informe científico sin precedentes para completar un retrato inolvidable de nuestros parientes primates más cercanos.
 Daniel Quinn, Ishmael (1995). A través del cautivador diálogo entre un protagonista desilusionado y un sabio gorila se desvela un mensaje poderoso y urgente: nuestra civilización actual está atrapada en una trayectoria destructiva, impulsada por una ideología insostenible.
Stephen KingEl mono* (1980). La historia sobre dos hermanos gemelos que de pequeños encuentran un mono de juguete en el ático. El muñeco tiene unos platillos, los cuales toca de vez en cuando. ¿El problema? Que cada vez que lo hace, alguien cercano a los hermanos muere.

Monos en el cine 



Muchos de los libros citados han sido llevados al cine con gran éxito: Tarzán, King Kong y El planeta de los simios forman parte de nuestra infancia. Solo me permito recordar que la mona Chita era un chimpancé macho que fue creado por los guionistas de la MGM y que no figuraba en el libro. 

Para saber más

 cuyo título es una famosa frase de El planeta de los simios cruzada con el relato breve de terror La pata de mono escrito por el humorista W. W. Jacobs (1902).

domingo, 6 de febrero de 2022

Blog El rincón del arte: El calendario de Apeles Mestres

 "Entre 1880 y 1920 vieron la luz una serie de cromos, regalados con los chocolates Amatller, con escenas típicas ambientadas en los acontecimientos, fiestas y actividades propias del transcurrir mensual del año. Su ilustrador fue Apeles Mestres, escritor, poeta, dramaturgo, dibujante y músico catalán. Por este calendario van pasando alusiones a los regalos de Reyes (mes de enero), al Carnaval y la Cuaresma (mes de febrero), al conocido refrán popular “Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso” (meses de marzo, abril y mayo), las hogueras de San Juan (mes de junio), una costumbrista escena playera estival (mes de julio), las frutas características de los meses más calurosos (mes de agosto), el pisado de la uva tras la vendimia (mes de septiembre), la otoñal caída de la hoja (mes de octubre), las fiestas de Difuntos y Todos los Santos (mes de noviembre) y, por último, los rigores invernales, las celebraciones navideñas y el fin de año (mes de diciembre). Conforman todas ellas una galería que nos retrotrae a tiempos pasados, a costumbres quizá ya perdidas y a otras renovadas anualmente. El paso del tiempo se nos manifiesta a través de modas en el vestir que nos resultan tan pintorescas y anticuadas como la época a la que nos remiten. Sin embargo, nos recuerda que los tiempos pequeños, los cotidianos, transcurren y se modifican, devoran voraces los pequeños detalles de la existencia. Pero más allá de esta hoguera de vanidades el gran Tiempo nos hace presa de un eterno retorno".

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martes, 13 de abril de 2021

El paso y el peso del tiempo en la pintura de Amalia Avia

¿Cómo es posible que sea más fácil encontrar a un amigo de la facultad en un periódico que en la calle en la que los dos vivimos apenas separados por unos números? Hace más de veinticinco años que no tenía noticias de él, en concreto, cuando celebré mi aprobado en las oposiciones de enseñanza en su hermoso y luminoso piso de la calle San Bernardo presidido por un cuadro de su tía. En este tiempo de ausencia, sin móviles (Las amistades desaparecidas) pensé que estaría fuera de España porque siempre ha sido culturalmente muy inquieto. En tercero de carrera nos hizo las fotos de carné a todos, siempre se notó que venía de una familia de artistas. 

La noticia del periódico (En busca de la Malasaña desaparecida de la pintora Amalia Avia) informaba de que José Manuel Avia, el sobrino de la pintora Amalia Avia, está intentando, antes de que desaparezcan, encontrar las localizaciones de todos los cuadros que pintó sobre Madrid hace 30, 40 o 50 años, para crear un mapa del Madrid de Amalia, que ha empezado con abundante información gráfica sobre la zona de Malasaña. Así se cierra el círculo, Amalia fotografiaba con su familia en blanco y negro los lugares que le llamaban la atención para luego recrearlos en el estudio de su casa y ahora su sobrino Nel los fotografía para que sepamos cómo están en la actualidad. Los dos tratan de retratar el paso y el peso del tiempo.

San Vicente Ferrer, 15 tal y como lo pintó Amalia Avia y tal y como está en la actualidad

Amalia Avia (1930, Santa Cruz de la Zarza, Toledo-Madrid, 2011) empezó como pintora en la década de 1950 en el estudio de Eduardo Peña en Madrid. En esos años empieza a conocer a muchos de sus amigos y posteriores compañeros de generación: Esperanza Parada, Antonio López, Julio López Hernández y, sobre todo, Lucio Muñoz, con quien se casa en 1960. Amalia Avia, figura esencial en el arte contemporáneo en España, madre de cuatro hijos*, escribió en sus memorias (De puertas adentro) las puertas de una vida llena de contrastes, teñida de tonos oscuros pero también de luces brillantes.

La pintura de Amalia es la crónica apagada de lugares humildes de la ciudad. Percibe como nadie la erosión, la vejez del Madrid de la posguerra, con una paleta de colores donde predominan los tonos grises y ocres, con un tinte expresionista aunque falten los personajes humanos. Calles, muros, puertas, balcones, rótulos, desconchones, suciedad y relieves. También el mundo interior, de puertas adentro, su casa, su habitación, sus sillas, sus cuadros, sus fotos. Arte y vida, mundo irreal y mundo real, cuadros y fotos. Pintura de la ausencia. Huellas del hombre en el tiempo.  

*En el libro 'La casa de los pintores', Rodrigo Muñoz Avia cuenta la cotidianidad de la historia del arte: una familia de pintores dividida por el realismo y la abstracción. 


 

De puertas adentro, apuntes sobre Amalia Avia from Nicolas Muñoz on Vimeo.

martes, 16 de julio de 2019

José Luis Pérez Santiago, pintor y copista


A través de otros profesores del I.E.S. Luis Buñuel que le dieron clase, tuve la suerte de conocer hace poco a José Luis Pérez Santiago del que ya había oído elogios como pintor y copista. Este joven pintor de hablar pausado, simpático y sabio, transmite gusto por todo lo que hace. Pasamos un buen rato disfrutando de su compañía. Ojalá le hubiese conocido antes para contratarlo y así recuperar el retrato perdido de mi padre que debería figurar junto al resto de los directores de la fábrica militar El Fargue y del que solo nos queda una fotografía; pero ahora ando preocupada por problemas y enfermedades cotidianos y poco me puedo ocupar de vanidades del pasado.
Viendo en Instagram Un cuadro al día, me acordé de él porque hablaba de los copistas del Museo del Prado, que ya me llamaron la atención cuando fui por primera vez de la mano de mi padre. Entonces se decía que las copias se hacían para aprender y para venderlas a personas adineradas para que en formato adecuado adornasen sus paredes. Y es que El Prado nació para ser una escuela con el objetivo de concentrar una gran cantidad de obras y hacerlas accesibles a todo el mundo. Desde su apertura en 1819, existen copistas en sus salas. Algunos fueron pintores conocidos: Manet, Picasso, Sorolla, Sargent; y otros resultan sorprendentes: la Reina María Cristina, el poeta Alberti o el compositor Verdi. En la actualidad se cursan unas treinta solicitudes al año, menos que antes cuando las reproducciones gráficas solo se hacían en blanco y negro. No se pueden copiar ciertas obras porque son las más visitadas del museo y la instalación del copista en la sala supondría un estorbo para el público, como sucede con “Las meninas”, “El jardín de las delicias”, “La maja vestida” y “La maja desnuda”. Y como anécdota, señalaré que los cuadros copiados no pueden tener las mismas medidas que los originales para evitar que estos puedan ser robados y sustituidos por su copia. 


Vista de la rotonda de "Goya alta" del Museo del Prado
 En la página web de José Luis aparecen tanto cuadros originales como copias, aunque ya sabemos que ningún pintor copia como si hiciera una fotografía, lo adapta a su propio estilo. Él ha rizado el rizo, lo ha hecho más difícil todavía y ha ideado cuadros que reflejan las distintas salas del museo con su arquitectura y sus elementos correspondientes (cuadros, esculturas, maquetas). Me he quedado impresionada al verlos, me parecen magníficos, no puedo ni imaginarme el tiempo que les ha dedicado. También he encontrado las fotos de una exposición de recreaciones de paletas de madera hechas por él, cuyos modelos han sido extraídos de los autorretratos de célebres pintores de diversas épocas. Y compases que han sido utilizados históricamente para obtener fácilmente divisiones de superficies y medidas de acuerdo a las proporciones áureas. Merece la pena adentrarse en ella.

Vista del interior de San Antonio de los Alemanes
 











lunes, 27 de mayo de 2019

Escritores famosos que pintaron

Como hemos visto en entradas anteriores, la pintura y la literatura han estado unidas a lo largo de la historia. Ha habido escritores que pintaban y pintores que escribían. Se dice que Eurípides era aficionado al dibujo, y que este arte era uno de los entretenimientos de Petrarca en sus horas de ocio. En varias civilizaciones de la antigüedad, la habilidad para pintar o dibujar constituía una parte de la educación de un caballero, así como el arte de tocar algún instrumento musical, recordemos el cuadro Los poetas contemporáneos de Antonio Esquivel donde retrata a literatos, pintores y músicos de su tiempo que frecuentaban los mismos lugares. Las fronteras entre las diferentes artes son a menudo una imposición social y cultural. El arte una experiencia completa, y hay muchos artistas que quizás no destacan con la misma genialidad en varios campos artísticos, pero que sí los disfrutan y los cultivan como una necesidad de expresión personal. 


Pinturas y dibujos de escritores from Ángeles Cuéllar

Escritores españoles

General Torrijos
Galdós, Vapores en la bahía de Santander

En la historia de la literatura española hay bastantes ejemplos de escritores que amaban también la pintura. En el siglo XIX destacan el Duque de Rivas, Gustavo Adolfo Bécquer, Galdós y Santiago Rusiñol. Preparando esta entrada, he descubierto que al Duque de Rivas autor del drama romántico Don Álvaro o la fuerza del sino (1835), fue historiador, estadista y director de la RAE, y aún le quedó tiempo para pintar, a él le debemos el retrato del general José María Torrijos (1825). Tampoco sabía que a Galdós le gustaba pintar acuarelas de paisajes y marinas y que dibujó muchas caricaturas e ilustró partes de sus novelas.

G.A. Bécquer, Los muertos de risa
Rusiñol, Jardín de las Elegías 
La pasión por la pintura de Gustavo Adolfo Bécquer le viene de familia porque su padre y su hermano Valeriano eran notables pintores. A los dos hermanos se les atribuye la autoría de Los Borbones en pelota, láminas pintadas a la acuarela, muchas procaces, donde se caricaturiza a personajes públicos del reinado de Isabel II, sobre todo a la casa real.
Santiago Rusiñol y Prats fue un artista polifacético: pintor, escritor, coleccionista, periodista y dramaturgo, destacó sobre todo como pintor de jardines. 


JRJ, Bodegón con uvas
Juan Ramón Jiménez 

En el siglo XX, Juan Ramón Jiménez estudió el bachillerato de arte y dejó Huelva para ir a Sevilla para desarrollar su carrera como pintor que abandonó para estudiar Derecho como quería su padre.


Miguel Hernández retratado por Buero Vallejo 
Alberti, que también iba para pintor y se quedó en poeta, tuvo un papel importantísimo en el salvamento del Museo del Prado durante la guerra civil; Lorca, cuyos dibujos iluminan algunos de sus símbolos y metáforas, y Buero Vallejo que realizó en la cárcel el conocidísimo dibujo de Miguel Hernández para que se lo enviara al hijo que tanto extrañaba. El dramaturgo Víctor Ruiz Iriarte, que obtuvo grandes éxitos en la posguerra antes de dedicarse a la escritura, decidió ser un gran pintor con el beneplácito de su familia,  dada su inclinación por la pintura y el dibujo. Lástima que no haya encontrado en internet ninguna de sus obras pictóricas.

 

Recientemente falleció el ilicitano Vicente Verdú, poeta, periodista y pintor.


Nómina de escritores

Acuarela de Günter Grass
En la literatura universal también encontramos numerosos escritores que descubrieron en el ámbito del dibujo y del color, una forma más de expresión complementaria al texto. Muchos de los dibujos de los escritores proceden de la facilidad con que una mano distraída se encamina hacia los márgenes de un papel para garabatear formas con la misma pluma con la que antes trazaba palabras.

 Citaremos aquí algunos nombres, recordando que no están todos los que son. Antes del siglo XX: William Blake, Hoffmann, Dante Gabriel Rossetti, Víctor Hugo, Johann W. Goethe, Washington Irving, Nicolas Gogol, Tolstoi, Thackeray, Mark Twain, George Sand, Charlotte Brontë, Lewis Carroll. 
En el siglo XX: Rudyard Kipling, StrindbergMarcel Proust, Thomas Hardy, H.G. Wells, Kafka, Thomas Mann, Gottfried Keller, Jean Cocteau, Friedrich Dürrenmatt, Hermann Hesse, Günter Grass, Kurt Schwitters, Bruno Schulz, Henri Michaux, Valéry, Rilke, André Breton, Gertrude Stein, Éluard, Ezra Pound, William Carlos Williams, Tennessee Williams, E.E. Cummings, Rabindranath Tagore, Pierre Loti, Apollinaire, Valéry, Verlaine, Rimbaud, Max Jacob, Saint-Exupéry, Sylvia Plath, Flannery O´Connor, Anne Sexton, Henry Miller, Charles Bukowski, Jack Kerouac, Allen Gingsberg, Lawrence Durrell, Ernesto Sábato, Borges, Leonard Cohen... 


sábado, 25 de mayo de 2019

Pintura y poesía (ut pictura poesis)



La poesía y la pintura. Francesco Furini. 
  

-"Una pintura es un poema sin palabras".  Horacio (65 a.C.-8 a.C.), poeta.

-"La pintura es poesía muda, la poesía pintura ciega". Leonardo da Vinci (1452-1519), pintor e inventor.

-"La poesía es pintura de los oídos, como la pintura poesía de los ojos". Lope de Vega (1562-1635), poeta y dramaturgo.

-"La pintura es poesía; siempre se escribe en verso con rimas plásticas". Pablo Picasso (1881-1973), pintor y escultor.


La entrada anterior se refería a la redacción de nuevas cartelas para los cuadros del Museo del Prado, aprovechando la simbiosis que siempre ha habido entre la poesía y la pintura, dos artes complementarias que pueden versar sobre un mismo tema. Una relación que, en el terreno literario, va de la reflexión a la descripción, de la glosa interpretativa a la generación de un relato. Una forma de dar voz a las imágenes contenidas en las pinturas. Un modo de emparejar la pluma con el pincel.
Los artistas no se conforman con un lenguaje único ni una sola manera de mirar. A lo largo de la historia, los escritores han buscado su fuente de inspiración en el arte y los pintores han ilustrado las obras de los grandes escritores. De tal manera que nos encontramos con pinturas escritas y con poemas ilustrados, pinturas de poetas y poesía de pintores. Aquí solo recojo, a modo de resumen, algunos ejemplos que me han sorprendido gratamente. Los que aparecían en los libros de texto que he utilizado los recoge el documento de slideshare:
La formulación de las analogías entre la poesía y la pintura se remonta a la afirmación de Simónides de Ceos en el siglo V a. C., recogida por Plutarco, según la cual "la pintura es poesía silenciosa, la poesía es pintura que habla", y reconocida por Horacio en su célebre verso "ut pictura poesis" (como la pintura así es la poesía) en la Epístola a los Pisones. Según Krieger, la poesía imita las imágenes de la naturaleza gracias a la figura retórica de la La écfrasis​ o ecfrasis. La écfrasis en un principio era entendida como una “descripción extendida, detallada, vívida, que pretende mostrar el objeto ante los ojos de una obra de arte tanto real como ficticia”.
El ejemplo más citado de écfrasis sobre una obra de arte ficticia es el verso 478, y siguientes, del canto XVIII de la Ilíada. En el cual se relata con sumo detalle el tipo de relieves que labró Hefesto en el escudo de Aquiles: 
Empezó por hacer un escudo grande y pesado; lo labró con arte por todas partes; alrededor le adosó un triple reborde brillante, y a partir de éste, un tahalí de plata. Cinco eran las capas del escudo, en el que hacía sus obras de arte con ingeniosa inventiva. Allí cinceló la tierra: allí, el cielo: allí, el mar: el sol infatigable, la luna llena; allí, las constelaciones todas, de que el cielo se corona: las Pléyades, las Híades y la fuerza de Orión; la Osa, a la que llaman Carro por otro nombre; ella gira sobre si misma y contempla a Orión: sólo ella no tiene parte en los baños del océano. Allí labró dos ciudades de hombres mortales, ciudades hermosas las dos. En la una se celebraban bodas y festejos. A las novias las llevaban por el pueblo desde sus aposentos, bajo antorchas encendidas y al son de muchos cantos nupciales. Los mozos daban vueltas bailando, mientras entre ellos las flautas y las liras hacían oír sus sones. Las mujeres del pueblo, cada una en el portal de su casa, los contemplaban admiradas. 



1. Pinturas e ilustraciones inspiradas en obras literarias


La muerte de Ofelia, de Sir John Everett Millais inspirada en la tragedia Hamlet de William Shakespeare (1852).






2. Poemas ilustrados por el propio autor

William Blake, poeta, pintor y filósofo (1757- 1827) quiso reafirmar en su obra pictórica y poética su creencia sobre la fuerza creativa de la imaginación humana frente a la razón.


3. Poesía sobre pintura


Santiago Elso, en su blog Poesía-pintura por el que merece la pena perderse, realiza una antología de poesías inspiradas en obras pictóricas (écfrasis) donde confronta la pintura y el poema, de manera que el lector pueda degustar la relación que las palabras establecen con la imagen. 

Cuadro de Caspar D. Friedrich (Aurora Saura)

Apenas 
una figura humana 
anónima,
embebida
en la amenaza del mar 
o en los abismos 
de montañas sin límite.

Lo demás es la niebla, 
las voces de la luna,
el incierto color de la mañana 
y del ocaso, 
los árboles desnudos.

Lo demás es silencio, 
es el adiós, la pérdida.


4. Poemas de pintores

El diario de Frida Kahlo, Alas rotas, nos muestra una versión de la artista más íntima y personal. Vive lo que pinta. Y escribió pocos pero significativos poemas, como el siguiente que carece de título:

Frida Kahlo:


Si tan solo tuviera cerca
de mí su caricia
Como a la tierra el aire se la da
la realidad de su persona, me haría
más alegre, me alejaría
del sentido que me llena
de gris. Nada ya sería
en mi tan hondo, tan
final. Pero ¡cómo le explico
mi necesidad enorme de ternura! 
Mi soledad de años
Mi estructura inconforme
por inarmónica
por inadaptada
Yo creo que es mejor irme, irme y no escaparme.
Que todo pase en un instante
Ojalá.


5. Poesía visual (caligramas) 


Una de las técnicas vanguardistas más interesantes del siglo XX es el caligrama (del francés calligramne), un poema, frase, palabra o un conjunto de palabras cuyo propósito es formar una figura acerca de lo que trata el poema, en el que la tipografía, caligrafía o el texto manuscrito se arregla o configura de tal manera que crea una especie de imagen visual. 


6. Pintar la poesía con el pincel de la pintura 

El libro A la pintura (1948) de Rafael Alberti, es un mosaico de impresiones, figuraciones y semblanzas sobre pintura y pintores, donde busca la perfecta unión entre pintura y poesía, quiere que sus palabras creen la sensación de estar contemplando la obra de arte.  Un ejemplo de esta unión lo vemos en el poema "El Bosco", donde el poeta no solamente alude a la obra maestra, El Jardín de las Delicias, del pintor holandés, sino que además imita el diseño tríptico que utilizó El Bosco en su pintura. O el poema "Van Gogh", además de aludir a las diferentes obras del artista, utiliza unos versos cortos y entrecortados para reproducir las interrumpidas pinceladas del pintor.
En el enlace aparecen tres representaciones de las poesías de los colores azul, rojo y amarillo.