He descubierto que Mariano Rajoy tiene un alter ego extrovertido y divertido que nunca sale a luz. Ese otro yo ha estado brillando en la televisión pública. Mientras Mariano desmoronaba el Pp, consumando sus venganza, su doble, lejos de ser una liebre paralizada en mitad de una carretera deslumbrada por los faros esperando que la atropellaran (la frase no es mía, es de Pérez Reverte), disfrutaba bailando con una gracia y un donaire que para mí los quisiera. Su otro yo visible, lo habréis adivinado, es el humorista Manu Sánchez.
viernes, 27 de julio de 2018
lunes, 23 de julio de 2018
Españolas y españoles
Leído en una entrevista a Juan Gil, latinista y miembro de la Real Academia Española: "Pues que los políticos lo dicen mal, porque dicen españoles y españolas. Deben decir españolas y españoles, porque en españolas no están comprendidos los españoles y en los españoles están incluidas las españolas. Hay que empezar con el término exclusivo, que es españolas. Y después, si quieren marcar que hay dos géneros, decir española y español. Es como con señoras y señores. Estaría bien si lo dijeran una vez, pero luego continuar de forma normal, como marca el lenguaje".
—Si se dice al principio, no está mal. O en un discurso a la nación si quiere uno hablar de españolas y españoles. Que se diga al comienzo y luego que se olviden. Pero si están machacando con esto, atentan en efecto contra la economía del lenguaje.
—Pérez Reverte es muy exagerado. Necesita tener un enemigo y si no lo tiene, no existe Pérez Reverte. Ahora el enemigo parece la Academia: «Si no hace lo que yo quiero, me voy…». Estoy convencido de que no llegará a irse porque tampoco la Academia va a decir tonterías.
A ver si se enteran de una vez los políticos.
—Si se dice al principio, no está mal. O en un discurso a la nación si quiere uno hablar de españolas y españoles. Que se diga al comienzo y luego que se olviden. Pero si están machacando con esto, atentan en efecto contra la economía del lenguaje.
—Pérez Reverte es muy exagerado. Necesita tener un enemigo y si no lo tiene, no existe Pérez Reverte. Ahora el enemigo parece la Academia: «Si no hace lo que yo quiero, me voy…». Estoy convencido de que no llegará a irse porque tampoco la Academia va a decir tonterías.
A ver si se enteran de una vez los políticos.
martes, 17 de julio de 2018
Pelo de zanahoria, Jules Renard
Jules Renard |
Poil de carotte (Pelo de zanahoria) es una colección de
escenas cortas que tienen como
protagonista a un niño pelirrojo que lleva una vida de amargura y soledad en el
campo, donde es humillado y ridiculizado por casi todo su entorno, empezando
por su madre ante la indiferencia de sus familiares, sin que se explique el motivo. El tono de la
novela es seco, agudo y, por momentos, irónico. No hay estructura en la
narración, y los personajes y las situaciones no evolucionan. Poil de Carotte
debe su nombre al de la casa donde el escritor Jules Renard pasó su primera
infancia hacia 1870 y todo nos indica que él, también pelirrojo, se identifica con nuestro protagonista melancólico
y, a veces, tan cruel como su entorno. Lo
descubrimos en capítulos como el de Las mejillas rojas, en El topo. En El gato
describe sin pestañear cómo le revienta la cabeza a un gato de un disparo por
el solo gusto de verlo morir y luego se duerme abrazado al animal: «Los pedazos del gato llamean en las pequeñas redes a través
del agua transparente». El resto de los capítulos son de este calibre, implacables, disparan contra todo lo que le rodea: la casa, el colegio, las
partidas de caza, la expulsión de la criada Honorine, y las conversaciones demoledoras con Papá Lepic. Ante tal falta de amor, todos los personajes son infelices. Tal vez crecer es aprender a convivir con la infelicidad propia y ajena.
La traducción y el prólogo de la versión española son de Ana
María Moix. "No sé bien si los adolescentes pueden o no leer Pelo de
zanahoria. Pero es indudable que los adultos sí deben leer esta historia para
comprender qué es un adolescente, qué necesita y qué le perjudica."
Aquí os dejo fragmentos del prólogo y del primer capítulo:
https://www.megustaleer.com.pe/libros/pelo-de-zanahoria/MES-011633/fragmento
Otros escritores pelirrojos ("No todos los pelirrojos somos iguales, aunque algunos nos parecemos bastante"): Joyce, Bernard Shaw, Gerald Durrell, ni Tom Wolf, Mark Twain, D. H. Lawrence, Ezra Pound, Juan Antonio Lago …
Otros escritores pelirrojos ("No todos los pelirrojos somos iguales, aunque algunos nos parecemos bastante"): Joyce, Bernard Shaw, Gerald Durrell, ni Tom Wolf, Mark Twain, D. H. Lawrence, Ezra Pound, Juan Antonio Lago …
La liga de los pelirrojos, de Conan Doyle ¿Qué diría usted, si sólo por el hecho de ser pelirrojo, le
ofrecieran un magnífico trabajo, fácil de hacer y bien pagado? Probablemente sospecharíamos que nos estaban intentando
engañar. La pregunta sería ¿Cómo?
jueves, 12 de julio de 2018
Hablemos
Leído en Infolibre: Benjamín Prado, No te fíes de quienes ven desiertos donde solo hay playas .
“Esa gente cuyo único argumento es no dejar hablar a los demás.
“Esa gente cuyo único argumento es no dejar hablar a los demás.
Hablemos sin cuchillos en las manos.
Hablemos sin quemarnos las banderas;
Con razones, sin sangre en las aceras;
Con libertad, sin ira, como hermanos.
Hablemos de palabras, no de idiomas.
Digamos "te respeto", "no te vayas";
Sin ver puntos finales donde hay comas;
Sin ver desiertos donde solo hay playas.
La justicia consiste en ser iguales;
La igualdad, en poder ser diferentes;
La esperanza, en querer mover montañas.
Que aprendan a pensar en nuestra gente,
a abrir ventanas sin romper cristales.
Hay sitio para todos en España.
Esto ☞ no es un emoji, es un símbolo ortográfico
Este signo de naturaleza antropomórfica que hoy tenemos incorporado a las fuentes de nuestros ordenadores era uno de los más comunes en los manuscritos y libros impresos hasta el siglo XVIII. Se utilizaba en los márgenes de los manuscritos occidentales europeos, escritos en latín o en alguna de sus lenguas derivadas, para llamar la atención sobre una frase o fragmento del texto, esa parte a la que el dedo índice de la manecilla inequívocamente señalaba... Sigue leyendo .
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