domingo, 24 de abril de 2016

Menos homenajes y más bibliotecas


domingo, 17 de abril de 2016

Exposición en la Institución Libre de Enseñanza


Paseando por Madrid me encontré por casualidad, en la calle Martinez Campos, con el atractivo edificio rehabilitado de la antigua sede de la Institución Libre de Enseñanza que contiene la exposición: Giner, el maestro de la España moderna. La exposición, que podrá verse hasta el 22 de mayo de 2016, ofrece una panorámica inédita de Giner y del proyecto institucionista, que concebía la educación como motor del cambio social e incluía la modernización científica y cultural y la reforma social. Sorprende el edificio y, sobre todo, el nuevo jardín, diseño de la paisajista Teresa Galí-Izard, que conserva su idea original como lugar de encuentro con una clara función pedagógica.
Las 400 piezas de la exposición (pinturas, esculturas, documentos, fotografías, filmaciones de época, cartas, muebles, juguetes, trajes, libros, revistas, manuscritos y otros objetos), algunas inéditas o muy raras, proceden de instituciones como el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional, el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), el Museo Nacional de Artes Decorativas, el Museo Sorolla o la Residencia de Estudiantes, entre otros. Aureliano de Beruete, Joaquín Sorolla, Emilia Pardo Bazán, Federico García Lorca, Maruja Mallo, Benjamín Palencia, Alberto García-Alix, Eduardo Arroyo o Darío Villalba son algunos de los creadores presentes en la exposición, todos ellos relacionados con la Institución Libre de Enseñanza.
La Institución Libre de Enseñanza fue fundada en 1876 por un grupo de catedráticos (entre los que se encontraban Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón), separados de la Universidad por defender la libertad de cátedra y negarse a ajustar sus enseñanzas a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral. La guerra civil de 1936 y la posterior proscripción de la Institución, con confiscación de sus bienes, supusieron un largo paréntesis para sus actividades en España, aunque el proyecto continuó alentando en la labor desarrollada en diversos países por institucionistas exiliados.


miércoles, 6 de abril de 2016

Acuarelas de Joaquín González Dorao

Estoy aprendiendo (con grandes dificultades y poco éxito) a pintar con la técnica de acuarela. Era una de mis asignaturas pendientes. Por casualidad, encontré un libro sensacional de acuarelas de viaje sobre Grecia realizado por Joaquín González Dorao.
Aquí dejo muestras de su genialidad:







Bustrófedon: Gortina y La Habana


 Bustrófedon, bustrofedon o bustrofedón (en griego moderno βουστροφηδόν, de "buey" y "turno, giro") designa al tipo de escritura o al modo de escribir que consiste en redactar alternativamente un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda o viceversa, que facilitaba su lectura. Algo parecido a lo que hace el arado que va trazando surcos de ida y vuelta sobre el terreno. Las leyes de Gortina (sur de Creta), escritas en piedra, están redactadas en bustrofedon con una línea de derecha a izquierda y la siguiente de izquierda a derecha. Su contenido las sitúa en el comienzo de la segunda mitad del siglo V a. C.

Mientras me daban estas explicaciones, me acordé del personaje de Bustrófedon de la novela Tres tristes tigres de Cabrera infante que se puso muy de moda en mi juventud como un ejemplo de renovación del género:
"¿Quién era Bustrófedon? ¿Quién fue quién será quién es Bustrófedon? ¿B? Pensar en él es como pensar en la gallina de los huevos de oro, en una adivinanza sin respuesta, en la espiral. Él era Bustrófedon para todos y todo para Bustrófedon era él. No sé de dónde carajo sacó la palabrita —o la palabrota. Lo único que sé es que yo me llamaba muchas veces Bustrófoton o Bustrófotomatón o Busnéforoniepce, depende, dependiendo y Silvestre era Bustrófenix o Bustrofeliz o Bustrófitzgerald, y Florentino Cazalis fue Bustrófloren mucho antes de que se cambiara el nombre y se pusiera a escribir en los periódicos con su nuevo nombre de Floren Cassalis, y una novia de él se llamó siempre Bustrofedora y su madre era Bustrofelisa y su padre Bustrófader, y ni siquiera puedo decir si su novia se llamaba Fedora de veras o su madre Felisa y que él tuviera otro nombre que el que él mismo se dio. Me imagino que sacó la palabra de un diccionario como del nombre de una medicina (¿ayudado por Silvestre?) tomó lo del continente de Mutaflora, que era la bustrofloresta de los bustrófalos". 
Tres tristes tigres, Seix Barral, 1979, págs. 207-209

Bustrófedon está presente a lo largo de la novela, pero el capítulo en el que se aborda específicamente al personaje (Rompecabeza) se ubica en medio de los capítulos que ironizan sobre la literatura. El personaje de Bustrófedon posee dos significados: la forma en la que el hombre se escribe sobre la tierra mediante el procedimiento ancestral de la agricultura y, una manera de escribir que resulta contrastante con las convenciones modernas de escritura y redacción que se imponen escolar y socialmente. Bustrófedon es un bufón ilustrado que se ríe de la tradición y la convencionalidad.  "En cuanto hace acto de presencia en una página, las palabras se echan a temblar: son expulsadas de su sitio, alteradas, deformadas; juega con ellas llamándose Bustrósotros, las embaraza, las seca el tal Bustrófactótum, las enreda y como si fuese Bustróneruda las adelgaza como las huellas de las gaviotas en la playa, incluso las hace pasar por el agujero de los ratones como un Bustrócarroll. Y para volver al principio, pone una página al revés, de derecha a izquierda para ser ya Bustrócasilda, o Archibustrófedon".

lunes, 4 de abril de 2016

Crónicas cretenses















Nunca había viajado hasta ahora con un cronista oficial (Brígido González) ni con una ilustradora (no cito su nombre porque sé que no le gusta aparecer en los papeles y pido disculpas porque la foto de su cuaderno ha salido movida) que tomaran apuntes de los hechos más significativos. Ellos han simplificado mi labor.
 El viaje a Creta en semana santa, capitaneado por Maxi, profesor de griego, reunió a más de treinta personas excepcionales y entrañables, relacionadas con profesores del IES Carpe diem de Getafe. El buen rollo duró incluso en los momentos más difíciles. Confieso que fui incapaz de hacer una foto al campamento de refugiados de El Pireo, asolado por un viento helador. Solo eché de menos a un guía oficial que nos adentrase por las ruinas de la mítica civilización y nos informase de la vida y costumbres de esta isla atípica con horarios inverosímiles que parece un trozo desgajado de Despeñaperros. No me pude bañar en El Egeo, porque el tiempo no acompañó. Volví muy cansada, con ganas de soledad, pero ahora echo de menos a mis queridos compañeros de viaje y a la tertulia cotidiana en torno a una buena mesa rociada con el licor raki que desata la lengua: a Conchi, mi compa de habitación; a Berta y a Pepe; a la bailona Nuria y a Jose Manuel; a los andarines Gracia y a Jesús.



Cronica cretense ed1 from Ángeles Cuéllar

La isla es atractiva por sus playas y sus paisajes, pero al estar en estos lugares míticos el viajero siente un punto de decepción. El interesante blog  Después no hay nada nos explica que Evans más que un arqueólogo, fue el inventor de un mundo a la medida de sus fantasías. Realizó un parque de atracciones del que resulta casi imposible extraer ningún dato fiable… Según él, su visión de la civilización minoica no era una opinión, mucho menos una fantasía, era una realidad pretérita recuperada a través de un serio trabajo arqueológico. Y al público de su tiempo le encantó lo que les contaba, porque los minoicos conectaban con sus esperanzas e ideales y podían identificarse con ellos en mucha mayor medida de lo que podían hacerlo con los crueles héroes homéricos, los salvajes asirios, los decadentes babilonios, los siniestros etruscos, o los fenicios (demasiado "semitas").
Zbigniew Herbert (1924-1998) condensa la esencia cretense en El laberinto junto al mar.