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martes, 4 de mayo de 2021

La soledad y la literatura, una profunda comunicación


Más frases como estas en:

https://elbuenlibrero.com/

domingo, 31 de mayo de 2020

El mejor lapsus lingüístico: "luz genital"



El director general de la Fundéu BBVA en el blog de la institución anunció hace unos días la creación de un concurso a nivel mundial: buscaban el mejor lapsus lingüístico, el más gracioso, el que lograse asemejarse a una obra de arte. 'La luz genital' ha ganado con un 57% de los votos al 'cólico frenético' y se convierte desde ahora en el mejor lapsus del mundo después de que su creador, Juan Pich y Pon, alcalde de Barcelona en la década de los años treinta, lo dijese en público para referirse a la luz cenital de la que se podía disfrutar en un restaurante recién abierto en la Rambla de Catalunya. Este
Juan Pich y Pon, 1915
tipo de lapsus eran tan comunes en Pich y Pon que el alcalde dio nombre a la 'voz piquiponada', una expresión que en Cataluña se usa para referirse a este tipo de errores lingüísticos e incluso a las barbaridades. A él se le atribuyen célebres errores de léxico que han pasado a la historia y que en ocasiones cambiaban por completo el significado de las frases. Otros dos ejemplos del alcalde, además de la 'luz cenital', que también concursaban por ser el mejor lapsus del mundo son 'sifilítico' , una palabra que usó confundiéndola con filatelista o filatélico para describir a su sobrino y 'calígula', término que empleó en público sustituyéndolo por canícula para referirse a la temporada en la que el calor es más fuerte.

Estas son las 16 expresiones que competían:

·       Tenía mucho dinero; nadaba en la ambulancia (cambiando abundancia por ambulancia).
·       Le gusta que lo miren, estar en el candelabro (cambiando candelero por candelabro).
·       Se está encargando de todos los preservativos de la boda (cambiando preparativos por preservativos).
·       Estamos metidos en una auténtica aborigen de trabajo (cambiando vorágine aborigen).
·       Es muy doloroso el cólico frenético (cambiando nefrítico por frenético).
·       Colecciona sellos, es sifilítico (cambiando filatélico por sifilítico).
·       ¡Qué calor! Estamos en plena calígula (cambiando canícula por calígula).
·       Dice maldades, tiene una lengua vespertina (cambiando viperina por vespertina).
·       Es mejor tomarlo en pequeñas diócesis (cambiando dosis por diócesis).
·       La claraboya proporciona luz genital (cambiando cenital por genital).
·       Es lo opuesto a él, su antílope (cambiando antítesis por antílope).
·       No sé si le dio un mareo o una linotipia (cambiando lipotimia por linotipia).
·       Llama la atención, es muy ostentóreo (cambiando ostentoso por ostentorio).
·       Se presenta por la circuncisión electoral de su pueblo (cambiando circunscripción por circuncisión).
·       Veo los programas de otros países con la antena diabólica (cambiando parabólica por diabólica).
·       Está sórdido como una tapia (cambiando sordo por sórdido).

      Otros que recuerdo ahora:
      No tengo hijos porque mi mujer es esméril (estérilI y yo soy omnipotente (impotente).
      Ese actor y esa actriz andan liados, hacen vida marítima (marital).
       Hoy hace mucho bichorno (bochorno) y hay garrafas (ráfagas) de aire. 

lunes, 4 de diciembre de 2017

Labia de barros (lapsus linguae)

¿Cuántas veces queremos decir una cosa y decimos otra? Es de lo más común cometer errores involuntarios al hablar. Cuando uno va deprisa, se equivoca. A estos resbalones o actos fallidos los llamamos lapsus linguae o gazapos;  algunos pueden ser un simple cambio de letra, otros pueden ser palabras completamente ajenas a lo pensado que apelan directamente al inconsciente como los ejemplos del vídeo que acompaña a este escrito. Pero yo me refiero aquí al lapsus linguae que se da por un intercambio gramatical entre morfemas que afecta a la base de la palabra y a los morfemas flexivos de tiempo y persona que nos hace crear una frase totalmente disparatada, como en el caso de "se me lengua la traba" por se me traba la lengua. Lo curioso es que el receptor del mensaje, aún lidiando con palabras falsas o mal colocadas, lo entiende perfectamente.
Ahí van dos ejemplos de mi adolescencia que todavía me hacen reír cuando los recuerdo. Mi amiga Tere y yo nos caracterizábamos por hablar muy rápido, de modo que las frases nos salían confundidas e ininteligibles para el resto de los mortales. Un día de primavera decidimos ir a comprar nuestra primera barra de labios y se la pedimos así al dependiente: “¿Tiene labias de barros?”.  Por Navidad, golosas, nos quedamos mirando el escaparate de una pastelería y exclamamos al unísono: “¿Rascamos un comprón?”.
Nuestro chiste favorito era el más tonto de todos:
- Hola buenas ¿Me da una wfrsa de pipas?
– ¿Una bolsa de qué?

El que esté libre de culpa que tire la primera piedra.

Otros ejemplos:
·       Me labio el muerde (me mordí el labio).
·       Salir el culo por la tirata (el tiro por la culata).
·       Que no panda el cúnico (que no cunda el pánico).
·       Son japonudos estos cojoneses (son cojonudos estos japoneses).
·       La gallina de los oros de huevo (la gallina de los huevos de oro).

Para saber más:


lunes, 2 de mayo de 2016

Lectores y escritores a la carta



Mi padre, en Madrid, en el año 68, estableció una breve relación epistolar identificadora con el escritor Baltasar Porcel, que vivía en Barcelona, cuando empezaba a ser reconocido. Y no me he podido resistir a fotocopiar una carta manuscrita para que sirva de ilustración a esta entrada. 

Cuando acabamos un libro de esos que te dejan huella, nos encantaría darle la enhorabuena al autor, preguntarle determinadas dudas, debatir con él; pero la mayoría nos cortamos, solo unos pocos se atreven a establecer una comunicación más cercana. Los autores para darse a conocer acceden a las imposiciones de las editoriales, tanto por razones económicas como por vanidad, en presentaciones de libros, encuentros literarios, conferencias y ferias de librosTradicionalmente, el máximo contacto que podía tener un lector con un escritor consistía en asistir a una firma de libros y pasarle el ejemplar del mismo para que se lo dedicase; y si había suerte, hacerse una foto. Si el admirador se hacía con la dirección del escritor, se establecía una relación epistolar más o menos intensa, sobre todo si el lector era a su vez un escritor en ciernes. Conviene recordar que los escritores no son nadie sin sus lectores y que empezaron leyendo a otros; aunque algunos escritores consagrados odian estas costumbres. Todos nos acordamos de Fernando Fernán Gómez, harto de estar harto, casi al final de su vida, mandando a la mierda a ese lector que le pedía una dedicatoria. En cualquier caso se cumple la máxima de que los escritores son responsables de los libros que escriben, nunca de sus lectores, el lector elige lo que lee, pero el escritor no puede elegir a sus lectores y a veces estos se convierten en una remora insufrible. Julio Llamazares lo explica muy bien en su artículo Aznar y yo" Aznar empezó a decir que su novela favorita era una mía, Luna de lobos, sobre los maquis, cosa que a mis vecinos y a algunos familiares muy lejanos les llenaba de satisfacción. Hasta me felicitaban por la calle en aquel tiempo sin saber que para mí la elección de Aznar, en vez de enorgullecerme, me llenaba de estupefacción ¿Cómo podía ser que alguien que representaba lo más opuesto a lo que yo pienso de la vida me tuviera entre sus autores preferidos y citara entre sus favoritas mi novela más roja y más radical?
Pero yo recuerdo al poeta Ángel Guinda emocionado en cada una de las presentaciones de sus libros de poesía, recibiendo el caluroso apoyo de sus compañeros y admiradores.  Rosa Montero en un encuentro de clubs de lectura en Asturias, comenzó haciendo un elogio a los lectores y dijo sentirse privilegiada: “Si calculas que una persona lee un libro a la semana desde los ocho años hasta los ochenta años, en su vida habrá podido leer ‘sólo’ 3.000 libros. Entonces teniendo en cuenta el poquísimo tiempo para leer de nuestras breves vidas incluso si lees mucho, teniendo en cuenta la cantidad de escritores que existen, que haya gente que me lea es una gran suerte. La historia de la literatura está llena de escritores que perdieron a sus lectores, que fracasaron, que no pudieron llegar a ser leídos y que se volvieron locos o hicieron de su vida un disparate o se suicidaron incluso y esto es así porque llegar al lector es fundamental para el escritor."
Gracias a internet, y sobre todo a las redes sociales, todo esto está cambiando, los encuentros son ahora digitales. El escritor Eloy Moreno explica muy bien esta nueva relación: " Creé un perfil en Facebook, para poder conocer de primera mano las opiniones de los lectores, para poder charlar con ellos. Otra consecuencia es que si la novela gusta, el boca a oreja "digital" es mucho más rápido que el tradicional, y en poco tiempo las opiniones de los lectores pueden conseguir que el libro empiece a funcionar, son ellos quienes deciden. En mi caso, he conseguido mantener una relación muy estrecha con todos los lectores, de hecho, en la última página de cada ejemplar escribí un agradecimiento a todos ellos. Siempre me han apoyado recomendando la novela, y yo siempre que puedo realizo acciones para compensarles por toda su ayuda."
 La web de Laura Gallego es aleccionadora por lo disuasoria y clara que es para establecer el contacto con sus admiradores, que parece que son legión y le piden lo mismo que a una estrella del rock:
1) Para los que quieren ser escritores, no está en mi mano leer y opinar sobre tus obras.
2) No envío fotos dedicadas.
3) No puede atenderte por correo electrónico.
4) Contesto a todo el mundo aunque tarde varios meses.

Recomiendo leer el artículo de La Nación Escritores a la carta, donde la autora, Silvina Dell´Isola recoge divertidas anécdotas de grandes escritores. Me quedo con la última: " A comienzos de la década del 30, al poeta español Juan Ramón Jiménez le llegó una carta de un admirador que le pedía consejo para los más de mil versos compuestos que tenía sin publicar: "Soñador, como tantos, quiero ir a Madrid. Abandonaré las cabras y con el escaso cobre que puedan darme tomaré el tren de aquí a una quincena de días para la corte. ¿Podría usted, dulcísimo Juan Ramón, recibirme en su casa y leer lo que le lleve? Hágalo por este pastor un poquito poeta, que se lo agradecerá eternamente." La firmaba un tal Miguel Hernández. Y con la reflexión final: " Benditas las distancias inventadas por los egos cuando dejan que el cariño las vuelva más cortas".

Menos mal que Miguel Hernández no tenía nada que ver con Annie Wilkes, la terrible protagonista de Misery de Stephen King,  una fanática admiradora que secuestra a Paul Sheldon, autor exitoso, y le obliga a escribir una novela más de su saga favorita.

Leer también Pérez Reverte Carta a una chica muerta 

domingo, 25 de octubre de 2015

Alfabetos del mundo

Ir a https://docs.google.com/presentation/d/1W4GSNjyXNz6mQWuYMO4Hz03krGmeheIGAhy9azp_Eao/edit#slide=id.p4

miércoles, 21 de julio de 2010

La carta de Ramés: para comprender el esquema de la comunicación

martes, 8 de junio de 2010

Comunicación no verbal


Texto 1
Palabras son de sabio y díjolo Catón:
el hombre, entre las penas que tiene el corazón,
debe mezclar placeres y alegrar su razón,
pues las muchas tristezas mucho pecado son.

Como de cosas serias nadie puede reír,
algunos chistecillos tendré que introducir;
cada vez que los oigas no quieras discutir
a no ser en manera de trovar y decir.

Entiende bien mis dichos y medita su esencia
no me pase contigo lo que al doctor de Grecia
con el truhán romano de tan poca sapiencia,
cuando Roma pidió a los griegos su ciencia.

Así ocurrió que Roma de leyes carecía,
pidióselas a Grecia, que buenas las tenía.
Respondieron los griegos que no las merecía
ni había de entenderlas, ya que nada sabía.

Pero, si las quería para de ellas usar,
con los sabios de Grecia debería tratar,
mostrar si las comprende y merece lograr;
esta respuesta hermosa daban por se excusar.

Los romanos mostraron en seguida su agrado;
la disputa aceptaron en contrato firmado,
mas, como no entendían idioma desusado,
pidieron dialogar por señas de letrado.

Fijaron una fecha para ir a contender;
los romanos se afligen, no sabiendo qué hacer,
pues, al no ser letrados, no podrán entender
a los griegos doctores y su mucho saber.

Estando en esta cuita, sugirió un ciudadano
tomar para el certamen a un bellaco romano
que, como Dios quisiera, señales con la mano
hiciera en la disputa y fue consejo sano.

A un gran bellaco astuto se apresuran a ir
y le dicen: -"Con Grecia hemos de discutir;
por disputar por señas, lo que quieras pedir
te daremos, si sabes de este trance salir".

Vistiéronle muy ricos paños de gran valía
cual si fuese doctor en la filosofía.
Dijo desde un sitial, con bravuconería:
"Ya pueden venir griegos con su sabiduría".

Entonces llegó un griego, doctor muy esmerado,
famoso entre los griegos, entre todos loado;
subió en otro sitial, todo el pueblo juntado.
Comenzaron sus señas, como era lo tratado.

El griego, reposado, se levantó a mostrar
un dedo, el que tenemos más cerca del pulgar,
y luego se sentó en el mismo lugar.
Levantóse el bigardo, frunce el ceño al mirar.

Mostró luego tres dedos hacia el griego tendidos
el pulgar y otros dos con aquél recogidos
a manera de arpón, los otros encogidos.
Sientáse luego el necio, mirando sus vestidos.

Levantándose el griego, tendió la palma llana
y volvióse a sentar, tranquila su alma sana;
levántase el bellaco con fantasía vana,
mostró el puño cerrado, de pelea con gana.

Ante todos los suyos opina el sabio griego:
"Merecen los romanos la ley, no se la niego."
Levantáronse todos con paz y con sosiego,
¡gran honra tuvo Roma por un vil andariego!

Preguntaron al griego qué fue lo discutido
y lo que aquel romano le había respondido:
"Afirmé que hay un Dios y el romano entendido
tres en uno, me dijo, con su signo seguido.

"Yo: que en la mano tiene todo a su voluntad;
él: que domina al mundo su poder, y es verdad.
Si saben comprender la Santa Trinidad,
de las leyes merecen tener seguridad."

Preguntan al bellaco por su interpretación:
"Echarme un ojo fuera, tal era su intención
al enseñar un dedo, y con indignación
le respondí airado, con determinación,

que yo le quebraría, delante de las gentes,
con dos dedos los ojos, con el pulgar los dientes.
Dijo él que su yo no le paraba mientes,
a palmadas pondría mis orejas calientes.

"Entonces hice seña de darle una puñada
que ni en toda su vida la vería vengada;
cuando vio la pelea tan mal aparejada
no siguió amenazando a quien no teme nada".

Por eso afirma el dicho de aquella vieja ardida
que no hay mala palabra si no es a mal tenida,
toda frase es bien dicha cuando es bien entendida.
entiende bien mi libro, tendrás buena guarida.

Arcipreste de Hita: Disputa entre un griego y un romano

Texto 2: adaptación en prosa

Sucedió una vez que los romanos, que carecían de leyes para su gobierno, fueron a pedirlas a los
griegos, que sí las tenían. Estos les respondieron que no merecían poseerlas, ni las podrían entender, puesto que su saber era tan escaso. Pero que si insistían en conocer y usar estas leyes, antes les convendría disputar con sus sabios, para ver si las entendían y merecían llevarlas. Dieron como excusa esta gentil respuesta. Respondieron los romanos que aceptaban de buen grado y firmaron un convenio para la controversia. Como no entendían sus respectivos lenguajes, se acordó que disputasen por señas y fijaron públicamente un día para su realización.
Los romanos quedaron muy preocupados, sin saber qué hacer, porque no eran letrados y temían el vasto saber de los doctores griegos. Así cavilaban cuando un ciudadano dijo que eligieran un rústico y que hiciera con las manos las señas que Dios le diese a entender: fue un sano consejo.
Buscaron un rústico muy astuto y le dijeron: “Tenemos un contrato con los griegos para disputar por señas: pide lo que quieras y te lo daremos, socórrenos en esta lid”.
Lo vistieron con muy ricos paños de gran valor, como si fuera doctor en filosofía, subió a una alta cátedra y dijo con fanfarronería: “De hoy en más vengan los griegos con toda su porfía”. Llegó allí un griego, doctor sobresaliente, alabado y escogido entre todos los griegos. Subió a otra cátedra, ante todo el pueblo reunido. Comenzaron sus señas como se había acordado.
Levantóse el griego, sosegado, con calma y mostró sólo un dedo, el que está cerca del pulgar; luego se sentó en su mismo sitio. Levantóse el rústico, bravucón y con malas pulgas, mostró tres dedos tendidos hacia el griego, el pulgar y otros dos retenidos en forma de arpón y los otros encogidos. Se sentó el necio mirando sus vestiduras.
Levantóse el griego, tendió la palma llana y se sentó luego plácidamente. Levantóse el rústico con su vana fantasía y con porfía mostró el puño cerrado.
A todos los de Grecia dijo el sabio: los romanos merecen las leyes, no se las niego. Levantáronse todos en sosiego y paz. Gran honra proporcionó a Roma el rústico villano.
Preguntaron al griego que fue lo que dijera por señas al romano y que le respondió éste. Dijo: “Yo dije que hay un Dios, el romano dijo que era uno en tres personas e hizo tal seña. Yo dije que todo estaba bajo su voluntad. Respondió que en su poder estábamos, y dijo verdad. Cuando vi que entendían y creían en la Trinidad, comprendí que merecían leyes certeras”.
Preguntaron al rústico cuáles habían sido sus ocurrencias: “Me dijo que con un dedo me quebraría un ojo; tuve gran pesar e ira. Le respondí con saña, con cólera y con indignación que yo le quebraría, ante toda la gente, los ojos con dos dedos y los dientes con el pulgar. Me dijo después de esto que le prestara atención, que me daría tal palmada que los oídos me vibrarían. Yo le respondí que le daría tal puñetazo que en toda su vida no llegaría a vengarse. Cuando vio la pelea tan despareja dejó de amenazar a quien no le temía”.
Por esto dice la fábula de la sabia vieja: “No hay mala palabra si no es tomada a mal. Verá que es bien dicha si es bien entendida”.


Actividades:

a) ¿Qué hecho genera la contienda entre griegos y romanos?
b) ¿Por qué pensaban los griegos que los romanos “no merecían poseerlas (a las leyes), ni las podrían entender”
c) ¿Qué solución buscaron los romanos ante la necesidad de disputar?
d) ¿Qué tipo de código se elige dada la diferencia de idioma?
e) ¿El griego y el romano logran comunicarse durante la disputa? ¿Por qué?
f) Expliquen el por qué de las distintas interpretaciones del mensaje que hace cada contrincante.



El galanteo silencioso
Todos sabemos mucho más de lo que realmente creemos saber. Ésta es una de las aplastantes conclusiones a la que llegamos cuando estudiamos la comunicación no-verbal.
Por ejemplo: toda mujer sabe cómo corresponder a los requerimientos amorosos de un hombre atractivo. Sabe cómo frenar una relación no deseada o cómo alentar a su posible pareja. También sabe cómo controlarse para no parecer demasiado interesada. La mayoría de las mujeres no pueden precisar con exactitud cómo lo hacen. Muchas ni siquiera se dan cuenta de que la técnica es casi enteramente no-verbal, a pesar de que durante la fase del galanteo, los detalles de este tipo pueden transformar un tema ambiguo, como el del estado del tiempo, en una insinuación por demás seductora.
Los primeros estudios acerca de la comunicación no-verbal durante el galanteo fueron realizados por especialistas en cinesis, especialmente el doctor Albert Scheflen, que trabajó con Ray Birdwhistell.
Al analizar películas sobre el galanteo, Scheflen documentó que el amor llega a transformar en bella a una persona -hombre o mujer- y logró señalar la forma en que esto se produce.
Una mujer, por ejemplo, se transforma súbitamente en más bella, cuando responde a un estímulo emocional como la atracción sexual que desencadena cambios sutiles en su organismo. En su fría manera de expresarse, los especialistas definen este delicioso fenómeno como "un estar en disposición para el galanteo inmediato".
En parte, esta disposición se debe a la tensa inflexión muscular: los músculos se comprimen respondiendo a un toque de atención, de manera que todo el cuerpo se pone alerta. En el rostro, las arrugas que normalmente están muy marcadas, tienden a desvanecerse, del mismo modo que las bolsas debajo de los ojos. La mirada brilla, la piel se colorea o se torna más pálida y el labio inferior se hace más pronunciado. El individuo, que generalmente tiene una postura pobre, suele enderezarse, disminuye milagrosamente el vientre prominente y los músculos de las piernas se ponen tensos; este último efecto suele representarse en las fotos sexy y vulgares. También se altera el olor del cuerpo y algunas mujeres afirman que se modifica la textura de su cabello. Lo extraordinario es que una persona puede sufrir todas esas transformaciones y no tener conciencia de ellas.
La pareja en pleno galanteo también suele ocuparse de su arreglo personal: las mujeres juguetean con el cabello o se acomodan repetidas veces la ropa; el hombre se pasa la mano por el cabello, se endereza las medias o se toca la corbata. Por lo general, éstos son gestos inconscientes que se hacen automáticamente.
A medida que avanza el flirt, las señales son obvias: miradas rápidas o prolongadas a los ojos del otro. Pero también existen algunos signos menos obvios. Durante el galanteo las parejas se enfrentan abiertamente. Rara vez vuelven el cuerpo hacia un lado. Se inclinan el uno hacia el otro y en algunas ocasiones extienden un brazo o una pierna, como para no dejar pasar a ningún intruso. Al hablar con una tercera persona, si están uno junto al otro, dejan a la vista la parte superior del cuerpo de manera educada, los brazos caídos o apoyados en el sillón, pero no cruzados sobre el pecho; al mismo tiempo forman un círculo cerrado con las piernas: las rodillas cruzadas de afuera hacia adentro, de manera tal que las puntas de los pies casi se tocan. Con frecuencia, las personas dramatizan la situación y forman una barricada con los brazos y piernas en esta posición.
Algunas veces, la pareja realiza roces sustitutivos: una mujer puede pasar suavemente el dedo por el borde de una copa en un restaurante, o dibujar imaginarias figuras sobre el mantel. Otras veces adopta actitudes provocativas: cruza las piernas, dejando entrever parte del muslo; apoya la mano en la cadera e inclina desafiante el busto hacia adelante; o se sienta como ausente y se acaricia el muslo o la muñeca. Las parejas durante el galanteo ladean la cabeza, y emplean señales genéricas como la inclinación pelviana. El mostrar la palma de la mano es quizás el más sutil de todos los signos. La mayoría de las mujeres anglosajonas mantienen las manos cerradas y sólo raramente dejan ver las palmas. Pero mientras dura el flirt, las enseñan constantemente. Aun en gestos que se realizan con la palma hacia adentro, como podría ser fumar o taparse la boca al toser.

Para saber más sobre el lenguaje corporal:
http://www.personal.able.es/cm.perez/trucoslc.htm