lunes, 14 de diciembre de 2020

Ni niego ni afirmo

Cuando llegamos a cierta edad, caemos en la tentación de replantearnos nuestro pasado en un deseo de conciliarnos con él. Evitamos los conflictos a toda costa, huyendo de las discusiones estériles. Tarea que casi siempre resulta fallida. Antes, para salirme por la tangente, contestaba con respuestas de Bart Simpson: "Yo no he sido y estaba así cuando llegué". Ahora utilizo, como Isabel Coixet, una frase que contiene tres negaciones que empiezan por "n": No niego nada. Espartaco Santoni, marido de la ahora baronesa Thyssen, la utilizó como título de sus memorias, en las que aireaba todo tipo de intimidades acerca de las mujeres que habían pasado por su vida. Joaquín Sabina inició una gira bajo el lema "Lo niego todo" a pesar de no estar en desacuerdo con su vida ("Aquellos polvos y estos lodos"). Somos todo lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer, batallando con los miedos y los arrepentimientos. Soñamos con lo que pudo ser y no fue. Con lo que hicimos y dejamos de hacer. Con lo que dijimos y lo que callamos. Con lo que escribimos y lo que censuramos. Andamos como equilibristas ciegos obligados a seguir adelante mientras vendemos humo. Así, mantengo que no me arrepiento de nada al mismo tiempo que me arrepiento de casi todo: no niego, ni afirmo. Ni confirmo, ni desmiento. Así es, si así os parece.


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