Esta entrada ha sido uno de los daños colaterales de la desaparición de
fotos. Hubo un error informático o mío, no sé, que hizo que esta entrada
cambiara de título y pasara a ser Retratos de familia que apareció duplicada y
la borré. Por lo tanto no hay rastro en ningún sitio de lo que escribí hace
siete años y es imposible reconstruirlo, a no ser que alguien lo haya guardado
en su ordenador. Recuerdo que la escribí después de que me regalaran el libro
del eldense Pedro Maestre, El libro que
Sandra Gavrilich quería que le escribiera, por mi cumpleaños. “Como el autor es casi de tu pueblo y
transcurre en Malasaña…”, me dijeron. Escrito diez años después del premio Nadal, es una novela autobiográfica
que describe la autodestrucción de una pareja. Pedro Maestre realizaba una
semblanza de sí mismo donde se presentaba como un optimista triste y me
recordó a algunos miembros de mi familia. El libro es perfectamente olvidable
si no fuera porque utiliza algunas de las palabras, localismos de la zona de
Alicante, que yo oía en mi casa pero que nadie entendía si las pronunciaba
fuera. Y es que en mi pueblo, Villena, encrucijada de caminos y reconquistas, se
habla un castellano plagado de arabismos, aragonismos, valencianismos y murcianismos.
Incluso tenemos un diccionario realizado por José María Soler García.
Aquí pongo una muestra de estos localismos (solo los significados, no las etimologías, porque ese es otro cantar):
Alábega (albahaca), alcaucil (alcachofa), andolero (callejero),
bajoca (judía verde), brocerías (golosinas), buzo (que come mucho), cabezaica (dormir un ratito), camal (pernera del pantalón), carlota (zanahoria), closar (encajar), colfa (cáscara), companaje (fiambre), esfararse (resbalar), frescoreta (frío), gobanilla (muñeca), leja (balda),
manifacero (entrometido), mocho (escoba), perigallo (escalera), peúque (calcetín de
ganchillo para dormir), pozal (cubo),
revenido (rancio), rosigar (mordisquear), solaje (posos, sobras) ...
Sin olvidarnos de la profusión del sufijo -ico. Otra curiosidad, el anís típico de Villena se llama KATAKI: su nombre proviene de la expresión villenense ¡cata'quí! (literalmente "mira aquí").
Caracterización lingüística del habla de Villena (Alicante)
José Fernando Domene Verdú
2 comentarios:
Lo bueno sería saber qué significa cada uno de esos vocablos. Sería estupendo, cada uno tiene que tener su propio territorio, su motivación, su genealogía, sus parentescos...
Pues son unas palabras muy curiosas y sería estupendo que no se perdieran.
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