domingo, 22 de junio de 2025

El papa León y los filisteos (1)

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  El 21 de mayo de 2025 el papa León XIV declaró su dolor y tristeza por las masacres en Gaza. Un “tuitero” le contestó que se dejara de bromas y leyera unos textos atribuidos en la Biblia a Isaías y Jeremías, considerados por los hebreos como dos de sus mayores profetas. La red acogió con burlas el consejo del tuitero, como si quisiera enseñar asuntos bíblicos a alguien que se supone sobradamente versado en ello. La cosa, sin embargo, tiene un contenido mucho peor, pues en los textos aludidos se contienen terribles amenazas de Israel y su Dios contra los filisteos, un pueblo probablemente no semita, quizá indoeuropeo y parcialmente asimilado a la cultura semítica, que disputó mucho tiempo a los hebreos el dominio de su territorio (el gigante Goliat era filisteo). Y “filisteo” es la forma latinizada (Philistaeus) del hebreo pelishtim, que ha tenido su pervivencia hasta hoy como “palestino”. De modo que lo que se le dice al papa es que, como cabeza de una Iglesia que admite como inspirada la Biblia hebrea bajo el nombre de Antiguo Testamento, debe aceptar que la destrucción de Palestina por Israel está anunciada por los profetas bíblicos.  Veamos algunos de los pasajes invocados por el tuitero:

       “No te alegres, Filistea toda, (…) pues de raíz de culebra saldrá víbora, y su fruto será dragón volador. (…) Haré morir de hambre a tu posteridad y mataré lo que quede de ti. ¡Aúlla, puerta, grita, ciudad! ¡Derrítete, Filistea toda, que del norte viene una humareda (…). Yahvé fundó Sión”. (Isaías, 14.29 ss.)

        En definitiva, Dios lo ha querido y no se le puede resistir: “Este es el plan tocante a toda la tierra, y está la mano extendida sobre las naciones. Si el Dios de los Ejércitos toma una decisión, ¿quién la frustrará?” (Isaías, 14.26-27)  “¿Quién dice algo y sucede? ¿No es el Señor el que decide? ¿No salen de la boca del Altísimo los males y los bienes?” (Lamentaciones o “Trenos” de Jeremías, 3.37-38)

       Se pretende, pues, que los hechos actuales “estaban escritos” y anunciados hace más de dos mil quinientos años. Esto nos podría parecer ridículo si no formara parte dramáticamente de un Relato que se viene plasmando desde hace casi un siglo y del que se intenta ahora hacer la última entrega. Pero quien pretenda utilizar la Biblia para justificar los actuales crímenes, debería leer también los versículos inmediatamente anteriores a los últimos citados:

       “Cuando se aplasta bajo el pie a todos los cautivos de un país, cuando se tuerce el derecho de un hombre en presencia del Altísimo, cuando se hace injusticia en su proceso, ¿no lo ve el Señor?” (Lamentaciones, 3.34-36) (Traducciones: Biblia de Jerusalén)


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