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Las paredes oyen
Las paredes oyen se usa como una advertencia para mantener en secreto lo que se está diciendo. El dicho viene del siglo XVI, cuando Catalina de Medici, reina de Francia, mandó construir en las paredes de sus palacios unos conductos acústicos que permitían oír lo que se hablaba en las diferentes habitaciones para así saber si se conspiraba en su contra. Cuando de pequeña oía la frase me imaginaba a una persona con la oreja pegada a la pared o con un vaso para amplificar los sonidos del otro lado del muro. También dio título a una obra de teatro de Juan Ruiz de Alarcón donde cuestiona la mentira patológica y la maledicencia compulsiva del personaje de Don Mendo, quien para conquistar a Ana pretende injuriarla.
Hay ropa tendida/Tener ropa tendida
La frase hay ropa tendida la oí por primera vez cuando vine a Madrid, se utiliza en sentido figurado para avisar al interlocutor de la presencia de personas que no deben enterarse de lo que se está hablando. Está claro que no tiene nada que ver con el hecho de estar pasando por debajo de una colada mal escurrida. Los expertos afirman que su origen es carcelario, proviene de un recurso entre presos que la intercalaban en la conversación cuando se acercaba algún funcionario de la prisión. La ropa tendida en un lugar público simboliza que estamos exponiendo aspectos de nosotros mismos que nos gustaría mantener ocultos. Leyendo el comentario de Raquel Peláez tras la presentación de la nueva novela de Óscar García Sierra, titulada Ropa tendida, que tiene por protagonistas a un aspirante a politicucho enganchado a la cocaína y a una empleada en un asilo, he descubierto la expresión tener ropa tendida que se usa para avisar al que acaba de ir a un baño a meterse un tiro de cocaína de que aún le quedan restos blancos de la droga en las fosas nasales.
Hay pájaros en el alambre
Hay pájaros en el alambre me parece la frase más brillante de todas y la menos conocida, tiene su origen en México cuando el estado policial recurrió a la práctica de intervenir teléfonos. Es un aviso que apela a la autocensura, se utiliza para advertir de que hay alguien espiando con todos los medios técnicos a su alcance, lo que puede comprometer la seguridad de la operación clandestina.
Me temo que todas estas expresiones se quedarán viejunas si es que ya no lo están. Ahora en una sociedad democrática nos creemos más seguros, hay más libertad de expresión, no hay tabús ni secretos entre padres e hijos, pero estamos más expuestos y vigilados tanto en nuestra casa como en el trabajo o en la calle. Vivimos rodeados de sofisticados artilugios que nos espían sin que nos demos cuenta: cámaras, teléfonos, ordenadores... Y, lo que es peor, dejamos voluntariamente información de nuestras opiniones y secretos más ocultos en cualquier red social. Ahora el enemigo puede ser incluso un amante despechado y nuestras vergüenzas pueden ser expuestas al público con total tranquilidad como la ropa tendida. ¡Cuidado! Nos conviene ser prudentes.
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