Confieso que no soy lectora habitual de poesía. Mis poetas
preferidos son por orden de descubrimiento en la adolescencia León Felipe, Walt
Whitman, Neruda, Blas de Otero, Jaime Gil de Biedma y Luis Eduardo Aute. Luego
descubrí a Ángel Guinda en la clase de al lado del instituto. Y me gustan porque son
prosaicos, con economía de medios y palabras, te transmiten una emoción como un
relámpago, transmiten una descarga vital que te conmociona. Luego he amado a otros pero no
con el entusiasmo del primer amor. Me gusta un poema aislado, pero soy incapaz
de leer todo un poemario seguido. Es la misma sensación que tienes cuando visitas
un museo, acabas harta de tantos cuadros
y al final solo te llevas el recuerdo de uno. Me gustan los breves encuentros que
me producen admiración por la técnica utilizada y que desarrollan mi intuición.
Por eso odio la técnica del comentario de texto que me veía obligada a realizar
cada año para mis alumnos con su estructura corsé que nos induce a decir
tonterías.
He leído poca poesía
de mujeres porque desgraciadamente tienen un papel secundario en los libros de
texto. Recomiendo a dos poetas actuales que también son colegas y que por razones extrañas enlazo: Rosa Garcia Rayego, profesora de universidad, e Iria Fernández, profesora de secundaria. Contra todo
pronóstico, he leído varias veces "Vivir es tu tarea" y me ha conmovido
profundamente. Iría, por ser la más joven, no está todavía incluida en la larga
lista de poetas contemporáneas de las que habla Rosa en el programa de radio.
Ana Merino Por la igualdad en la poesía
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