He disfrutado leyendo el libro de Angelika
Schrobsdorff, Tú no eres como las otras madres, donde reconstruye la vida real e inconformista de su madre, nacida en una familia de la burguesía judía de Berlín, liberada de los
prejuicios de su tiempo y deseosa de casarse con un artista y no con el «excelente
partido» que le han buscado, un comerciante opulento y maduro. El segundo
libro, La calma de Attila
Bartis, no me atrevería a recomendarlo, es un libro extraño que perturba tanto
por lo que sugiere como por lo que cuenta. En las postrimerías de la época
comunista en Budapest se desarrolla la historia que comienza con la muerte de
la madre del protagonista, un escritor de treinta y cinco años. Por ella solo
deambulan personajes extraños, torturados, solitarios y condenados a la locura.
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domingo, 2 de abril de 2017
jueves, 16 de marzo de 2017
Jude el oscuro, Thomas Hardy
Gracias al calendario literario de Juan Bautista, donde aparecía una crítica de la
novela, he leído Jude el oscuro. Su publicación en 1895 estuvo marcada por la
polémica, —incluso un obispo llegó
a quemarla públicamente—, debido al planteamiento que realizó sobre
el matrimonio, el sexo y el ostracismo al que la sociedad condena a
aquellos que no aceptan vivir según sus normas. Controvertida
historia que el propio autor definió como “una novela dirigida a hombres y
mujeres adultos, que quiere delatar sin eufemismos la guerra a muerte que hay
entablada entre la carne y el espíritu, y que trata de hacer ver la tragedia
que suponen las aspiraciones frustradas”.
A pesar de que el tema parece que no es de actualidad, creo que hay muchas personas que siguen atrapadas en las convenciones sociales que les impiden ser felices. La novela destaca por la creación de las atractivas personalidades de los protagonistas, los primos Jude y Sue, y las dramáticas circunstancias que les rodean.
Jude, el pusilánime, el autodidacta, el depresivo, el que nada a contracorriente, es un
espíritu puro, fiel a sus principios, que se verá torturado por sus dos puntos débiles: el alcohol y el sexo y por dos mujeres. Encontrará la horma de su zapato en la voluble
y neurasténica Sue que, como el perro del hortelano, ni come ni deja comer. Los dos arrastran unos matrimonios fallidos, él para salvaguardar el honor de su mentirosa novia deshonrada y ella para convertirse en una mujer honrada
delante de la comunidad. Todo se pudo evitar, pero sus propios temperamentos les llevan
al desastre, a la tragedia familiar y a la desesperación.
Transcribo el argumento, no con el ánimo de destriparlo, sino para que no se me olvide. "Desde muy niño, Jude, un pequeño campesino de Cresscombe,
sintió cómo máxima aspiración la de convertirse en una persona culta. Cómo no
podía pagarse una educación, tuvo que convertirse en autodidacta y a partir de
unos libros que le envía el antiguo maestro del pueblo comienza su propia
formación. Conoce a Arabella, una bella joven propietaria de una granja de
puercos y en poco tiempo se casa con ella. Tras participar con su mujer en la
cruel matanza de un cerdo, decide abandonarla y marchar a Chrisminter, foco
cultural de la zona. Allí viven su ex maestro, persona a la que siempre había
admirado desde el recuerdo; y Sue una prima a la que sólo conoce por una foto y
de la que se ha enamorado platónicamente. En esta pequeña ciudad trabajará como
tallador aunque le será imposible acceder a la universidad. La aparición de la
prima Sue en su vida, se la complicará aun más. Juntos intentaran vivir un amor
lejos de las convenciones sociales, sin estar casados por la iglesia, pero a
todas luces imposible de llevar hasta sus últimas consecuencias y que, por ese
motivo, los hará muy infelices. Se trata de un amor torturado, inestable y
triste que destrozará la vida de ambos y que afectará también dramáticamente a
terceras personas".
miércoles, 1 de febrero de 2017
La espuma, Palacio Valdés
Pereda, Galdós, Palacio
Valdés y Menéndez Pelayo
Hasta ahora no había leído nada de Palacio Valdés. En mi
época universitaria no estaba muy valorado, supongo que tuvo que luchar contra
la sombra que proyectaban los dos grandes gigantes de la literatura de su tiempo,
Galdós y Clarín, a los que dedicamos muchas lecturas y comentarios. Aunque en
su dilatada carrera como escritor tuvo bastante éxito fuera y dentro de España y
se hicieron varias adaptaciones cinematográficas de algunas de sus novelas (La
hermana san Sulpicio, La fe, Las aguas bajan negras, adaptación de La
aldea perdida).
Después de la lectura de La espuma (1890) he
descubierto que el escritor asturiano está a la altura de sus amigos de
generación. Su estilo ameno, humorista y sensual destaca sobre todo en la
descripción de personajes y costumbres. Los que lo han tildado de conservador,
sentimental y mediocre no conocían bien su obra, porque, aunque no era
revolucionario ni anticlerical, no se le puede acusar de cursi ni de localista.
A él también le dolía España y destaca
su amor por la justicia, por el bienestar social y la redención de las clases
más humildes. Sus críticas a la alta sociedad están basadas en un catolicismo
reformista y en las ideas socialistas. El propio autor afirmó: «Yo soy
católico, pero huyo de las pasiones de los católicos, contrarias enteramente a
la doctrina de Jesucristo. Aquí en casa he tenido curas y frailes que vinieron
a sondear mi espíritu y a inclinarme hacia finalidades políticas que están muy
lejos de mi corazón. No me explico al católico germanófilo. Es una aberración.
Y es que muchos católicos lo son por reaccionarios. Yo, por católico, soy
liberal y republicano si me aprieta un poco.»
La espuma nos sitúa en las altas esferas de la aristocracia y
la burguesía madrileñas –la espuma de la sociedad, la crème de la crème- para
mostrarnos los salones donde se elevan y derriban gobiernos y se hacen los
grandes negocios. Presenta la decadente aristocracia madrileña con sus amoríos,
fiestas y lujos estériles: Clementina, hija ilegítima del duque Antonio de
Salabert, esposa de Tomás Osorio, abandona a su amante Pepe Castro,
encaprichada del ingenuo Raimundo Alcázar. Los jóvenes viven entre fiestas y
matrimonios de conveniencia, cambios de amantes y frustraciones. Al morir la
madrastra de Clementina, ella deja a Raimundo para prosperar con un amante más
influyente.
El capítulo XIII me ha sorprendido enormemente, Salabert ha especulado
y comprado al Estado las minas de Riosa (trasunto literario de Almadén) e
invita a sus amigos para pasar allí una jornada. Dentro de una galería celebran
un banquete surrealista, digno de una
película de Buñuel, donde toma la palabra el médico de la mina, Quiroga, y les
hace ver la realidad de los mineros, que padecen todas las secuelas que
conlleva una vida insana y un salario mísero, rebelándose entre sarcasmos
contra la injusticia social impuesta por un capitalismo sin entrañas que hace
trabajar incluso a niños de siete años. Los comensales aparecen levemente
conmocionados para olvidarse enseguida.
El retrato de la sociedad española de la Restauración que
hace el escritor asturiano tiene vigencia plena en la actualidad. No ha
cambiado, nuestra clase dirigente está formada, como entonces, por personajes
codiciosos, deshonestos y cínicos que solo se mueven por poder y dinero en beneficio propio.
La siguiente novela que leeré será sin duda Marta
y María. Mis padres hablaban muy bien de ella.
sábado, 21 de enero de 2017
La pederastia en la literatura
Tan poca vida
gira sobre la amistad masculina, el maltrato y la homosexualidad. Los
protagonistas son cuatro amigos treintañeros de Nueva York, excompañeros de
piso universitario que pasarán de tener
un escaso éxito laboral a triunfar en
sus profesiones: JB, un artista negro gay, Malcolm, arquitecto mestizo y niño
de papá, Willem, un apuesto actor del Medio Oeste y Jude, un brillante y
atormentado abogado. Pero el verdadero protagonista es Jude, víctima de
espeluznantes abusos sexuales descritos con inusitada crudeza. La novela es
desigual, algo maniquea (todos los personajes de la infancia del protagonista
son demonios y los de su juventud, ángeles) y le sobran muchísimas páginas.
James Rhodes nos cuenta su trepidante historia en Instrumental, mezcla de
exhibicionismo autocomplaciente, autoterapia y manual de ayuda, desde el
principio cuando fue violado por su profesor de gimnasia: “Si comparásemos
la vida con correr un maratón, los abusos sexuales en la infancia tendrían el
efecto de quitarte una de las piernas y cargarte con una mochila llena de
ladrillos en la línea de salida".
El pianista se salvó de sus demonios gracias a la música clásica y a los
músicos que utilizaban la creación musical para huir de la locura: “Me violaron
a los seis años, me internaron en un psiquiátrico. Fui drogadicto y alcohólico.
Me intenté suicidar cinco veces. Perdí la custodia de mi hijo (…) Pero no voy a
hablar de eso. Voy a hablar de música. Porque Bach me salvó la vida. Y yo amo
la vida.” Es inolvidable la frase del comienzo: "La música clásica me la pone dura”. Aconsejo leerlo mientras se oyen las
sinfonías y sonatas que recomienda en un link en las primeras páginas de su
libro.
jueves, 19 de enero de 2017
Tres días y una vida, Pierre Lemaitre
La novela retrata la trayectoria vital de un adolescente que,
en un impredecible ataque de ira, mata a otro niño en un pequeño pueblo francés
y debe cargar con el sentimiento de culpa el resto de sus días. Con esto no
desvelo el misterio que ya aparece escrito en la contraportada, porque lo
importante es que a partir de ahí se desarrolla una trama imprevisible con
tintes de novela policíaca en la que influye el azar. La historia breve (por
fin, una novela a la que no le sobran palabras ni páginas) tiene una estructura
sencilla y brillante que te atrapa desde el primer instante.
lunes, 19 de diciembre de 2016
Observada, Renée Knight
Como mi reseña no puede ser mejor que la de Juan Carlos Galindo, aquí la copio:
“ La culpa, el silencio, los secretos y los prejuicios. Con
estos cuatro ingredientes básicos, Renée Knight construye la narración de
Observada, (Black Salamandra, traducción de Carlos Mayor) su primera novela,
una hábil incursión en el terreno tan de moda del domestic noir. Una mujer de
clase acomodada, con una vida profesional exitosa y un entorno familiar más que
aceptable, vivió un episodio traumático en unas vacaciones hace 20 años y
calló. Ese capítulo de su vida vuelve a través de un libro, El perfecto
desconocido, que le turba hasta el vómito. Sabe que es ella, lo lee y se ve,
tiembla al sentir que su secreto está al descubierto…ª
También me gustó La chica del tren de Paula Hawkins
También me gustó La chica del tren de Paula Hawkins
lunes, 12 de diciembre de 2016
La sombra de la muerte, Encarnación García Amo
El
libro de Encarnación García Amo llegó por casualidad a mis manos y me recordó
que coincidimos en el IES Juana de Castilla, donde hice una sustitución de tres
meses muy agradables a pesar de estar estudiando entonces las oposiciones. Cuando
llegué al IES, situado en el barrio de Moratalaz en Madrid, me llamó la
atención su nombre y el porqué de este. El instituto pasó de llamarse Moratalaz
IV- Fontarrón a Juana de Castilla en 1991, antes se barajaron otros nombres:
Moratín, El Bosco, Mozart, Esfera Armilar, pero la propuesta de Juana de
Castilla salió vencedora en el Consejo Escolar como una reivindicación de los perdedores
en general, y de la mujer, en particular. La propuesta fue realizada por un
profesor que había estado muchos años en el IES Isabel la Católica y que
recordaba a un compañero que, en la vorágine de la transición, había fantaseado
con la idea de que se cambiase el nombre de Isabel, usurpadora al trono, por la
vilipendiada, postergada y maltratada Juana. La
madrileña Juana de Castilla, conocida como Juana La Beltraneja (1462-1530) fue
hija de Enrique IV de Castilla y de su segunda esposa Juana de Portugal. El
apodo fue difundido por los adversarios de su padre quienes, con el fin de
desprestigiarla y alejarla del poder, aseguraron que era fruto de una relación
secreta de su madre con Beltrán de la Cueva. Hasta su muerte, Juana firmó todos sus documentos como “Yo,
la Reina”. Sus restos desaparecieron tras el
terremoto de Lisboa y nunca sabremos si fue realmente hija biológica de Enrique
IV. No confundir por tanto con su prima, Juana I de Castilla, apodada la
Loca, hija de Isabel.
La Sombra de
la muerte (Dossoles, Burgos, 2013) es una novela histórica, muy bien
documentada, cuya acción precisamente transcurre en el año 1482, terminada la
guerra civil, con Isabel I instalada en el trono y su sobrina Juana de Castilla
encerrada en un monasterio en Portugal, en pleno despegue económico y artístico
del reino. Nos cuenta las
peripecias de una doncella, Eguzkilore (Flor del Sol), recién salida del
convento en busca de su identidad, en un viaje iniciático desde Burgos hasta
Zamora. A la pobre huérfana, la siguen dos enamorados con un oscuro pasado,
mientras sobre ellos planea inexorable la sombra de la muerte que va dejando un
rastro de asesinatos. En el trayecto, la jovencita inocente se convertirá en
una mujer que quiere vivir su vida, desarrollar el oficio de pintora, aprender
cosas y no depender de nadie. El descubrimiento de la pintora Teresa Díez y la
ayuda de Doña Mencía de Mendoza y Figueroa, mecenas y coleccionista de arte, la
empujarán en su vocación. En este apasionante paseo literario y artístico por
tierras castellanas, se mezclan personajes reales y ficticios, se plantea la
sempiterna lucha entre el bien y el mal junto con elementos maravillosos; pero,
sobre todo, se reivindica el papel de las mujeres, a las que la historia ha silenciado o colocado en un segundo plano, al mismo tiempo que da voz a los personajes
perdedores, porque la historia se puede escribir de otra manera.
Tal vez la
única crítica que se puede hacer es que la intriga es mínima, la acción muy
lenta y, a veces repetitiva, cargada de diálogos. Sí la novela se aligerase en menos
páginas, con una pizca de humor y mayor tensión sexual, podría convertirse en una
obra para el gran público que leerían con mucho interés los alumnos jóvenes del
instituto.
domingo, 13 de noviembre de 2016
Bibliopegia antropodérmica
La bibliopegia antropodérmica es la técnica de encuadernar libros con piel humana. Aunque en la actualidad es una práctica extremadamente inusual, alcanzó su momento de esplendor en el siglo XVII.
lunes, 9 de mayo de 2016
La importancia del título
En la actualidad, el titulo es fundamental para un libro, sobre todo para
una novela, tiene que ser original,
atractivo, fácilmente memorizable, coherente, corto o largo, pero siempre sugestivo,
porque es el resumen del argumento, lo que el escritor ha querido
comunicar. Un buen título es la carta de
presentación de un libro, una presentación adecuada puede acercarlo a más
lectores. En alguna parte del texto tiene que ser explicado. Si el autor no es muy
conocido, el título tendrá la máxima importancia. Un
consejo: un título no debe dar muchas pistas sobre qué la historia o el
lector perderá el interés. Debe ocultar siempre la verdadera clave de la
narración, permitir que quien lo lea se sorprenda por sí mismo. Los
hay de todas clases, con el nombre del protagonista ("Marianela"); con una sola palabra ("La Busca", "La
colmena"); con toda una oración ('La
increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada' de
Gabriel García Márquez, "El guardían entre el centeno" de Salinger); con
títulos extraños y sorprendentes ( "El abuelo que saltó por la ventana y
se largó", de Jonas Jonasson, "Las ardillas de Central Park están
tristes los lunes" de Katherine Pancol,
"Cuando Hitler robó el conejo rosa" de Judith Kerr); con una metáfora
evocadora ("La sombra del viento" de Ruiz Zafón). El título llega
siempre a la mente del escritor al comienzo o al final de la creación de una
forma mágica.
Todo
esto lo explicaba el profesor a sus alumnos somnolientos y desinteresados. Sus títulos preferidos eran
los que constaban de sustantivo y adjetivo: lo objetivo y lo subjetivo, lo esencial y lo
accesorio. Siempre pensó en un banco de títulos gratuitos que ayudaría a los
escritores poco inspirados en la difícil tarea de ser originales. Y empezó a
coleccionarlos de lecturas de aquí y de allí: Aletargado aburrimiento, Amada mascota, Acciones borradas, Atención maniática, Ávida vida, Vinoso ponto, Bellos públicos, Brutos secos, Caótica belleza, Casa fuerte, Cicatrices ocultas, Complaciente
papanatas, Conjunción copulativa, Cubiertas desgastadas, Desengaño despiadado, Desorden preciso, Dulce mar, Entrañas extrañas, Entrañas
palpitantes, Equilibristas ciegos, Estado conectado, Espectador domesticado, Estrategias narrativas, Extraño Esclavo, Estados excitados, Feroz felicidad, Franco
fresco, Frugales fruslerías, Fuegos fatuos, Habas
vanas, Heridas abiertas, Heteronimia ominosa, Horda devoradora, Implacable rudeza, Impúdico imprudente, Indigencia insignificante, Indigencia intelectual, Olor húmedo, Larga pesadumbre, Larvado resentimiento, Lava candente, Manchas
limpias, Masa amorfa, Mate amargo, Mentiras contrastadas, Mezcla perfecta, Misericordiosa inconsciencia, Misógino contumaz, Niebla meona, Obcecado ludópata, Otoño dorado, Paisaje sonoro, Parálisis general, Placer culpable, Plazo aplazado, Puro humo, Realismo visceral, Recuerdos materiales, Repugnante vileza, Rigor artis, Salvajismo jovial, Secreta receta, Silencio espeso, Silencios elocuentes, Sucio socio, Sol mustio, Sospechoso inocente, Sueño invencible, Tradiciones brumosas, Tensa espera, Trivial deseo, Vacas salvajes, Vivos colores. Al final, confesó que su favorito era Agua frita y papel asado. Y de los ya publicados, Papel mojado de Juan José Millás.
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miércoles, 6 de abril de 2016
Bustrófedon: Gortina y La Habana
Bustrófedon, bustrofedon o bustrofedón (en griego moderno βουστροφηδόν, de "buey" y "turno, giro") designa al tipo de escritura o al modo de escribir que consiste en redactar alternativamente un renglón de izquierda a derecha y el siguiente de derecha a izquierda o viceversa, que facilitaba su lectura. Algo parecido a lo que hace el arado que va trazando surcos de ida y vuelta sobre el terreno. Las leyes de Gortina (sur de Creta), escritas en piedra, están redactadas en bustrofedon con una línea de derecha a izquierda y la siguiente de izquierda a derecha. Su contenido las sitúa en el comienzo de la segunda mitad del siglo V a. C.
Mientras me daban estas explicaciones, me acordé del
personaje de Bustrófedon de la novela Tres
tristes tigres de Cabrera infante que se puso muy de moda en mi juventud
como un ejemplo de renovación del género:
"¿Quién era
Bustrófedon? ¿Quién fue quién será quién es Bustrófedon? ¿B? Pensar en él es
como pensar en la gallina de los huevos de oro, en una adivinanza sin
respuesta, en la espiral. Él era Bustrófedon para todos y todo para Bustrófedon
era él. No sé de dónde carajo sacó la palabrita —o la palabrota. Lo único que
sé es que yo me llamaba muchas veces Bustrófoton o Bustrófotomatón o
Busnéforoniepce, depende, dependiendo y Silvestre era Bustrófenix o Bustrofeliz
o Bustrófitzgerald, y Florentino Cazalis fue Bustrófloren mucho antes de que se
cambiara el nombre y se pusiera a escribir en los periódicos con su nuevo
nombre de Floren Cassalis, y una novia de él se llamó siempre Bustrofedora y su
madre era Bustrofelisa y su padre Bustrófader, y ni siquiera puedo decir si su
novia se llamaba Fedora de veras o su madre Felisa y que él tuviera otro nombre
que el que él mismo se dio. Me imagino que sacó la palabra de un diccionario
como del nombre de una medicina (¿ayudado por Silvestre?) tomó lo del
continente de Mutaflora, que era la bustrofloresta de los bustrófalos".
Tres tristes tigres, Seix Barral, 1979, págs. 207-209
Bustrófedon está presente a lo largo de la novela, pero el
capítulo en el que se aborda específicamente al personaje (Rompecabeza) se ubica en medio de los capítulos que ironizan sobre la literatura. El
personaje de Bustrófedon posee dos significados: la forma en la que el hombre
se escribe sobre la tierra mediante el procedimiento ancestral de la
agricultura y, una manera de escribir que resulta contrastante con las
convenciones modernas de escritura y redacción que se imponen escolar y
socialmente. Bustrófedon es un bufón ilustrado que se ríe de la tradición y la
convencionalidad. "En cuanto hace acto de presencia en una
página, las palabras se echan a temblar: son expulsadas de su sitio, alteradas,
deformadas; juega con ellas llamándose Bustrósotros, las embaraza, las seca el
tal Bustrófactótum, las enreda y como si fuese Bustróneruda las adelgaza como
las huellas de las gaviotas en la playa, incluso las hace pasar por el agujero
de los ratones como un Bustrócarroll. Y para volver al principio, pone una
página al revés, de derecha a izquierda para ser ya Bustrócasilda, o
Archibustrófedon".
lunes, 7 de diciembre de 2015
Los corruptores, Jorge Zepeda
He leído con interés dos novelas del periodista mexicano Jorge Zepeda Patterson: Los corruptores (Planeta) y Milena o el fémur más bello del mundo, premio Planeta, que es la continuación de la anterior porque presenta a los mismos personajes que forman el grupo de los Azules, asociación amistosa y sentimental que comparten desde la infancia: Amelia, dirigente política; Tomás, periodista, y Jaime, especialista en seguridad. Los tres intervienen de forma distinta y complementaria sobre la realidad política. Recurso que ya utilizó Enyd Blyton en Los Cinco, una pandilla formada por varios niños que actúan por lo general al margen de los adultos como detectives y se ven envueltos en toda clase de aventuras.
Los corruptores, nos presenta, de una manera cruda, la compleja realidad mejicana actual. Una realidad conformada por asesinatos realizados por profesionales sin ningún escrúpulo; salvajes luchas de poder; ambiciones inconfesables y corrupciones; esbirros de narcos que matan como si la vida no tuviera ningún valor, hackers reclutados a la fuerza por uno y otro bando, políticos descaradamente millonarios, corruptos que quieren serlo más y para siempre, servicios secretos que actúan sólo según sus intereses.
Pamela
Dosantos, famosa actriz, abre las piernas para tratar de seducir a su verdugo.
Es un intento desesperado. No lo consigue. Cierra los ojos y muere
descuartizada. Así se inicia Los corruptores. Tomás, periodista que ya vivió
sus mejores días, casado y divorciado, devoto de su hija Jimena, demasiado
aficionado a la vida diletante y al alcohol, publica un dato en su
insignificante columna en un periódico del D.F. que implica a Salazar, el
hombre fuerte del nuevo gobierno del PRI, que ha regresado al poder.
La novela premiada, menos lograda y de redacción más apresurada que la anterior, desvela la intervención de las mafias ucranianas que desde la Marbella de Gil y Gil extienden su influencia a la gobernación de México a través de una compleja red de prostitución.
La novela premiada, menos lograda y de redacción más apresurada que la anterior, desvela la intervención de las mafias ucranianas que desde la Marbella de Gil y Gil extienden su influencia a la gobernación de México a través de una compleja red de prostitución.
miércoles, 25 de marzo de 2015
Arma de destrucción masiva: un tanque de libros gratis
Ángel, Gracias
Incluyo también el enlace al texto de Rosa Regas, El valor de la lectura (2005)
Buena idea la del artista argentino Raúl Lemesoff. Ya tenemos un poster para bombardear a los alumnos (y padres, y profesores, y políticos) el 23 de abril y olvidarnos de los huesos de los escritores que ya no sirven ni para hacer un caldo.
Incluyo también el enlace al texto de Rosa Regas, El valor de la lectura (2005)
martes, 24 de marzo de 2015
Pantallas, Manuel Vicent
Artículo aparecido en El País en 2008. Nota frívola: Manuel Vicent y Pablo Abraira (cantante) son igualitos.
No recuerdo haber visto nunca en una película norteamericana el interior de una casa donde apareciera una biblioteca familiar. Tampoco a ningún héroe del cine clásico, Gary Cooper, John Wayne, Henry Fonda, leyendo un libro en la mecedora del porche después de realizar cualquier hazaña. Por los descampados del lejano oeste puede que a veces cruzara un tipo con un levitón polvoriento vendiendo biblias. Queda la estampa cinematográfica de algún reverendo abriendo el libro de los salmos al borde de una fosa descarnada en el momento de mandar a los verdes valles del Edén a cualquier fiambre, pero luego, nada. Los deudos devoraban la tarta de frambuesa que había preparado Maureen O'Hara para después del funeral. Nadie será capaz de imaginar una secuencia con Robert de Niro, Jack Nicholson o Brad Pitt enfrascados en la lectura de una novela. Ni siquiera Woody Allen se ha permitido el lujo de decorar el despacho de su psicoanalista con una estantería cargada de volúmenes manoseados. Los libros en el cine no existen. Esos best sellers con títulos dorados en relieve, que las amas de casa meten en la cesta de la compra junto a las zanahorias, nunca se quedan en casa después de ser leídos. Cuando las cámaras llegan, el trapero ya se los ha llevado. Se ha dicho hasta la saciedad que las pantallas han derrotado a los libros. Media humanidad se pasa el día sentada devorando imágenes. En el avión, en el tren, en el bar, en el hospital donde te acaban de rajar, en el sofá en el que caes rendido al final del día siempre hallarás enfrente una pantalla vertiendo en tu cerebro infinidad de monigotes. Las fotos de los periódicos cada día más grandes, los cuerpos gloriosos de belleza visual que pueblan las revistas satinadas, también se han puesto de parte de las pantallas en la guerra contra la letra impresa. Pero de los libros se salvan siempre las imágenes. Se trata de saber qué tiene más fuerza todavía, si la imagen literaria que conservamos en la memoria después de la lectura o la visión de toda esa fantasmagoría de luces y sombras. Qué deja un oro más profundo en el alma, la goleta Hispaniola navegando rumbo a la Isla del Tesoro a través de las páginas del libro o Gary Cooper soplando la boca del revólver en la pantalla.
viernes, 29 de agosto de 2014
Crímenes bestiales, Patricia Highsmith
martes, 19 de agosto de 2014
Abrazar la pérdida, Leila Guerriero
"Escritos dos meses después, o dos
años más tarde, o al pie de la cama donde yace la carne querida. Amparados en
la piedad de las elipsis, o repletos de detalles drenados al recuerdo. Bajo la
forma de diarios, de epístolas, de canciones de cuna con ardiente error de
paralaje. Erizados de esquirlas de un incendio que no cesa. Hijos de un género
al que nadie querría dedicarse. Libros. Libros que cuentan el fin (la muerte
del padre, el tormento del hijo, la agonía tapizada de metotrexato) y que, para
contar el fin, deben empezar por el principio. Y, para empezar por el
principio, hay que recordar.
Y recordar
duele".
De la misma autora Nueve libros sobre el duelo
lunes, 30 de junio de 2014
Breveñas: El posmodernismo ¡vaya timo!
Gabriel Andrade, El posmodernismo ¡vaya
timo! Prólogo de Mario Bunge. Editorial Laetoli, Pamplona, 2013. 297
págs. 19€
Desde
hace unos años la editorial Laetoli viene publicando una serie de libros
dirigidos al gran público con la sana intención de desmontar las creencias
irracionales que dominan en buena parte nuestro mundo, con temas tan
interesantes y variados como la homeopatía, la inmortalidad, el tarot, la
parapsicología, los ovnis... Todos los títulos se completan con la expresión ¡vaya
timo!, que da nombre a la colección, dirigida por el conocido astrónomo
Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona.
El
volumen que nos ocupa está redactado por el joven profesor venezolano Gabriel
Andrade, y en él se van repasando y rebatiendo (o intentándolo) los principales
temas del pensamiento llamado pos(t)moderno, que ha ocupado en gran medida la
primera línea intelectual desde mediados del siglo XX con la pretensión de
superar e incluso anular la razón ilustrada que se ha venido imponiendo desde
el XVIII, acusándola de ser la causa de casi todos los males de nuestra época.
Tras una Introducción (donde se centran los conceptos de modernismo, modernidad y posmodernismo),
hay 11 capítulos, de los que destacaríamos:
“Usos y abusos de la izquierda” (“el camino a la felicidad está en la continuidad
de la modernidad, y no en su ruptura”, en la línea de Habermas) , “El odio
a la Ilustración” (los errores y excesos de los ilustrados no autorizan a destruir su proyecto,
todavía irrealizado) , “¿Todo
es relativo? (el
relativismo cultural no debe llevarnos a negar la razón objetiva) ), “El
ataque a la ciencia” (la ciencia, bestia negra de algunos posmodernos, es el conocimiento racional)
, “El bien y el mal” (el relativismo moral no puede estar por encima de la razón y los derechos
humanos) , “La occidentofobia” (la civilización occidental, con todos sus errores y horrores,
es superior a las otras en casi todo) . "La obsesión con el poder” (los excesos del poder
político no invalida la búsqueda de una organización racional que proteja a la
sociedad de los abusos de los más fuertes) , “El feminismo mal entendido” (la lucha contra el
patriarcado no permite suponer, con algunos posmodernos y feministas, que los
sexos son construcciones puramente ideológicas). En ellos se analiza el
pensamiento, entre otros muchos, de Nietzsche, Foucault, Derrida, Lyotard,
Marija Gimbutas, etc., por sus exageraciones y por sus malas derivaciones. El
resultado es convincente y brillante, aunque se pueda discrepar en algunos
puntos. El autor peca en ocasiones, como otros practicantes de la crítica
racionalista, de exceso de simplismo y de una cierta suficiencia que le hace
caer a veces en un sarcasmo (y digo caer porque el que menosprecia o denigra se
degrada, ante todo, a sí mismo) a todas luces injustificado y, lo que es peor,
contraproducente. El componente irracional del ser humano ha de ser tenido en
cuenta, porque forma parte de la vida, aunque debamos combatirlo y procurar
prudentemente que su influjo disminuya en nuestra sociedad.
Gabriel Andrade ha publicado también, entre otras obras, dos títulos más
de la colección ¡vaya timo!, La inmortalidad y La teología;
es un nombre, sin duda, a tener en cuenta dentro del mejor pensamiento en
lengua española. Nos recuerda, entre otros, al ensayista argentino Juan José
Sebreli (n. 1930), cuya obra El olvido de la razón (2006), citada por
Andrade, da también un buen “repaso” a la filosofía contemporánea.
Por
su parte el director de la colección, Javier Armentia, mantiene un interesante
blog crítico, Por la boca muere el pez.
domingo, 3 de noviembre de 2013
domingo, 13 de enero de 2013
Lecturas navideñas
Estas navidades he leído con emoción e interés Shefarad de Muñoz Molina, el
libro me había echado para atrás varias veces por su desagradable portada, pero
su lectura ha sido como una intensa lluvia en tiempos de sequía. Absolución de Luis Landero ha hecho que los trayectos en metro sean una delicia, aunque el final me ha defraudado un poco. El protagonista del libro
es un inolvidable ser solitario, apático
y divertido, que huyendo de sí mismo, va en busca de la felicidad para acabar huyendo de la felicidad en busca de sí mismo. Los dos libros me
han servido para conocer más a los dos autores y, sobre todo, para quererlos. He
aquí una muestra de la acertada visión del profesorado que tiene el autor (quién lo probó, lo sabe):
"Y luego estaban los profesores. Había que verlos. Unos
parecían descorazonados, otros cansados o aburridos, otros lo confiaban todo a
la severidad y a la eficacia, y otros fingían un dinamismo que quería ser sincero
y contagioso pero que a Lino le recordaban a esos payasos de circo que, de
pueblo en pueblo, se esfuerzan cada noche en divertir a la concurrencia porque
no tienen otra opción, porque ese es su oficio y en él han de poner lo mejor de
su talento, de su pasión, de sus a veces escasas energías. Parecían buhoneros
yendo y viniendo con sus fardos de sabiduría a cuestas, subiendo y bajando por
valles y collados, escaleras arriba a, escaleras abajo, a campo través por los
pasillos. Y si eran dignos de admiración, también daba un poco de lástima el
verlos allí, adultos y tan sabios como eran, y algunos eran viejos, mezclados
siempre con los muchachos, condenados a convivir con la incansable, y cansina,
y bullanguera juventud".
Misión Olvido de
María Dueñas es, como su propio título indica, un libro para olvidar. El tema a
priori parecía interesante (exiliados españoles en EE.UU), pero el desarrollo de la trama, los personajes
y el estilo resultan perfectamente
olvidables. En esta novela tan desigual solo se salvan algunas historias
secundarias.
La trayectoria de Muñoz Molina y Luis Landero es la dos magníficos escritores de escritura magnética, siempre tienen algo
interesante que contar con ironía y sentido del humor. María Dueñas, hasta ahora, parece una mediocre
escritora de estilo romo que una vez tuvo la suerte de contar una buena
historia en forma de ameno folletín.
martes, 2 de agosto de 2011
BREVEÑAS-II
Elvira Lindo, Lo que me queda por vivir (novela). Barcelona, Seix Barral, 2010. 267 págs. Un reaccionario de mediados del XX, Camón Aznar, escribió en sus Aforismos del solitario: “Contra Schopenhauer: veo en el mundo no una gran voluntad, sino una gran resignación”. Y 20 años antes D. José Ortega cerraba La rebelión de las masas declarando que el papel de las masas era la obediencia y, también, la resignación. (El pensamiento raccionario del XIX y del XX está en la base de buena parte del mundo actual) La novela de Lindo está “bien”: bien escrita, bien construída (o casi), bien llevada para enganchar (casi siempre)... y es bien triste. No una gran tristeza de esas trágicas que ahora no se llevan, una tristeza pequeña y un poco cutre, con personajes menos que mediocres, empezando por la protagonista (una veinteañera separada con un niño en los años ochenta). Y el regusto (casi mensaje) final es de resignación: parece que no hay manera de romper los moldes sociales y psicológicos. El periplo de los personajes acaba por no interesar gran cosa, todo suena un poco a déjà vu, déjà entendu. La época ambiental (incluídos los saltos atrás) es de las más narradas en la España actual y el trasfondo futuro que insinúa una especie de happy end sigue rezumando el mensaje que Lindo y otros compañeros de grupo mediático repiten a menudo: el amor es tóxico, y más vale un plácido acomodo. Todo está aplastado por la grisura conservadora reaganiana-thatcheriana de aquella época, o aguirre-merkeliana de ahora.
Recomendado: ni se sabe; quizá para jóvenes (raros) que quieran saber algo sobre la generación de sus padres.
José Carlos Llop, El informe Stein (novela). Madrid, Anaya&Mario Muchnik, l995. 128 págs. Una novela corta en formato bolsillo, cuyo autor se consagró antes como poeta y ensayista que como narrador. Situada en la Mallorca de los 60 (nada que ver con las grandes novelas mallorquinas de Llorenç Villalonga), narra la vida de unos adolescentes acomodados en un colegio de jesuítas, entreverada con una leve intriga casi policíaca, que luego se revela más bien política, con los antecedentes y consiguientes de la guerra civil. Algunos tipos bien caracterizados, y un estilo que retiene al lector, quizá por una concisión que recuerda un poco a Umbral en sus obras “de iniciación”, especialmente Memorias de un niño de derechas. Obra menor, pero estimable.
Recomendado: para jóvenes que necesiten aprender a valorar lo que tienen; pero también para todos aquellos lectores que gusten de un respiro, un agradable intermezzo entre cosas mayores, pero más fatigosas; los poetas pasados a narradores suelen, al menos, escribir decentemente.
José Luís Sampedro – Olga Lucas, Cuarteto para un solista. Barcelona, Plaza Janés, 2011. 206 págs.
El joven nonagenario Sampedro sigue produciendo todo tipo de obras, y esta vez con su esposa nos ofrece una “novela de ideas o ensayo novelado” (como lo presenta el editor) donde el personaje de un viejo profesor es ingresado en un psiquiátrico por asegurar que mantiene contactos con figuras imaginarias: los cuatro elementos de la naturaleza, Fuego, Tierra, Aire y Agua, que dialogan entre sí, con el profesor y con Vida, otro personaje alegórico al que es preciso salvar. El libro discurre entre la tensión del protagonista con su entorno familiar y psiquiátrico y la relación superreal que sostiene con sus interlocutores, siempre en torno a los grandes desastres que afligen al mundo actual y la necesidad de actuar de inmediato para evitar el desastre total. Estamos, pues, en la línea de combate que sigue manteniendo Sampedro desde hace mucho tiempo. Novelita fantástica, alegórica, filosófica, provocativa, revulsiva, incitadora... todo ello servido en una buena escritura, con algún ligero galicismo nada frecuente en el autor (pero Olga Lucas nació en Toulouse).
Recomendado: para jóvenes de 10 a 100 años que quieran volar unas horas en alas de la fantasía para aterrizar de vez en cuando en las más duras realidades de este mundo.
Recomendado: ni se sabe; quizá para jóvenes (raros) que quieran saber algo sobre la generación de sus padres.
José Carlos Llop, El informe Stein (novela). Madrid, Anaya&Mario Muchnik, l995. 128 págs. Una novela corta en formato bolsillo, cuyo autor se consagró antes como poeta y ensayista que como narrador. Situada en la Mallorca de los 60 (nada que ver con las grandes novelas mallorquinas de Llorenç Villalonga), narra la vida de unos adolescentes acomodados en un colegio de jesuítas, entreverada con una leve intriga casi policíaca, que luego se revela más bien política, con los antecedentes y consiguientes de la guerra civil. Algunos tipos bien caracterizados, y un estilo que retiene al lector, quizá por una concisión que recuerda un poco a Umbral en sus obras “de iniciación”, especialmente Memorias de un niño de derechas. Obra menor, pero estimable.
Recomendado: para jóvenes que necesiten aprender a valorar lo que tienen; pero también para todos aquellos lectores que gusten de un respiro, un agradable intermezzo entre cosas mayores, pero más fatigosas; los poetas pasados a narradores suelen, al menos, escribir decentemente.
José Luís Sampedro – Olga Lucas, Cuarteto para un solista. Barcelona, Plaza Janés, 2011. 206 págs.
El joven nonagenario Sampedro sigue produciendo todo tipo de obras, y esta vez con su esposa nos ofrece una “novela de ideas o ensayo novelado” (como lo presenta el editor) donde el personaje de un viejo profesor es ingresado en un psiquiátrico por asegurar que mantiene contactos con figuras imaginarias: los cuatro elementos de la naturaleza, Fuego, Tierra, Aire y Agua, que dialogan entre sí, con el profesor y con Vida, otro personaje alegórico al que es preciso salvar. El libro discurre entre la tensión del protagonista con su entorno familiar y psiquiátrico y la relación superreal que sostiene con sus interlocutores, siempre en torno a los grandes desastres que afligen al mundo actual y la necesidad de actuar de inmediato para evitar el desastre total. Estamos, pues, en la línea de combate que sigue manteniendo Sampedro desde hace mucho tiempo. Novelita fantástica, alegórica, filosófica, provocativa, revulsiva, incitadora... todo ello servido en una buena escritura, con algún ligero galicismo nada frecuente en el autor (pero Olga Lucas nació en Toulouse).
Recomendado: para jóvenes de 10 a 100 años que quieran volar unas horas en alas de la fantasía para aterrizar de vez en cuando en las más duras realidades de este mundo.
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Emilio García Ruiz,
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domingo, 6 de marzo de 2011
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