jueves, 12 de septiembre de 2019

Extraña escultura


Extraña escultura, ¿un monumento al perfecto equilibrio? La vi al fondo de la piscina y me llamó poderosamente la atención, se daba de bofetones con el mobiliario restante. No supe distinguir lo que era hasta que me acerqué: una antigua carretilla de hierro sin ruedas encima de unos ladrillos y sobre ella una rejilla. Vi en su interior restos de brasas. Ya no me cabía duda, era una barbacoa rudimentaria e improvisada para cocinar sabrosos pinchos de carne. El ingeniero había utilizado todo lo que tenía a mano para realizarla. Estaba a la altura perfecta para cocinar sin deslomarse. Sólida y fuerte, seguro que había servido para alegrar el paladar de los bañistas. Todo un monolito dedicado a la agudeza y arte de ingenio, pero indudablemente una tumba para la estética.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Además de blogópata, hipocondríaca


En anatomía la palabra "hipocondrio" se utiliza para denominar a la región del abdomen inmediatamente debajo de las costillas (que tienen cartílago), por lo que se llamó "hipocondriacos" a las personas que tienen la fama de tocarse esta zona cuando fingen (o creen) estar enfermos.

Zelig, Woody Allen
Lo de blogópata es cierto y hay pruebas, aunque lo quiero dejar; lo de hipocondríaca no lo tengo tan claro después de una infección urinaria que me ha llegado a los riñones. Ahora entiendo la expresión coloquial "Esto es para mear y no echar gota", o a los hombres que recuerdan con nostalgia cuando eran chiquillos y podían jugar a ver quién mea más lejos. Tener ganas de orinar y no poder hacerlo cuando salen dos gotas que producen dolor, es un tormento insoportable, igualable al suplicio de Tántalo. Después de casi tres meses, de tres análisis de orina plagados de leucocitos, de la ingesta de antibióticos y de las subsiguientes pruebas y molestias, debo admitir que me he tocado la zona del hipocondrio en innumerables ocasiones. No suelo quejarme, no soy morbosa, nunca he fingido una enfermedad que no quiero tener, pero a veces me he sentido enferma imaginaria porque los síntomas persistentes eran semejantes a una gripe leve, ¿y si me la estaba inventando? De todas maneras, lo que más me inquieta son las preocupaciones y problemas que puedo acarrear a los demás, por eso estoy como ausente, enquistada, fuera de juego, aislada del círculo social. Solo deseo sentirme firme, no enferma.

Novela de amor



 Este poema, que es un prodigio de síntesis más cercano a la prosa que a la poesía, expresa con rotundidad el sentimiento de pérdida dolorosa de una historia de amor. Es de Jaime Villanueva Donoso y pertenece al poemario "Los silencios bien guardados", publicado en Chile en 2013. Merece la pena adentrarse en sus páginas para hallar respuestas. 
Cristina Peri Rossi retoma el poema 20 de Neruda y en una poesía prosaica da la verdadera clave:

 

martes, 10 de septiembre de 2019

Solo me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena


Casa Zoilo (Villena, agosto 2019)
Desde pequeña, las tormentas me fascinan, si son en verano, mejor. Las nubes que las presagian, el olor a tierra mojada y el silencio posterior me tranquilizan. Aunque ya se sabe que en la zona de Levante llueve poco y mal y nunca a gusto de todos, la mayoría de las tormentas va acompañada de granizo que destroza todo lo que pilla. Si a los urbanitas nos duele que una planta se estropee, no puedo ni imaginarme el drama que supone para un agricultor ver destrozada su cosecha, el trabajo de todo un año. En ningún caso me refiero a la gota fría que nos acerca a las zonas donde abundan los ciclones. Yo he vivido con horror, pensando en el fin del mundo, los monzones en la India y las tormentas tropicales en Cuba, la furia desatada de la naturaleza que arrambla con todo: personas, cosechas, animales, coches, puentes, construcciones... Sin embargo, justo ahora, han dejado de gustarme las tormentas, hasta las más leves. La causa es la casa de mi abuelo construida en 1927, invendible y a punto de no pasar una inspección técnica, que está haciendo aguas en el sentido literal porque el tejado filtra aguas. Como el arreglo no solo depende de mí y no sé cómo solucionarlo, cada vez que oigo que hay gota fría por la zona, me echo a temblar. Es más, estoy a punto de encomendarme a los santos de la Piedra, Abdón y Senén de La Algueña.Un ejemplo más de que los problemas existen, pero solo cuando te atañen, te preocupan. Solo me acuerdo de Santa Bárbara cuando truena, aunque desde pequeña he vivido rodeada de imágenes de la santa, patrona del cuerpo de Armamento y Construcción, en el entorno militar de mi padre.

La leyenda de Santa Bárbara

Por cierto, cuenta la leyenda que santa Bárbara fue decapitada por su propio padre que terminó alcanzado por un rayo. Extrañamente por eso se convirtió en la patrona de todos los artilleros  y de las profesiones que tienen que ver con explosivos y fuego: mineros, bomberos, canteros, electricistas... Eugenio Garcés i Bonet, Teniente Coronel de Artillería, aporta otra versión de los hechos que define mejor la relación entre santa Bárbara y los explosivos, y por extensión, con la Artillería. Bárbara siguió los pasos de su padre en sus estudios y juntos descubrieron una mezcla explosiva que utilizaron para defender la ciudad Hippone, en el norte de África, del ataque de unos bárbaros. Muere el padre y la hija, que ha ingresado en un convento, utiliza durante 14 meses los conocimientos de pirotecnia para mantener a los atacantes a raya. Finalmente los bárbaros consiguen penetrar en la ciudad y al llegar al convento, la Santa lo hace volar por los aires mediante cargas explosivas que había preparado con antelación, evitando así caer en sus manos tanto ella como sus compañeras.

Destrozos de la última tormenta con granizo  (2015)

domingo, 8 de septiembre de 2019

Enid Blyton: ¿Sexismo, racismo y homofobia?


Creo que nos rodea un nuevo puritanismo en aras de lo políticamente correcto. Leo en el periódico que el Reino Unido acaba de negar un homenaje a Enid Blyton, la autora de la saga de Los cinco, por la incorrección de sus textos que presentan rasgos de sexismo, racismo y homofobia. No lo dudo, pero me enseñaron desde la juventud (Saussure tuvo la culpa) que cualquier fenómeno tenía que ser analizado desde dos puntos de vista, sincronía (lo que supuso en su momento) y diacronía (lo que ha ido cambiando con el paso del tiempo). Por lo tanto, no se debe juzgar el pasado solo desde las perspectivas de nuestro tiempo, pero se hace constantemente. No basta con saber que su obra sigue viva y apreciada por sus lectores, sino que además exigimos progresismo y modernidad a una mujer que nació en 1897 sin tener en cuenta el contexto histórico. 
En las interminables vacaciones de verano de tres meses de mi infancia, mi interés por la lectura para matar el aburrimiento comenzó con sus libros. Me gustaban porque esos niños tenían libertad y se pegaban unas merendolas estupendas, no tenían que ir a misa y les importaba un bledo lo que pensaran los mayores. En un país donde el sexismo, el racismo y la homofobia eran habituales, no éramos conscientes de esos términos. 



jueves, 5 de septiembre de 2019

La vuelta al cole


Un recuerdo a todos los profesores que comienzan el nuevo curso, sois mis héroes. Ayer recibí un correo de una profesora mayor de 55 años contándome su jornada semanal: 20 horas de clase, 3 grupos de 1º, 3 grupos de 2º, 2 grupos de 3º, 1 grupo de 4º y un primero de Bachillerato, más poner en marcha la biblioteca. ¿Alguien da más? La foto de esta niña inglesa, antes y después de clase, refleja muy bien las jornadas agotadoras para profesores y alumnos. Mucho ánimo.


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Un paraíso cercano: La Algueña



La Algueña (en valenciano, l'Alguenya) es uno de los municipios más jóvenes de Alicante, logró la independencia de Pinoso en 1934. Situada en el suroeste de la provincia de Alicante, en la comarca del Vinalopó Medio, cuenta con 1.413 habitantes. Es un pueblo típicamente agrícola dedicado al cultivo de la viña, el aceite y la almendra. Destaca por la elaboración de vinos y licores y por la industria del mármol. Rodeada por las canteras de mármol marfileño, sus montañas, horadadas por la mano del hombre, nos ofrecen un paisaje insólito que por la noche refulge como la nieve y da luz a las esbeltas torres de la iglesia. Su clima, paisajes y gastronomía son muy parecidos a los de Villena que se encuentra en el Alto Vinalopó. La única diferencia es que nosotros no hablamos valenciano y nos hemos especializado en la industria del calzado. Ellos son referente por sus circuitos de motos y nosotros, por las fiestas de Moros y Cristianos. Villena es una ciudad de recio abolengo repleta de bullicio, Algueña es un pueblo silencioso y tranquilo, que destaca por la amabilidad de su habitantes, siempre acogedores y divertidos. Allí tengo buenos amigos. La paella de arroz con conejo de Lola es inolvidable, como lo es también la puesta de sol desde su terraza. El jardín modernista de Charo y Vicente, en un ambiente de ensueño, recibe, con unas cenas suculentas rociadas de buen vino y gin-tonic, la entrada y la despedida del verano. 
Toda esta introducción me sirve para enmarcar los dos vídeos que recibí de las fiestas de julio en honor a los patronos Abdón y Senén, los santos de la Piedra (granizo), protectores de sembrados y cosechas en todo el orbe cristiano hasta que fueron desplazados por la figura de San Isidro en el siglo XVIII. El primero es un pasacalles de las reinas de la fiesta, las autoridades y la banda de música que iban a toda velocidad para resguardarse del calor sin banderas y estandartes religiosos. El segundo, que reproduzco aquí, un encierro de toros de mentirijilla donde los niños son los protagonistas. Ojalá todos los encierros fueran así, apenas unos días después, el 2 de agosto, en Pinoso un joven de 26 años murió como consecuencia de las heridas sufridas tras una cornada de una vaquilla durante las fiestas. Y es que así me imagino las verdaderas fiestas populares, sencillas, sin sangre y sin ningún boato.

 La Algueña, un paraíso cercano, la Arcadia de Alicante.


Un vídeo de El Comidista (20/9) se refiere al vino Fondillón de fama mundial que se produce en La Algueña