viernes, 20 de marzo de 2015

El discurso, Manuel Rivas (patadas al diccionario)

Aunque el texto es un poco antiguo (2003), no está mal recordarlo en los tiempos que corren. Estaría muy bien utilizarlo para los alumnos de 2º de Bachillerato. Hay que fijarse en la foto que acompaña a esta entrada, en el logo de los juegos olímpicos que nunca se realizaron, en lugar de 2020, las chanclas señalan la fecha de 20020.

Antes de hablar, enfatizó el presidente, quiero decir unas palabras.Y lo que voy a decir es una verdad como un témpano. Hemos estado entre la espalda y la pared. Hemos ido de caspa caída. Hemos tenido el handicap en contra. Hemos pasado de castaño a oscuro. Nos hemos visto metidos en más de un membrete. De mí se ha dicho que soy un higocéntrico. Pero, recordad, siempre insistí en que todo era pataca minuta, que no había que confundir los churros con las merinas, ni agobiarse en un vaso de agua, ni hacer caso de las antenas paranoicas ni de la fiebre óptica. Yo siempre lo tuve herméticamente claro: Renaceremos de nuestras cenizas como el gato Félix, diga lo que diga el obstáculo de Delfos.
Bien sé que a todo Napoleón le llega su Water-polo, pero yo fui llamado a llenar el vacío de las ausencias y no me voy a salir por la tajante. Mis adversarios dicen que he colocado a España en un lugar antipático a los ojos del mundo. También en eso les ha salido el tiro por la horma del zapato. Me cuentan y no paran de chistes que circulan por Internet, en Portugal, sin ir más lejos. "¿En qué se parecen un presidente español humilde y Superman? En que ninguno de los dos existe". Je, je. Y otro: "¿Por qué cuando empatan a cero, Portugal mete cero goles y España cero golazos?". Muy simpáticos estos portugueses. Será por eso que en las Azores estábamos cuatro y sólo se habla del famoso trío. La verdad es que cuando nos presentaron al primer ministro portugués, le guiñé un ojo a Bush y le dije: "¿Sabías, George, que el nuevo puente de Lisboa sobre el Tajo es el más grande del mundo y uno de los más grandes de Portugal?" ¡Cómo nos reímos!
A mis presuntos sucesores, paciencia. Hay que saborear el éxito en pequeñas diócesis. No quiero que dividáis el partido en tres mitades ni que comiencen las hostialidades. Siempre me tendréis aquí, donde debe ser, a babor, a la derecha. Y ahora viene, lo fundamental. Como dice nuestro patrón fundador, marcando el paso de los tiempos, sin asombro de duda: llegado el momento, y si es menester, hay que sacar los votos hasta de debajo de los ladrillos. Porque, y esta es la gran cuestión, ¿qué futuro vamos a dejar a nuestros antepasados?

Procrastinación o síndrome de Escarlata O'Hara

"Tarditas et procrastinatio odiosa est". Cicerón 

Me gusta aprender palabras y más si estas designan comportamientos. La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables. El término pertenece a la psicología, a mí me gusta más llamarlo síndrome de Escarlata O’Hara, la protagonista de la película Lo que el viento se llevó, cuya  incapacidad de enfrentarse con la realidad se plasma en la frase: “Ya lo pensaré mañana”, que, con diversas variantes, aparece en cerca de 40 ocasiones a lo largo de la novela y que se convierte en un rasgo inherente a la joven. La procrastinación como síndrome que evade el responsabilizarse posponiendo tareas a realizar puede llevar al individuo a refugiarse en actividades ajenas a su cometido. La costumbre de posponer genera dependencia de diversos elementos externos como navegar en Internet, leer libros, salir de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, entre otras, como pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o decisión. Un famoso refrán que combate la procrastinación es el que dice: «No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». Ese era mi lema antes de jubilarme, ahora pretendo que las cosas sigan un ritmo más pausado y me gusta entretenerme en actividades que antes no podía realizar.
Para saber más:

martes, 10 de marzo de 2015

Amistad rota

¿Cómo es posible que se pierda la amistad de más de treinta años en un instante? Pues se rompió en un segundo,como un jarrón. El cariño, forjado desde la adolescencia, se terminó en una tarde fría y lluviosa del mes de octubre en una cita por sus cumpleaños respectivos. Juntas, las dos amigas  habían vivido los acontecimientos más importantes de sus vidas: los  guateques,  el primer amor, la facultad, la primera borrachera,  la tesina, la boda, el nacimiento de un hijo, las oposiciones, las visitas al sanatorio, la muerte de los padres, viajes, el adulterio,  la muerte del marido. Al principio compartieron amistad y barrio, al final solo reproches. Habían quedado para comer ese día aciago y no se encontraron a la hora prevista. Una de ellas, de baja por depresión,  bañada en alcohol durante la espera, se puso fuera de sí como ya había hecho otras veces, y recibió a la otra chillando. Carente de toda lógica, la echó de su casa con cajas destempladas. El recuerdo del portazo en la entrada entre insultos, mientras el cachorro de perro adoptado se restregaba en su pierna, es una escena que se repite muchas veces en las pesadillas de ambas. Fue la gota que colmó el vaso, pensé mientras mis lágrimas se mezclaban con la lluvia que caía salvajemente sobre mi rostro y mis medias rotas; muerta de hambre y de rabia llegué a duras penas al metro, veinte minutos después. Fue imposible pegar los fragmentos de esa amistad rota. La llamada de la reconciliación no se produjo y el tiempo ha ido pasando inexorablemente sin que ninguna de las dos haya pedido perdón. 

domingo, 8 de marzo de 2015

Malas noticias

La taimada, mentirosa, incombustible y mala actriz,  ha sido designada para la alcaldía de Madrid. No tengo palabras. Solo  palabrotas. ¡Qué mala imagen para el día de la mujer trabajadora!

Paralelismos
Como cada vez que uso el transporte público urbano suele tocarme de compañera gente de pocos recursos y bajo nivel social, a veces extranjeros, que hacen que mi trayecto no me resulte lo cómodo que podría esperarme, voy a proponerle a mi alcalde que suprima alguna línea actual y en su lugar cree otra que, para el mismo trayecto, cueste algo más cara, lo suficiente como para que esa gente siga usando la línea antigua y en la nueva sólo vayamos los que disponemos de más medios. Total, a ellos les dará igual tenerme o no de compañero y yo, desde luego, iré más cómodo así. ¿Que soy un egoísta? ¿Que mis argumentos son despreciables? ¿Que ninguna Administración pública será tan irresponsable como para hacerme el juego? ¡Qué va! Cambiemos “transporte” por “educación” y… ¡ahí está!: ¿o qué es, si no, la enseñanza concertada?— Roberto García de la Calera.

sábado, 7 de marzo de 2015

Extraños compañeros de viaje

Fue un viaje a ciegas. No se sabe cómo, pero los dos fueron enrollados para pasar unos días con una pareja de amigos. No se conocían. A cada uno de ellos le dijeron que si no le importaba que fuese su amigo-a, muy majo-a, por cierto. Pues claro que no, contestaron. No hicieron preguntas, no se vieron antes de emprender la marcha. Los cuatro eran profesores jubilados. En el aeropuerto se miraron de reojo con gran susto. Ella pensó: qué tipo más extraño, delgado, inexpresivo, calvo con una estrella roja en la boina. Él pensó: qué mujer más estrafalaria, gordita, nerviosa, con una escarola pelirroja en la cabeza. Cuando se repartieron las habitaciones en el hotel, dijeron al unísono que ellos compartirían una. En el ascensor ella le comentó: tengo que avisarte que ronco, me lo han dicho mis sobrinos y un sobrino nunca miente. No importa, respondió. Ella no había dormido nunca en una habitación con un desconocido, se sentía insegura; el primer día durmió fatal, no sabía dónde cambiarse, qué hacer con la ropa, cómo apañárselas en el cuarto de baño. Él durmió a pierna suelta, acostumbrado a viajar a sitios exóticos con compañías de todo tipo. El segundo todo fue mejor. Los dos, callados, con un peculiar sentido del humor, están acostumbrados a estar solos. La convivencia fue muy fácil. Distantes y cercanos, nunca se contaron sus sentimientos. Pasados los cuatro días, se despidieron con una mezcla extraña de pena y liberación. Les resultó muy duro acostumbrarse a la vida cotidiana después de unos días tan intensos. 

jueves, 5 de marzo de 2015

Las cuatro estaciones

Hice estas cartulinas para ayudar a una compañera que estaba preparando las oposiciones de infantil. Solo se necesita un poco de paciencia y creatividad. Utilice elementos diversos que hay en todas las casas: cartulinas de distintas texturas, telas, algodón, rotuladores, fieltros... Las pongo aquí por si sirven para otras personas.









Peligrosa obra del futuro parque de bomberos de la zona centro




 Como se acercan las elecciones e interesa que la economía se reactive, se está empezando a crear  empleo en la construcción. Primero suprimieron todos los puestos de trabajo, echaron a la gente a la calle, para  luego volverlos a contratar con peores condiciones laborales y por el precio de uno, ahora tenemos hasta tres trabajadores. De esta manera es muy fácil conseguir más contratos y más cotizantes a la seguridad social que maquillen las estadísticas para hablar del milagro de la regeneración de la crisis.  La calle San Bernardo es un ejemplo de ello. Este mes, el Ayuntamiento ha empezado, en un solar abandonado hace más de 6 años, las obras de lo que será el nuevo parque de bomberos de la zona centro, después de muchos años de haberse olvidado del asunto. Ignoro de quién habrá sido la genial idea de poner un parque de bomberos en una de las calles más estrechas y con más tráfico de Madrid, donde es imposible descargar o bajarse de un coche sin formar un atasco desde la Gran Vía hasta los bulevares.  Pero, ahora mismo, lo que más me preocupa es que la empresa constructora se ha apoderado de toda las aceras circundantes instalando unas casetas gigantescas. De nada les valen a los alumnos del Lope de Vega los carteles prohibiendo el paso y advirtiendo del peligro, ellos siguen jugándose la vida en la calzada. Estoy convencida de que habrá un accidente. Me dicen que este tipo de instalación paga muchos impuestos y por eso no se suele hacer. No creo que  la empresa concesionaria del ayuntamiento pague ni un duro por esta invasión peligrosa. Una vez más, el depauperado casco viejo de Malasaña sale perdiendo. No me creo que no haya mejores solares en todo el centro de Madrid con mejores accesos para instalar estas dependencias. He llamado al ayuntamiento y a la policía municipal del peligro y no me han hecho ni caso.  ¿Qué podemos hacer los sufridos vecinos?
Dónde andará el  CPHC (Comando de Peatones hasta los Cojones) que allá por los noventa, para defender los derechos del viandante, realizaba ingeniosos actos sobre los vehículos mal aparcados, amenazando a sus conductores con tomar medidas drásticas. Lo necesitamos.