jueves, 12 de agosto de 2010

A contratiempo

Cada vez que los estadounidenses arman una guerra, cada vez que llega el día 12 de octubre o cuando nos ha tocado una clase llena de alumnos sudamericanos recién llegados, solemos pensar que ojalá Colón nunca hubiera descubierto América. La poesía de Agustín García Calvo está musicada por el genial Chicho Sánchez Ferlosio, su tema es el descubrimiento de América, y se dirige a las carabelas de Colón, animándolas, a contratiempo, a que vuelvan hacia atrás, a que desanden el camino andado y a que dejen América sin descubrir y el mundo nuevo, que de nuevo no va a tener nada una vez descubierto...

Chicho Sánchez Ferlosio en La Campana de los Perdidos. Zaragoza, 1999:


Versión cantada:


Carabelas de Colón,
todavía estáis a tiempo.
Antes que el día os coja,
virad en redondo presto,
presto.
Tirad de escotas y velas,
pegadle al timón un vuelco,
y de cara a la mañana
desandad el derrotero.
Atrás, a contratiempo.
Mirad que ya os lo aviso,
mirad que os lo prevengo,
que vais a dar con un mundo
que se llama el Mundo Nuevo,
nuevo.
Que va a hacer redondo el mundo,
como manda Tolomeo
para que siga girando
desde lo mismo a lo mesmo.
Atrás, a contratiempo.
Por delante de la costa
cuelga un muro de silencio.
Si lo rompéis, chocaréis
con terremotos de hierro,
hierro.
Agua irisada de grasas
y rompeolas de huesos;
de fruta, de cabecitas,
veréis los árboles llenos,
Atrás, a contratiempo.
¡A orza, a orza, palomas!
Huid a vela y a remo.
El mundo que vais a hacer,
más os valiera no verlo,
verlo.
Hay montes de cartón-piedra,
ríos calientes de sebo,
arañas de veinte codos,
sierpes que vomitan fuego.
Atrás, a contratiempo.
Llueve azufre y llueve tinta
sobre selvas de cemento;
chillan colgados en jaulas
crías de monos sin pelo,
pelo.
Los indios pata-de-goma,
vistiendo chapa de acero,
por caminos de betún
ruedan rápidos y serios.
Atrás, a contratiempo.
Por las calles trepidantes
ruge el león del desierto,
por bóvedas de luz blanca
revuelan pájaros ciegos,
ciegos.
Hay un plátano gigante
en medio del cementerio
que echa por hojas papeles
marcados de cifra y sello.
Atrás, a contratiempo.
Sobre pirámides rotas
alzan altares de hielo
y adoran un dios de plomo
con dientes de oro negros,
negros.
Con sacrificios humanos
aplacan al dios del Miedo,
corazoncitos azules
sacan vivos de los pechos.
Atrás a contratiempo.
Trazan a tiros los barrios,
a escuadra parten los pueblos;
se juntan para estar solos,
se mueven para estar quietos,
quietos.
Al avanzar a la muerte
allí lo llaman progreso;
por túneles y cañones
sopla enloquecido el Tiempo.
Atrás, a contratiempo.
Por eso, carabelitas
oíd, si podéis, consejo:
No hagáis historia, que sólo
lo que está escrito está hecho,
hecho.
Con rumbo al sol que os nace,
id el mapa recogiendo;
por el Mar de los Sargazos
tornad a Palos, el puerto.
Atrás, a contratiempo.
Monjitas arrepentidas,
entrad en el astillero.

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