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sábado, 24 de junio de 2023

La Tesis de Nancy: "¿Qué está hablando esta gente?"


Leo que una joven filipina explica su primer viaje a Andalucía en tiktok que se ha hecho viral: "¿Qué está hablando esta gente?" Lleva estudiando español cuatro años, pero nunca había visitado Málaga. Su primera impresión fue de lo más cómica al comprobar que, a pesar de su nivel, no entendía nada. 
Esta situación es la misma que se plantea en la novela de Ramón J. Sender, publicada en 1962, una de las más sugestivas y divertidas del autor que cité mucho cuando empecé a dar clase. En ella se cuentan las peripecias de una estudiante norteamericana que acude a Sevilla para obtener documentación para su tesis doctoral sobre el folclore español y choca con el desconocimiento de una lengua y unas costumbres que la confunden y la atraen por igual. 

jueves, 17 de junio de 2010

El andaluz

Diccionario gadita/castellano.
A lo que sarga: Hacer algo de cualquier manera, sin ponerle empeño y sin que importen en lo más mínimo el resultado ni las consecuencias.
A mi me diguá: El hablante expresa que los demás pueden hacer lo que quieran, que él siempre estará de acuerdo.
¿Andevá, carajo?: Se usa cuando el hablante se siente perentoriamente agraviado por el oyente, por un tercero o por una situación, siempre bajo una entonación eminentemente plañidera y victimista. También se emplea para preguntar simplemente a otro que a dónde se dirige, normalmente a gritos y de acera a acera.
¿Andevá, cohone? El hablante advierte al oyente que se está pasando de la raya.
A pata, a pata: El hablante se niega a coger el autobús o cualquier otro medio de transporte (probablemente por no tener un duro encima para pagar el billete).
Aro, aro: el interlocutor está totalmente de acuerdo con lo que se está diciendo, pero puede no tener ni idea de lo que se está hablando o incluso estar molestísimo y aburridísimo por la conversación.
¡Ay!: la forma más habitual de saludo gritado Bastinaso: Exageración (para bien o para mal).
Buya: Prisa. Suele emplearse la frase "no hay buya" para dar largas cuando hay algo por hacer que no se piensa hacer jamás.
¡Diooooooooo!: Expresa asombro, admiración, especialmente al paso de una mujer no necesariamente espectacular. También frecuente con el prefijo "in": "¡Indioooó!"
Enga, a ve si un diíta queamoh: forma definitiva de despedirse para siempre. Frase típica que se dice para no quedar jamás.
Enga, dehpué me paso, lo más seguro: Se emplea cuando no se piensa acudir al presunto destino bajo ningún concepto. En este caso, lo más seguro es que no se pase nunca.
¡Ese tío eh mongolo!: Se emplea para enfatizar que la persona de quien se habla ha dejado pasar una oportunidad que el hablante considera de oro.
Eso es ajín: El hablante no le quiere dar más vueltas al tema, o porque la conversación le molesta o porque no tiene ni idea de lo que se está hablando.
¡Illo, eso no pué sé!: El hablante comenta con alguien o para sí mismo las excelencias de alguna mujer no necesariamente excelente.
Ira, killo, ehto e una mierda: Se emplea cuando el hablante se da cuenta de que no le sale bien lo que está haciendo
Ira, killo, ehto e una pollada: El hablante ha pensado, en un momento de euforia, que va a terminar pronto y bien lo que está haciendo. Ira, que le den por culo: el hablante insta al oyente a que no siga prestando atención a una persona o cosa.
Lá jiñao: se dice de quien ha cometido un error clamoroso y previsible.
Máh gente quer caraho: Aglomeración de personas en lugares determinados. Considérese, a modo de contextualización, que en Cádiz sólo se dan tales aglomeraciones en estos momentos y lugares: carnavales, estadio de fútbol, mercadillo (véase Piohito), la "velá losánhele" (amago ridículo de feria que se celebra en la Punta San Felipe) y "plasa Mina" (o "paseo en verano": véase).
¡Me zúarcaraho! El hablante expresa con tono desafiante que le da lo mismo una persona, animal, cosa, idea o situación.
¡No! ¡Qué va...!: Ironía de "¡desde luego que sí! ¡Faltaría más!". ¡Oleeee!: Saludo (también gritado).
Pa tó suh muertoh: expresión admirativa y ponderativa equivalente a "muy". Así, por ejemplo, "esa mujer es muy guapa" se diría "eza tía ehtá pa to suh muerto".
Pamplina: Persona a la que el hablante no concede el más mínimo crédito. También cosa o idea que el hablante considera una solemne tontería, aunque no lo sea.
Paseo: Equivalente veraniego de "plasa Mina".
Piohito: Mercadillo ambulante que se instala los lunes en los alrededores del estadio Carranza y al que acude todo Cádiz y media provincia. La frase "der piohito" expresa lo mala que ha salido una cosa barata que se ha comprado creyendo que era un chollo. Plasa Mina: Lugar de Occidente donde la densidad borrachos/m2 adquiere dimensiones aritmética y geométricamente no cuantificables sin la herramienta informática adecuada.
Po lo va a hasé su puta madre: El hablante esta cansado de trabajar o ha llegado al final de la jornada (una hora u hora y media antes de lo que dice el contrato).
¡Por loh cohone!: ironía de "seguro que sí".
¿Quéhtasiendo, cohone?: El hablante intenta drásticamente que el oyente deje inmediatamente de hacer algo que considera que le está saliendo mal. ¡Que sí, caraho!: El hablante se ha indignado al no percibir físicamente una muestra total e inequívoca de adhesión por parte del oyente a lo que está diciendo.
¿Sabeloquetedigono?: El hablante percibe que el oyente ha perdido el hilo de lo que está diciendo y busca su gesto afirmativo para que continúe atento y así poder seguir liándose en la argumentación.
¡Se lan follao!: se usa para expresar que a alguien le han suspendido un examen, lo han despedido, ha perdido un partidito deportivo (de lo que sea) o le han dado calabazas amorosas.
¡Sino te var caraho!: Lo tomas o lo dejas
Sigarrito de la felicidá: Porro, peta, truho, pusho,yoi
Tan dao por culo: expresa la satisfacción del hablante por haber acertado al vaticinar al oyente que algo le saldría mal. Tan metío tor nabo: el hablante bromea ácidamente acerca de una derrota del oyente en cualquier ámbito (generalmente deportes de barriada o ligues de cuarta).
¡Tehquiarcarajo!: Se utiliza para mostrar desacuerdo radical. Una variante lírica es "¡Tehquí pa la ventar nabo!"
Una caló der caraho: Se emplea reiterativamente desde mayo hasta octubre.
Yo me viá i ya: El hablante expresa su voluntad de quedarse al menos una hora más.

Dani Rovira: Las unidades de medida en andalú






A ver si averiguas lo que dice este cartel de una tienda de Andalucía:

K PA EN K LA

lunes, 7 de junio de 2010

Francisco García Pérez: Tululo III


Gracias por esta desternillante historia.

La profesora echó un vistazo por el ventanuco desde el que se divisaba una esquina de La Caleta de Cádiz. Daba clase en un colegio de la provincia, y, aunque era sevillana cerrada, los gaditanos le encantaban. Encima de la mesa de su estudio, unos cien exámenes para corregir. No se dejó invadir por la pereza, se sirvió un té frío y se sentó a la tarea. Antes, una última ojeada a la luz inmensa sobre el mar. Los ejercicios, 4.º de la ESO, trataban sobre las lenguas peninsulares y alguna cuestión de cultura general que había conseguido ir metiendo con calzador a los chavales: un poco de arte, unas pinceladas de historia. Leyó el primero: «Los versos utilizados en España antes del Renacimiento eran, mayormente, el dodecaedro y el octaedro». ¡Virgen Santa del Rocío! Tachó la respuesta, pero incorporó un «jajajá» con el rotulador rojo en el margen. No se desmoronó.

En el tercero de los folios se afirmaba literalmente: «El euskera es una lengua bilingüe». Se quitó las gafas, se masajeó las sienes: no podía ser cierto. Pero lo era, porque, según otro alumno: «El euskera se cree que llegó del Cáucaso [sic] con una familia de inmigrantes». Y todo ello, claro, escrito en lo que quería ser un andaluz fonético. Por ejemplo: «El gallego es de origen griego derivado del latín», que aparecía como «er gayego e dorihen jriego deribao der latín» De pronto, una respuesta le hizo fijar su atención de modo especial: «Tululo III». Allí estaba, como contestación a la pregunta número 12. «Tululo III». ¿Tululo Tercero?, se preguntó, ¿pero cuándo hablé yo de un Tululo Tercero? ¿Qué habría entendido aquella alma cándida? Preocupada, repasó la lista de reyes, de papas. ¿Tululo Tercero? ¿Acaso había querido decir Tululo Tres? Es posible pero ¿quién es Tululo Tres, en todo caso? Ya está, pensó, este elemento metió aquí a algún cantante de moda o a algún personaje de «Gran hermano», a algún Camilo Sexto moderno, armándose un taco. Se preparó otro té, más frío aún. Sonrió recordando aquel gazapo de un periódico que puso como pie de foto «Inocencio Díez» bajo una reproducción del retrato velazqueño del Papa Inocencio X. Ahí fue cuando se le encendió la bombilla. Recordaba, en efecto, haber explicado algo de pintores famosos en una de las clases. Recordó enseguida que había insistido mucho en que prestaran atención, que aquello iba a ser asimismo materia de examen, que guardaran silencio. Sí, incluso había llevado diapositivas al aula. La intuición le fue creciendo dentro como un irresistible golpe de mar. Algo tenía que ver el «Tululo III» de los demonios con aquella jornada. Algo, pero qué. Agitada, fue en busca de la cartera donde guardaba las preguntas del examen que había puesto. Encontró la de marras y aún quedó más perpleja. La había formulado así: «Escribe el nombre de algún pintor francés famoso». Y Tululo III ¿qué tenía que ver con eso? Ella misma fue repasando en su memoria los artistas franceses: Monet, Manet, Pissarro Sisley, Morisot, Delacroix, Renoir, Cézanne, Gauguin… Cuando cayó en la cuenta, hubo de sentarse de golpe en el sofá. Aquella clase se le vino al punto, imagen tras imagen, palabra tras palabra: «A ver, niños, hoy vamos a estudiar a un pintor muy bohemio y muy bueno que se llama Toulouse Lautrec». Y, claro, ¿cómo dice esa frase una sevillana adoptada por Cádiz? Muy sencillo: «Vamoh a estudiá a un pintó mu bohemio y mu güeno que ze yama Tululotré». Y el niño, sabedor de Felipes III, de Carlos III, de Abderramanes III, de tanta gente que ha sido III en la historia, no tuvo duda al copiar en su cuaderno el nombre del artista: «Tululo III». ¡Ole y ole, chaval!

Fuente: La Nueva España - CULTURA - Lo que hay que oir - Francisco García Pérez