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domingo, 13 de julio de 2025

La corrupción y el cinismo: síndrome de Casablanca (o del gendarme Louis Renault)

 Lo que quería escribir pero no lo voy a escribir sobre la corrupción actual en el psoe podría llamarse síndrome de Casablanca. Lo que hacen ahora, a partir de las actuaciones policiales y judiciales, todos los medios, las redes, los partidos, gritando y discutiendo todo el día y parte de la noche (los grandes poderes, como suelen, callan), la "oposición" clamando, me recuerda al capitán francés interpretado por Claude Rains, el gendarme de la gorrilla amigo de Rick (con el que se insinúa, según algunos, una liaison en el mítico final del aeropuerto), al entrar en la trastienda del bar bramando ¡Qué escándalo! ¡Aquí se juega! cuando él mismo cobraba por hacer la vista gorda.

    Los partidos políticos, los grandes partidos sobre todo, son máquinas succionadoras y trituradoras de dinero y no pueden ser financiados legalmente por particulares. Todo ha de ser bajo cuerda. Cada cierto tiempo se destapa uno de esos escándalos: ¿por qué unos sí y otros no?

                                      Dios mueve al jugador, y éste la pieza:

                                      ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza...?


domingo, 6 de julio de 2025

Selección de artículos de Público (2023-24)

 Hace tiempo que no me paseo por Facebook, un negocio que recopila datos personales para generar ingresos, solo recibo anuncios y solicitudes de amistad de personas que no conozco. Al principio, antes de ser M, me sirvió para recuperar relaciones familiares, viejas amistades e incluso para propiciar nuevos encuentros con gente interesante. Soy una chafardera como diría mi amigo Eduardo Allende, qué le vamos a hacer. Algunas veces lo utilicé para conseguir más visitas en mi blog, pero luego desistí, porque creo que no se debe mezclar el negocio con el ocio. Lo seguí utilizando para enlazar con artículos interesantes, fundamentalmente de El País y de Público. Pues bien, en los de Público primero desaparecieron las fotografías y después el contenido, ignoro cuál es la razón. Lo que sí sé es que en noviembre de 2023 sufrió un ataque informático, así que he recuperado los más interesante por orden cronológico con nuevos enlaces que no sé lo que durarán. 



31/12/04 Oti Corona, Premios Machirulo 2024


martes, 31 de diciembre de 2024

Coro Al Alba, Nana urgente para Palestina


Para terminar el año un villancico-nana que el coro Al Alba interpretó en la sede de la Comunidad de Madrid (antes DGS* y, mucho antes, Casa de Correos) el 26 de diciembre. Una versión de la Nana Urgente para Palestina del cantante Marwan, hijo de padre palestino y madre española. Un canto suave a una tierra que nunca ha estado dormida, pero a la que, en los últimos meses, el sonido de las bombas ha querido silenciar.
Como afirma mi amigo Guillermo, tenor del grupo, esta nana es un grito en defensa de los palestinos de ahora que llevan décadas soportando la violación constante de sus derechos y un deseo de navidad para que se acaben todos los conflictos bélicos del mundo. En Palestina, en Ucrania, no hay noches de paz.

*Este edificio, situado en Puerta del Sol, fue escenario de torturas, encarcelamientos y persecuciones de carácter político entre 1939 y 1979, cuando lo ocupaba la Dirección General de Seguridad (DGS). En la acturalidad se mantiene la pugna entre el gobierno nacional que quiere señalar el inmueble como lugar de memoria histórica con motivo del 50º aniversario de la muerte de Franco y el regional que rechaza la propuesta.


SoportéLas cosas que nadie soportaLa pena del que a nadie importaY todavía sigo en pie
SoportéEl vientre de la artilleríaEl fuego en la guarderíaY todavía sigo en pie
No puedo hacer una canción de pazSi no me puedo ni moverNo puedo hacer una canción de pazSi no me puedo ni mover
SoportéEl miedo atroz entre las mantasQue todos me dieran la espaldaY todavía sigo en pie
Recuerda bienQue no hay rumor que me definaTodos me llaman PalestinaY todavía sigo en pie


domingo, 8 de diciembre de 2024

Se fue la luz

Viñeta de El Roto, 25 noviembre 
 Increíble pero cierto. En el centro de Madrid, después de más de treinta años sin que ocurriera, Naturgy nos ha dejado sin luz a una parte de los vecinos y a las instalaciones comunes (portería, escaleras y ascensor). La avería afectó también a otros edificios del barrio. En 15 días el suministro eléctrico ha fallado dos veces. La primera el día 31 de octubre sobre las 9,30, tardo cuatro horas en venir; la segunda, el 14 de noviembre a las 23,30, más de una hora. Llamamos al servicio de urgencias y averías eléctricas (900 333 999) donde una voz sudamericana nos sometió a un interrogatorio que se cortó varias veces para terminar afirmando que no constaba ninguna avería.

Al principio pensé que era una broma por Halloween o una manera extraña de solidarizarnos con los valencianos porque ahora, si no tienes luz, no tienes televisión ni teléfono fijo, y a esas horas la tableta y el móvil estaban recargándose. Solo te queda esperar a que te venza el sueño y recordar la niñez cuando la casa estaba llena de portavelas con cajas de cerillas porque la luz se iba y venía constantemente de forma mágica o cuando fallaban los plomos en casa o en la centralita de la portería y solo había que bajarlos. 

Primero nos quedamos a dos velas (sin dinero) por el desorbitado precio de la luz  y luego tenemos que encender dos velas para compensarlo. Nuestra vida depende de un cable eléctrico. No estaría mal que la empresa nos mandase una nota informativa a los usuarios explicando lo que pasó y pidiéndonos disculpas, además de un número de teléfono que nos pusiera directamente en contacto con un servicio técnico que funcione. Espero que no se cumpla el dicho "no hay dos sin tres". 

P.D. Pues se produjo un tercer apagón que afectó a toda la península ibérica del 28-29 de abril de 2035, entre 1 y 24 horas dependiendo de la zona afectada. 

Antonio Turiel, el experto que predijo el apagón: "Fue una irresponsabilidad criminal por parte de las grandes compañías"

sábado, 7 de diciembre de 2024

JJ Millás: Váyase usted a paseo. No os volveré a atender

Esta semana me han acosado mañana, tarde y noche (la última fue a las 23 horas) con llamadas por tierra (fijo) y por aire (móvil). En estos casos, el móvil no me ha advertido de que fuese un posible spam. Pongo a continuación los números más insistentes:l

671737629
693126959
34 910 88 36 36
34 698 29 55 22

Y una llamada solitaria de EEUU:
 1 708 -314 -4098

Las llamadas "spam" siguen vivas a pesar de estar prohibidas por ley desde el pasado 30 de junio. Otro gran misterio como el de las subidas y bajadas en el precio del aceite y de la luz. De modo que no puedo estar más de acuerdo con el divertidísimo artículo de J.J. Millás Váyase usted a paseo:
Escuchadme todos los centros de llamadas del universo mundo. No os volveré a atender.
No volveré a coger ninguna llamada de números de teléfono que no estén en mi agenda. Lo juro. Escúchame, Iberdrola. Naturgy, escúchame. Escúchame también tú, Amnistía Internacional. Escúchame, Repsol. Escúchame, Vodafone, Yoigo, etcétera. Escuchadme todos los centros de llamadas del universo mundo. No os volveré a atender. Venía haciéndolo por si era Dios el que me requería. No tengo a Dios en la agenda de mi móvil, de modo que tampoco podía reconocer su número.

domingo, 17 de noviembre de 2024

Mazón: la ignominia de un político

Mazón no puede seguir.  El presidente valenciano se escuda en la tarea de reconstrucción para  eludir su responsabilidad en el origen de la tragedia.

                                                      Editorial de El País

La irracionalidad y la ceguera están calando en la sociedad. Los ciudadanos más expuestos a las alteraciones del cambio climático votan masivamente a los demagogos que lo niegan.

                                                                                               Muñoz Molina, Tareas de trastienda 

RAE, sinónimos o afines de ignominia: afrenta, vergüenza, deshonor, ofensa, oprobio, agravio, injuria, denuesto, ultraje, baldón, deshonra, infamia, insulto, bajeza, descrédito, vilipendio, denostación, zaherimiento, jugada.

Lo que más me avergüenza de este político irresponsable del que todo el mundo habla es que sea alicantino. Mi solidaridad está con las víctimas y con los damnificados. 



El Barranco del Poyo, que atraviesa varias localidades de la provincia de Valencia, ha sido una fuente constante de desastres desde hace más de dos siglos, según describe el botánico Antonio José de Cavanilles en su obra 'Historia Natural del Reyno de Valencia' de 1795:



lunes, 28 de octubre de 2024

Martín Caparrós y Marta Nebot: amor y lucha compartida


Salir del armario es la emotiva carta en la que la periodista Marta Nebot comparte su convivencia con el escritor tras dos años y medio guardando el diagnóstico en secreto. Todo un ejemplo de amor y lucha compartida. Y de descubrimientos: dormir es más importante que comer para una cuidadora.

"Estuvo bien ocultarlo, aunque aquel secreto me arrancó el sueño de cuajo durante meses hasta que se lo desvelé a un terapeuta amigo. De lo primero que descubrí, entre tantas otras cosas que ya he descubierto, está que dormir es más importante que comer, que te mueres antes de agotamiento que de hambre, que sin dormir aparecen ansiedades, ataques de pánico y depresión y todo deja de tener sentido.

Por eso, quizá, me atrevo a hablar en plural, porque su mal es de los que son más compartidos. No estoy enferma, pero soy sus brazos y sus piernas, hago lo suyo y lo mío, me propongo vivir a su lado lo que venga e intentar ser lo que necesite".  

Paco Cerdá, Martín Caparrós ante la vida y la muerte 


martes, 15 de octubre de 2024

La Dorada

No sé si te he dicho alguna vez tu verdadero nombre. A lo largo de mi vida, a algunas personas les he dado un nombre secreto, para uso exclusivo y simbólico. El tuyo es La Dorada. No es una palabra pensada, buscada y estudiada. Es una impresión repentina que sentí alguna vez, al principio, por tu piel, por tu pelo, por tus ojos de miel, por tu sonrisa radiante.                               

       Pero el color exterior no es lo más importante. Lo esencial es la luz. Otras han podido deslumbrarme alguna vez, pero el deslumbramiento no es lo mejor para la vida. Un ofuscamiento sólo lleva a andar a tientas y a ciegas, a tropezar y caer a cada paso. Tú me has iluminado con tu luz serena, la única luz que ayuda a vivir. Que tu luz brille siempre para los que te queremos.    

                                                                                                                     27 IV 2024

domingo, 7 de julio de 2024

Las persianas guillotina y otros ruidos de vecinos

Selección de anécdotas en comunidades
 convertidas en campos de batalla
.
Como ya he escrito otras veces, se ha apoderado de mí el espíritu de Javier Marías que sostenía que España es un país muy ruidoso en el que tanto sus gobernantes como sus ciudadanos se esfuerzan por aumentarlo. Contra los ruidos externos poco podemos hacer y al parecer tampoco contra los producidos en la propia comunidad de vecinos, donde siempre hay un gracioso que, ante las quejas de un vecino por los ruidos repetidos, responde que se ponga tapones en los oídos o que se invite a la fiesta y así todos contentos. 
El año pasado casi me volví loca por las obras del edificio colindante y las del vecino de arriba. Afortunadamente terminaron, pero han dejado secuelas: un taconeo arrítmico a todas horas sobre un suelo que no está aislado y unas persianas nuevas del dormitorio que sobre las seis de la mañana se levantan con un estruendo parecido al de una guillotina. Al de mi vecino, le sigue un repicar de ajusticiamientos en otras viviendas. 
Yo también tengo persianas que tal vez puedan molestar, las mías motorizadas, por eso procuro no utilizarlas a horas intempestivas. Aunque es verdad que algunos no son (somos) conscientes de los ruidos que emitimos hasta que se (nos) lo dicen. Por eso me hizo mucha gracia la carta-cuento escrita por las propias persianas que ideó un vecino animando al respeto, la consideración y la empatía. 


Ya ni me molesto en llamar la atención generalizada en las juntas de la comunidad para que tengan en cuenta que el edificio es de los años sesenta con las paredes y los suelos de papel, donde la ducha produce un ruido parecido al sonido de una catarata. De los vecinos que hablan a gritos al altavoz del teléfono móvil en el patio, o de los que ponen rancheras a toda pastilla mientras cocinan, o de los que tienen puertas chirriantes dignas de una película de terror, o los que ponen el aire acondicionado por la noche para estar ellos fresquitos mientras los demás nos cocemos en nuestro propio jugo con las ventanas cerradas para no oírlos, ya ni hablo. La venganza que ideó un vecino cabreado, me parece que tiene ecos shakesperianos:




Así oigo yo el levantamiento de persianas que me despierta todas las mañanas: 




viernes, 9 de febrero de 2024

Mi despertar de la conciencia ambiental y Eduardo Galeano


Premio Nacional de Narrativa 2023
En la entrevista* a la escritora Pilar Adón (Madrid, 1972) que ha triunfado con su novela ‘De bestias y aves’ (Galaxia Gutenberg), afirma que para ella la naturaleza es un personaje más: " No se trata de un simple fondo o de un espacio útil en el que situar a los demás personajes: su presencia tiene un porqué, y es esencial como elemento generador de inquietud o de calma". Fue su padre quien despertó su conciencia ambiental, lo que la llevó a estudiar Derecho Medioambiental:

Aprendí de mi padre la reutilización máxima. Él nació en 1941 y supo lo que era el hambre y la escasez, pero incluso pasados los años, cuando ya no tenía por qué, seguía guardando cada clavo, cada tornillo, cada cable. Reutilizaba las barras que sobraban de alguna obra, por ejemplo, para orientar la parra. Yo he heredado eso y me cuesta tirar cosas que sé que se pueden usar. Tengo montones de cordones y trozos de cuerdas metidos en cajas, nunca me deshago de una bolsa, un folio, sin darles todos los usos que puedo. Nunca tiro comida, y me veo comiendo los restos de lo que ha quedado de la cena por no desaprovecharlos, lo que puede resultar poco conveniente a veces. Tengo ropa de hace años que sigo poniéndome, y hace mucho que decidí tener una especie de uniforme que consiste en un mismo modelo de jerséis y faldas de los que tengo varias prendas, quita y pon, hechas de tejidos ecológicos o reciclados, y así, además, ahorro tiempo frente al armario.

Suscribo todo lo que dice, aunque en mi caso le debo a mi madre el despertar de mi conciencia ambiental porque era una amante de las plantas y las aves, y fue educada también en el concepto de reducción y reutilización. Precisamente estos días estoy poniendo orden en mis cajones en un intento de ordenar también mi vida y no hay manera de que pueda tirar nada por si acaso, excepto la ropa en la que ya no puedo entrar y que deposito en los contenedores sin saber si acabará siendo reutilizada o contaminando un local de Coslada. Y además hago compost con los residuos orgánicos.

*Pilar Adón: “Me cuesta tirar cosas que sé que se pueden usar”

Eduardo Galeano 

Después de leer el artículo anterior, encontré el escrito de Eduardo Galeano (1940– 015) Me caí del
mundo y no sé por dónde se entra. 

(Para mayores de 50) pero deberían leerlo todos los que sepan leer.   

 https://www.youtube.com/watch?v=V0PBxazDgqo

  Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
  No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.

  Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.
 ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
   ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
  ¡Guardo los vasos desechables!
  ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
   ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
   Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
   ¡Es más!
    ¡Se compraban para la vida de los que venían después!
    La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
    Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.
  ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
     ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike?
     ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?
    ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
    ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
      Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.
    El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
    El que tenga menos de 30 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!
    ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
    Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
  No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan .
    Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor.. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y bote que ya se viene el modelo nuevo’. Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no,  eres un arruinado. Así el coche que tenéis esté en buen estado . Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!!  Pero por Dios.
    Mi cabeza no resiste tanto.
   Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
   Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
  Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?
 ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
    En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!
   Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
 Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver.. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
 Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
 Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.
  Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!
    Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
    Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.
  Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero.. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour
    Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de teléfonos móviles. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'Maruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'Maruja' me gane de mano y sea yo el entregado.


sábado, 23 de diciembre de 2023

Muñoz Molina: Un 20 de diciembre (aniversario del asesinato de Carrero Blanco)


Teníamos casi 18 años cuando fue asesinado Carrero Blanco, y a pesar de la impaciencia, no sospechábamos todo el tiempo de espera que todavía nos quedaba, cuánta negrura sería preciso atravesar

 (...) Era un tiempo estancado en el que no parecía que fuera a suceder nunca nada. Ahora, retrospectivamente, sabemos que no faltaba mucho para la muerte de Franco, para el vendaval de vértigo y de miedo y ebriedad frágil de esperanza que vendría después. Pero entonces el porvenir era un horizonte cerrado, un bloque sin fisuras, con el negro siniestro de los chaqués de los dignatarios oficiales y de las sotanas eclesiásticas, con el blanco y negro de los telediarios y el gris de los uniformes de la policía, los muebles metálicos de las oficinas y el humo del tabaco que fumaban funcionarios de ademanes despóticos y gesto y aliento avinagrados. Había más colores, desde luego, pero todos eran de una extraordinaria fealdad, una epidemia de sordidez visual que se correspondía con el envilecimiento moral de muchos años acumulados de sumisión a un poder cuartelario: predominaban aquellos horrendos marrones de los primeros setenta, los marrones del vestuario, de los groseros edificios de ladrillo especulativo, los murales de cerámica marrón en las fachadas de las cafeterías, los de las moquetas en las discotecas, las vidrieras de color caramelo; y también los jerséis de cuello vuelto con olor a tabaco, los pantalones de pata de elefante, la proliferación capilar de cejas unidas y bigotes, las corbatas marrones de nudo grueso, las camisas de picos muy anchos. Por algún motivo esa era la modernidad indumentaria de los miembros jóvenes de la Brigada Político-Social, que vivieron entonces sus tiempos de gloria, repartiendo bofetadas en los interrogatorios sin quitarse el cigarro de la boca, ufanos de sus patillas peludas y sus bigotes caídos, imaginándose que actuaban en películas americanas de policías...

Artículo completo: https://elpais.com/opinion/2023-12-23/un-20-de-diciembre.html

Otro magnífico el artículo de Muñoz Molina. Yo tenía 19 años, por eso me resulta muy difícil pensar que algunos jóvenes y no tan jóvenes ahora añoren esos tiempos de negrura y represión. 

jueves, 1 de junio de 2023

Reflexiones tras las elecciones de mayo y antes de las elecciones de julio

 






martes, 16 de mayo de 2023

Fin de los veraneos en Ciudad Jardín General Marvá


La muerte de los padres, además de otras consideraciones, es siempre un contratiempo que pone patas arriba tu existencia. Te tienes que hacer cargo de su herencia que se convierte en una pesada carga mental y económica. La casa que heredamos de mi abuelo en Alicante se vendió el año pasado. No podíamos mantenerla. Desde su construcción en los años treinta había sido renovada varias veces, la primera en los sesenta, todos los años necesitaba una puesta a punto que costaba mucho dinero y energías. Mantener el escaso jardín y el limonero nos hacía depender de otra persona. Con la venta se acabó definitivamente una parte importante de nuestra vida. El dinero recibido no compensa la amargura del desprendimiento, pero a veces hay que amputar una parte del tallo para que la planta salga fortalecida. Tengo que aprender a perder personas y cosas, a evitar la melancolía que me amarra al pasado. La vida continúa, el chalé lo ha comprado una pareja con tres niños pequeños que seguro que disfrutará de esa vida tranquila. Me ha hecho gracia la huella que ha dejado en internet, la foto se tomó torcida y parece que está a punto de caerse o de salir volando. En cualquier caso, se acabaron los veranos en Ciudad Jardín.

La Ciudad Jardín General Marvá

Ubicación de Ciudad Jardín
El concepto del siglo XIX de ciudad jardín del urbanista Ebenezer Howard también llegó a Alicante, respondía a las premisas higienistas de "aire libre y luz" en un espacio ajeno a la congestión y la insalubridad de la ciudad tradicional. La Ciudad Jardín del General Marvá fue proyectada en 1925 por el arquitecto Francisco Fajardo Guardiola para la sociedad industrial Padrós y Olmos. En la zona norte diseñaron, sin comercios ni bares ni zonas de esparcimiento pero con iglesia, un distrito de viviendas unifamiliares de una o dos plantas rodeadas de vallas y jardines, levantadas en pequeñas parcelas ordenadas alrededor de un trazado de callejuelas. El proyecto fue emprendido a modo de cooperativa, acogido a la legislación de casas baratas. La tipología de los chalés se importó de otros lugares, adoptando un extraño y pintoresco eclecticismo. 
Algunos de los albañiles encargados de su construcción, hecha con piedra, barro y tejado de cañizo, se quedaron allí a vivir y ayudaban al mantenimiento de las demás viviendas. En la actualidad, se pueden diferenciar perfectamente los nuevos chalés de lujo que ocupan varias parcelas, junto a otros que han mantenido el diseño original y algunos que están a punto de venirse abajo. En uno de ellos, en la calle Regidor Ocaña, desde 1938, está instalado el Observatorio Meteorológico. Cerca de él se sitúa el nuestro, parece una casa suiza, consta de trescientos metros de parcela y unos cien construidos y en su origen tenía cinco habitaciones minúsculas. Uno de los pocos que a lo largo de estos casi cien años mantiene el color y la estructura original. 


1923, planos del arquitecto Francisco Fajardo Guardiola

Observatorio Meteorológico

La única comunicación con el centro de Alicante era el tranvía que iba a san Vicente del Raspeig. El oasis del norte, a cuatro kilómetros del centro, en un terreno elevado sobre el nivel del mar, formado por unos 1.500 habitantes, pronto se vio asfixiado por los barrios que se construyeron, Los Ángeles (1960) y Virgen del Remedio (1968) para una población de cerca de 25.000 habitantes. Con ellos se mejoraron enormemente las infraestructuras, sobre todo las comunicaciones, pero trajeron la inseguridad ciudadana y la huida de parte de su población. En la actualidad los alrededores han mejorado bastante con la creación de varios centros comerciales y del parque Lo Morant (1987) que cuenta con diversas instalaciones deportivas y culturales. Desde 2013 está conectado con eTRAM Metropolitano de Alicante con la ciudad y toda su área urbana.


Cruce del primer tranvía eléctrico con otro de mulas en la línea de San Vicente (1924).


Veraneos en Ciudad Jardín

Calle de Ciudad Jardín 

Desde que tengo memoria, nací en el 54, he veraneado siempre en Ciudad Jardín turnándonos con los hijos de mi tío Antonio. Las dos hermanas Caturla, Ángeles y Lola, decidieron comprar dos chalés contiguos porque necesitan un clima más seco y soleado que el de Villena para sus hijos. En el de la tía Lola hubo un suceso luctuoso, murió un niño pequeño ahogado en una pila y, rotos de dolor, decidieron venderlo. La imagen que tengo de Ciudad Jardín es muy parecida la de la fotografía que acompaña a estas líneas, hasta finales de los años sesenta no cambió en nada su fisonomía. Una isla vergel en medio de la nada, sin asfaltado ni alcantarillado, el cielo surcado por cables del alumbrado. Las zonas comunes del barrio eran una capilla y una tienda de ultramarinos a la que llamábamos la Abastecedora, en ella me encontré varias veces con la actriz Lola Gaos. Dentro de la casa tampoco había ninguna comodidad. La decoración y los muebles nos hablaban de otros tiempos: una nevera que funcionaba con una barra de hielo que había que comprar todos los días, los cables de la luz al descubierto, humedades y colchones de borra. Pero teníamos dos espléndidas palmeras, una macho y una hembra, una pérgola de madera rodeada de jazmines y plumbago que crecían de forma salvaje. A diario bajábamos a la playa del Postiguet en un tranvía de madera. Allí Comíamos para volver a la hora de más calor quemados por el sol con el bañador lleno de algas, salitre y arena.  Por la tarde, nos dedicábamos a jugar a las cartas, a montar en bici o a pasear con los amigos. Apenas salíamos del barrio donde todas las familias se conocían. No teníamos televisión. La casa estaba siempre llena de gente y de risas.

Del mantenimiento del chalé se encargaba mi abuelo Emilio, cuando murió, la tarea recayó en las dos familias hasta que mi tío Antonio nos vendió su parte, a la muerte de mi padre se encargaron mi madre y mi hermana. Con los materiales baratos y feos de la época hubo que sustituir las maderas del techado, la pérgola desapareció, así como las vallas que nos separaban de los vecinos. La carcoma se comió los muebles antiguos.Tuvieron que venir de Elche para llevarse las palmeras que estaban levantando los cimientos de la casa. A finales de los ochenta se hizo una reforma integral para dotarlo de todas las comodidades a nuestro alcance, pero se perdió casi toda la vegetación. El chalé de los madrileños, así era conocido por los vecinos, ya no nos pertenece.

La sombra de una de las palmeras y mi hermana (1961)

Vista aérea de Ciudad Jardín en la actualidad 

La elegancia de Ciudad Jardín

El oasis del norte 

Ciudad Jardín del General Marvá

José Marvá y Mayer, el general que ganó batallas para los obreros