viernes, 31 de agosto de 2018
jueves, 30 de agosto de 2018
Escritores que abandonaron a sus hijos
Siempre me ha llamado la atención
que los padres no sientan amor o cariño por sus hijos pequeños y que lleguen a
desentenderse del cuidado y de la manutención de los mismos. Entiendo que
inicien una vida nueva y se olviden de su pareja, pero no de estos. También entiendo
que les resulte difícil la paternidad porque nunca la desearon, porque tenían dudas o no estaban
preparados para ella por egoísmo o por múltiples razones; pero huir de sus
obligaciones sin dejar rastro me parece de canallas. Si encima el abandono se
debe a alguna discapacidad del hijo, hay que añadirles rasgos de crueldad
extrema. Hombres infelices que hacen infelices a la prolongación de ellos
mismos: su familia. Hombres que no debieron tener hijos. Mi amigo Nacho sigue
todavía hoy preguntándose por qué su padre les abandonó - a él y a sus tres
hermanos-, después de decir que bajaba a la calle a comprar tabaco. Aunque
pensándolo bien, tal vez sea mejor la huida que el maltrato psicológico o
físico.
Por eso me sorprende que grandes
escritores, que me han hecho pasar momentos deliciosos con sus obras y que
están dotados de una gran sensibilidad, actúen de esta manera. Me temo que
la vida es así, llena de miserias y de grandezas, que lo Cortés no quita lo
Hernán. Como escritores pueden ser unos genios, pero como padres un desastre.




La historia de la familia
Sender ha aparecido de nuevo en la prensa con motivo de la reedición de Muerte
en Zamora de 1990, escrita por Ramón Sender Barayón, libro que intenta
indagar sobre el asesinato de su madre, Amparo Barayón, porque su padre nunca
les permitió profundizar acerca de las razones y los detalles de su muerte, se sentía culpable. Los dos hermanos fueron adoptados por una
familia norteamericana en 1939. Tuvieron relaciones a larga distancia con su
padre y escasas visitas, lo que supuso un alivio para Ramón y un constante
dolor para su hermana Concha. "Nuestro padre
actuó como los famosos pájaros cuco que dejan caer sus huevos en el nido de
otros pájaros y luego se van volando." En 1943, Ramón J. Sender se casó con Florence Hall con la que tuvo
otros dos hijos, el matrimonio no duro mucho debido a las constantes
infidelidades del escritor.
miércoles, 22 de agosto de 2018
Terremoto en agosto
Verano de tormentas, mosquitos, avispas, olas de calor y nuevas alergias (que no alegrías) con terremoto incluido y sin wifi.
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