martes, 7 de mayo de 2024

Los monos en el origen del tebeo

 Durante el siglo XIX y el primer tercio del XX, las revistas ilustradas fueron el espejo del mundo, el universo formativo e informativo que mostró los hechos, primero con los grabados y dibujos y más tarde con la fotografía. Se editaron muchas publicaciones de todo tipo, como la revista ilustrada de divulgación cultural Blanco y Negro de 1891 (ver La jaula de los monos) que fue todo un éxito. Al mismo tiempo, aparecieron revistas de tipo humorístico que aludían en su título al coloquialismo "monos", con el que se designaba a las ilustraciones o dibujos que acompañaban un texto y, por extensión, a las viñetas humorísticas y a las historietasCon un cierto aire costumbrista, sus autores recurrieron generalmente a la copia de modelos foráneos, sobre todo franceses y, luego, británicos y alemanes. Estas publicaciones semanales de escaso número de páginas, dirigidas a un público adulto minoritario, tuvieron una existencia corta pero supusieron un antecedente de los tebeos que tendrán un público mayoritariamente infantil. Me refiero a Monos, Gente Menuda, El correo de los niños y Dominguín, considerado por algunos estudiosos como el primer tebeo que se publica en España, dos años antes que TBO.
Si el sufrido lector quiere más datos sobre las publicaciones y los dibujantes que las hicieron posible, sólo tiene que pinchar en los epígrafes. También encontrará enlaces a más números de las revistas, porque yo solo he incluido el primero como muestra. 

Monigotes (Madrid,1892)

Semanario festivo, profusamente ilustrado con dibujos, caricaturas e historietas, muchas de ellas a dos colores, así como algunos retratos de personajes populares de la época. En ella se dan cita destacados dibujantes cómicos y humorísticos como Mecachis (Eduardo Sáenz Hermúa), Melitón González (Pablo Parellada), Sileno (Pedro Antonio Villahermosa) y Ramón Cilla, entre otros.
Sus viñetas y dibujos se refieren a la actualidad política, están dedicados a la crítica social y de costumbres con especial énfasis en los asuntos picantes y atrevidos, así como a los espectáculos teatrales. Cada número, de 16 páginas, inserta también jeroglíficos, charadas, acertijos y anuncios comerciales. Fue impresa en Madrid la Litografía de Madrid Cómico. En mayo de 1908 reaparece este mismo título, que podría ser su segunda época.
Ver aquí número 1

 The Monigoty ( Barcelona, 1897)

Su título no corresponde a ninguna palabra inglesa, sino que se trata de una traslación caprichosa a este idioma de los términos monigote o mono, dibujos que caricaturizaban personajes estereotipados de la sociedad y que iban acompañados con un pie de texto. Sale de la barcelonesa Tipolitografía de Luis Tasso. Su existencia fue corta, tan solo quince númerosSus directores son los dibujantes y caricaturistas Joaquín Xaudaró Echauz (1872-1933) y Francisco Navarrete Sierra. Tenía otras secciones, como Caricaturas contemporáneas de escritores, actores y políticos; Cuartelerías, dedicada al humor militar o soldadesco, además de una Historieta muda y otra por entregas bajo el epígrafe Un viaje al Polo Norte.

Monos (Madrid, 1904)

Monos fue un semanario humorístico ilustrado​ publicado en Madrid entre 1904 y 1908. Su subtítulo en la cubierta, estampada a dos tintas es el de “semanario humorístico ilustrado”, a lo que añadirá: “único en su género en España y el que más grabados publica en cada número”. Su título -Monos- se refiere a los dibujos de trazos rápidos acompañados de un breve pie de texto, que llegarán a dar nombre a sus autores como pintamonas
Aparecía cada sábado en entregas, en un formato menor que el folio, con 16 páginas compuestas a tres columnas, ocupadas casi todas ellas por grabados, pero sin apenas especificar autoría o bajo seudónimos “absurdos”, anonimato que supondrá otra novedad y casi la seña de identidad de las publicaciones humorísticas a partir de entonces. Ya en su primer número insertó por entregas lo que desde el propio semanario se presenta como la “primera novela gráfica que se publica en España”: Las travesuras de Bebé, una tira cómica del norteamericano Frank H. Ladenfort (1860-1943), que había publicado previamente  en la revista neoyorquina The World. 
La dirección de la revista admitía la colaboración “de todo el mundo” y retribuía los trabajos si eran publicados. Además de esa sección de concursos, tendrá otras, como Entretenimientos, Pasatiempos, Epigramas, Adivinanzas, Problemas, Jeroglíficos, Curiosidades, Cantares cómicos, e insertará lo que denomina chistes viejos ilustrados, baturradas, transformaciones, sombras chinescas y caricaturas de artistas y literatos e, incluso una especie de crónica de actualidades con el epígrafe El ajenjo, y revistas gráficas de espectáculos. Su humor no es ingenuo, en la contracubierta estampaba fotograbados de mujeres o actrices que denominará Galería de bellezas, de tal forma que el mismo Sánchez Vigil llega a decir que el humor de la revista “bascula entre el de siempre y el ya cercano puramente sicalíptico, manteniéndose, no obstante, en un prudente tono medio”. Ya la propia publicación dirá de sí misma que tiene “por lema la caricatura culta, sin molestar a nadie y sin atacar la moral”. También publicará algún folletón e insertará publicidad comercial.


El TBO (Barcelona, 1917-1998)

Revista española de historietas de periodicidad semanal, editada en Barcelona que cambió el chiste por las viñetas. El primer número apareció el 11 de marzo de 1917 con un precio de 5 céntimos. La revista estaba claramente orientada al público infantil y juvenil, aunque podía ser leída por toda la familia. Se centró en el humor blanco y excluyó de sus páginas contenidos políticos o satíricos. Esta publicación marcó la infancia de casi todos los chavales del Siglo XX, entre los que me incluyo, aunque creo que el que más disfrutaba era mi padre que la leía primero. También es uno de los mejores reflejos de la sociedad española y de su evolución. Pero esa es otra historia que merece una historieta.

Toda la información sobre el TBO se publicó a los 100 años de su nacimiento por Antoni
Guiral y Lluís Giralt: un estudio exhaustivo de la historia de esta publicación, sus avatares y anécdotas, así como información completa sobre sus series, secciones y autores.
Su título tuvo tal resonancia dentro de la historia del cómic español, que terminó por designar a cualquier publicación que contenía historietas. Se ha dicho que el origen del nombre procede de una abreviación de la expresión "Te veo", reformulada a "TBO" lo que supondría una extraña falta de ortografía. Me gusta más la teoría de que posiblemente provenga de una zarzuela de 1909, de nombre T.B.O., firmada por Eduardo Montesinos y Ángel Torres del Álamo y que comienza así: 



¡Animo, señores! A trabajar. Mañana saldrá
el primer número de T. B. O. y hay que lucirse.
Ya saben ustedes que éste no será un
periódico vulgar. T. B. O. viene á llenar un
vacío.



Por último, incluyo un vídeo (Historia de los tebeos) que analiza el nacimiento de las principales publicaciones; su trayectoria editorial; los personajes, las temáticas, los argumentos y el contexto político, social y económico de la época, haciendo especial referencia a los factores que contribuyeron a su progresiva desaparición.

jueves, 2 de mayo de 2024

La jaula de los monos, exposición sobre Madrid y la revista Blanco y Negro

En 1891 Torcuato Luca de Tena lanza la revista Blanco y Negro. Quiere ser, según sus palabras, “una crónica constante de todo lo que constituye la vida moderna”. La publicación, que se vende por 15 céntimos –una suma importante en la época– se agota en pocas horas cuando se lanza el primer número, el 10 de mayo. Tiene el objetivo de informar y entretener. Su lanzamiento revoluciona el sector. Usa buen papel y la mejor tecnología de la época para la impresión. Pero hay otra novedad: es una revista ilustrada. Algunos colegas criticaron que una publicación no podía ser a la vez de información y de monos (ilustración y fotografía), él respondió “la letra con monos entra”. Monos que dibujaban grandes ilustradores de la época como Eugenio Varela, Narciso Méndez Bringa o Ángel Díaz Huertas, a los que se sumaron durante las siguientes décadas firmas como Joaquín Xaudaró, Francisco Sancha, Rafael de Penagos, Ramón Gaya o Antonio Mingote. Un conjunto de obras que permanecen unidas y forman la Colección ABC

Madrid está profundamente unida a la revista Blanco y Negro y al periódico ABC. Atraídos por su modernidad en su sede se reunieron numerosos escritores y artistas que retrataron la vida misma: los lugares, los edificios y los personajes madrileños de todas las clases sociales. La exposición La jaula de los monos. 6 miradas a la colección ABC, en el Museo ABC de Madrid que comparte con el Centro Cultural Clara del Rey, realiza un itinerario pictórico por distintos periodos cronológicos, desde sus comienzos hasta los 2000. Los 6 encargados de la selección de cada época son Inmaculada Corcho, Víctor Zarza, Eduardo Alaminos, Fernando Castillo, Juan Manuel Bonet y Julieta de Haro. A ellos se suma la propuesta de Andrés Trapiello Este Madrid.

ESTE MADRID

Madrid como entidad pictórica cristaliza tarde, con Goya. Antes hubo, claro, artistas que llevaron la ciudad de Madrid a sus cuadros, como asunto principal o como fondo y acompañamiento. Acaso, como no podía ser de otro modo, el gran pintor de Madrid fue Velázquez, que pintó como nadie «el aire de Madrid», el de la sierra del Guadarrama, observada por él desde la Torre del Viento, y el de los interiores del Alcázar. Y su yerno Mazo, y otros más en pinturas con más valor documental que pictórico. Pero fue Goya, con sus praderas de San isidro y sus escenas matritenses (carnavales, cacharreros, placistas) quien fijó el tema madrileño. Tras él otros, Lucas, Alenza… Hasta los del 98. Estos, con Beruete y Regoyos a la cabeza, hicieron con Madrid lo opuesto a Velázquez, que vio de dentro afuera, y sacaron sus caballetes a los arrabales de Madrid, para retratar, de fuera adentro, su palacio, su río, su lejanía… En unos años Madrid fue uno de los asuntos preferidos de los pintores, como lo fue también de sus escritores, y surgieron cien ilustradores que trabajaron con los textos de Larra, Mesonero, Alarcón, Fernández de los Ríos y, por supuesto, Galdós. Y por supuesto cien periodistas y escritores más que acercaban a la curiosidad de los lectores de Madrid, de España y aun, de Hispanoamérica, los mil aspectos de una ciudad cada vez más cosmopolita y atractiva. Muchos de esos ilustradores que trabajaron desde el último tercio del XIX hasta casi finalizado el XX figuran en la extraordinaria colección procedente de los archivos del ABC y de Blanco y Negro, publicaciones para las que hicieron sus trabajos.

 https://www.arteinformado.com/agenda/f/la-jaula-de-los-monos-228804