domingo, 15 de septiembre de 2024

El tren y el cine: los Cine-Trenes en Madrid (1909-1916)

La llegada del tren 
El tren y el cine, una gran amistad, una gran historia. Los hermanos Lumière utilizaron el tren como protagonista en su película La llegada del tren a la estación de La Ciotat (1896) y asustaron a los inocentes espectadores que pensaron que iban a ser atropellados por una locomotora. Después, Buster Keaton lo convirtió en su mejor compañero de reparto en su obra maestra de la historia del cine: El maquinista de la general. Pero hay muchas más: Las mejores películas de viajes en trenY también son muchas las estaciones de tren y de metro que se han convertido en escenarios de películas inolvidables. 

Me ha llamado especialmente la atención la efímera existencia de los Cine-Trenes, una curiosa manera de viajar sin moverse del sitio; un viaje muy barato, sin maletas, sin apreturas y sin accidentes.
Los espectadores se sentaban en un vagón de tren que tenía una ligera pendiente para un viaje que duraba unos diez minutos, mientras se proyectaban en una gran pantalla las imágenes previamente filmadas desde un tren en marcha. Para aumentar el realismo, el vagón-sala se balanceaba ligeramente y se oía el característico traqueteo de las ruedas sobre los raíles. Tal fue el éxito de éste espectáculo que en 1907 se habían abierto más de quinientas concesiones en todos los Estados Unidos y por todo el mundo.

 La Correspondencia de España (11-03-1912)
Los «Cine-Trenes» también se acabarían incorporando a Madrid, en las calles San Bernardo, Atocha y Montera, entre 1909 y 1916 aproximadamente. Los más conocidos serían: «Cinemaway», «Metropolitan Cinematour» y «Wagon Cinema». Las películas que se proyectaban en su interior no se diferenciaban de la realidad, eran filmaciones de recorridos por la geografía española o la extranjera: realizaban la función de suplantar la experiencia del viaje real. En el Metropitan Cinematour, se ofrecían desde las 4 de la tarde, viajes por España y el Extranjero. Entre ellos estaban los viajes en tranvía por Madrid, un paseo de Orense a Vigo o un viaje de Madrid a San Sebastián.

Para saber más: Blog Historias matritenses 




miércoles, 11 de septiembre de 2024

Un viaje por el Madrid de cine

Placa de cerámica conmemorativa en el Hotel Rusia
En el Hotel Rusia, en La Carrera de San Jerónimo, calle elegante y céntrica, muy próxima al Congreso de los Diputados, tuvo lugar la primera proyección en España del cinematógrafo el día de San Isidro de 1896. Refieren las crónicas periodísticas como la de El Heraldo de Madrid que “la proyección de la fotografía sobre un lienzo en blanco no puede hacerse con mayor perfección; el efecto es sorprendente”.

En 1910, el periodista Alejandro Larrubiera explica el rápido éxito del cinematógrafo entre la población madrileña: Ahora sí que hay cines para todos los públicos madrileños, con unas salas elegantes donde se proyectan películas baratas: Por«el corto interés» de veinte céntimos puede usted gozar, amigo mío, lo indecible viendo representar sobre una sábana […] trozos de vida más o menos regocijados ó terroríficos; asistir sin menoscabo de su persona, al choque de trenes, hundimiento de puentes, batallas entre moros y cristianos […]”.

-El cinematógrafo y la primera proyección cinematográfica https://barriodechueca.blogspot.com/2013/06/primera-proyeccion-cinematografica-en.html

- Teatro Circo Price, su historia : https://barriodechueca.blogspot.com/2013/06/teatro-circo-price-su-historia.html

El Madrid de 1896

El Madrid de 1896 es un documental filmado con el cinematógrafo por Alexandre Promio enviado por los hermanos Lumière a España. Muestra vistas de Madrid: la Plaza de toros de las Ventas, la Puerta del Sol, Puerta de Toledo, y el Palacio Real. Se ven las maniobras de los Lanceros de la Reina en la Plaza de Oriente, y la realización de la carga a las afueras de Madrid.


La llegada del cinematógrafo

 


Visitas culturales 

En la actualidad se pueden hacer visitas culturales que nos recuerdan los primeros años del cine:

- Museo del  Cine en Villarejo de Salvanés 

En el Museo del Cine en Villarejo de Salvanés se puede recorrer la historia del cine, conocer sus orígenes, su evolución, los avances tecnológicos que fueron apareciendo con el tiempo y ver cómo ha cambiado el material audiovisual con el paso de las décadas. Está situado en un antiguo cinematógrafo y se divide en tres salas. Acoge fondos rescatados de salas de cine y otros objetos de origen internacional.
- Visitas guiadas 

Mira Madrid, visita guiada organizada por el Ayuntamiento para descubrir el lado más cinematográfico de la ciudad, calles, parques y espacios culturales que han sido el escenario de multitud de películas españolas y extranjeras.  

Espectáculos de cine mudo con piano

También son habituales los espectáculos de cine mudo con piano. Jorge Gil Zulueta, pianista colaborador de los ciclos de cine clásico y mudo de la Filmoteca de Catalunya y la Filmoteca Española ofrece espectáculos en los que adapta su música de piano a grandes cortometrajes y películas del cine mudo. En septiembre de 2020, estrenó “Musidora en España” en el Cine Doré.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Historia del cine mudo, imágenes perdidas del cine mudo español (vídeos)


Como introducción, si tienes casi una hora libre, te recomiendo que veas este documental de La Historia del Cine, Época muda, parte 1, realizado en 1983.



Primeros años del cine español 1987-1921

Resumen preparado por Carlos Valmaseda: Primeros años del cine español 1987-1921

En el blog  Naranjas de Hiroshimacreado el 23 de enero de 2007 por Luis Iborra (Alicante, 1979), se pueden ver los 13 capítulos de Imágenes perdidas: una historia del cine mudo español en 13 capítulos de 27 minutos. La dirección y el guión son de Vicente Romero. Una producción de TVE en colaboración con la Filmoteca Nacional emitida en 1991 y nunca editada.

Merece la pena ver el Capítulo inicial de la serie dedicado a las películas ignoradas de los primeros treinta años del cine.

Capítulo 1: ‘Tesoros olvidados'

La mayor parte del cine mudo español (1896-1930) se ha perdido. Y las escasas películas de ese periodo, que supone un tercio de la historia de nuestro cine, permanecen sumidas en el olvido. El programa ‘Imágenes perdidas’ ha hecho un esfuerzo de investigación, localizando títulos que se creían ya inexistentes, además de revisar exhaustivamente y catalogar todos los materiales conservados en cinematecas españolas, extranjeras y coleccionistas particulares. Este primer capítulo de la serie muestra secuencias de esos tesoros olvidados del cine español. (Narrado por José Mª Rodero).
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domingo, 1 de septiembre de 2024

Cinema X/ Teatro Álvarez Quintero/ Coliseo del Noviciado

Cinema X, años sesenta
En el año 66, cuando salimos de La Marañosa, nos vinimos a vivir a la calle de San Bernardo, entonces llamada ancha, donde todavía se podían ver en el asfalto los carriles del tranvía y las antiguas librerías que poco a poco se fueron transformando en bares. Casi enfrente de mi casa estaba el antiguo Cinema X, un cine de barrio con sesiones continuas, pipas y precios populares. Aunque no recuerdo haberlo visto nunca abierto, los datos me informan de que se cerró en el año 1967. El edificio, situado en el número 57 de la calle, se fue deteriorando hasta que lo derribaron y construyeron en 1990 el bloque de pisos actual. En los finales de los setenta llamaba la atención la letra X, que solo se añadía a los cines donde se proyectaban películas pornográficas. Los vecinos del barrio lo llamaban “Cine Maequis”.

Al ver la fotografía, me enteré de que el solar había albergado un teatro y, mucho antes,  El Coliseo del Noviciado, un local de espectáculos de variedades que se incendió como otros muchos porque los materiales que se utilizaban para hacer y proyectar películas eran muy inflamables, así como las sillas de madera y las telas que hacían de pantalla. 

Los avatares del edificio ejemplifican muy bien la historia del cinematógrafo en España. Un invento, que unido a la electricidad, superó con creces a la cámara fotográfica y revolucionó la forma de ver el mundo y la cultura. Las imágenes en movimiento de la caja mágica, con o sin sonido, en blanco y negro o a todo color, en grandes escenarios lujosos o en confortables salas pequeñas, nos han acompañado, divertido y enseñado desde 1896. El cine, llamado séptimo arte, se convirtió pronto en una potente industria que sufriría grandes transformaciones adaptándose siempre a las nuevas tecnologías y a los gustos del público. Por eso no es de extrañar que las primeras proyecciones se realizaran en los ya existentes locales de espectáculos: salones, barracones itinerantes o teatros. Los cortometrajes hacían las veces de entremeses, apareciendo en medio de las funciones del teatro popular como eran los sainetes, zarzuelas, cuplés y espectáculos de variedades. Finalmente las gradas de madera, la lona de las primeras barracas itinerantes, similares a los circos, fueron sustituidas por amplias salas construidas en torno a una gran pantalla.

A finales del siglo XIX, tras el éxito de las primeras proyecciones del cinematógrafo en la Carrera de San Jerónimo en Madrid, proliferaron los escenarios instalados en varios barracones instalados en diferentes lugares del centro –calles de Alcalá, Pez, San Bernardo–, en el barrio de Embajadores –calle Encomienda, Ave María y Atocha– y en el paseo del Prado. En 1907, había 23 salas de proyecciones reconocidas en Madrid. En la época de mayor esplendor del cine mudo, en 1925, había registrados 1818 cines; en 1930, 4338. Los 13 cines situados entonces en la Gran Vía se construyeron en su mayoría entre los años veinte y treinta del siglo XX en edificios lujosos, con salones palaciegos de luces de neón, grandes carteles y pasillos ricamente decorados, donde los madrileños acudían al cine de estreno sobre todo los sábados y domingos para ver películas norteamericanas de calidad y técnica insuperables.


Coliseo del Noviciado/ Cinema X/ Edificio en la actualidad 

Coliseo del Noviciado

El Coliseo del Noviciado, que fue una barraca en su origen, se construyó en 1907 en el estilo art nouveau, lleno de sinuosidades ve­getales, por el arquitecto José Carnicero Rodríguez, con la intención de tener en Madrid un local donde poder alternar funciones cinematográficas y representaciones del género chico. 

Coliseo del Noviciado 

La sala acapara los elogios del reportaje de la revista El Arte del Teatro  sin duda para publicitarlo ante su inminente inauguración. Utiliza su elegancia como un criterio de distinción con respecto a las demás salas de espectáculos madrileñas, convirtiendo la contemplación de sus fachadas y de sus interiores en un aliciente por sí mismo: La sala de espectáculos, capaz para 600 personas, puede servir de modelo en su género. Tiene 20 metros de extensión por 12 transversalmente. Cuenta con seis bonitos palcos frente al escenario, cuya embocadura es de seis metros de ancho por cuatro y medio de alto. Las butacas, verdaderos cómodos sillones, están forrados de terciopelo rojo en invierno, y de rejilla en los meses caniculares, como corresponde á cada una de las distintas estaciones del año. La sala de espera de la entrada general es una amplia terraza, enlosada higiénicamente con baldosines hidráulicos. En verano le prestan amenidad y frescura plantas y un buen surtido puesto de refrescos. Para la época invernal, esta misma sala de espera será cubierta con una montera de cristal y hierro. La fachada es tan artística […]. A ambos lados de la magnífica verja de entrada se han instalado dos despachos de billetes cuyas cúpulas solamente costaron más de 500 pesetas".

El edificio se asemejaba a los modernos locales europeos. En él trabajaban veinte empleados, contaba con un aforo de 600 personas y disponía de un amplio escenario. Dicen que el gran éxito del Coliseo del Noviciado fue por su proximidad con la Universidad Complutense de Madrid, entonces situada a pocos metros, pues muchos fueron los universitarios que llenaban habitualmente sus butacas. El edificio propiedad de Francisco Pérez y Agustín Rodríguez quedó destruido  el 7 de abril de 1912 en apenas 10 minutos por un incendio que se produjo cuando en la cabina de proyecciones se inflamó la película saltando el fuego hacia el techo que era de madera. Afortunadamente el cine fue desalojado inmediatamente y los espectadores salieron sin problema por las 7 puertas de que constaba. La diligencia de los bomberos del puesto de guardia de la universidad evitó que las llamas se propagasen hacia el edificio colindante en la Calle de San Vicente Ferrer. 

Teatro Álvarez Quintero




Tras el incendio del Coliseo del Noviciado, se construyó tres años después (1915), el Cine-Teatro Álvarez Quintero llamado así en homenaje a los hermanos y escritores de obras teatrales. Su arquitecto, Manuel Ruiz Senén, proyectó también la Plaza de Toros de Las Ventas, el Cine Ideal, el Teatro de la Zarzuela o el Teatro Reina Victoria. La fachada era sencilla, resaltando los apilastrados con pináculos. En el interior, una barandilla separaba las primeras filas con bancos corridos, situadas más cerca de la pantalla, del resto, con asientos individuales, pero sin brazos.
Un artículo en La Vanguardia Española, de 1954 decía: “Aún existe, aún, aquel modesto coliseo, pero trocado en cine desde hace muchos años, y ya con otro nombre en su frontispicio. El Teatro Álvarez Quintero de la calle de San Bernardo no era suntuoso como el Teatro Álvarez Quintero de la Gran Vía. Pero éste se ha cerrado igual que aquél. Y, posiblemente, con el mismo destino.”

La verdad es que comparando la foto de la la fachada original del teatro y la posterior restauración del Cinema X, resulta difícil pensar que eran el mismo edificio. 

Cinema X

Unos años más tarde, en 1918, el teatro, para poder adaptarse a los normativas vigentes, fue reformado como una exclusiva sala cinematográfica por el arquitecto modernista José Espelius Anduaga que también diseñará el Cine Doré en 1923, hoy sede de la Filmoteca Nacional. El cine adoptó el nombre del CINEMA X, que antes había funcionado en la glorieta de Bilbao. En octubre de 1930 inaugura sus sesiones de cine sonoro con un aparato de fabricación nacional. La sala de carácter popular tenía un aforo de 800 localidades de dos clases: general, al precio de 20 céntimos, y preferencia, al de 40. Los más grandes éxitos se los proporcionó la época de los seriales: Judex, de 12 episodios; Carpanta, de 15; Nueva Aurora, de 16. También, El Sello Verde y Los Dos Pilletes, etc. Favorito de los estudiantes de la vecina Universidad, se hizo célebre por la selección de sus películas y la economía de sus precios. Se cerró con un programa doble: El Grano de Mostaza y El Conde de Montecristo, el 10 de julio de 1967.


Existe mucha información muy bien documentada sobre los primeros años del cine cuya lectura resulta muy interesante:
Cine Doré en la actualidad 


-Josefina Martínez, Cómo llegó el cine a Madrid 
-Francisco José Montes Fernández Recordando la historia del cine español 


Por último, un recorrido en vídeo por el barrio de Lavapiés para aprender la historia del cine y de algunos cines de Madrid. Si el edificio del Teatro Álvarez Quintero se hubiese rehabilitado, tal vez luciría como el cine Doré en la actualidad.


El cine mudo, ese desconocido

El cine mudo (1896-1930) ha sido injustamente olvidado, silenciado, perdido e ignorado. Es una pena porque estas filmaciones son fascinantes y bellas, incluso muy modernas. Lamentablemente, sabemos más del cine hecho fuera de España que de la historia del cine español de estos primeros años. Un tercio de nuestro cine ha desaparecido porque los rollos de película eran de nitrato, material inestable y altamente inflamable. Afortunadamente, las instituciones españolas llevan un tiempo rescatando del olvido las escasas películas que se conservan. Se merecen un ciclo en TVE para que lo conozcan las nuevas generaciones. 

Como casi todos, he disfrutado enormemente con tres de sus grandes figuras cómicas que triunfaron también en el sonoro: Charlot, Buster Keaton y Harold Lloyd. Los dos primeros fueron además de actores, guionistas y directores que heredaron de sus padres el oficio del teatro y las variedades. En primer lugar, Charlot, un genio de corazón y compromiso; en segundo lugar, Buster Keaton, Pamplinas, el surrealista que llevaba la risa por dentro; y, en tercer lugar, Harold Lloyd, el hombre común sometido a los peligros de la gran ciudad, el favorito de mi abuela Ángeles que iba al cine en busca de risas y angustias, de diversión y de emoción. El humor de estos tres gigantes es universal, está basado en gags visuales, no necesita palabras.


El cine mudo supone el nacimiento de un arte en busca de una estética propia. Sin palabras, las técnicas de actuación eran muy distintas a las actuales, el actor solo disponía del lenguaje corporal y la expresión facial, de ahí que sobreactuara. También sorprende al espectador actual su velocidad de proyección, la mayoría de las películas mudas fueron filmadas a velocidades más lentas que las películas con sonido (normalmente de 16 a 20 fotogramas por segundo frente a 24), lo que remarca su aspecto poco natural. Sin voz, los intérpretes debían comunicar sus sentimientos con el gesto y la mirada. El encuadre de cámara era el protagonista en la narración y el montaje marcaba ritmos y daba énfasis.  

Restos del Coliseo del Noviciado (ABC,31/03/1912)
Mi interés por saber más de este periodo  empezó con una foto del Coliseo del Noviciado en la calle san Bernardo de Madrid que me ha hecho tirar del hilo de la madeja. 
En estos dos últimos meses de obligada inmovilidad, he leído mucho sobre este arte que hipnotizaba con la magia del silencio y el acompañamiento de la música: el origen del cine y sus paternidades, los lugares en los que se proyectaba, el público al que iba dirigido, los oficios que creó y se fueron perdiendo, la rivalidad creada entre Madrid y Barcelona, la relación con la zarzuela, las mujeres directoras ...

En este bloque, he intentado resumir mis lecturas con algunos datos curiosos y vídeos que he encontrado. Otros lo han contado mejor que yo, por eso incluyo los documentos consultados, porque hay muchos.

2. Historia del cine mudo, imágenes perdidas del cine mudo español (vídeos)

3. Un viaje por el Madrid de cine

3. Los Cine-Trenes (1909-1916)

5. Un sainete y un tango sobre el cinematógrafo 

6. Oficios perdidos del cine mundo

7. El insólito éxito de la zarzuela en el cine mudo

8. Los escritores y el cine mudo: La pasión cinematográfica de Blasco Ibáñez y Buñuel

9. Las mujeres pioneras del cine mudo 

10. Villena en el cine mudo y el cine en Villena.


sábado, 10 de agosto de 2024

Muelas cordales y patas sable


Las patas de sable 
¿Quë tienen que ver las cordales* con las patas de un sillón? Mucho y nada. Coinciden en el número y, a veces, las muelas inferiores se tuercen como las patas posteriores de algunos asientos. Se diferencian en que las muelas son móviles y hay que quitarlas si descolocan a sus vecinas y, en cambio, las patas no se juntan entre sí, son firmes. A estas conclusiones absurdas llegué después de varias horas sentada en la salita de espera de un cirujano maxilofacial al que acudí urgentemente, sin cita, este mes de julio. Para no salir huyendo y distraer mi mente, me fijé en el mobiliario de tipo inglés en el que destacaban cuatro sillones, uno tenía las patas traseras torcidas, el que estaba enfrente tenía una recta y otra no y el de la derecha las tenía al contrario. Moviéndome, descubrí que este extraño trampantojo dependía del punto de vista. Algún ingenioso carpintero había diseñado unas patas en forma de sable para crear ese  paralelismo: mis muelas del maxilar inferior estaban tan torcidas como esas patas traseras. En mi mente la pata que simulaba una espada curva era la metáfora perfecta del instrumental médico que me iban a clavar en la encía. En vez de patas, veía elevadores de raíces, fórceps y alicates.

Una recta, otra no 
Vayamos al principio. Como mi mandíbula es muy pequeña, siempre pensé que las muelas del juicio no me habían salido porque no tenían sitio. Pero después de sufrir problemas en el oído, latigazos eléctricos de un nervio afluente del trigémino e inflamaciones de los ganglios, me las descubrieron a esta edad en que la cordura ya empieza a desaparecer. No quedaba más remedio que extraerlas. Cuando estaba preparada para ello, sentada en la unidad dental*, después de una radiografía y un TAC, mi dentista dijo que no se atrevía, que estaban en un lugar peligroso y lo mejor era ir a un hospital para que las extrajese un cirujano maxilofacial porque podrían generarse problemas serios. No se atrevió a meter los pulgares entre las cordales. Así que después de llevar más de veinte años con esa aseguradora dental cuyo nombre empieza por A, me quedé compuesta y sin cirujano.

Vayamos al final. Tuve suerte porque, después de muchos intentos, di con un joven cirujano muy competente que me informó correctamente de los riesgos. Quince días después me puse en sus manos y abandoné en su consulta mis cordales  del lado derecho. La extracción fue perfecta, lo más doloroso fue el postoperatorio porque una muela estaba cariada. 

*Nombre que se le da ahora al sofisticado sillón de dentista y que yo llamo potro de tortura. Ver: Maltratada por el dentista.

** Algunas muelas tienen nombre propio, como las "Muelas del Juicio" o cordales, que deriva de cordatus (cuerdo) porque aparecen a una edad en la que supuestamente la persona ya es madura, es decir, tiene cordura mental. De hecho, también en El Quijote, Sancho Panza menciona el refrán “entre dos muelas cordales nunca metas tus pulgares”, una metáfora que aconseja no entrar en conflictos familiares porque, al igual que estas últimas piezas dentales, tienen mucha fuerza y trituran lo que se ponga entre ellas. Los molinos y las muelas del Quijote


domingo, 4 de agosto de 2024

Salva Soler: De cine, un poema con títulos de películas


Salva Soler (Barcelona, 1976) sorprendió a los 
viajeros del tranvía de Zaragoza recitando el poema De cine, hecho de principio a fin con títulos de películas. Formaba parte del I Festival de Poesía Joven de Zaragoza 'Rasmia' y saltó a las redes sociales. Una ingeniosa iniciativa. 
Aquí puedes leerlo.


domingo, 28 de julio de 2024

Juraría que he sido feliz, Agustín García Calvo

 Juraría que he sido feliz
una vez en la tierra.
Pero tú no lo sepas, mi alma,
pero tú no lo sepas.

Isabel Escudero y Agustín García Calvo 
No sé el día, el año tampoco,
ni el siglo siquiera,
ni si fue de mañana o de tarde
o noche serena.
Pero yo juraría que un día
fue la paz en la guerra.

No sé quién estaba conmigo,
si era blanca o morena,
ni si era de amor o del solo
temblor de la yerba.
Pero yo juraría que fue
verdad verdadera.

Yo de cierto no sé si fui yo
o fue otro cualquiera:
sólo sé que era feliz y que toda
la vida lo era.
Pero tú no lo sepas, mi alma,
pero tú no lo sepas.

        Agustín García Calvo, Canciones y soliloquios (1976)



domingo, 21 de julio de 2024

Álex Grijelmo: Todos hacemos aguas, incluidos los políticos

Todos hacemos aguas 

Álex Grijelmo vuelve a hacer una puntualización lingüística al líder del Pp, como ya lo hizo con el uso “debe de” (probabilidad) para significar obligación (“debe”)He oído la expresión “hacer aguas” a Núñez Feijóo dos veces, el 4 de octubre de 2023 y el 12 de junio pasado, lo que aleja la benevolente interpretación del lapsus: “La democracia española empezará a hacer aguas con un presidente que miente”. “La mayoría de sus socios están haciendo aguas”. 

El Diccionario de las academias distingue claramente entre “hacer aguas” (orinar, expeler la orina) y “hacer agua” (presentar debilidad o síntomas de ir a fracasar”). Parece ser que está equivocación en el lenguaje de los comentaristas de deportes está muy extendida. Todos hacemos aguas y algunos, sobre todo políticos, hacen agua. 

domingo, 14 de julio de 2024

El taburete asesino

La barra de un bar puede convertirse en un sitio peligroso, todo el mundo lo sabe. La alegría etílica lleva a la torpeza y se producen contratiempos, que me has pisado, que me miras mal… que conducen a escenas desagradables. Aunque este no es el caso. Fue un accidente provocado por la mente perversa de un diseñador .
Estábamos esperando turno en una barra angosta de un restaurante donde continuamente, sorteando una peligrosa escalera, pasaban las camareras equilibristas llevando los platos de exquisito olor al comedor. A mi lado había dos jóvenes fornidos, sentados en sendos taburetes de estilo industrial, que iban antes que nosotros. Finalmente, los llamaron y fue tal la alegría del que estaba sentado a mi espalda que salió en estampida, de modo que el taburete, desequilibrado porque tenía el respaldo ribeteado por una barra de hierro, se venció hacia atrás. No cayó al suelo, porque yo, que estaba de espaldas ajena al movimiento, lo paré con mis tobillos. En ese momento, pensé que algún loco me había golpeado con un objeto contundente o que había ocurrido un terremoto y que la tierra me iba a tragar. Solo pude articular una frase peliculera mientras las lágrimas descendían por mis mejillas: "no siento las piernas". El bruto se acercó a mí diciendo que no había sido a propósito. Me levanté los pantalones y aparecieron unas heridas ensangrentadas. Afortunadamente no me caí como me suele pasar, pero el tremendo dolor y el calor pegajoso me amargaron ese día y los siguientes. A la semana, mis tobillos estaban tan negros como los de un sin techo que lleva meses sin ver el agua. Un mes después, los huesos y los músculos se resisten a curarse, el dolor implacable persiste cuando camino. El médico ha diagnosticado una tendinitis de Aquiles en los dos tobillos. Otro ejemplo de la mala pata y la mala racha. Deberían meter en la cárcel al que diseñó el artilugio asesino junto al joven imprudente.

P.D.: La foto que acompaña estas líneas no es la del taburete que causó el daño, es el más parecido que he encontrado en internet. 

domingo, 7 de julio de 2024

Las persianas guillotina y otros ruidos de vecinos

Selección de anécdotas en comunidades
 convertidas en campos de batalla
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Como ya he escrito otras veces, se ha apoderado de mí el espíritu de Javier Marías que sostenía que España es un país muy ruidoso en el que tanto sus gobernantes como sus ciudadanos se esfuerzan por aumentarlo. Contra los ruidos externos poco podemos hacer y al parecer tampoco contra los producidos en la propia comunidad de vecinos, donde siempre hay un gracioso que, ante las quejas de un vecino por los ruidos repetidos, responde que se ponga tapones en los oídos o que se invite a la fiesta y así todos contentos. 
El año pasado casi me volví loca por las obras del edificio colindante y las del vecino de arriba. Afortunadamente terminaron, pero han dejado secuelas: un taconeo arrítmico a todas horas sobre un suelo que no está aislado y unas persianas nuevas del dormitorio que sobre las seis de la mañana se levantan con un estruendo parecido al de una guillotina. Al de mi vecino, le sigue un repicar de ajusticiamientos en otras viviendas. 
Yo también tengo persianas que tal vez puedan molestar, las mías motorizadas, por eso procuro no utilizarlas a horas intempestivas. Aunque es verdad que algunos no son (somos) conscientes de los ruidos que emitimos hasta que se (nos) lo dicen. Por eso me hizo mucha gracia la carta-cuento escrita por las propias persianas que ideó un vecino animando al respeto, la consideración y la empatía. 


Ya ni me molesto en llamar la atención generalizada en las juntas de la comunidad para que tengan en cuenta que el edificio es de los años sesenta con las paredes y los suelos de papel, donde la ducha produce un ruido parecido al sonido de una catarata. De los vecinos que hablan a gritos al altavoz del teléfono móvil en el patio, o de los que ponen rancheras a toda pastilla mientras cocinan, o de los que tienen puertas chirriantes dignas de una película de terror, o los que ponen el aire acondicionado por la noche para estar ellos fresquitos mientras los demás nos cocemos en nuestro propio jugo con las ventanas cerradas para no oírlos, ya ni hablo. La venganza que ideó un vecino cabreado, me parece que tiene ecos shakesperianos:




Así oigo yo el levantamiento de persianas que me despierta todas las mañanas: 




jueves, 27 de junio de 2024

La Casa de Velázquez en Madrid y la Academia de Roma

Patio de la Casa de Velázquez 

La Casa de Velázquez, situada en Madrid cerca de la Escuela de Arquitectura de la Ciudad Universitaria, constituye un pequeño rincón francés y un paraíso para los hispanistas galos. Dice la leyenda que el pintor del Siglo de Oro solía acudir hasta esta zona para pintar sus mejores paisajes con la Sierra de Guadarrama al fondo.

 El edificio tras la guerra civil




Este desconocido palacete, sede de la Escuela de Estudios Hispánicos, se construyó en 1928 en un terreno cedido por Alfonso XIII al gobierno de Francia. Durante la guerra civil fue bombardeado y volvió a levantarse en 1959. En la actualidad se puede visitar, acceder a sus exposiciones y consultar libros en su biblioteca. 

Al pasear por el patio de este edificio, la memoria visual me acercó a los dos paisajes de la Villa Médicis (Roma) que Velázquez pintó al natural en 1630 en dos momentos diferentes: el mediodía y la tarde. Su arquitectura, basada en la simetría y la proporción clásica, es muy parecida a la del cuadro Vista del jardín con el Pabellón de Ariadna; aunque aquí, a través de los tres arcos gemelos, destacan los azules lejanos y las cumbres de la sierra de Guadarrama, similares a los fondos únicos y misteriosos de algunos cuadros de Velázquez. Sin esculturas, sin gente, no aparecen jardines con cipreses ni cuevas como en las quintas nobiliarias italianas que conoció el pintor. Un prodigio de sencillez. La casa de Velázquez bien vale una visita.


Paisajes de Villa Médicis de Velázquez

Villa Médicis en la actualidad


Esta institución es similar a otras que mantiene el gobierno de España, como la Academia de Roma española que promueve la formación artística y humanística de creadores e investigadores, con la finalidad de lograr una mayor presencia cultural española en Italia y un mejor entendimiento de las culturas de ambos países. Creada por iniciativa del político Emilio Castelar, se inauguró en la sede del antiguo convento de San Pietro in Montorio en 1881 bajo el reinado de Alfonso XII, siendo dirigida por artistas, historiadores o escritores como Eduardo Rosales, Mariano Benlliure, Ramón María del Valle Inclán y el Marqués de Lozoya.

sábado, 15 de junio de 2024

Un libro, una hora (programa de la SER)

 Un libro Una hora, programa de radio: 
 Aprende a leer, aprende de literatura escuchando. Un programa para contar un libro en una hora. Grandes clásicos de la literatura que te entran por el oído. Dirigido por Antonio Martínez Asensio, crítico literario, productor, escritor y guionista. En la SER. En directo los domingos a las 05:00 y a cualquier hora si te suscribes. 

Para oír mientras cocinas, limpias, conduces o cuidas de las plantashttps://www.podiumpodcast.com/podcasts/un-libro-una-hora-playser-em/


sábado, 8 de junio de 2024

El oasis de libertad en el instituto Santamarca de Madrid (1975-1985)

Fotograma del documental Sexo, drogas, rock 'n' roll, y política.
 Instituto Santamarca, 1975–1985.

Artículo de Guillermo Hormigo en El Diario.es El oasis del ibertad en el Santamarca, el instituto de Madrid donde todo fue posible: “Nadie se atrevía a prohibir”.

El cineasta Pablo Llorca ha plasmado en el documental Sexo, drogas, rock 'n' roll y política. Instituto Santamarca, 1975–1985 sus recuerdos del Instituto Santamarca en el barrio de La Prosperidad de Madrid, corazón obrero del distrito de Chamartín. Allí coincidieron un profesorado valiente y joven y un alumnado brillante y privilegiado en un periodo de esperanza de lucha política después de la muerte de Franco que transformó los hábitos y las costumbres sociales. El Santamarca fue vanguardista en las luchas estudiantiles y antifascistas, albergó una actividad cultural intensa y generó unas relaciones entre los profesores y el alumnado insólitas para los tiempos actuales.

"Raro era el profesor que pasaba lista. El alumnado participaba en las juntas de evaluación y debatía las calificaciones con el personal docente. Los viajes improvisados entre estudiantes y profesores estaban a la orden del día, en muchos de los cuales acaban compartiendo hachís. La efervescencia creativa estaba a la altura de la sexual. El ideal de libertad, en definitiva, tenía poco que ver con las cañas o las poses y mucho con derribar unas fronteras inexpugnables durante la dictadura franquista".

“Libertad es un término escurridizo, nadie está en contra de él. Pero yo creo que en el Santamarca buscábamos esa libertad por la que siempre hay que mirar, la colectiva dentro de un marco legislativo. Por contra está la libertad individual, que a mí modo de ver es falsa e implica que unas personas se comen a otras bajo la ley del más fuerte”.

Una historia única, probablemente irrepetible. Años insólitos que nada tienen que ver con la enseñanza actual. 

A principios de los setenta conocí a alumnos de ese instituto cuando empezaba a despuntar porque allí estudiaba Preuniversitario una amiga del colegio de las Carmelitas, Eva Talamanca. Pero el artículo me ha hecho recordar, sobre todo, mis trece años como profesora en el nocturno del Colegio Covadonga del Hogar del Empleado, donde se respiraba un clima parecido, aunque menos subversivo porque había voces discrepantes. No teníamos patio, pero estábamos al lado del Templo de Debod. Podría escribir sobre esos años ya lejanos, pero no quiero dejarme llevar por la dulce nostalgia que idealiza el pasado, y menos aún por la sombría melancolía.

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