martes, 10 de agosto de 2010

Cultura y educación: las dos cosas que menos importan a los políticos


Todos los jueves se pueden leer los artículos de Benjamín Prado en El País. Escribió no hace mucho (sobre el 8 de julio):

“No hay barco más peligroso que el que quiere hundir su capitán, y eso es la educación en España", dice Juan Urbano nada más cerrar el periódico, que ha comprado como cada mañana en el quiosco que hay en la esquina de su calle y que acaba de leer en el bar donde hemos desayunado: como saben, él es aún de los que piensan que merece la pena levantarse media hora antes para poder leer la parte que más le interese del diario antes de ir a trabajar, puesto que, según él, "hay que saber lo que sucede para poder saber lo que te pasa". Le miro y veo que tiene un gesto acrobático entre la ira y la resignación, porque acaba de enterarse de que el año que viene los Institutos de la Comunidad de Madrid dispondrán de 1.500 profesores interinos menos, porque la Consejería de Educación ha sacado las tijeras para cortar lo que siempre cortan los políticos cuando la cosa se pone de color hormiga: la cultura y la educación, que son las dos cosas que menos les importan. Antes, cuando una nave se hundía, alguien gritaba eso de las mujeres y los niños primero, pero ahora eso es impensable, porque se consideraría una expresión machista y, a un nivel más ejecutivo, porque lo único que saben gritar los Gobiernos del mundo cuando la crisis empieza a morder es: ¡Los bancos! ¡Los bancos primero! ".

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