sábado, 21 de agosto de 2010

La música y la poesía (o viceversa)


PAULA ARENAS revista@20minutos.es
La música y la poesía han mantenido vínculos tan fuertes desde tiempos tan remotos como los de la juglaría hasta los más actuales del rap que a menudo la frontera entre la una y la otra ha terminado por diluirse. Bob Dylan, Patty Smith, Tom Waits o Leonard Cohen han probado que el poder poético llega, aunque sea en una forma diferente a aquella en la que fue creada, más lejos cuando los versos crecen arropados por una melodía. Ya en España, Paco Ibáñez también dejó muy claro que la poesía podía volar muy alto en tiempos poco dados a ello elevándola a música y recurriendo a su poder de arma con la que agitar conciencias. Pocos han escapado a la voz del valenciano: Celaya, Otero, Neruda, Miguel Hernández, Lorca... Luis Eduardo Aute–además de Cantar sus propios poemas(eso son sus letras)– también rinde homenaje a otros, como Neruda en 20 Canciones de amor y un poema desesperado; nuestro juglar Amancio Prada, entre sus muchos trabajos, dedicó disco a Rosalía y a Lorca; Víctor Manuel y Ana Belén han dado voz y melodía a poemas de Guillén o Alberti, entre otros, y Javier Álvarez firmó en 2009 un trabajo salido de los versos de Pablo Guerrero. Y entre los más curtidos en estas lides, Joan Manue Serrat, que ya con Machado y Miguel Hernández mostró su maestría.
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