Viaje a la isla de los animales (1922) Martínez Sierra |
sábado, 30 de marzo de 2024
Teatro de Arte de Martínez Sierra. Modernidad y simbolismo (3)
jueves, 28 de marzo de 2024
El precursor: Jacinto Benavente y su Teatro de los Niños (2)
Jacinto
Benavente respondía así a un periodista:
"—
¿Cuáles eran sus juguetes predilectos?
—Los
teatritos. Llegué a reunir no sé cuántos. Yo me inventaba las comedias y movía
los monigotes con alambres, y hacía diabluras... Y me hacía éxitos y me pateaba
yo mismo mis obras.
—Y las cajas
de soldados y los nacimientos, ¿le gustaban también?
—Sí, por lo
que tenían de teatral; y cuando no lo tenían, les obligaba a tenerlo. Soldados
y figuras de nacimiento, en cuanto caían en mi poder, entraban a formar parte
de las compañías de mis teatros... ¡Ah! También me gustaba mucho leer. Leía
cuanto caía en mis manos: folletines, compendios de historia, cuentos
fantásticos, periódicos..."
Benavente sentó un maravilloso ejemplo de renovación del teatro infantil con su Teatro de los Niños porque con su propuesta rechaza los propósitos moralizadores sobre los que se había sustentado este teatro (aunque no pierde de vista ciertas pretensiones educativas) y alienta su vinculación a la fantasía. El autor era hijo del notable médico pediatra Mariano Benavente, circunstancia que suele relacionarse por el interés que mostró por la infancia en su libro «Niños» (1917) y en sus obras de teatro infantil.
La obra más
famosa del premio Nobel, Los intereses creados (1907),
subtitulada «comedia de polichinelas en dos actos, tres cuadros y un
prólogo», debe parte de su idea al mundo de los títeres y a la adopción
del género teatral de la Commedia
dell'Arte por su naturaleza de farsa, sus personajes fijos,
estereotipados y literaturizados, su ambientación en la Italia de principios
del siglo XVII y por las situaciones lejanas en las que consiste la acción
dramática. Así lo anuncia Crispín en el prólogo:
"Es una farsa guiñolesca, de asunto disparatado, sin realidad alguna. Pronto veréis cómo cuanto en ella sucede no pudo suceder nunca, que sus personajes no son ni semejan hombres y mujeres, sino muñecos o fantoches de cartón y trapo, con groseros hilos, visibles a poca luz y al más corto de vista. Son las mismas grotescas máscaras de aquella Comedia del Arte italiano, no tan regocijadas como solían, porque han meditado mucho en tanto tiempo".
El Teatro de los Niños
Benavente y los pequeños actores de El nietecito |
A pesar del aparente fracaso de su propuesta, hoy recordamos a Benavente como el artífice de un cambio de óptica sobre el teatro infantil español. Anticipador de grandes propuestas renovadoras y precursor del Lorca que buscó desde muy pronto la complicidad de los niños.
El príncipe que todo lo aprendió en los libros
La comedia El príncipe que todo lo aprendió en los libros se estrenó en El Teatro de los niños el 20 de diciembre de 1909. Presenta la historia de un príncipe que ha leído muchos cuentos de hadas y que en su primer contacto con la realidad cree que todo es como en los cuentos. Esto le acarrea algunos contratiempos, pero todo termina bien y al final reconoce que la imaginación es una base necesaria y que en el fondo, los cuentos son un espejo de la realidad. Es una obra perfecta para ser representada en el teatro para niños o por niños.
Texto completo aquí
Para saber más
-https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/mayo_16/25052016_01.htm
-Javier Puerta Calvo, El teatro de los niños, de Benavente
-Enrique Fuster Alcázar, Teatro para niños en España en el primer cuarto del siglo XX: de Benavente a Martínez Sierra.
miércoles, 27 de marzo de 2024
Orígenes: El espíritu burlón de La Tía Norica (1)
La Tía Norica y Batillo |
lunes, 25 de marzo de 2024
Matonismo contra el derecho a la información
SOLEDAD ALCAIDE:
El ‘caso Ayuso’ y el derecho a la información
El señalamiento de periodistas para difamar su trabajo afecta de lleno a un principio fundamental de los ciudadanos recogido en la Constitución Española
XAVIER VIDAL- FOLCH:
Miguel Ángel Rodríguez sigue al milímetro el patrón de una conducta matona. La prensa profesional refresca esa memoria. Se recuerda menos que también es un delincuente
domingo, 24 de marzo de 2024
Una noche con Andrea Tortosa y el ballet Petrushka de Stravinski
Pedro Borges al piano asume el papel del Charlatán dando vida a las marionetas, y Andrea Tortosa Vidal, transformándose uno a uno en los tres personajes, nos contará la historia de Petrushka, integrando también elementos de la suya propia y jugando siempre con la cuestión principal de esta historia: ¿son solo marionetas o sienten de verdad?
Con este tríptico, Stravinski respondía en 1921 a la petición de una pieza para piano por parte de Arthur Rubinstein. En vez de componer una nueva partitura, el compositor optó por transcribir tres números de su ballet Petrushka, diez años después de su debut.
El ballet Petrushka, tradición y vanguardia en el teatro de títeres
Ígor Stravinski y Nijinsky 1911. |
Petruška, el Moro y la Bailarina son tres marionetas de las que el Titiritero, el viejo Charlatán, se jacta de haberles dado vida humana. En efecto, los autómatas tienen sentimientos y Petrushka se ha enamorado de la Bailarina, que a su vez es amante del Moro. Al final del espectáculo, el Moro mata a Petrushka en la plaza, delante del pequeño teatro ante el asombro de la gente. El charlatán convence a su público de que no ha sucedido nada, porque es sólo una marioneta. Pero, por la noche, el espectro de Petrushka se asoma sobre el tejado del teatro. De esta manera la marioneta de paja sujeta por hilos, libre y cautiva, alegre y triste, nos demuestra que tiene cuerpo y alma.
En youtube está completa la representación del ballet en la Ópera de París, 1977. El bailarín es Rudolf Nureyev. Una maravilla.
sábado, 23 de marzo de 2024
La renovación del teatro y los títeres (1890-1930)
La reteatralización
La reteatralización es el término que se emplea para expresar la búsqueda y experimentación de nuevos rumbos teatrales en línea con la modernidad artística. El concepto utilizado por teóricos europeos fue retomado en España por Pérez de Ayala en 1915 y venía a sintetizar los esfuerzos por abandonar el teatro naturalista burgués con tintes postrománticos para recuperar los géneros primitivos (el guiñol, la farsa, la tragedia o el misterio medieval). El nuevo concepto se basaba en la revalorización de los componentes escénicos y actorales; la experimentación con lenguajes paratextuales como la pintura, la música, la danza, la pantomima o el cine, y la fusión con otros géneros literarios. Para ello recogerán la tradición folklórico-popular no contaminada por el conformismo y la acomodación que dominaba el teatro burgués. Las críticas al teatro vigente no iban dirigidas tan sólo a los empresarios, ávidos de beneficios, sino también a los autores, sometidos al mal gusto de un público indiferente y mal acostumbrado y, sobre todo, a los cómicos faltos de cultura y de formación dramática. Proponían un teatro equidistante entre el negocio y el arte, que fuera crítico e innovador tanto en las formas como en los contenidos y estuviese dirigido a un público que no fuera al teatro como a disgusto, que llega tarde y se va antes de que termine la obra, que entra y sale sin respeto alguno.
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Revalorización del teatro de títeres para niños
Las primeras obras infantiles españolas para teatro de títeres datan del siglo XIX, las escribe por encargo el romántico Juan Eugenio Hartzenbusch en 1837 y estaban destinadas al entretenimiento de Isabel II, la reina niña que contaba entonces siete años de edad: La independencia filial y El niño desobediente.
Uno de los nombres clave de la historia del teatro infantil fue Jacinto Benavente con su aportación Teatro de los niños en 1909, un proyecto para acercar a los más pequeños el teatro sin hacer distinciones. Tuvo colaboradores de la talla de Valle-Inclán, Eduardo Marquina y Álvarez Quintero. Valle estrenó en 1909 Farsa infantil de la cabeza del dragón que dedicó a los niños y a los padres que les acompañarían. De ahí nace su acertada simbiosis de cuento maravilloso tradicional y de farsa crítica demoledora contra la sociedad de la época. Para atraer a los niños, los escenarios fantásticos y los personajes conocidos de los cuentos; para los padres, cómplices o no de su comprometida visión social y política, la ironía mordaz y la aguda denuncia de los males de su tiempo.
Salvador Bartolozzi |
https://www.facebook.com/legacy/notes/204481066253141/
Manifiesto estético de Lorca
En El Retablillo de don Cristóbal, Lorca nos dejó un manifiesto estético de manera poética y dramatizada. El discurso del Autor al comienzo en función de la tradicional loa y el monólogo final del Director, enmarcan el argumento de la misma manera que lo hacen las intervenciones de don Estrafalario y don Manolito antes y después de la representación del bululú en Los cuernos de don Friolera (1921) de Valle-Inclán. La intención de los dos autores no es solo de continuar con la tradición popular sino, la de reforzar el teatro culto.
El poeta, que ha
interpretado y recogido de labios populares esta farsa de guiñol tiene la
evidencia de que el público culto de esta tarde sabrá recoger, con inteligencia
y corazón limpio, el delicioso y duro lenguaje de los muñecos.
Todo el guiñol
popular tiene este ritmo, esta fantasía y esta encantadora libertad que el
poeta ha conservado en el diálogo.
El guiñol es la
expresión de la fantasía del pueblo y da el clima de su gracia y de su
inocencia.
Así, pues, el poeta
sabe que el público oirá con alegría y sencillez expresiones y vocablos que nacen
de la tierra y que servirán de limpieza en una época en que maldades, errores y
sentimientos turbios llegan hasta lo más hondo de los hogares.
Prólogo hablado del Retablo de don Cristóbal
DIRECTOR. (Saliendo
con la gran cabeza asomada en el teatro.)
Basta. (Agarra a los
muñecos y se queda con ellos en la mano mostrándolos al público.)
Señoras y señores:
Los campesinos andaluces oyen con frecuencia comedias de este ambiente bajo las ramas grises de los olivos y en el aire oscuro de los establos abandonados. Entre los ojos de las mulas, duros como puñetazos, entre el cuero bordado de los arreos cordobeses, y entre los grupos tiernos de espigas mojadas, estallan con alegría y con encantadora inocencia las palabrotas y los vocablos que no resistimos en los ambientes de las ciudades, turbios por el alcohol y las barajas. Las malas palabras adquieren ingenuidad y frescura dichas por muñecos que miman el encanto de esta viejísima farsa rural. Llenemos el teatro de espigas frescas, debajo de las cuales vayan palabrotas que luchen en la escena con el tedio y la vulgaridad a que la tenemos condenada, y saludemos hoy en «La Tarumba» a don Cristóbal el andaluz, primo del Bululú gallego y cuñado de la tía Norica, de Cádiz; hermano de Monsieur Guiñol, de París, y tío de don Arlequín, de Bérgamo, como a uno de los personajes donde sigue pura la vieja esencia del teatro.
Monólogo final
Índice de entradas de Teatro de marionetas
En internet hay muchos trabajos interesantes sobre el teatro de comienzos del siglo XX y su acercamiento a las formas tradicionales y populares. En estas entradas, trataré de sintetizarlas, incluyendo, cuando los he encontrado, los textos de las obras citadas por si el lector/profesor quiere utilizarlas en clase.
- Introducción: La renovación del teatro y los títeres (1890-1930).
1. Origen: El espíritu burlón de La Tía Norica.
- Los precursores : 2. Teatro de los Niños de Jacinto Benavente.
3. Teatro de Arte de Martínez Sierra. Modernidad y simbolismo.
4. Reteatralización: Jacinto Grau y El señor de Pigmalión.
- La resurreción del guiñol, los Retablos:
5. Los Títeres de la Cachiporra de García Lorca
6.El Retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla.
7.Teatro vanguardista: Rafael Alberti y Óscar Esplá (La pájara pinta).
domingo, 17 de marzo de 2024
Historia del teatro de títeres
IntroducciónPortada: Petrushka. títere tradicional ruso
1.- Los antiguos rituales mágico-religiosos.
3.- De lo religioso a lo profano.
4.- Otras diversiones relacionadas con los títeres.
5.- La persistente corriente popular.
6.- La explotación comercial del títere,
7.- El teatro de títeres culto en la primera mitad del siglo XX,
Un resumen de la historia del teatro de títeres
El teatro de títeres es un fenómeno histórico, social y cultural que durante siglos se consideró un espectáculo juglaresco destinado al público infantil o al público adulto escasamente exigente, pero a partir del siglo XX ha sido utilizado por las vanguardias para cuestiones más filosóficas. Hoy los títeres están presenten en los grandes teatros y festivales internacionales.
Desde la antigüedad, el hombre ha sentido la necesidad de insuflar vida a los elementos inanimados. De esta forma, el origen de los títeres se remonta casi al momento en el que comenzó a manipular los objetos. El nacimiento de las marionetas está ligado a ceremonias religiosas del Paleolítico y la Antigüedad. En la Edad Media, el cristianismo persiguió el teatro y los muñecos por su origen pagano, aunque posteriormente los utilizó en su beneficio. En el siglo XVI aparecen los personajes populares, figuras que por su arraigo y popularidad ponen de manifiesto la cultura universal. Cervantes se refiere a los retablos de los titiriteros en dos ocasiones, en El retablo de las maravillas, entremés de 1615 y en la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, publicada aquel mismo año. En el siglo XVIII, los títeres no sólo se movieron en teatrillos ambulantes, sino que acceden a círculos más selectos de la sociedad. En el XIX siguió interesando a intelectuales y artistas y su proliferación fue tanta que grandes autores escribieron para este teatro. Desde los inicios del siglo XX, el teatro de marionetas empezó a subir en conexión con los lenguajes escénicos; los muñecos se introducen en los medios de comunicación, el cine y la televisión.
Hay muestras por todo el mundo: títeres asiáticos, sombras hindúes, títeres acuáticos de Vietnam, etc. Y películas con títeres, como La guerra de las Galaxias o programas de TV como las célebres Noticias del Guiñol…. Y un personaje casi universal con diferentes nombres según el país: Punch, Polichinela o Don Cristóbal, que representa lo peor del ser humano desde el Medioevo, con argumentos crueles, para un público acostumbrado a los espectáculos duros. Otro ejemplo es la lucha de caballeros con títeres de Italia, Teatro dei Puppi.
El proceso de creación de un espectáculo de títeres específicamente dirigido a los niños fue larga y tiene sus principios con el despegue de la literatura infantil en el siglo XIX, dentro de la cual hay que citar el Pinocho (1883), de Carlo Collodi, que si bien es un cuento que narra la historia de una marioneta de madera, ha quedado incorporado al repertorio mundial del teatro de guiñol. Con las vanguardias también aparece un nuevo modelo de personaje teatral, que presenta una naturaleza ambigua de hombre y muñeco al mismo tiempo.
El títere como metáfora
El teatro de títeres se define por la presencia de un sujeto —el titiritero— que utiliza una serie de muñecos —de tres dimensiones o de dos— u otros objetos con el ánimo de expresar ideas o emociones al público. Los títeres funcionan como refuerzo de la actividad creadora y poética del manipulador, son solamente un instrumento aunque para el espectador aparezcan como el eje central del espectáculo. El títere, sin el movimiento o la voz que le presta el titiritero, es solamente un muñeco inerte, aunque lleno de potencialidad expresiva,. El titiritero se transforma así en un ser todopoderoso, un dios de la escena que maneja a los títeres a su antojo. Para los amantes del teatro es la aplicación de la metáfora que relaciona al títere con el actor o el bailarín al que se le exigen las cualidades de la marioneta.
Además de ideas estéticas y teatrales, el títere ilustra creencias religiosas y teorías filosóficas. A través de él pueden abordarse temas muy abstractos como la muerte, el tiempo o la vejez. El títere ha contribuido a la renovación y a la actualización del antiguo mito de Pigmalión, en el que la estatua cobra vida, y al de la caverna de Platón, en el que el mundo es descrito como un teatro de sombras proyectadas por títeres.
En el siguiente vídeo, de la mano del Catedrático de Antropología de la Universidad de Granada José Antonio González Alcantud y de las compañías El Espejo Negro y Títeres Etcétera, nos sumergimos en este fascinante universo, en el que arte y artesanía confluyen para sublimar el hecho escénico.
Los títeres tienen algo de mágico que atrae a todos los públicos. El teatrillo en el que viven son cajas de música y de luz llenas de historias y fábulas que nos divierten y nos hacen soñar con otros mundos. Los primeros títeres que vi fueron los muñecos de Herta Frankel en la televisión en blanco y negro, pero hasta que no asistí a un espectáculo del famoso titiritero Francisco Porras Serrano en El Retiro, no me dí cuenta de lo que significaba este arte que hace maravillas. Herta Frankel formaba parte, junto a Arthur Kaps, Gustavo Re y Franz Johan, de la compañía de espectáculos de variedades "Los Vieneses", que consiguieron gran popularidad con sus apariciones en la televisión en los años sesenta. Su muñeco más famoso fue la perrita Marilín, un caniche impertinente y respondón creado por Elvira de Loyzaga. Las pocas veces que he dado clase de teatro, he procurado que mis alumnos se interesaran por esta forma popular de teatro. No lo conseguí, la edad les hacía interesarse más por vivir lo inmediato, sin ningún esfuerzo, a través de las pantallas.
Para saber más
Francisco J. Cornejo, El títere como metáfora
https://wepa.unima.org/es/mito-del-titere-perspectiva-occidental/
Teatro de títeres en La Abadía: El verdugo de El Espejo Negro.
Los títeres siguen estando de actualidad creando nuevas propuestas escénicas que buscan la dignidad del titiritero. Este mes de marzo del 13 al 24 de marzo, al teatro de La Abadía llega la compañía estable de títeres El Espejo Negro. El malagueño Ángel Calvente, responsable de la dirección y del diseño y construcción de las marionetas, ha conseguido con El verdugo una propuesta de marionetas para adultos basada en la película homónima de Berlanga y Azcona que respeta la imagen de la España que Berlanga retrató.