La danza es el arte sublime, la suma de todas las
artes, sobre todo de la música y el teatro, a las que completa. Es una forma de expresión, de comunicación y de entretenimiento. Utiliza un lenguaje no verbal y el cuerpo humano es su principal instrumento. Pero detrás de la flexibilidad y la gracia de
sus movimientos hay mucho sufrimiento y sacrificio, porque la danza es también una forma de vida: se vive por
y para ella. Es una disciplina férrea, solo hay que ver los pies de los bailarines,
hinchados, llenos de heridas y callos, un duro peaje que tienen que pagar. Cuando veo a
Andrea Tortosa Vidal (Alicante,1986), me acuerdo de la serie Fama de los años ochenta, cuando la profesora les decía a los
aspirantes a bailarines "Para alcanzar la fama vais a sufrir".
Andrea nació para bailar y brillar. Es una artista completa, posee un rostro bello y expresivo, un cuerpo ingrávido de movimientos ágiles y elegantes y un carácter dominado por el tesón y fortaleza, cualidades que debe a sus padres. A los 12 años, se marchó sola a Zaragoza a la escuela de danza María de Ávila. Ganó premios y se recorrió parte de Europa hasta que terminó en Suiza como bailarina solista del ‘Ballet Theater Basel’. Además es coreógrafa, imparte clases de danza clásica y contemporánea, dirige proyectos de danza educativos, y participa en numerosos proyectos interdisciplinarios. Andrea y mi sobrino Ernesto son amigos desde la infancia, los he visto muchos veranos bañándose y jugando como dos cachorros en la piscina de casa Zoilo, el último con una pequeña Tony que es clavadita a su madre y ya apunta maneras.
Me perdí la
gala de danza protagonizada por Andrea el domingo 3 de
marzo en la Fundación Mediterráneo de Alicante que constaba de tres piezas: Tres movimientos de Petrushka, Pimpinela
loops, un espectáculo de amor en casetes con el que trabaja con su marido Janiv
Oron, compositor de música electrónica, y Sin
título. Me he tenido que conformar con las imágenes que aparecen en facebook. Yo estaba en Madrid, entretenida con el teatro de vanguardia y su acercamiento al teatro de títeres, de modo que el estreno me ha venido de perlas para completar mi trabajo. Los tres movimientos me llevan al ballet de Stravinski y a manifestar mi admiración por la labor de su coreógrafa y bailarina.
Tres movimientos de Petrushka
Pedro Borges al piano asume el papel del Charlatán dando vida a las marionetas, y Andrea Tortosa Vidal, transformándose uno a uno en los tres personajes, nos contará la historia de Petrushka, integrando también elementos de la suya propia y jugando siempre con la cuestión principal de esta historia: ¿son solo marionetas o sienten de verdad?
Con este tríptico, Stravinski respondía en 1921 a la petición de una pieza para piano por parte de Arthur Rubinstein. En vez de componer una nueva partitura, el compositor optó por transcribir tres números de su ballet Petrushka, diez años después de su debut.
El ballet Petrushka,
tradición y vanguardia en el teatro de títeres
|
Ígor Stravinski y Nijinsky 1911. |
El ballet Petruška, compuesto para los “Ballets Russes” de Sergej Djagilev, se estrenó en París en el Théâtre du Châtelet el 13 de junio de 1911. El famoso bailarín Nijinsky encarnó a Petrushka, una marioneta tradicional rusa de carácter bufo y burlón, dotada de una nariz grande, una joroba y una sonrisa espantosa que es hermana de otros títeres europeos como Punch, de Inglaterra; Pulcinella, en Italia; Monsieur Guignol y Polichinela, de Francia, o Kasper, en Alemania.
Los "Ballets Rusos" influyeron en la renovación
escénica del teatro europeo, dieron a
conocer al mundo la diversidad del arte ruso, expresión genuina de la
conciencia colectiva, y defendieron una estética basada en la estilización
artística contraria al realismo y al naturalismo. En concreto, el ballet
Petrouchka contribuyó a
su acercamiento al teatro de los títeres. La famosa compañía fue invitada a España en 1915, el
patrocinio del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, la entusiasta
recepción del público y la neutralidad de España durante la Primera Guerra
Mundial, influyeron en la decisión de Diaghilev de permanecer en España durante
algunos años. Colaboraron con ellos destacados artistas españoles
como Pablo Picasso, Juan Gris, Joan Miró, Pedro Pruna, Manuel de Falla y
Joaquín Turina.
Petruška, el Moro y la Bailarina son tres marionetas de las
que el Titiritero, el viejo Charlatán, se jacta de haberles dado vida
humana. En efecto, los autómatas tienen sentimientos y Petrushka se ha enamorado
de la Bailarina, que a su vez es amante del Moro. Al final del espectáculo, el
Moro mata a Petrushka en la plaza, delante del pequeño teatro ante el asombro de
la gente. El charlatán convence a su público de que no ha sucedido nada, porque es sólo una marioneta. Pero, por la noche, el
espectro de Petrushka se asoma sobre el tejado del teatro. De esta manera la marioneta
de paja sujeta por hilos, libre y cautiva, alegre y triste, nos demuestra que tiene cuerpo y alma.
En youtube está completa la representación del ballet en la Ópera de París, 1977. El bailarín es Rudolf Nureyev. Una maravilla.
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