Personalmente, alguna vez he sentido, como quizá mucha gente, que estamos atrapados en una especie de red invisible en la que somos como títeres de no se sabe qué superpoder (ya los romanos decían algo como que los dioses juegan con los humanos como con pelotas: Di nos quasi pilas homines habent). Pero esta sensación me ha venido sólo en épocas prolongadas de tensión y agotamiento, afrontando situaciones que me sentía incapaz de superar. ¿Será que estos personajes, Musk y Sunak, sufren horriblemente en sus vidas y eso les lleva a una visión tan entreguista ante el entorno? En su caso más bien puede ser que al llegar a tan altos niveles de poder se sientan por encima de todo el mundo y fuera de la realidad, el viejo principio marxista de que se acaba pensando como se vive.
Hace 50 años una de las Santas Madres del Neoliberealismo declaró: la sociedad no existe, sólo hay individuos. Esto fue el principio del fin, ahora ya ni individuos somos, el sujeto ha desaparecido (somos haces de sensaciones, dijo un filósofo), y las últimas gafas de realidad mixta para ver lo virtual integrado en el entorno “real” se venden por 3000 dineros. Se compra a bajo precio el escáner del iris para gestión de datos. Se puede programar la evolución de las especies. Y una de nuestras dirigentes remata, al fin, a puerta vacía: “Total, se iban a morir igual”.
Por favor, no nos soltemos las manos, es lo único que nos queda.
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