El señalamiento de periodistas para difamar su trabajo afecta de lleno
a un principio fundamental de los ciudadanos recogido en la Constitución
Española
Miguel Ángel Rodríguez sigue al milímetro el patrón de una conducta
matona. La prensa profesional refresca esa memoria. Se recuerda menos que
también es un delincuente
La danza es el arte sublime, la suma de todas las
artes, sobre todo de la música y el teatro, a las que completa. Es una forma de expresión, de comunicación y de entretenimiento. Utiliza un lenguaje no verbal y el cuerpo humano es su principal instrumento. Pero detrás de la flexibilidad y la gracia de
sus movimientos hay mucho sufrimiento y sacrificio, porque la danza es también una forma de vida: se vive por
y para ella. Es una disciplina férrea, solo hay que ver los pies de los bailarines,
hinchados, llenos de heridas y callos, un duropeaje que tienen que pagar. Cuando veo a
Andrea Tortosa Vidal (Alicante,1986), me acuerdo de la serie Fama de los años ochenta, cuando la profesora les decía a los
aspirantes a bailarines "Para alcanzar la fama vais a sufrir".
Andrea nació para bailar y brillar. Es una artista completa, posee un rostro bello y expresivo, un cuerpo ingrávido de movimientos ágiles y elegantes y un carácter dominado por el tesón y fortaleza, cualidades que debe a sus padres. A los 12 años, se marchó sola a Zaragoza a la escuela de danza María de Ávila. Ganó premios y se recorrió parte de Europa hasta que terminó en Suiza como bailarina solista del ‘Ballet Theater Basel’. Además es coreógrafa, imparte clases de danza clásica y contemporánea, dirige proyectos de danza educativos, y participa en numerosos proyectos interdisciplinarios. Andrea y mi sobrino Ernesto son amigos desde la infancia, los he visto muchos veranos bañándose y jugando como dos cachorros en la piscina de casa Zoilo, el último con una pequeña Tony que es clavadita a su madre y ya apunta maneras.
Me perdí la
gala de danza protagonizada por Andrea el domingo 3 de
marzo en la Fundación Mediterráneo de Alicante que constaba de tres piezas: Tres movimientos de Petrushka, Pimpinela
loops, un espectáculo de amor en casetes con el que trabaja con su marido Janiv
Oron, compositor de música electrónica, y Sin
título. Me he tenido que conformar con las imágenes que aparecen en facebook. Yo estaba en Madrid, entretenida con el teatro de vanguardia y su acercamiento al teatro de títeres, de modo que el estreno me ha venido de perlas para completar mi trabajo. Los tres movimientos me llevan al ballet de Stravinski y a manifestar mi admiración por la labor de su coreógrafa y bailarina.
Tres movimientos dePetrushka
Pedro Borges al piano asume el papel del Charlatán dando vida a las marionetas, y Andrea Tortosa Vidal, transformándose uno a uno en los tres personajes, nos contará la historia de Petrushka, integrando también elementos de la suya propia y jugando siempre con la cuestión principal de esta historia: ¿son solo marionetas o sienten de verdad?
Con este tríptico, Stravinski respondía en 1921 a la petición de una pieza para piano por parte de Arthur Rubinstein. En vez de componer una nueva partitura, el compositor optó por transcribir tres números de su ballet Petrushka, diez años después de su debut.
El ballet Petrushka,
tradición y vanguardia en el teatro de títeres
Ígor Stravinski y Nijinsky 1911.
El ballet Petruška, compuesto para los “Ballets Russes” de Sergej Djagilev, se estrenó en París en el Théâtre du Châtelet el 13 de junio de 1911. El famoso bailarín Nijinsky encarnó a Petrushka, una marioneta tradicional rusa de carácter bufo y burlón, dotada de una nariz grande, una joroba y una sonrisa espantosa que es hermana de otros títeres europeos como Punch, de Inglaterra; Pulcinella, en Italia; Monsieur Guignol y Polichinela, de Francia, o Kasper, en Alemania.
Los "Ballets Rusos" influyeron en la renovación
escénica del teatro europeo, dieron a
conocer al mundo la diversidad del arte ruso, expresión genuina de la
conciencia colectiva, y defendieron una estética basada en la estilización
artística contraria al realismo y al naturalismo. En concreto, el ballet
Petrouchkacontribuyó a
su acercamiento al teatro de los títeres. La famosa compañía fue invitada a España en 1915, el
patrocinio del rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia, la entusiasta
recepción del público y la neutralidad de España durante la Primera Guerra
Mundial, influyeron en la decisión de Diaghilev de permanecer en España durante
algunos años. Colaboraron con ellos destacados artistas españoles
como Pablo Picasso, Juan Gris, Joan Miró, Pedro Pruna, Manuel de Falla y
Joaquín Turina.
Petruška, el Moro y la Bailarina son tres marionetas de las
que el Titiritero, el viejo Charlatán, se jacta de haberles dado vida
humana. En efecto, los autómatas tienen sentimientos y Petrushka se ha enamorado
de la Bailarina, que a su vez es amante del Moro. Al final del espectáculo, el
Moro mata a Petrushka en la plaza, delante del pequeño teatro ante el asombro de
la gente. El charlatán convence a su público de que no ha sucedido nada, porque es sólo una marioneta. Pero, por la noche, el
espectro de Petrushka se asoma sobre el tejado del teatro. De esta manera la marioneta
de paja sujeta por hilos, libre y cautiva, alegre y triste, nos demuestra que tiene cuerpo y alma.
En youtube está completa la representación del ballet en la Ópera de París, 1977. El bailarín es Rudolf Nureyev. Una maravilla.
La expresión «vanguardias artísticas» se refiere a un movimiento artístico en la
encrucijada de los siglos XIX y XX, entre los años 1890 y 1930, caracterizado
por una fuerte voluntad de renovación artística y de experimentación formal en
todas las artes.
La reteatralización
La reteatralización es el término
que se emplea para expresar la búsqueda y experimentación de nuevos rumbos
teatrales en línea con la modernidad artística. El concepto utilizado por teóricos europeos fue retomado en España por Pérez de Ayala en 1915 y venía a sintetizar
los esfuerzos por abandonar el teatro naturalista burgués con tintes postrománticos para recuperar los géneros primitivos (el
guiñol, la farsa, la tragedia o el misterio medieval). El nuevo concepto se
basaba en la revalorización de los componentes escénicos y actorales; la
experimentación con lenguajes paratextuales como la pintura, la música, la
danza, la pantomima o el cine, y la fusión con otros géneros literarios. Para ello recogerán la tradición folklórico-popular no contaminada por el conformismo y la acomodación que dominaba el teatro burgués. Las críticas al teatro vigente no iban dirigidas tan sólo a los empresarios, ávidos de beneficios, sino también a los autores, sometidos al mal gusto de un público indiferente y mal acostumbrado y, sobre todo, a los cómicos faltos de cultura y de formación dramática. Proponían un teatro equidistante entre el negocio y el arte, que fuera crítico e innovador tanto en las formas como en los contenidos y estuviese dirigido a un público que no fuera al teatro como a disgusto, que llega tarde y se va antes de que termine la obra, que entra y sale sin respeto alguno.
Miembros del Teatro dei Piccoli.
Siguiendo los pasos de Jarry o Craig, o inspirándose en la labor de los Ballets Rusos o el italiano Teatro dei Piccoli, los mejores escritores de teatro del primer tercio del siglo XX se interesaron por los títeres de la vertiente popular, de la que se han nutrido los propios titiriteros en toda España para sus espectáculos, por ejemplo: «Currito», «Cristobica», «Pinocho», «Chapete», «Pelegrín», «Chacolí»..., aunque de ellos nos queden muy pocos documentos. Y los han empleado en su tarea literaria caracterizada por un intenso trabajo de fusión entre tradición y vanguardia, entre actores y títeres, entre escena grande y retablo. A su vez, el tirititeroMartínez Couto renovó la temática tradicional de La tía Norica a base de incorporar nuevos personajes más actuales y adaptar textos inspirados en los cuentos de Calleja. La práctica habitual de la improvisación propia de los títeres favorecía la comunicación entre autores-actores y los espectadores
Los intentos de renovación provienen de los escritores de la Generación del 98 (Unamuno, Azorín, Baroja, Valle-Inclán) y de la Generación del 27, aunque pocas de sus obras fueron representadas en su momento por su carácter experimental e innovador. Durante la Guerra Civil, los responsables culturales de la República enviaron al frente teatrillos como medio de diversión y de agitación y propaganda entre los combatientes. El gallego Rafael Dieste fue organizador del teatro de guiñol de las Misiones Pedagógicas de la República, dentro del grupo teatral que dirigió Alejandro Casona.
En este contexto, cabe destacar también la figura de Cipriano Rivas Cherif (Madrid, 1891- México, 1967) dramaturgo, crítico literario, periodista, poeta, traductor y pionero en la introducción de la figura del director de escena en España, cuando la norma al uso dictaba que el primer actor o actriz ejerciera como director artístico sin soportar mayor jerarquía. Lo que suponía la unión de seis elementos que andaban separados: la obra teatral, la puesta en la escena, la actuación de la los actores, la decoración, la música y el espectador.
Los autores del 27 no estaban solos. Las Sinsombrero coinciden, entre otros, con Dalí, García Lorca o Alberti en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en la Residencia de Estudiantes o en el Lyceum Club Femenino de Madrid. Estas mujeres les influyeron personalmente y artísticamente. Mujeres que brillaban con luz propia pero que también compartieron proyectos y trabajaron con ellos: Lorca compartió proyectos con actrices (La Argentinita y Margarita Xirgu). También se establecieron relaciones sentimentales: Alberti colaboró con la pintora Maruja Mallo y con María Teresa León, María Lejárraga con Martínez Sierra (que se apropió de sus obras) y Magda Donato con Bartolozzi. Quedan otros nombres para estudiar quizá en otra entrada: Eva Nelken,Luisa Carnés, Concha Méndez, Elena Fortún, María Rodrigo, Pura Maortua Ucelay... Un lugar especial merece Carmen de Burgos (Colombine) que animó a Benavente a crear un teatro de niños.
Las primeras obras infantiles españolas para teatro de títeres datan del siglo XIX, las escribe por encargo el romántico Juan Eugenio Hartzenbusch en 1837 y estaban destinadas al entretenimiento de Isabel II, la reina niña que contaba entonces siete años de edad: La independencia filial y El niño desobediente.
Uno de los nombres clave de la historia del teatro infantil fue
Jacinto Benavente con su aportación Teatro de los niños en
1909, un proyecto para acercar a los más pequeños el teatro sin hacer distinciones. Tuvo colaboradores de la talla de Valle-Inclán, Eduardo
Marquina y Álvarez Quintero. Valle estrenó en 1909 Farsa infantil de la cabeza del dragónque dedicó a los niños y a los padres que les acompañarían.De ahí
nace su acertada simbiosis de cuento maravilloso tradicional y de farsa crítica
demoledora contra la sociedad de la época. Para atraer a los niños, los
escenarios fantásticos y los personajes conocidos de los cuentos; para los
padres, cómplices o no de su comprometida visión social y política, la ironía
mordaz y la aguda denuncia de los males de su tiempo.
"La fisonomía peculiar de estos proyectos radica en que ya no se está ante un teatro en el que intervienen niños y niñas, ni ante un espectáculo de títeres o de guiñol, ni ante funciones de escuela o parroquia orientadas a la catequesis o a la celebración de festividades. Se trata de poner en escena obras dramáticas específicamente pensadas para público infantil, en salas comerciales, a cargo de compañías profesionales y con cuidado en la indumentaria, la escenografía y la música. El propósito educativo o moralizador queda en segundo término: los promotores de estas empresas insisten siempre en el estímulo de la fantasía, en el regocijo y en la diversión. En el origen de este tipo de teatro late también la preocupación por la pedagogía y el bienestar de la infancia en una sociedad que no terminaba de salir del siglo XIX, con hirientes desigualdades de clase y una elevada mortalidad infantil. Resulta también de interés la nómina de colaboradores en estas empresas teatrales para la infancia, desde los eminentes autores del momento que aceptaron con entusiasmo hasta los mejores escenógrafos, pintores y modistas (...)
En El Retablillo de don Cristóbal, Lorca nos dejó un manifiesto estético de manera poética y dramatizada. El discurso del Autor al comienzo en función de la tradicional loa y el monólogo final del Director, enmarcan el argumento de la misma manera que lo hacen las intervenciones de don Estrafalario y don Manolito antes y después de la representación del bululú en Los cuernos de don Friolera (1921) de Valle-Inclán. La intención de los dos autores no es solo de continuar con la tradición popular sino, la de reforzar el teatro culto.
Señoras y señores:
El poeta, que ha
interpretado y recogido de labios populares esta farsa de guiñol tiene la
evidencia de que el público culto de esta tarde sabrá recoger, con inteligencia
y corazón limpio, el delicioso y duro lenguaje de los muñecos.
Todo el guiñol
popular tiene este ritmo, esta fantasía y esta encantadora libertad que el
poeta ha conservado en el diálogo.
El guiñol es la
expresión de la fantasía del pueblo y da el clima de su gracia y de su
inocencia.
Así, pues, el poeta
sabe que el público oirá con alegría y sencillez expresiones y vocablos que nacen
de la tierra y que servirán de limpieza en una época en que maldades, errores y
sentimientos turbios llegan hasta lo más hondo de los hogares.
Prólogo hablado del
Retablo de don Cristóbal
DIRECTOR. (Saliendo
con la gran cabeza asomada en el teatro.)
Basta. (Agarra a los
muñecos y se queda con ellos en la mano mostrándolos al público.)
Señoras y señores:
Los campesinos
andaluces oyen con frecuencia comedias de este ambiente bajo las ramas grises
de los olivos y en el aire oscuro de los establos abandonados. Entre los ojos
de las mulas, duros como puñetazos, entre el cuero bordado de los arreos
cordobeses, y entre los grupos tiernos de espigas mojadas, estallan con alegría
y con encantadora inocencia las palabrotas y los vocablos que no resistimos en
los ambientes de las ciudades, turbios por el alcohol y las barajas. Las malas
palabras adquieren ingenuidad y frescura dichas por muñecos que miman el
encanto de esta viejísima farsa rural. Llenemos el teatro de espigas frescas,
debajo de las cuales vayan palabrotas que luchen en la escena con el tedio y la
vulgaridad a que la tenemos condenada, y saludemos hoy en «La Tarumba» a don
Cristóbal el andaluz, primo del Bululú gallego y cuñado de la tía Norica, de
Cádiz; hermano de Monsieur Guiñol, de París, y tío de don Arlequín, de Bérgamo,
como a uno de los personajes donde sigue pura la vieja esencia del teatro.
Monólogo final
Conclusión
El teatro de títeres fue, por tanto, acicate y modelo para la experimentación en el género y en el lenguaje dramático. Supone una ruptura con el teatro tradicional, un intento elitista de acercarse al pueblo a través de la renovación temática con obras dramáticamente atrevidas. .
En internet hay muchos trabajos interesantes sobre el teatro de comienzos del siglo XX y su acercamiento a las formas tradicionales y populares. En estas entradas, trataré de sintetizarlas, incluyendo, cuando los he encontrado, los textos de las obras citadas por si el lector/profesor quiere utilizarlas en clase.
- Introducción: La renovación del teatro y los títeres (1890-1930).
Como una ficha de dominó que empuja a otra, El Teatro de los Niñosme ha llevado a consultar la historia del teatro de títeres. Recomiendo la lectura de Documenta títeres. Incluyo a continuación algunos de los enlaces:
El teatro de títeres es un fenómeno histórico, social y cultural que durante siglos se consideró un espectáculo juglaresco destinado al público infantil o al público adulto escasamente exigente, pero a partir del siglo XX ha sido utilizado por las vanguardias para cuestiones más filosóficas. Hoy los títeres están presenten en los grandes teatros y festivales internacionales.
Desde la antigüedad,
el hombre ha sentido la necesidad de insuflar vida a los elementos inanimados.
De esta forma, el origen de los títeres se remonta casi al momento en el que comenzó a manipular los objetos. El nacimiento de las marionetas está
ligado a ceremonias religiosas del Paleolítico y la Antigüedad. En la Edad
Media, el cristianismo persiguió el teatro y los muñecos por su origen pagano,
aunque posteriormente los utilizó en su beneficio. En el siglo XVI aparecen los
personajes populares, figuras que por su arraigo y popularidad ponen de
manifiesto la cultura universal. Cervantes se refiere a los retablos de los titiriteros en dos ocasiones, en El retablo de las maravillas, entremés de 1615 y en la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, publicada aquel mismo año.En el siglo XVIII, los títeres no sólo se
movieron en teatrillos ambulantes, sino que acceden a círculos más selectos de
la sociedad. En el XIX siguió interesando a intelectuales y artistas y su
proliferación fue tanta que grandes autores escribieron para este teatro. Desde los inicios del siglo XX, el teatro de marionetas empezó a subir en conexión con los lenguajes escénicos; los muñecos se introducen en los medios de comunicación, el cine y la televisión.
Hay muestras por todo el mundo: títeres asiáticos, sombras hindúes, títeres acuáticos de Vietnam, etc. Y películas con títeres, como La guerra de las Galaxias o programas de TV como las célebres Noticias del Guiñol…. Y un personaje casi universal con diferentes nombres según el país: Punch, Polichinela o Don Cristóbal, que representa lo peor del ser humano desde el Medioevo, con argumentos crueles, para un público acostumbrado a los espectáculos duros. Otro ejemplo es la lucha de caballeros con títeres de Italia, Teatro dei Puppi.
El proceso de creación de un espectáculo de títeres específicamente dirigido a los niños fue larga y tiene sus principios con el despegue de la literatura infantil en el siglo XIX, dentro de la cual hay que citar el Pinocho (1883), de Carlo Collodi, que si bien es un cuento que narra la historia de una marioneta de madera, ha quedado incorporado al repertorio mundial del teatro de guiñol. Con las vanguardias también aparece un nuevo modelo de personaje teatral, que presenta una naturaleza ambigua de hombre y muñeco al mismo tiempo.
El títere como metáfora
El teatro de títeres se
define por la presencia de un sujeto —el titiritero— que utiliza una serie de
muñecos —de tres dimensiones o de dos— u otros objetos con el ánimo de expresar ideas o emociones al público. Los títeres funcionan como refuerzo de la actividad creadora y poética del manipulador, son solamente un instrumento aunque para el espectador aparezcan como el eje central del espectáculo. El títere, sin el movimiento o la voz que le presta el titiritero, es solamente un muñeco inerte, aunque lleno de potencialidad
expresiva,. El titiritero se transforma así en un ser todopoderoso, un dios de la escena que maneja a los títeres a su antojo. Para los amantes del teatro es la aplicación de la metáfora que relaciona al títere con el actor o el bailarín al que se le exigen las cualidades de la marioneta.
Además de ideas estéticas y teatrales, el títere ilustra creencias religiosas y teorías filosóficas. A través de él pueden abordarse temas muy abstractos como la muerte, el tiempo o la vejez. El títere ha contribuido a la renovación y a la actualización del antiguo mito de Pigmalión, en el que la estatua cobra vida, y al de la caverna de Platón, en el que el mundo es descrito como un teatro de sombras proyectadas por títeres.
En el siguiente vídeo, de la mano del Catedrático de Antropología de la Universidad de Granada José Antonio González Alcantud y de las compañías El Espejo Negro y Títeres Etcétera, nos sumergimos en este fascinante universo, en el que arte y artesanía confluyen para sublimar el hecho escénico.
Los títeres tienen algo de mágico que atrae a todos los públicos. El teatrillo en el que viven son cajas de música y de luz llenas de historias y fábulas que nos divierten y nos hacen soñar con otros mundos. Los primeros títeres que vi fueron los muñecos de Herta Frankel en la televisión en blanco y negro, pero hasta que no asistí a un espectáculo del famoso titiritero Francisco Porras Serranoen El Retiro, no me dí cuenta de lo que significaba este arte que hace maravillas.Herta Frankel formaba parte, junto a Arthur Kaps, Gustavo Re y Franz Johan, de la compañía de espectáculos de variedades "Los Vieneses", que consiguieron gran popularidad con sus apariciones en la televisión en los años sesenta. Su muñeco más famoso fue la perrita Marilín, un caniche impertinente y respondón creado por Elvira de Loyzaga.Las pocas veces que he dado clase de teatro, he procurado que mis alumnos se interesaran por esta forma popular de teatro. No lo conseguí, la edad les hacía interesarse más por vivir lo inmediato, sin ningún esfuerzo, a través de las pantallas.
Teatro de títeres en La Abadía: El verdugo de El Espejo Negro.
Los títeres siguen estando de actualidad creando nuevas propuestas escénicas que buscan la dignidad del titiritero. Este mes de marzo del 13 al 24 de marzo, al teatro de La Abadía llega la compañía estable de títeres El Espejo Negro. El malagueño Ángel Calvente, responsable de la dirección y del diseño y construcción de las marionetas,ha conseguido con El verdugo una propuesta de marionetas para adultos basada en la película homónima de Berlanga y Azcona que respeta la imagen de la España que Berlanga retrató.
El magnate Elon Musk ha declarado en alguna ocasión que probablemente todo nuestro universo es producto de una
especie de programa de simulación por ordenador. Esto recuerda la
religión hindú profesada por el premier británico, según la cual todo el
mundo visible es falsa apariencia. Son creencias que vienen de muy antiguo,
desde las religiones de la India, el velo de Maya, algunas formas de
budismo “nihilista”, Platón, los escépticos, Berkeley, Hume… El
problema es que dos de los hombres más poderosos del mundo, de los que
dependen las vidas de miles de millones de personas, piensan que todo
esto es un juego virtual y, por tanto, casi da igual lo que se haga. O bien,
al menos, que lo único que hay que hacer es que siga el juego.
Personalmente, alguna vez he sentido, como quizá mucha
gente, que estamos atrapados en una especie de red invisible en la que
somos como títeres de no se sabe qué superpoder (ya los romanos decían
algo como que los dioses juegan con los humanos como con pelotas: Di nos quasi pilas homines habent). Pero esta sensación me ha venido sólo en
épocas prolongadas de tensión y agotamiento, afrontando situaciones
que me sentía incapaz de superar. ¿Será que estos personajes, Musk
y Sunak, sufren horriblemente en sus vidas y eso les lleva a una
visión tan entreguista ante el entorno? En su caso más bien puede ser
que al llegar a tan altos niveles de poder se sientan por encima de todo el
mundo y fuera de la realidad, el viejo principio marxista de que se acaba
pensando como se vive.
Hace 50 años una de las Santas Madres del Neoliberealismo
declaró: la sociedad no existe, sólo hay individuos. Esto fue el
principio del fin, ahora ya ni individuos somos, el sujeto ha desaparecido (somos haces
de sensaciones, dijo un filósofo), y las últimas gafas de
realidad mixta para ver lo virtual integrado en el entorno “real” se venden por
3000 dineros. Se compra a bajo precio el escáner del iris para gestión de
datos. Se puede programar la evolución de las especies. Y una de nuestras
dirigentes remata, al fin, a puerta vacía: “Total, se iban a morir
igual”.
Por favor, no nos soltemos las manos, es lo único que nos
queda.
Desde siempre y en todas las culturas, los niños se han divertido viendo y haciendo teatro de múltiples maneras, con recortables, con marionetas (títeres articulados movidos por hilos) y muñecos para manipular ya sean de guante, de varillas,de sombra o marionetas, generalmente sobre un teatrillo o teatrino. Pero yo desconocía que existiera concretamente un teatro de papel que se vendía como un juguete con instrucciones para armar y plegar fácilmente en casa. Con él se pretendía potenciar la destreza manual del niño, la habilidad, la creatividad, la imaginación e incluso el arte de la declamación.
Google vino en mi ayuda y me sumergió en un mundo extraordinario de artistas, coleccionistas y expertos len la materia que son imprescindibles para admirar este artilugio que tiene mucho de historia, literatura y arte:
- Lucía Contreras Flores TeatritosLa página web es una maravilla. La autora lleva prácticamente toda la vida
coleccionando teatros de papel de todo el mundo, y en su colección se puede
hallar una interesante selección de teatros de papel de fabricación española.
- Luis Ángel Gálvez Teatrillos de papel. Profesor de música que en su blog nos muestra y describe sus colecciones para acercarnos a este apasionante mundo.
El teatro de papel se desarrolló a principios del siglo XIX en Europa cuando se popularizó la pasión por el teatro; por eso decayó con la llegada de la televisión. En la actualidad se pueden contar más de doscientas compañías en el mundo entero que lo utilizan para crear espectáculos contemporáneos:
Danske Dukketeatre,1880
En ese escenario de la ilusión los niños de las clases acomodadas se divertían representando cuentos populares, adaptaciones de obras conocidas e historias inventadas.Como afirma Lucía Contreras: "Eran el libro con el que se juega, mezcla perfecta entre el recreo escolar y las lecciones, lo imaginado y lo impuesto. El escenario era un reflejo del mundo real por explorar, los decorados, el paisaje por el que moverse, las historias y los libretos, los conflictos de la vida y las palabras que aprender, las luces y la música añadidas, los únicos “efectos especiales” posibles, y finalmente los personajes, el cartoncito a través del cual un niño se transformaba en príncipe, bandido, bruja, criatura o bosque y ejercitaba posibles consciencias de un habitar en el mundo real".
Teatro de papel, más que un juguete
El teatro de papel parece que nació en Inglaterra hacia 1812, gracias a William West,el principal editor e impresor de la época, que realizó la primera producción de estampas de teatro juvenil. Su tamaño raramente sobrepasaba los 50 o 60 centímetros, constaba de
varios pliegos de cartulina impresa con la estructura y los decorados de
diferentes obras de teatro. Los figurines, a escala de los reales del teatro, se recortaban y eran accionados por tiras de cartón o hierro por el narrador que generalmente se encontraba detrás de la mesa en la que estaba colocado.
Los teatritos se componían
fundamentalmente de dos partes: un escenario, con su embocadura
correspondiente, normalmente muy
decorada y tendente al clasicismo, y los fondos, bastidores y figuras sobre temas variados que
podían intercambiarse. Además se podían comprar láminas para ampliarlos y también textos para representar los grandes clásicos, por ejemplo de Shakespeare – Otelo y Ricardo III- de Dumas – Los Hermanos Corsos-de Julio Verne- La vuelta al mundo en ochenta días, y también cuentos para niños como Aladino y la lámpara maravillosa o La Bella y la Bestia.
Los teatros de papel fueron mucho más que un juguete, a lo largo de la historia numerosos artistas y escritores se interesaron por ellos. Entre los textos que lo confirman aparecen personajes de la talla de Andersen, Lewis Carroll, Frida Kahlo, Oscar Wilde, Ibsen, Chesterton, Jane Austen Richard Strauss, Goethe, Stevenson, Picasso, Dickens, Orson Welles, Federico Fellini... Su poder evocador aparece en el comienzo de la película de Ingmar BergmanFanny y Alexander (1982):
"La imagen de una corriente de agua plateada se funde con la embocadura escénica de un pequeño teatro de papel mientras suena una pieza de Schumann. Así comienza Fanny y Alexander (1982) aquella terrible y fascinante película donde al tiempo que el telón de un teatro de juguete se levanta, su director, hombre y niño desdoblado, nos introduce en una parcela de su vida o quizás tan solo de su memoria: el teatro de una infancia en la que el cineasta forjó sus primeras aspiraciones artísticas, y cuyos sueños y pesadillas alimentan centralmente este largometraje". https://maquinariadelanube.wordpress.com/2011/01/03/teatros-de-papel/
Merece la pena señalar a dos artistas que mostraron un interés creativo sobre esta forma de teatro:
Chesterton
– G.K.Chesterton, novelista inglés (1874-1936), quien crea
textos, decorados, personajes y actúa con regularidad.
– Hermenegildo Lanz, titiritero, escenógrafo y decorador
español (1893-1949), considerado como el primer profesional en utilizar el
teatro de papel, con el Misterio de los Reyes Magos. Se presenta por primera
vez en 1923 en Granada durante la famosa noche de teatro en la que participaron
también Federico García Lorca y Manuel de Falla, y luego en París con la representación del Retablo de Maese Pedro. .
"Teatrins" y El Teatro de los niños de Seix i Barral
Paluzie:Figurins Don Juan Tenorio
En Cataluña, el auge de los teatros de papel se produce en
la segunda mitad del siglo XIX, en el contexto cultural y creativo de la
Renaixença y el revulsivo que supuso la Exposición Universal de 1888, que
impulsó y aceleró el movimiento de las Artes Escénicas. El éxito se debe fundamentalmente a dos editores catalanes y pedagogos (Paluzie y Seix Barral). Hacia 1865, EstevePaluzie editaba láminas de papel para recortar, representando estampas populares con un marcado
tinte catalán que amplió con la producción de embocaduras de decorados y personajes para los "teatrins". Pero la verdadera revolución llegó en el siglo XX con la
editorial Industrias gráficas Seix i Barral que comercializó sus productos como Teatro
de los Niños.
Los
teatros de papel de Seix Barral tienen varios modelos, los más lujosos eran los
BB y venían con una caja, telones listos para montar, personajes ya recortados y
libretos de 23 obras. Llegaron a tener 10 modelos de proscenio, innovando con
decorados de zonas translúcidas y un sistema de cajas para colgar múltiples
telones a la vez. Estaban firmados por C. B. Nualart, Carlos Barral i Nualart, padre de los hermanos Barral, que cuidó los detalles y el diseño de forma exquisita.
Modelo CC, (Barcelona. 1917)
En 1917, con motivo de la III Exposición de Juguetes de la Agrupación de Fabricantes, el Teatro de los Niños de Seix i Barral fue premiado por el jurado como el juguete que reunía más cualidades artísticas. Este teatro se siguió fabricando hasta 1953 y sigue siendo en la actualidad una pieza valiosa para coleccionistas de todo el mundo.
En Madrid también hubo dos editoriales que publicaron teatros en hojas: la Editorial Hernando, desde 1902, especializada en material escolar y didáctico. En 1936 fue destruida por un bombardeo y se perdió todo su fondo editorial. La Tijera también imprimió teatros completos con sus libretos, desde 1917 hasta 1962, año en que cerró.
No cabe la
menor duda de que estos teatros sirvieron de inspiración a numerosos
escritores y artistas plásticos, sobre todo catalanes. El escritor V. Molina Foix recuerda en El teatro recreación y recuerdoel regalo que le hicieron sus
padres en 1956:
Los libros
Mi
entrada en el bachillerato tuvo aparato teatral, no en sí misma, dentro de un
colegio de los hermanos Maristas donde yo era un alumno del montón, sino por el
regalo que mis padres me hicieron para celebrarla. Un regalo antiguo, de
primeros de siglo, aunque a mí me llegó bastante más tarde, exactamente en
el año 1956. Entonces, y por algún tiempo después, se vendía en las mejores
tiendas del ramo, del ramo de los libros, a la sazón floreciente, un artilugio
de extraordinaria belleza y confección catalana, El Teatro de los Niños, que su
autor y editor presentaba así: “Juguete educativo que ofrece un doble interés,
pictórico y literario; ejercita, instruye y deleita”.
Las instrucciones
La caja de los teatrillos
El Museu del
Joguet de Figueras, en la provincia de Gerona, atesora varias muestras de los
teatrillos de Seix i Barral, uno de ellos sirvió de inspiración al polifacético poeta y dramaturgo catalán Joan Brossa
(1919-1998).
Lo que me hubiese gustado haber tenido uno de estos teatrillos, cajas de sueños e ilusión, cajas de historias y fábulas, cajas de música y de luz con las que jugar. Ahora se pueden encontrar algunos en tiendas de segunda mano en internet.
- Titirisante 2022 . La exposición El teatro de papel en Tolosa muestra la enorme variedad de formas que este tipo de teatro ha ido mostrando a lo largo de los últimos siglos en prácticamente todas las ciudades donde se imprimieron teatrillos de papel.