Victorian pink frosted glass epergne |
Frutero-florero |
Frutero violetero de cristal soplado y pie metal cromado |
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Frutero-florero |
Frutero violetero de cristal soplado y pie metal cromado |
La homofobia es el rechazo constante de personas heterosexuales a las homosexuales o bisexuales. La sociedad siempre ha decidido que lo hétero es lo natural y desvaloriza y ridiculiza al grupo homosexual. Pero lo paradójico es que esta educación basada en estereotipos hace que el propio homosexual reprima su propia sexualidad; es habitual que desprecie a otros homosexuales percibidos como afeminados (plumofobia). Cuando una persona niega sus propios deseos, sentimientos y gustos, repercute en sus relaciones interpersonales, en su vida sexual e incluso en su salud física y emocional. Son los mismos patrones de exclusión y odio -misoginia, clasismo, racismo, machismo- los que se dan también dentro de un colectivo que agrupa a realidades muy diferentes entre sí.
Toda esta parrafada viene a cuento de un libro de memorias (El hijo del Capitán Trueno) y una película (El poder del perro) que fueron novedades a finales del año pasado y que son un ejemplo de masculinidad tóxica. Son la prueba de que la homofobia internalizada hace tanto daño como la que viene del exterior: la humillación autopercibida, la sensación de fracaso, el miedo a no ser querido, el miedo a no ser lo que los demás esperan de uno. Las dos obras reflejan un mundo masculino y machista por antonomasia: el de los vaqueros y los toreros, donde podemos adivinar el miedo permanente a que los demás descubran un secreto que, por otra parte, salta a la vista y que todos conocen, así que intentar ocultarlo es siempre un camino que no lleva a ningún sitio excepto al sufrimiento. Y lo más terrible, una vez más, es que las víctimas se convierten a su vez en verdugos.
No he leído el libro, pero la historia de Miguel Bosé y el desencuentro con su padre torero son bien conocidos porque la televisión nos la ha contado mil veces. La hermosa y sorprendente película de Jane Campion, sin apenas diálogos, me ha sorprendido porque tiene todos los ingredientes de una tragedia de Shakespeare. En un paisaje deslumbrante, heroico y crepuscular, rodeado por hombres alfa, el personaje de Phill, entre la culpa y la tortura, vive encerrado en sí mismo sin aceptar su propia sexualidad. Pronto se ve amenazado por la mujer de su hermano y el hijo de esta que, como un espejo, refleja su propia imagen: un ser inteligente, afeminado y sensible, al que primero rechaza y del que luego se enamora, repitiendo la historia que él vivió de joven. Pero el estudiante de medicina no quiere morir como su padre e idea una venganza macabra digna de la Florencia de los Medici para sacar del alcoholismo a su madre Rosie y librarla del poder del perro. Muerto el perro, se acabó la rabia: en ese idílico paisaje su madre volverá a ser feliz y su crimen permanecerá impune. La soga con la que se ahorcó el padre del joven y la que obsesivamente teje el personaje principal se convierten en el símbolo de la represión de los hombres "distintos". La frase «el poder del perro» viene de la Biblia, Salmo 22:20: Libra mi alma de la espada; mi vida del poder del perro. El poder del perro tiene que ver con ese tipo de pasión: un instinto animal que es sexual y vicioso, fuerte y peligroso. Además, se trata de ese perro que se dibuja en la silueta de las montañas de Nevada que solo los más perceptivos pueden ver y que representa la figura mítica del vaquero Bronco Henry. Un western contemporáneo que se adentra en las contradicciones del ser humano. Recomendable.
Beatriz Gimeno, Miguel Bosé y la homofobia
Ricardo Gallegos Explicación de "El poder del perro" (contiene spoiler)
El monte Sinaí |
Pero hoy me quiero referir a otro sinaí, una fuente de cerámica de origen valenciano: un sistema de depuración de agua completamente natural, inventado en 1926 por el valenciano Conrado Granell. Además de filtrar y depurar el agua se podía convertir en minero-medicinal introduciendo diferentes preparados químicos para combatir algunas dolencias como la acidez de estómago. Aparece en un contexto en el que la sociedad toma consciencia de la necesidad de seguir en la vida cotidiana unas mínimas medidas higiénicas para evitar la propagación de enfermedades (corriente higienista), algo así como el undécimo mandamiento, siendo el agua un elemento clave en todo este movimiento y las fuentes y los balnearios su estandarte. Se fabricaron distintos tipos de filtros, pero el más conocido fue el modelo de comedor que mide en torno a 157 cm. Los motivos decorativos variaban en función de las épocas de fabricación desde el modernismo al art-decó, pero también según el artista. En el algunos aparece representada una mujer apoyada en la fuente y al fondo una montaña en clara referencia a las propiedades minerales de la fuente. En otros hay una referencia clara a la historia bíblica, donde se aprecia en la decoración la representación de la entrega a Moisés de los diez mandamientos en el monte Sinaí.
Folleto de promoción del sinaí
La foto de la izquierda corresponde al sinaí que ha estado siempre en casa de mi abuela Carmen Prats y que creo que pertenecía a mi tío Ernesto Rodes Martí. En la actualidad se ha convertido en un objeto de decoración que preside la sala de estar de Casa Zoilo. El estado de conservación es bueno, solo le falta el pedestal que fue sustituido por uno de madera. Responde al modelo neorrenacentista que remite a una copia de los estilos castellanos propios del manierismo y del primer Barroco (finales del siglo XVI y principios del XVII) que acabaría incorporando las decoraciones de la cerámica de Talavera con paisajes y arquitecturas tanto en azul como polícromas.
El vídeo ilustra con todo detalle este elemento cerámico realmente curioso:
Iker Seisdedos: Escritura, sexo y misantropía: los diarios de Patricia Highsmith ven la luz
Muñoz Molina, Retrato de la artista muy joven
Manuel Seco, María Moliner, Sebastián Covarrubias y Julio Casares fueron cuatro titanes de la lexicografía hispana que sacaron adelante libros de referencia únicos.
llamado
Guillermo Delicias
tuvo relaciones con Rosa Florida
perdió la Confianza
y se caso con Estrella.
Tuvieron tres hijas
que fueron Alhambra,
Diana y Alianza.
(Poema Tradicional Alicantino sobre
los Balnearios del Postiguet)
Ferrocarril y baños fueron dos conceptos modernos y, en cierta medida, interdependientes. El ferrocarril era la imagen del progreso, de la velocidad, de la exactitud, de la movilidad, de una nueva forma de viajar a destinos desconocidos; el baño de mar era sinónimo de salud, de higiene, de deporte, esparcimiento y relación social. A partir de 1830, tras la aparición del ferrocarril en Europa, todas las compañías explotadoras de Caminos de Hierro ofertan viajes directos a las estaciones balnearias. Incluso las típicas Guías de Ferrocarril, que nos dan una visión rápida de las ciudades y monumentos de las poblaciones que atraviesan, nunca dejaban de citar estos establecimientos. Alicante fue la primera ciudad costera comunicada por ferrocarril con la capital española (1858), lo que supuso el inicio de la actividad turística en la zona, la nueva apertura al mar y la proliferación de los balnearios. Neptuno, La Alianza, Diana, Las Delicias, eran algunos de los nombres de las populares casas de baños a las que los turistas acudían para alojarse y disfrutar de sus días en la playa. Gracias a la crónica que envió un turista inglés al diario Times, sabemos que el bullicio comenzaba desde bien temprano, que para acceder al baño existía una separación entre zona para hombres y zona para mujeres, o, que tras la comida, todo el mundo aprovechaba para descansar y echarse la siesta. Los balnearios mantuvieron todo su esplendor hasta 1938, cuando varias bombas los destruyeron, reduciéndolos a simples pilares de madera sobre la playa. Solamente dos de ellos volvieron a resurgir de sus cenizas: La Alianza y La Alhambra. Ambos continuaron en funcionamiento hasta 1969, año en el que fueron expropiados por el Ayuntamiento debido a las remodelaciones de la zona.
Las casas de baños consistían en sencillas construcciones en madera de una planta, que se adentraban en el mar a modo de plataformas cubiertas sobre pilotes enclavados en el lecho marino. Solían tener distribuciones similares, bien con planta longitudinal y largos corredores en torno a un hueco central, al que volcaban las estancias independientes para el baño, o bien con planta en forma de cruz. Se montaban para la temporada de baños y se retiraban cuando la época estival llegaba a su fin. Ofrecían al bañista todo tipo de servicios, no solo para la puesta en práctica de la talasoterapia, sino también para amenizar las horas de asueto. En torno a estos establecimientos se desarrollaron toda una serie de actividades complementarias que modificaron la fachada marítima de la ciudad. Se abrieron nuevos hoteles y restaurantes para dar servicio a los visitantes y se realizaban conciertos, ferias o teatros al aire libre para amenizar el tiempo de ocio una vez acabada la hora del baño.
En la postal de la derecha se puede ver lo que quedaban de los balnearios a principios de los años 60 del siglo pasado. Debía tener seis o siete años cuando acudí con mi familia a uno de ellos, las chicas nos cambiamos en un pequeño vestuario y nos tiramos al mar por una estrecha escalera. Recuerdo la extraña sensación que tuve al meterme en el agua turbia llena de algas que se adherían a mi bañador como si fuesen sanguijuelas. Acostumbrada a bañarme en playas abiertas y piscinas, la experiencia no me resultó agradable. No repetimos.2. Estación de Villena (Compañía de Ferrocarriles MZA)
3. El Chicharra, desaparecido tren de vía estrecha de la VAY(Villena, Alcoy, Yecla)
4. Orígenes del turismo popular: El "Tren botijo" Madrid- Alicante (1893-1927)
Para saber más
Viajeros hacia el mar: Los balnearios.
Olga Grao-Gil, Construcciones efímeras en madera: los balnearios de la fachada marítima de Alicante (siglos XIX y XX).
Tomás Mazón Martínez, Orígenes y desarrollo turístico en Alicante: del veraneo al turismo de masas .
Vera Riumbau, Huellas del turismo en la Costa Blanca.
Hay paseos que se convierten en cortejos fúnebres. El paseante acaba en una fila-covid a metro y medio de distancia de los otros feligreses para despedirse del difunto mientras se liquidan las últimas existencias de la casa.
Mi madre, que este diciembre hubiese cumplido 100 años, se fue despidiendo poco a poco de sus ciudades favoritas ( Madrid y Alicante) porque no las reconocía, se perdía en ellas, las tiendas de toda la vida habían desaparecido y las calles se habían mimetizado gracias a las franquicias de nombres exóticos. Hay que huir y librarse de la melancolía que nos invade a medida que nos vamos haciendo mayores, el pasado no va a volver, el futuro nos seguirá sorprendiendo. La continua renovación que imponen los nuevos tiempos, el capitalismo impío, la interminable covid y la falta de relevo generacional están acabando con los viejos comercios que ya no son rentables. En apenas seis meses han echado el cierre en Madrid dos negocios gemelos regentados por mujeres: la href="https://www.eldiario.es/madrid/somos/chamberi/cierra-salazar-la-papeleria-mas-antigua-de-madrid_1_6407272.html">Papelería Salazar
(Luchana, 7-9) fue la primera en desaparecer. Fernanda y Ana, biznietas de la fundadora, pusieron fin a una saga familiar de cuatro generaciones atendiendo al público del barrio en el que ahora las franquicias y los comercios de todo a un euro copan el mercado de papelería. Su bisabuela Quintina abrió en 1905 un estanco en el que también despachaba productos de escritorio, un área que fue ganando peso hasta que en 1929 se convirtió en papelería. En la posguerra se reunía por las tardes a una tertulia de abogados, militares y curas que se sentaban en la misma tienda, porque los comercios siempre tuvieron sillas para sus clientes, ya que no se concebía la vida con tantas prisas como llevamos hoy. En los años cincuenta se añadió al local una imprenta.Carlos Osorio y Álvaro Benitez, http://lastiendasdemadrid.blogspot.com/
Jorge Fernández, Salazar