domingo, 31 de mayo de 2020

El mejor lapsus lingüístico: "luz genital"



El director general de la Fundéu BBVA en el blog de la institución anunció hace unos días la creación de un concurso a nivel mundial: buscaban el mejor lapsus lingüístico, el más gracioso, el que lograse asemejarse a una obra de arte. 'La luz genital' ha ganado con un 57% de los votos al 'cólico frenético' y se convierte desde ahora en el mejor lapsus del mundo después de que su creador, Juan Pich y Pon, alcalde de Barcelona en la década de los años treinta, lo dijese en público para referirse a la luz cenital de la que se podía disfrutar en un restaurante recién abierto en la Rambla de Catalunya. Este
Juan Pich y Pon, 1915
tipo de lapsus eran tan comunes en Pich y Pon que el alcalde dio nombre a la 'voz piquiponada', una expresión que en Cataluña se usa para referirse a este tipo de errores lingüísticos e incluso a las barbaridades. A él se le atribuyen célebres errores de léxico que han pasado a la historia y que en ocasiones cambiaban por completo el significado de las frases. Otros dos ejemplos del alcalde, además de la 'luz cenital', que también concursaban por ser el mejor lapsus del mundo son 'sifilítico' , una palabra que usó confundiéndola con filatelista o filatélico para describir a su sobrino y 'calígula', término que empleó en público sustituyéndolo por canícula para referirse a la temporada en la que el calor es más fuerte.

Estas son las 16 expresiones que competían:

·       Tenía mucho dinero; nadaba en la ambulancia (cambiando abundancia por ambulancia).
·       Le gusta que lo miren, estar en el candelabro (cambiando candelero por candelabro).
·       Se está encargando de todos los preservativos de la boda (cambiando preparativos por preservativos).
·       Estamos metidos en una auténtica aborigen de trabajo (cambiando vorágine aborigen).
·       Es muy doloroso el cólico frenético (cambiando nefrítico por frenético).
·       Colecciona sellos, es sifilítico (cambiando filatélico por sifilítico).
·       ¡Qué calor! Estamos en plena calígula (cambiando canícula por calígula).
·       Dice maldades, tiene una lengua vespertina (cambiando viperina por vespertina).
·       Es mejor tomarlo en pequeñas diócesis (cambiando dosis por diócesis).
·       La claraboya proporciona luz genital (cambiando cenital por genital).
·       Es lo opuesto a él, su antílope (cambiando antítesis por antílope).
·       No sé si le dio un mareo o una linotipia (cambiando lipotimia por linotipia).
·       Llama la atención, es muy ostentóreo (cambiando ostentoso por ostentorio).
·       Se presenta por la circuncisión electoral de su pueblo (cambiando circunscripción por circuncisión).
·       Veo los programas de otros países con la antena diabólica (cambiando parabólica por diabólica).
·       Está sórdido como una tapia (cambiando sordo por sórdido).

      Otros que recuerdo ahora:
      No tengo hijos porque mi mujer es esméril (estérilI y yo soy omnipotente (impotente).
      Ese actor y esa actriz andan liados, hacen vida marítima (marital).
       Hoy hace mucho bichorno (bochorno) y hay garrafas (ráfagas) de aire. 

jueves, 21 de mayo de 2020

Chaves Nogales, A sangre y fuego

Chaves Nogales en el Heraldo de Madrid

"Manuel  Chaves Nogales fue un profesional entregado en cuerpo y alma al periodismo. Tras permanecer muchos años, demasiados, olvidado, vuelve a ser un espejo para la profesión y su autonomía por encima de colores y poderes políticos".

Estas palabras introducen el interesantísimo artículo del sociólogo Iñaki Chaves, Chaves Nogales, un contar demócrata y republicano, sobre el periodista que escribió un insólito libro de relatos, A sangre y fuego, publicado en 1937 en la editorial chilena Ercilla, la misma en la que Baroja sacó año y medio después Ayer y hoy, también sobre la guerra civil. Los nueve relatos con un estilo sencillo tratan sobre la realidad del momento desde un punto de vista objetivo, historias protagonizadas por rojos, azules y gentes sin filiación; buenos y malos; cobardes, valientes y mártires en todos los frentes. Un impresionante alegato sobre la brutalidad de la guerra que afectó a los dos bandos. Chaves Nogales murió en el exilio, "En mi deserción pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercían el terror rojo en Madrid como la que vertían los aviones de Franco, asesinando a mujeres y niños inocentes". Fue un ciudadano demócrata que luchó contra los totalitarismos (el fascismo y el comunismo) y que buscaba la cordura y el diálogo con las mejores armas que se han inventado: la pluma y la máquina de escribir. Su lectura no nos deja indiferentes. 


El prólogo de A sangre y fuego .




"El hombre que estaba allí" (2014) es un documental, nominado al Goya, sobre el periodista Manuel Chaves. Daniel Suberviola y Luis Felipe Torrente retratan al periodista  que vivió la España fratricida del 36, la Rusia bolchevique, la Italia fascista, la Alemania nazi, un París agonizante o el Londres envuelto en llamas de la II Guerra Mundial.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Cadarso 18: Colegio Covadonga/Demolición/Apartamentos de lujo Be Mate


Colegio Covadonga antes de la demolición 
Demolición (2015)

Cadarso 18 en la actualidad 

De repente, recibí muchísimas visitas en mi entrada Demolición del edificio que albergó la sala Cadarso y el colegio Covadonga que había escrito hace años llena de melancolía (y cursilería, todo hay que decirlo) recordando versos clásicos sobre ruinas. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, está confinada y encantada en las habitaciones de un apartohotel de lujo, propiedad de Be Mate. Me quedé sorprendida, el edificio era una réplica casi exacta del anterior, pero para qué destruir para volver a construir. Hoy, comparando las fotos, he encontrado la finalidad de la operación, el nuevo edificio ha ganado en altura, con unas terrazas que no estaban en el original, para que las vistas del centro de Madrid sean espectaculares. La explicación es tan sorprendente como las explicaciones que ha dado la política. Lo que yo sé es que el Hogar del Empleado alquilaba los pisos bajos a los jesuitas que tenían una residencia más arriba, en el ascensor nos encontrábamos a veces a José María Díez-Alegría. Supongo que, cuando cerraron el colegio, decidieron vender el edifico. Alguien habrá ganado mucho dinero con esta especulación inmobiliaria.



lunes, 11 de mayo de 2020

Stoner, John Williams


Stoner es una novela sencilla, sin alardes técnicos, emotiva, perfecta en su trazado y en sus palabras. Es un libro al que cualquier público se puede acercar, pero que, como las grandes obras, satisface a los amantes de la lectura y a los filólogos. Su ritmo es como una música melancólica cuya cadencia resuena en nuestros oídos después de haberla leído. Es literatura en estado puro. Es vida. Es muerte.

Stoner — considerada una especie de novela de culto—,  narra la vida de John Stoner, un hijo de campesinos que en 1910 entra a la universidad de Misuri a estudiar agricultura pero que al poco tiempo cambia de rumbo cuando descubre su gusto por la literatura y su vocación como profesor universitario. Una novela un tanto triste sobre un idealista que aspira a triunfar en el amor y en su trabajo, pero que –sin poder evitarlo- ve cómo su matrimonio y su ascendente carrera como profesor se precipitan al despeñadero. “Al cabo de un mes él supo que su matrimonio era un fracaso; al cabo de un año abandonó toda esperanza de que fuera a mejorar. Aprendió a callarse y dejó de imponerle su amor”, se lee en la primera parte de la novela. El mismo sentimiento de decepción va a estar presente en la relación de Stoner con los otros profesores y sus alumnos, aunque el autor siempre negó el carácter triste del protagonista. “Creo que es un verdadero héroe”, dijo John Williams en una entrevista: “Mucha gente que ha leído la novela piensa que Stoner tuvo una vida triste y mala. Yo creo que tuvo una muy buena vida. Él estaba haciendo lo que quería".
Me he emocionado con la vida de este profesor, que tanto tiene que ver con su propio autor,  y con las dificultades que tuvo que vivir y afrontar que no eran obstáculos inquebrantables o sucesos extraordinarios, sino el mismo paso del tiempo y el peso de la vida que a veces puede resultar insoportable. 

jueves, 7 de mayo de 2020

Saludo vírico, la "zamorana" contra el coronavirus

 Lo que más echo de menos en estos tiempos de coronavirus son los abrazos, esos lazos cotidianos que te transmiten cariño y energía. Sin ellos se vive, pero mal. El virus nos ha aislado, no lo hemos podido derrotar por ahora. Huérfanos de contactos, no sé cómo volverán a ser las relaciones personales a partir de ahora, convertidos en solitarios seres mutantes con mascarilla y guantes que arrastran su tristeza por las calles. Me temo que los abrazos perdidos y rotos no volverán.
Los saludos con el codo como alternativa al apretón de manos, que se han puesto de moda, me hacen reír porque me recuerdan a la famosa parada del portero Ricardo Zamora que tantas veces veía de pequeña en el NODO. Alfredo Di Stéfano decía que solo han existido dos porteros: San Pedro en el cielo y Ricardo Zamora en la tierra. La "zamorana" era una parada con el codo, un espectacular despeje con el antebrazo, que le hacía ser un guardameta invencible. La "zamorana" era un corte de mangas en toda regla, un gesto que demostraba la furia española. Los saludos virales también me
recuerdan al "pericote", una danza originaria de la zona de Llanes de un hombre y 2 mujeres o 2/4, 3/6... siempre en proporción 1/2; en ciertos momentos el hombre lleva una mano al hombro contrario, presentando el codo a sus compañeras, y luego cambia de mano y codo. Se parece al saludo militar de mano derecha con la palma hacia abajo llevada a la parte izquierda del pecho, pero en el pericote se marca más la presentación del codo, como en el saludo vírico de estos días.



martes, 5 de mayo de 2020

Bodegón del coronavirus











Mi ahijada ha diseñado y confeccionado unas mascarillas para tiempos del coronavirus. Hoy las hemos estrenado. Como todas, dan mucho calor y empañan las gafas. A mí me agobian muchísimo. Al llegar compuso este bodegón con unas frutas de madera de balsa. Se podría titular Naturaleza muerta y tapabocas.

Las mascarillas de mi sobrina se parecen a las quirúrgicas, no a las que tienen formas de seno y parecen un sujetador "monomástico",  adjetivo inexistente, formado a partir de la raíz griega mastos (pecho, mama, teta), que tendría que ponerse de moda. 


domingo, 26 de abril de 2020

Diagnóstico sin pruebas


El médico de cabecera la envió al urólogo tras hacerle una ecografía, porque la infección de orina presentaba un cultivo negativo desde verano y y estaba fuera de su sabiduría. "¿De dónde pueden venir los leucocitos en orina si no hay infección?", le preguntó al especialista. El médico sonrió y respondió: "Muy fácil, de la tuberculosis del tracto urinario". Era el 30 de diciembre y se le cayó literalmente el mundo encima cuando oyó el nombre de la temida enfermedad de su familia materna. No sabía que hubiese una tuberculosis urinaria. Al ver su cara, el médico recomendó:" Tiene que llevar una muestra de orina tres días consecutivos para que le hagan en el laboratorio unas pruebas de tinción que tardaran más de dos meses. Hay que esperar los resultados, entonces sabremos si la tiene o no. Si no la tiene, realizaremos otras pruebas. Y no se preocupe, ese tipo de tuberculosis no es contagiosa y tiene cura. Puede hacer vida normal. Mientras tanto beba mucha agua". Le dio el volante y le deseó feliz año. 
Sus deseos no se cumplieron. Cuando llegó a casa, buscó en internet y comenzó la zozobra. Se obsesionó con cómo me he podido contagiar y recordó que, en el último Instituto en el que dio clases, hubo un caso de tuberculosis pulmonar e hicieron la prueba de la tuberculina a todos los alumnos y profesores, pero ella afortunadamente no tenía ese curso. A medida que iban pasando los días más largos de su vida, resignada se fue haciendo a la idea, tal vez sea un bacilo que se haya reactivado por una bajada de defensas. A principios de marzo llegaron los resultados. Alea iacta est. Tardó un rato en mirarlos. Por fin, después de angustias e insomnios, se quedó tranquila, todo daba negativo. Hubiese preferido un médico más cauteloso a la hora de emitir un diagnóstico. Ahora no tiene miedo al coronavirus. Lo que tiene que ser, será. Lo único que conserva de tísica es el oído.