Cada 10 de diciembre, fecha de la muerte de Alfred Nobel, se entregan los premios que llevan su nombre. Este año el galardón literario lo recogerá la escritora francesa Annie Ernaux (1940). El día 6 pronunció su discurso de aceptación* ante la Academia sueca. Como la propia autora afirma "Creo que el Nobel no premia a la escritora en primera persona, sino a la que, a través de una escritura transpersonal y clínica, ha abordado temáticas relativas a las mujeres y la sociedad, a la memoria".
Estoy de acuerdo con ella. He leído varios de sus libros, breves y perturbadores por su crudeza, que no solo hablan de sus propias experiencias vitales, sino que usan la primera persona para hablar de experiencias compartidas por muchos. Hay una palabra que utiliza Ernaux para explicar su escritura "autosociobiografía", una manera de relato “en el que una biografía personal sirve como ejemplo de lo que le sucede a una persona para denunciarlo y para que los otros se reconozcan en ello”.
El acontecimiento (2000) es el que más me ha impactado, en él narra la experiencia de su propio aborto. En octubre de 1963, cuando Annie Ernaux se halla en Ruán estudiando filología, descubre que está embarazada. Desde el primer momento no le cabe la menor duda de que no quiere tener esa criatura no deseada. En una sociedad en la que se penaliza el aborto con prisión y multa, se encuentra sola; hasta su pareja se desentiende del asunto. Además del desamparo y la discriminación por parte de una sociedad que le vuelve la espalda, queda la lucha frente al profundo horror y dolor de un aborto clandestino.
En estos momentos se puede ver en Movistar una adaptación al cine de esta novela galardonada con el último León de Oro de Venecia. La película, con buenas intenciones y grandes críticas, me parece que no reconstruye bien ni la época ni el universo de la autora.