lunes, 7 de septiembre de 2020

El profesor don Pardino, ortografía con humor

El profesor don Pardino es un personaje de ficción que imparte lecciones de Lengua en Twitter, Facebook e Instagram. Lo hace a través de viñetas de humor que repasan algunos conceptos básicos de la ortografía y que, entre estas tres redes sociales, suma más de 70.000 alumnos. Desde este 24 de agosto, sus clases, además de en redes, pueden leerse en papel: la editorial Plan B ha publicado El profesor don Pardino contra los titis, un cómic de humor con el que recordar que “ti” no se acentúa, que las mayúsculas sí y que detrás del vocativo va una coma.
 Detrás del personaje está Ramón Alemán, periodista y corrector de textos de Tenerife (islas Canarias, España) con más de veinte años de experiencia.  Este libro es una recopilación de los artículos publicados hasta ahora por el autor en el blog Lavadora de textos (www.lavadoradetextos.com). Todos ellos abordan con rigor, pero también con sencillez y con un poco de humor, asuntos relativos a la lengua española, especialmente aquellos que tienen que ver con la escritura. Buena parte de los artículos pretenden resolver dudas de amigos, periodistas y lectores del blog, y otros son respuestas a preguntas que el propio autor se hizo en su día sobre algunos misterios de la ortografía, la ortotipografía y la gramática del español.


Así describió Ramón Alemán a don Pardino en su soneto lingüístico número 37:

Los que pasamos nuestra tierna infancia
con el gran Mortadelo a nuestro lado
tenemos nuevo mito dibujado,
trazado con finura y elegancia.

Barbudo personaje es don Pardino:
sus gruesas gafas son de Rompetechos;
su boli rojo deja muy maltrechos
a los que al escribir no tienen tino.

Con buen humor y muy a la española,
el profesor repara los errores
de aquellos que destrozan nuestra lengua.

Pardino es un dibujo; sus autores
son dueños de su fúlgida aureola
de sabio cuya antorcha nunca mengua.

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domingo, 6 de septiembre de 2020

Trencadís: técnica espontánea y creativa

Madrid no tiene mar. Es una pena. Ojalá los arquitectos que forjaron la fisonomía de Madrid hubiesen sido menos mesetarios y más mediterráneos, así hubiesen sustituido o completado el granito de la sierra de Guadarrama con la técnica multicolor de los azulejos que heredamos de los árabes, así hubiesen unido los fuegos artificiales a una estructura sólida. Ojalá tuviésemos un parque Güell para compensar la lejanía de las luces, sonidos y colores del Mediterráneo. Todos hubiésemos ganado, porque no somos una estructura monolítica que nos hace iguales a los demás, sino que estamos formados de distintos componentes que nos hacen ser únicos. Somos amalgamas formadas por distintas teselas producto de nuestros genes que nos emparentan con distintas culturas. 
 Este verano he aprendido una nueva palabra: "el trencadís". Las macetas coloristas que hay en el patio de casa Zoilo de Villena están basadas en esa técnica. El trencadís (término de la lengua catalana que podría traducirse como troceado o 'picadillo'), introducido por Antoni Gaudí, es un tipo de aplicación ornamental del mosaico a partir de fragmentos cerámicos —básicamente azulejos— unidos con argamasa; muy habitual y característico en la arquitectura modernista catalana. La técnica se basa en la improvisación, el reciclaje y la adaptabilidad. ¿Se puede pedir más? No se realizan diseños previos como en el mosaico, es una técnica espontánea y creativa. Los materiales utilizados son la cerámica cotidiana desechable: baldosas en mayor proporción y algunas vasijas, platos o botellas ocasionalmente.



https://trencadisenbarcelona.wordpress.com/2016/11/30/como-se-hace-un-trencadis/

viernes, 4 de septiembre de 2020

Optimismo/pesimismo


miércoles, 2 de septiembre de 2020

Las colas del profesorado en Madrid: las imágenes del caos






Los medios de comunicación venían hoy cargados de imágenes sobre el trato (maltrato) que da la Comunidad de Madrid al profesorado en el inicio del próximo curso.
https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/covid19-madrid-test-serologicos-colas-profesorado-largas-colas-caos-organizativo/20200902155948178769.html

Irene Vallejo, El infinito en un junco

 Este es un libro sobre la historia de los libros. Un recorrido por la vida de ese fascinante artefacto que inventamos para que las palabras pudieran viajar en el espacio y en el tiempo. La historia de su fabricación, de todos los tipos que hemos ensayado a lo largo de casi treinta siglos: libros de humo, de piedra, de arcilla, de juncos, de seda, de piel, de árboles y, los últimos llegados, de plástico y luz.

¿De qué va El infinito en un junco? Pues bien, va de libros y de bibliotecas. Es una historia de los libros en un recorrido apasionante por el mundo clásico que llega hasta las lecturas de nuestros días y nuestras noches. El subtítulo lo explica: La invención de los libros en el mundo antiguo. Pero es mucho más que un recorrido deslumbrante por la historia de los libros en el mundo clásico. A lo largo de estas 449 páginas hacemos, en realidad, un viaje por el mundo clásico a través de los libros. Y todo ello con referencias constantes a la actualidad, pasando por autores y cineastas que han formado parte de una educación sentimental (Flaubert dixit), en la que me siento identificado; de Borges a Twain, de Cavafis a Bryce Echenique, de Canetti a Faulkner, de Auster y Pérez-Reverte a Vargas Llosa, de Tarantino a Scorsese.
Sostiene Vallejo que los libros «tienen la sutil capacidad de trazar un mapa de los afectos y las amistades». El infinito en un junco es una apasionada declaración de amor a la lectura, a la literatura, es una declaración de amor a los libros: «Hay algo asombroso en el hecho de haber conseguido preservar las ficciones urdidas hace milenios. La humanidad desafió la soberanía absoluta de la destrucción al inventar la escritura y los libros. De alguna forma misteriosa y espontánea el amor por los libros forjó una cadena invisible de gente que, sin conocerse, ha salvado el tesoro de los mejores relatos, sueños y pensamientos a lo largo del tiempo».


Juan Carlos García Domene me recomendó este libro y el de la entrada anterior.

martes, 1 de septiembre de 2020

Elogio del libro, Romano Guardini





En estos últimos días de agosto he leído Elogio del libro, la famosa conferencia sobre el valor de la lectura, pronunciada en la Universidad de Tubinga en 1948 por el teólogo alemán Romano Guardini, una de las grandes personalidades que más influyeron en el siglo XX, tanto en Alemania como en el resto de Europa. Desde el comienzo el autor expresa sus sentimientos hacía el libro. De ese modo remueve el recuerdo de Guardini de esas últimas horas de la tarde, en aquellas frías tierras, en el silencio de su cuarto y con un buen libro entre las manos: "cuando los libros cobran vida". Las siguientes páginas están dedicadas a realizar un largo exordio sobre la escritura, la imprenta, la encuadernación y el papel.  En las páginas finales, Guardini, desarrolla algunas ideas como la perpetuación del pensamiento y su transmisión gracias a la redacción sopesada de un texto o a la corrección de unas notas sobre una conferencia o parlamento;  la conexión entre escritura e imaginación; y, en tercer lugar, nos recuerda el gran defecto de los libros: la pérdida de la memoria. Antes las comunidades de analfabetos se reunían y aprendían o recordaban las historias comunes que les conformaban como pueblo. Ahora cada uno, cada persona, puede sentarse a leer sin el esfuerzo por memorizar y corre el riesgo de actuar individualmente y sin memoria de pueblo.


domingo, 30 de agosto de 2020

Marina Rodríguez Martínez, El derecho a la educación


Marina Rodríguez Martínez, profesora de Filosofía en un instituto público, analiza en su artículo El derecho a la educación  cómo se ha ido imponiendo este argumento que encierra una falacia y ha hecho mella en políticos de diferente signo, liberales, neoliberales e incluso progresistas; entre padres y madres; también entre docentes de la educación pública. Pero la educación privada-concertada nace en nuestro país en los años 80 como una solución provisional a la imposibilidad de atender la demanda de escolarización por parte de la institución pública.


El argumento es: Los padres tienen derecho a elegir la educación que quieren para sus hijos y así lo recoge la Constitución.
Innegable, los padres tienen derecho a elegir la educación que quieren para sus hijos, y por eso las sociedades plurales y democráticas les ofrecen las opciones de educación pública o privada, entre las que seleccionar la más afín a sus creencias, acorde a sus valores o cercana a sus casas.
Lo que no dice la Constitución es que las opciones privadas hayan de ser financiadas con dinero público. Por eso, la exigencia de ese derecho de elección avalado por la Constitución, se convierte en una falacia cuando lo que va implícito es el derecho a que se les subvencione lo “privado”. ¿Por qué tendrían que subvencionarnos un transporte privado, al que optamos libremente, con dinero público?, ¿podríamos exigir la financiación de la consulta médica privada, a la que acudimos libremente, a cargo del erario?, ¿se entendería la exigencia del derecho a elegir ese taxi o este médico  subvencionados de esa manera? (...)

sábado, 29 de agosto de 2020

Ken Robinson, La importancia de los profesores en tu vida



“Me molesta que se critique a los profesores. Son muy importantes para nuestras vidas”
Ken Robinson · Educador y escritor
El País: Aprendemos Juntos 

viernes, 28 de agosto de 2020

Sensaciones



Estamos en la penumbra y el silencio, no tenemos miedo, ni odio, ni rencor, ni hastío, ni deseo, ni amor siquiera. Sólo el fluir del estar que parece detenerse y abolir el tiempo. Tampoco ese recuelo de la vida que se va por el sumidero cotidiano y que son los sueños que nada significan.


sábado, 15 de agosto de 2020

Fernando Simón/Krist Novoselic parecido razonable



Creo que los enemigos de Fernando Simón (1963) no lo ven a él sino a Krist Novoselic (1965), músico estadounidense de origen croata que, junto con Kurt Cobain, fue cofundador y bajista de la banda Nirvana. No ven la imagen desenfadada de un experto epidemiólogo, sino el desaliño grunge de un cantante de rock alternativo que desafía a la cámara y al mundo. Apela directamente a las fobias de su inconsciente. No saben que el hábito no hace al monje, que las apariencias engañan, que la verdadera libertad es ser como uno quiere ser, no como les gusta a los demás, que lo peor es fingir. A mí me da más miedo esta imagen de Nirvana con sus componentes disfrazados de niños bien que la de otra entrada anterior de mi blog. 

jueves, 13 de agosto de 2020

Más de cuatrocientas mil visitas

Hoy he pasado la barrera de las cuatrocientas mil visitas que sumadas a las 230.000 de Garcilazomolamazo  superan la cantidad de 630.000, número impensable cuando empecé esta aventura obligada. Tengo que dar las gracias a mis amigos que me animan con sus comentarios y a los lectores ocasionales que pierden el tiempo leyendo mis ocurrencias. Recibo algunos días más de 100 visitas de un solo país: Irlanda, Rumanía, Estados Unidos, Ucrania... Supongo que son profesores que han encontrado algún material para utilizar en sus clases, pero blogger no me indica qué entradas son las más leídas. Sigo adelante a pesar del desánimo que me acecha algunas veces en este quehacer solitario y, a pesar de blogger, luchando contra las erratas y errores propios. 

lunes, 10 de agosto de 2020

Mi ilustre vecina, Emilia (Pardo Bazán)


A través de la biografía de Emilia Pardo Bazán, he descubierto que la escritora gallega, que conquistó espacios públicos vedados a las mujeres, vivió desde 1890 en el número 35 de la calle de San Bernardo donde creó una de las tertulias más afamadas del Madrid de su época, allí radicaron también sus aventuras editoriales, la Biblioteca de la Mujer (en la que editó su propia obra) y la revista literaria Nuevo Teatro Crítico.
Su relación con distintos espacios del barrio está bien documentada y comenzó incluso antes de ser vecina del mismo (la calle de San Bernardo, la plazuela de Santo Domingo, la calle del Pez, la Gran Vía… salen reflejadas en Morriña). Habitando ya en la zona, Pardo Bazán frecuenta la calle de los Libreros, la Universidad, el Teatro Lara, la redacción de El Imparcial, el Instituto Cardenal Cisneros –donde estudió su hija Blanca–, o la farmacia del D. Garrido (en la calle de la Luna, hoy Farmacia Cardona). Por su cercanía de la Universidad Central, el barrio era rico en librerías, cafés literarios e imprentas. En la misma calle San Bernardo estaba, por ejemplo, la imprenta de Agustín Avrial, donde se imprimió en 1899 la versión en papel la conferencia La España de ayer y la de hoy, que doña Emilia impartió con gran éxito en París. Pardo Bazán tiene estatua frente a los números 2 y 4 de la calle de las Negras, en su cruce ya con la calle Princesa, en los recientemente bautizados como Jardines de las Feministas.
Las tertulias de San Bernardo primero fueron semanales (los jueves), y luego quincenales y vespertinas. A su casa, de modesta fachada y de estancias lujosamente decoradas, en la que destacaban la biblioteca y el salón, asistían escritores, pero también políticos, artistas, aristócratas y, en definitiva, todo aquel que era alguien en Madrid.

El monólogo Emilia 



 Emilia de Noelia Adánez es un monólogo mezcla de alegato y biografía en el que la escritora se despacha a gusto contra la sociedad que quiere encorsetarla. Un discurso imaginario que ha servido para construir un monólogo de una gran fuerza histórica. La función comienza con la irrupción de Emilia Pardo Bazán en la Real Academia de la Lengua en 1889. Las eminencias del momento, Clarín, Valera, Zorrilla… se le echan encima desde sus sillones con abucheos y campanillas intentando frenar su discurso. Pero Emilia es una mujer adelantada a su tiempo que no está dispuesta a que la aparten del camino. Ni a callar. 

Empieza a leer pdf.



miércoles, 5 de agosto de 2020

La publicidad oculta en el blog

Un blog no es un blog sin los comentarios de personas que te aconsejan, te ayudan o te agradecen tu entrada. No recibo muchos, pero en mayo me acribillaron con publicidad en inglés sobre la importancia de mi nombre que inmediatamente califique como SPAM y deseché en la papelera, aun así fueron perseverantes durante varias semanas. El 25 de julio, me llegó el comentario que copio al final del texto. ¡Qué burda asociación interesada y machista hace un robot entre sexo y mujeres lingüistas para vender encuentros sexuales on line en una aplicación mejor que Tinder! Buscando una imagen que no fuera la de mujeres desnudas paseando en la calle entre gente vestida como en el anuncio, descubrí que la frase es de Linus Torvalds. Los iconos para el sexo masculino ;) y el femenino (. )( .) tampoco tienen desperdicio. Espero que no haya más comentarios de este tipo, porque no sé cómo evitarlos. ¿Alguien sabe algo? No he puesto el enlace a la página por si se creen que estoy interesada. 

Unknown

sáb., 25 jul. 10:31 (hace 1 día)
para 
Unknown ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Lola Pons Rodríguez, Queridas lingüistas":

Software is like sex: it’s better when it’s free. Hey, i am looking for an online sex partner ;) Click on my boobs if you are interested (. )( .)

                                                                                                                                                    mar., 25 ago.

Unknown ha dejado un nuevo comentario en su entrada "Ilustradoras sin complejos":

Tease me until I’m begging for it 
Click here and Check me out i am getting naked here ;)

lunes, 3 de agosto de 2020

Ana Caro, la primera dramaturga profesional

 La dama del abanico (1635), Diego Velázquez
Ana Caro Mallén de Soto fue una dramaturga y poeta andaluza. Nació en 1590 posiblemente en Granada (aunque otros estudiosos afirman que es sevillana). Sabemos poco de su vida. Asistió a la Academia Literaria del Conde de Torre. Muy amiga de María de Zayas, fue conocida como la “décima musa andaluza”. Murió en 1650. Nos demuestra que el teatro fue también cosa de mujeres, a pesar de todos los impedimentos de la época. 
De su actividad literaria nos han quedado dos comedias: El conde Partinuplés, y Valor, agravio y mujer. También una Loa sacramental en la que juega con las distintas jergas que se podían escuchar en la ciudad. Parece ser que asumió ser la encargada de escribir los autos sacramentales para las fiestas del Corpus de Sevilla entre 1641 y 1645, pero sólo se han conservado los títulos: La cuesta de la Castilleja, La puerta de la Macarena y Coloquio entre dos.
Si nos fijamos en lo que se ha conservado de su teatro, vemos que construye con habilidad enredos y crea personajes femeninos de gran fuerza. El conde Partinuplés es una comedia caballeresca sobre las leyendas artúricas y carolingias, entreverada de historias mitológicas; destaca el papel de la maquinaria escénica para una comedia llena de encantamientos, lances y torneos. Valor, agravio y mujer es una comedia de enredo de ambiente palatino que desarrolla, invirtiéndolo, el mito de Don Juan, con alusiones a El burlador de Sevilla. Está construida sobre el tópico de la mujer vestida de hombre y maneja los convencionalismos con habilidad.
El hecho de recibir estos encargos y, seguramente, algunos otros de los que no hay constancia documental, muestra claramente que esta escritora fue apreciada y aceptada en su época. En la obra Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla, Rodrigo Caro dice de ella que es “una insigne poeta, que ha hecho comedias representadas en Sevilla, Madrid y otras partes con grandioso aplauso, y ha hecho otras muchas y varias obras de poesía, entrando en muchas justas literarias, en las cuales, casi siempre, se le ha dado el primer premio”.

No se conserva de ella ni un retrato, la imagen que se asocia a Caro Mallén de Torres es el óleo La dama del abanico (1635) del pintor Diego Velázquez, por haber sido usado como ilustración de portada de su obra editada Valor, agravio y mujer.
https://www.mujeremprendedora.net/ana-caro-mallen-de-soto/

viernes, 31 de julio de 2020

Versión en latín de Smells like teen spirit de Nirvana

Smells like teen spirit tal vez sea la canción más versionada de Nirvana, el vídeo de The miracle aligner nos trae una versión en latín que respeta en lo posible el original añadiendo algunos giros. El estribillo pasa de hablar de «un mulato, un albino, un mosquito, mi libido» a «un bárbaro, un albino, un mosquito y mi libido». El latín con acentos es bastante macarrónico.


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domingo, 26 de julio de 2020

Los problemas de visión de Galdós

Se ha dicho de Pérez Galdós que murió pobre, solo y ciego. La única verdad es la última. Lo de pobre y solo se ha exagerado como en el caso de otros escritores que vimos estampados en otros billetes de las antiguas pesetas: Bécquer y Rosalía de Castro, tal vez un sarcasmo que refleja las dificultades de muchos escritores si querían vivir solo de su pluma.  


Imágen del entierro de Galdós
Galdós siempre fue muy generoso, tuvo problemas económicos, es cierto, pero poseía bienes inmuebles y vivió al amparo de su familia a la que se le daban mejor los negocios que a él ("Mientras más libros vendo, menos dinero gano. Voy a ser el único editor que se haya arruinado a fuerza de vender muchas ediciones"). Tampoco le abandonaron sus amigos, tenía muchos, y cuando murió una multitud de madrileños asistió a su entierro.
La ceguera que padeció el autor aparece de forma reiterada en sus personajes, desde el principio de su obra literaria, pero sobre todo en su etapa final de modo autobiográfico ( Ver el enlace La ceguera y otras enfermedades oculares en las novelas de Galdós). Comenzó con problemas de visión antes de los cuarenta años. Más tarde padeció una iritis (diagnosticada por su amigo Marañón) y cataratas bilaterales, más acentuada en el ojo izquierdo, de las que fue operado en 1911 y 1912 por el Dr. M. Márquez y su mujer, Trinidad Arroyo, la primera oftalmóloga española. La descripción pormenorizada de las operaciones que le produjeron la ceguera están descritas con todo detalle en la biografía de Yolanda Arencibia que figura en la entrada anterior del blog. Todo indica que pudo perder la visión por una sífilis terciaria, una enfermedad de gran prevalencia en la época y que el autor describe en su novela Lo prohibido donde cuenta la vida licenciosa de un solterón.
 El 24 de agosto de 1907, don Benito escribe a su hija María de 16 años y le corrige con humor su ortografía: «No se escribe ‘hojo’, que es un gran disparate. Se escribe ‘ojo’. Esa ‘h’ es una catarata que le has puesto al ojo, y para cataratas bastante tengo con las mías.»
Galdós retratado por Alfonso Sánchez 1910
En el episodio nacional Cánovas (1912), el narrador-testigo,Tito Liviano (bautizado así en honor del historiador Tito Livio) cae enfermo y durante algún tiempo está ciego (como lo estaba Galdós mientras dictaba el episodio). Tito ve mejor lo no visible, quien no puede ver lo de fuera es quien mejor verá lo de dentro y en las alucinaciones de la temporal ceguera va decantándose su juicio, y agudizándose reflexión y presentimientos:
 " Después de Semana Santa empecé a notar que mi vista se nublaba; sentía como arenillas en los ojos, sin que de ello me aliviasen los cuidados de Casiana, que dos o tres veces al día bañaba con agua de rosas mis pupilas enfermas. Los patrones me recomendaron ejercicio y distracción. Conforme con este tratamiento elemental, mi compañera sacábame de paseo todas las tardes; pero mi vista mermaba tan rápidamente, que a los pocos días de estas divagaciones por el Botánico y Ronda de Atocha, tuve que agarrarme al brazo de mi leal Casianilla para no tropezar con los transeúntes. Al propio tiempo crecía la fotofobia, y ni aun amparando mis ojos con gafas negras érame posible resistir la viveza de la luz en plena calle. Fue menester reducir los paseos a la hora crepuscular, motivo mayor de tristeza y abatimiento. Siguieron a esto dolores en las sienes, vascularización en la córnea, que perdía su brillo, tomando según me dijeron un aspecto mate, sanguíneo (...).
Terminó el diagnóstico con el nombre científico y un tanto enrevesado de lo que yo padecía. No se me olvida aquel nombre, que fue como un rótulo, clavado por el médico en mi frente: Queratitis Parenquimatosa». Desde aquella tarde quedamos unidos con vínculo estrecho mi Queratitis y yo, cual un matrimonio doloroso que había de durar hasta que la ciencia del oculista nos divorciara. Fortalecido por mi paciencia, de la que hice acopio exuberante, cargaba mi cruz y con ella recorría el agrio camino de la vida hora tras hora, semana tras semana. Recluso en mi habitación, sumido en intensa obscuridad, yo no distinguía los días de las noches, ni un día de otro, ni apreciaba el principio y fin de cada semana. Era para mí el tiempo un concepto indiviso, una extensión sin grados ni dobleces. Las únicas interrupciones de la continuidad eran los momentos en que me hacían la cura de los ojos el doctor o su ayudante. Mi ceguera llegó a ser absoluta, mis ojos inflamados dábanme la sensación de dos ascuas mal contenidas dentro de las órbitas. Los fomentos calientes y las duchas de vapor, que me administraba el ayudante del oculista, aliviábanme a ratos. Casianilla me servía con puntual solicitud la medicación interna, mercuriales, antisépticos... Cuando a mis oídos llegaba el tintín de la cucharilla revolviendo las dosis terapéuticas en el vaso de agua, sentía yo cierto regocijo. Aquel rumor cristalino era mi único reloj, y por él tenía yo un vago conocimiento de las horas... En cierto modo imitaba el ritmo de la Queratitis, arrullándome en sus duros brazos... Mi existencia no era más que una sombra encerrada en ancha caverna, que ya me parecía roja, ya de un tinte violáceo surcado de ráfagas verdes"*.
En el verano de 1915, don Benito le confiesa a su amigo santanderino Barrio y Bravo: «No puedo, no puedo hacer apenas nada con estos dichosos ojos, que son mis tiranos. Lo que yo quisiera hacer he de aplazarlo forzosamente, no sé hasta cuándo. Ahora tengo que contentarme con dictar cosas cortas».
Entre 1913 y 1920 Galdós parece la figura de El abuelo, es un anciano alto, huesudo, pálido, un poco encorvado. Camina torpe y arrastrando los pies. El bigote amarillo de nicotina le cae sobre la boca. Le queda una pelambre canosa y lacia. Unas gafas negras le enternecen los ojos ya sin luz. Viste con descuido prendas sumamente holgadas: un abrigo largo, una bufanda arrollada al cuello, un flexible dejado de cualquier modo sobre la cabeza. Su mano derecha se apoya en un viejo bastón, su garrote. La izquierda se coge al brazo de quien le sirve de lazarillo. Falleció el 4 de enero de 1920 en su domicilio de la calle de Hilarión Eslava número 7 que poseía su sobrino José Hurtado de Mendoza.

 Todos estos datos los he conocido después de operarme de cataratas y me han puesto el vello de punta, menos mal que los tiempos avanzan que es una barbaridad, sobre todo en cirugía ocular. Han servido para acercarme a mi abuela Ángeles Caturla que, después de visitar a distintos oftalmólogos, incluido Barraquer, se quedó ciega por un glaucoma a mediados del siglo pasado. A mí no me llegó a conocer a través de la vista.

*Benito Pérez Galdós. Vida, obra y compromiso, del profesor, investigador e historiador Francisco Cánovas Sánchez (2019).

viernes, 24 de julio de 2020

Dos biografías y una autobiografía

A principios de este verano, después del confinamiento, he leído dos biografías, muy completas y necesarias, y una autobiografía exculpatoria que me han hecho recordar por qué no soy asidua al género. La biografía de Yolanda Arencibia, publicada en la editorial Tusquets tras ganar el 32º premio Comillas, nos acerca a la figura de Benito Pérez Galdós en el año del centenario de su muerte, mientras que la de Isabel Burdiel se aproxima a una mujer singular, independiente y libre, la desconocida Emilia Pardo Bazán, amiga íntima del escritor. Las dos son rigurosas en un intento de acercarnos objetivamente a estos autores. Las dos están bien documentadas, servirían como modelo de una tesis doctoral amena. Pero las dos, más que al gran público, están destinadas a los estudiosos y a los curiosos; a veces abruman con ese entramado exhaustivo de nombres, datos históricos, noticias periodísticas, fragmentos de cartas, análisis de novelas, fotografías... Demasiado ruido y muchas nueces. Prefiero como lectora un resumen de la vida de estos autores a un análisis pormenorizado de su vida y sus trabajos.

 Ya sabemos que los personajes famosos, como todas las personas, son un compendio de luces y sombras, de aciertos y fracasos, que pueden llegar a ser tan atractivos como siniestros, por eso me gusta más conocerlos a través de sus obras. Siempre pensé que el soltero y mujeriego Galdós era un orgulloso padre soltero, pero he descubierto que solo al final aceptó a su hija en su vida y que a sus amantes les pasaba cuantiosas sumas de dinero; si estas eran costureras, les regalaba una máquina de coser. Aun así, fue capaz de establecer una relación entre iguales con otra escritora, Emilia Pardo Bazán, que era pura contradicción: progresista y católica, amante de las polémicas y celosa de su intimidad, nacionalista y española, emocional e intelectual, apasionada en su vida cotidiana y antisentimental en las novelas, tradicionalista y fascinada por el progreso de la ciencia, que escribía y pensaba como un hombre, como ella misma afirmaba. Condenaba la violencia contra las mujeres, pero silenció el caso de su abuela paterna Joaquina Mosquera asesinada por su segundo marido. El que creo que se merecería una biografía es su marido, José Quiroga, que se retiró y la dejó libre con su ajetreada vida.

Las autobiografías me interesan más, son más amenas porque están escritas con el estilo del propio autor casi siempre a su mayor honra, suponen una información de primera mano, aunque pueden ser tendenciosas: olvidan lo que no les interesa y recuerdan lo que quieren (la autobiografía de Galdós lleva el clarificador título de Memorias de un desmemoriado). Resultan más interesantes si el autor es  desconocido. En este sentido, destaco la autobiografía de Stefan Zweig, que leí con la misma emoción que sus novelas, El mundo de ayer (1942), conmovedor y atractivo testimonio del periodo entre las dos guerras mundiales, escrito poco antes de suicidarse, que recuerda en el exilio los momentos fundamentales de su vida, paralela a la desmembración de aquella Europa central que se creía más libre y segura que nunca.
La autobiografía de Woody Allen, A propósito de nada, amena e ingeniosa, nos cuenta en más de cuatrocientas páginas toda su vida, sus relaciones sentimentales, sus éxitos como actor, guionista y director, y su faceta como músico de jazz, en ella lamenta no haber hecho ninguna gran película, a pesar de seguir intentándolo. En las últimas páginas se centra en autodefenderse de Mia Farrow, con quien mantuvo relaciones durante trece años sin estar casados viviendo cada uno en su casa y que le acusó de haber abusado de su hija adoptiva Dylan. Termina afirmando sin mucha convicción que su existencia es feliz al lado de Soon-Yi Previn y de los dos hijos que adoptaron con esta declaración tan inquietante como conmovedora: “Cuando hay sol, me deprimo. Y la ciudad es tan hermosa bajo la lluvia, con el cielo nublado. No sé por qué. Algunos sugieren que es un correlato objetivo de mi estado de ánimo. Mi alma está cubierta de nubes”. Y respecto a su legado: “Más que vivir en los corazones y las mentes de mi público, prefiero seguir viviendo en mi casa”. Como afirma Carlos Boyero: "Woody Allen tiene crudo su deseo, su cine ya está instalado para siempre en los corazones y cerebros de todos esos espectadores a los que nos ha hecho dichosos". Sorprende que un hombre tan inteligente haya caído en manos de una mujer perturbada, manipuladora y mentirosa, y que no hubiese visto llegar la venganza shakespeariana que ella tramó contra él. Tampoco entiendo que no se haya hecho la prueba de paternidad para saber si Ronan es verdaderamente su hijo y no de Frank Sinatra como sospecha.

En definitiva, tres grandes creadores que nos han hecho más soportable nuestra vida con sus obras y que han vivido las suyas como han podido, en tiempos que siempre son difíciles. No creo que puedan servir de ejemplo para nadie como piensan algunos lectores aficionados al género. 

martes, 14 de julio de 2020

Babas y mocos de los negacionistas de la Covid-19

No doy crédito. ¡Qué falta de sentido común! Hace unos días el presidente de la Universidad Católica de Murcia, José Luís Mendoza, aseguraba ante medio centenar de fieles que la vacuna del coronavirus es "para poner un chip en cada uno de nosotros para controlar nuestra libertad". Un grupo de manifestantes antivacunas se congregó este sábado en la plaza de Callao de Madrid, la mayoría de ellos sin mascarillas y sin respetar la distancia de seguridad, para negar los efectos reales de la pandemia a la vez que acusan a la telefonía 5G y a Bill Gates como responsables para implantar microchips a través de vacunas y así controlar las mentes de los ciudadanos. Un curandero, Josep Pàmies, realiza un encuentro ("besos y abrazos") con sus seguidores para contagiarse de la Covid-19. Algunos discípulos de un conocido lingüista y filósofo ya fallecido se reúnen en Madrid con el saludo de "babas y mocos". No me extraña que, con estos ejemplos, al final los jóvenes ávidos de juerga y llenos de alcohol utilicen caprichosamente la mascarilla.


jueves, 9 de julio de 2020

El uso de "Vamos a ver..."


Desde hace años se ha extendido el uso del giro que encabeza estas líneas, a menudo abreviado en la forma “A ver…”, generalmente cuando un hablante inicia una respuesta en un diálogo entre dos o más personas. A veces se interpreta como muestra de vacilación o inseguridad sobre lo que se va a decir, una forma de ganar tiempo de las varias que se observan en las entrevistas de los medios o en nuestras propias conversaciones: Buenooo… pueesss…, sonidos nasales o guturales (mmmm…), carraspeos (ejem…) y otras. Aunque esta interpretación puede ser más o menos válida en algunos casos, el sintagma “(Vamos) a ver…” tiene un significado o más bien un valor o función propios en el discurso. Es un conector, un elemento de transición que expresa el paso a un aspecto o nivel distinto en el diálogo, e incluso a algo más complicado. Es como decir: eso que plantea requiere cierta explicación, no se puede despachar con sí o no ni con una fórmula sencilla, prepárate porque deberé extenderme…
Lo cierto es que últimamente la fórmula se ha extendido tanto que lleva camino de gramaticalizarse por desgaste (“usura lingüística”, decían los viejos gramáticos) y perder valor expresivo. El economista Niño Becerra, que tiene un espacio de radio donde responde a periodistas y oyentes, empieza siempre sus intervenciones diciendo “A ver…”, sin saberse si es para indicar lo inseguro del terreno de las preguntas (¿cuándo vamos a salir de la crisis? ¿van a mejorar a corto o medio plazo las expectativas laborales?) o como mera muletilla que se dice sin querer, tal como nos pasa a muchos: esta mañana oía una entrevista con un presidente de una comunidad autónoma que intercalaba cada 2 ó 3 frases el giro “en este sentido”; al acabar, el locutor, sin duda contagiado inconscientemente, se despidió diciendo: “Pues nada,muchas gracias, en este sentido, por sus declaraciones…” 
Algunos se despiden con un escéptico "ya veremos", pero esa es otra historia. 

martes, 30 de junio de 2020

Un tolerante en el intolerante Islam del siglo XI: Omar Jayam


Estatua de Omar Jayyam en Laleh Park (Teherán)
Omar Jayam*, Nació en Nichapur, Persia*, hacia el año 1040 de la era cristiana y vivió cerca de ochenta años. Libertino, sibarita, ácido, místico y profeta, estudió Matemáticas y Astronomía, reformó el calendario musulmán, cultivó el Derecho y las Ciencias Naturales. Destacó en el plano de las letras por sus famosas «Rubaiyat», que constituyen una alabanza al brindis, una enorme plegaria fragmentada en estrofas que remiten a la celebración del vino y del goce del instante frente a la finitud de la vida, realza la belleza y la sensualidad del mundo material, la alegría de vivir, la naturaleza y los placeres. También aprovechaba sus escritos para hacer una crítica a la sociedad del momento, a la religión y la educación. Se le atribuyen muchas obras (entre quinientas y mil), pero lo más seguro es que unas doscientas sean realmente suyas. Utilizaba estrofas formadas por cuatro versos dodecasílabos con un esquema de rima A-A-B-A escritos en lengua farsí. Sus versos empleaban siempre un vocabulario ingenioso, divertido y un tono sarcástico. Los cuartetos escritos en persa por Omar Jayam se han convertido actualmente en textos poéticos de autoayuda sobre aspectos tan variopintos como la ciencia y el conocimiento, la moral y el comportamiento personal, la religión y la teología.
 Gracias a la traducción del Rubaiyat que hizo Edward Fitzgerald*, traductor e hispanista inglés, a mediados del siglo XIX comenzó a ser conocido como poeta en Europa y América. Al español, fue traducido  por Jorge Guillermo Borges, padre de Jorge Luis Borges que hace referencia a Omar Jayam y a su poesía en múltiples ocasiones a lo largo de su obra; véase el soneto "Ajedrez". Omar Jayam es también un personaje del ensayo El enigma de Edward Fitzgerald. En la novela El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, Lord Henry se refiere a Omar Jayam como el "rey del hedonismo". En la obra Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, aparece su nombre al leer el protagonista un texto suyo. Pere Calders, en Cròniques de la veritat oculta, lo cita un personaje filósofo para dar una lección de vida en el cuento "El principi de la saviesa". 

El nombre de Omar Jayan me ha rondado durante un tiempo. Lo conocí cuando estudié árabe en la facultad. Lo oí nombrar en un viaje por Uzbequistán, ya que estudió y enseñó en sus madrasas. Dio nombre a un cráter lunar y a un asteroide. Es uno de los personajes principales de la novela Samarcanda, del escritor francófono libanés Amin Maalouf, en ella se narran las peripecias de un manuscrito, exquisitamente ilustrado, que contenía las rubayat de Omar Jayyam y que acabó hundiéndose con el Titanic. Este año apareció el día 18 de mayo (fecha de su nacimiento) en un calendario científico y, este mes, lo citaban en la película La reina del desierto, que vi por televisión, una crónica sobre la vida de Gertrude Bell, mujer aventurera que colaboró con el Imperio Británico a principios del siglo XX; la película no tiene mucho interés, pero nada más desembarcar en tierras mesopotámicas es seducida por su enamorado en el desierto después de recitarle poemas del autor en farsi. 



La poesía en lengua española gozó, durante la Edad Media, de la influencia de la poesía árabe a través de la tradición sufí y de los llamados poetas andalusíes. La gracia y el donaire de estos poetas podrían emparentarse, de algún modo, con el candor de la poesía popular hispánica, recogida por los poetas místicos, y con el espíritu epigramático, tan vital en el siglo de Oro. También Influyó en numerosos poetas: Rubén Darío, Lorca, Félix Grande, García Baena ... 
Aquí dejo la interpretación de Camarón de Viejo Mundo, una bulería con una selección de Kiko Veneno de poemas de Omar Jayam, publicada en 1979, en el disco La Leyenda del Tiempo.


Viejo mundo

El caballo blanco y negro
Del día y de la noche
te atraviesa a galope.

Eres el triste palacio
Donde cien príncipes soñaron con la gloria,
Donde cien reyes soñaron con el amor,
Y se despertaron llorando.

Un poco de pan
Y un poquito de agua fresca,
La sombra de un árbol y tus ojos.
No hay sultán más feliz que ellos,
Ni mendigo más probe.

El mundo es un grano de polvo en el espacio,
La ciencia de los hombres, palabras,
Los pueblos, los animales
Y las flores de los siete climas
Son sombras de la nada.

Quiero al amante
Que gime de felicidad
Y desprecio al hipócrita
Que reza una plegaria. 

*La traducción literal de su apellido es "fabricante de tiendas (de campaña)" (relacionada con la palabra española de origen árabe "jaima") profesión de la que se supone habría tradición en su familia.

*El nombre de Irán procede de la palabra “Airania Vaeya “ que significa “la tierra de los arios”. Cuentan que los nazis, en una visita del Ministro de Propaganda alemán a Irán, le otorgó a los iraníes una "carta de naturaleza" en la que se indicaba, que los iraníes estaban dispensados de demostrar su pureza de sangre, ya que eran auténticos arios.

El sufí Ali Shah, tradujo los Rubaiyat en colaboración con Robert Graves, ambos reprochaban a Fitzgerald haber realizado una traducción completamente desfigurada de Jayam, tanto en la forma como en el fondo. Los sufíes, como los poetas místicos españoles,  interpretan mediante alegorías la poesía de Jayam: el vino es Dios, los efebos sus compañeros de religión, la taberna es la iglesia.

https://paginasarabes.com/2019/05/21/omar-khayyam-desde-la-trigonometria-hasta-la-poesia-de-los-cuartetos/