jueves, 9 de julio de 2020

El uso de "Vamos a ver..."


Desde hace años se ha extendido el uso del giro que encabeza estas líneas, a menudo abreviado en la forma “A ver…”, generalmente cuando un hablante inicia una respuesta en un diálogo entre dos o más personas. A veces se interpreta como muestra de vacilación o inseguridad sobre lo que se va a decir, una forma de ganar tiempo de las varias que se observan en las entrevistas de los medios o en nuestras propias conversaciones: Buenooo… pueesss…, sonidos nasales o guturales (mmmm…), carraspeos (ejem…) y otras. Aunque esta interpretación puede ser más o menos válida en algunos casos, el sintagma “(Vamos) a ver…” tiene un significado o más bien un valor o función propios en el discurso. Es un conector, un elemento de transición que expresa el paso a un aspecto o nivel distinto en el diálogo, e incluso a algo más complicado. Es como decir: eso que plantea requiere cierta explicación, no se puede despachar con sí o no ni con una fórmula sencilla, prepárate porque deberé extenderme…
Lo cierto es que últimamente la fórmula se ha extendido tanto que lleva camino de gramaticalizarse por desgaste (“usura lingüística”, decían los viejos gramáticos) y perder valor expresivo. El economista Niño Becerra, que tiene un espacio de radio donde responde a periodistas y oyentes, empieza siempre sus intervenciones diciendo “A ver…”, sin saberse si es para indicar lo inseguro del terreno de las preguntas (¿cuándo vamos a salir de la crisis? ¿van a mejorar a corto o medio plazo las expectativas laborales?) o como mera muletilla que se dice sin querer, tal como nos pasa a muchos: esta mañana oía una entrevista con un presidente de una comunidad autónoma que intercalaba cada 2 ó 3 frases el giro “en este sentido”; al acabar, el locutor, sin duda contagiado inconscientemente, se despidió diciendo: “Pues nada,muchas gracias, en este sentido, por sus declaraciones…” 
Algunos se despiden con un escéptico "ya veremos", pero esa es otra historia. 

2 comentarios:

Guillermo Cabañas dijo...

¡Qué lujo de artículo, creía que leía a Lázaro Carreter!

¿Por qué no escribes más de estos?

Gracias, MªAngeles.

Mª Ángeles Cuéllar dijo...

Gracias a ti por tus comentarios.

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