Conocí en persona a Tomás Pérez Vejo en la presentación del libro México, la nación doliente que realizó en la casa de México en enero de este año, aunque llevaba muchos años oyendo hablar de él porque está casado con mi compañera Flérida Polo. El numeroso público asistente quedó maravillado con este lebaniego mexicano de adopción, inteligente y sabio, ameno y divertido. Un historiador poco convencional y un revoltoso crítico de arte que invita a la rebeldía y nos hace desconfiar de las políticas y propagandas culturales. Habló de cómo el estado había fabricado la nación y no al revés, de pintura histórica, de relatos y retratos, de naciones imaginadas y otras narrativas ineludibles.
Recomiendo encarecidamente asistir a la cita en el Ateneo de Madrid, merece la pena oírlo y leerlo.
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