Me ha hecho gracia el tono épico de la redacción al recrear la aventura. Me recuerda al empleado en el NODO cuando, en de diciembre de 1963, se hacía eco de que unos chicos de Arenas de San Pedro habían descubierto también por casualidad las cuevas del Cerro del Águila. En ambos casos los protagonistas se convierten en héroes llenos de curiosidad y valentía, pero al mismo tiempo inconscientes de la peligrosidad que conllevaba el hallazgo:
"Lo cierto es que no podían imaginarse lo que se iban a encontrar a medida que se adentraban en las entrañas de la Tierra. Tras serpentear por un angosto orificio, alcanzaron una cavidad de gran tamaño en la misma entrada, cortada por una pared lisa de unos doce metros de profundidad. Fue el punto de partida desde el que comenzaron a recorrer un oscuro entramado de galerías y recovecos de diferentes tamaños, por los que es muy fácil desorientarse, y espectaculares formaciones geológicas con cientos de estalactitas y estalagmitas de caprichosas formas y grosores".
Seguro que tendremos más información en el futuro sobre este paisaje kárstico.
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