Madrid me gusta
aunque a veces me mata. Madrid hizo pop en los ochenta, con mucho retraso y mucha energía. Había que contrarrestar con la modernidad el exceso de costumbrismo y casticismo
chusco de la dictadura. En la exposición Pongamos que hablo de Madrid en el Conde Duque, paseando entre pinturas,
dibujos y obras gráficas de artistas tan relevantes como Javier de Juan,
El Hortelano, Ceesepe, Úrculo, Miguel Trillo, Fernando Vellver, Luis Gordillo
o Ouka Lele, he vuelto a recordar esos movidos años juveniles en mi
ciudad, “donde
se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre
el fugitivo”. Años después Madrid hizo plof.
En la sala, no os perdáis el divertido video interactivo realizado por el
equipo de videoartistas Refugio 93, que describe la evolución de la historia
del arte del siglo XX y su conexión con algunas de las piezas de la exposición.
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