miércoles, 23 de enero de 2019

Mujeres que tejen historias


En el taller de ganchillo de la Cruz Roja me encontré con mujeres de toda clase y condición que reivindican esta forma de entretenimiento y relajación en compañía, una ocupación que antes se hacía por inercia o por imposición. Mujeres que tejen hilos con historias, que comparten su tiempo libre y sus experiencias para evitar la soledad, para ahuyentar los males del alma, para hacer algo útil y creativo, para llenar de colores la tristura de la vida, para velar el sueño del bebé y acompañar al anciano. Artesanas anónimas que realizan su trabajo en la paz del hogar con paciencia y esmero.
Me he encontrado con mujeres inteligentes a las que se les impidió asistir a la escuela. Y con artistas reconocidas como Ángela Pallín Martínez* (Cistierna, León), figurinista, escritora, amiga de Ouka Lele, chamarilera de sueños y de visiones que le llevan al territorio de la imaginación de su infancia, creadora de "capillitas": collages de objetos que encuentra en la calle, tesoros de cuentos de hadas; ciudades con luces construidas con obsoletos circuitos de radio y televisión; poemas visuales realizados con árboles secos, con bolas, muñecas, caracolas, flores; jaulas y móviles donde anida todo un mundo de fantasía, herencia de la naturaleza.
Entre ganchillos habita el sosiego, la calma y el amor,  los valores que necesita todo ser humano, no son solo patrimonio de las mujeres. Convendría que más hombres se apuntasen a estos cursos.

*En el mes de enero me puse en contacto con ella por whatsapp para ver si le gustaba lo que había escrito o si quería que cambiase alguna cosa. También le pedí una foto de alguna de sus creaciones, no obtuve respuesta. En el mes de abril me escribió dándome las gracias desde el hospital donde esperaba a que le diesen el alta y nos prometimos un café juntas. El 21 de junio me contestó su hermana Lupe diciendo que el día anterior había muerto. Siento no haberla conocido más, no haber estado con ella en sus últimos momentos. En una bolsa guardo patillas de gafas y artilugios tecnológicos que sé que ella convertía en arte. Se ha ido una gran mujer y una excepcional artista.  

martes, 22 de enero de 2019

Italicum acetum, humor ácido

Los pueblos mediterráneos hemos heredado la costumbre de los grecorromanos de aliñar la comida con vinagre, equiparable al humor ácido con el que sazonamos la vida. Este condimento era el italum acetum o italicum acetum. Así pues, esta expresión latina, no se refiere al vinagre procedente de Italia como parece, sino a un dicho agudo, una observación mordaz o una sentencia inapelable sobre el prójimo que dejaba un regusto amargo en la boca. La expresión, típica de la sátira en el teatro y también de uso común, constituía un reflejo del ingenio romano agudo y mordaz, preparado para la ocurrencia, que, como un espejo, mostraba a cada uno quién era y no se detenía ante amigos. Pero con gracia y delicadeza. El vinagre itálico y la sal ática querían condimentar, no amargar.

La risa no debe sembrar calamidad,
porque sería inhumano!
¡La risa no puede ser criminal,
porque se trocará en odio!

      M. T. Cicero. De orat. I

lunes, 21 de enero de 2019

El ahuehuete de El Retiro

Este domingo, abrigados hasta los dientes, seguimos con el recorrido por los árboles de El Retiro que no son de hoja caduca. Verdaderas maravillas de la naturaleza como el singular ahuehuete, el único de su especie en Madrid y el más antiguo e histórico árbol de la ciudad, por el que he pasado mil veces sin darme cuenta de su belleza. Es una especie originaria de México conocida como Taxodium mucronatum. Los madrileños lo apodan el ciprés calvo, aunque sus hojas no se caen en otoño, sino que se secan hasta primavera. Este ejemplar tiene una altura aproximada de 40 metros y una circunferencia de la base del tronco que supera los seis metros, pero lo más llamativo es, sin duda, su forma de candelabro.






Y como propina musical, al lado del Ayuntamiento, un recital de un grupo de música para darnos calor y acariciar nuestros oídos en la fría mañana de invierno.



viernes, 18 de enero de 2019

Horario esclavo de las dependientas de comercio


Completo el artículo de El País, Mujer, joven y dependienta, la empleada pobre de Madrid.

M.L. tiene veinticinco años, habla inglés perfectamente y tiene dos carreras, una de grado superior y otra de grado medio. Siempre ha sacado muy buenas notas y se esfuerza en todo lo que hace. No ha encontrado trabajo en lo suyo, el diseño y la moda, y como vive en Madrid, lejos de su familia, no le ha quedado otra que buscar trabajo en lo que sea. Lo encontró en una pequeña tienda de ropa y complementos en el centro de Madrid. Tiene un contrato de cuatro meses por 37 horas a la semana y su sueldo no llega a los mil euros, de los cuales más de cuatrocientos se van en pagar la habitación del piso compartido en el que vive, si le restamos el dinero de la comida, el transporte y el ocio, apenas tiene un remanente de 150 euros al mes para imprevistos y viajes. Pero lo peor son sus condiciones de trabajo cercanas a la esclavitud, sólo tiene un día libre a la semana que es el domingo, aunque un domingo al mes trabaja, y su horario es variable de una semana a otra, nunca más de seis horas al día seguidas en turnos de mañana y de tarde, a veces con tres horas de hueco. Resultado: no hace otra cosa que trabajar, no puede hacer planes, ni estudiar, ni tener una vida propia. Abre, cierra y limpia, es raro el día en que no invierte más de veinte minutos, que regala a la empresa, en cerrar. Durante su jornada no puede salir de la tienda ni a tomarse un café. Y lo peor: una cámara de seguridad vigila constantemente a las dos empleadas, han recibido llamadas de sus jefes diciendo que no se apoyen en los mostradores porque da mala imagen.

miércoles, 16 de enero de 2019

De exposiciones: Tamara de Lempicka y Redescubriendo el Mediterráneo


La primera vez que vi un cuadro de Tamara de Lempicka fue en la portada de Bella del Señor (Albert Cohen, Anagrama 1987) y me quedé impactada por la novedosa mirada femenina que se reflejaba en sus retratos de rotundas líneas geométricas con reminiscencias clásicas: glamour, sofisticación, elegancia y modernidad. La exposición en el Palacio de Gaviria constituye una interesante muestra retrospectiva de la producción de la artista, tan fascinante por su obra como por su vida. Ordenada temáticamente, presenta más de doscientas piezas, con atención especial a las artes decorativas, entre cuadros, dibujos, fotografías, mobiliario, trajes, bolsos y zapatos. Además se incluye por primera vez un retrato inacabado del rey Alfonso XIII en su exilio romano, descubierto por la comisaria de la exposición, Gioia Mori. Hay que darse prisa porque acaba a finales de febrero. La única pega es que el precio de la entrada es muy elevado y no está al alcance de todos los públicos. 


La segunda exposición que recomiendo terminó el 13 de enero: Redescubriendo el Mediterráneo en la fundación Mapfre, un recorrido por la pintura de finales del XIX que convirtió el Mediterráneo, sus aguas y su cultura como uno de los motivos principales de sus composiciones con obras de Claude Monet, Vincent Van Gogh, Paul Cézanne, Pablo Picasso, Auguste Renoir, Pierre Bonnard, Joaquín Sorolla, Joaquim Sunyer, Julio González o Giorgio de Chirico, entre otros.



jueves, 10 de enero de 2019

Blog Un libro al día


Un libro al día es un blog sobre libros, escrito por gente a la que le apasionan los libros. Cada día aparece una nueva reseña. Los libros objeto de reseña en este blog son elegidos de forma libre por cada colaborador. 
También tienen un proyecto hermano Un disco a la semana.

miércoles, 9 de enero de 2019

Thule, tierra mítica


Como afirma Carlos García Gual: "Los clásicos son inactuales: hablan de cosas que están más allá del presente efímero, abren otros horizontes y ofrecen ideas sobre el mundo que van mucho más allá de lo actual y cotidiano. Y nos hacen críticos, escépticos y más imaginativos". La cita me viene al pelo para explicar mi sorpresa ante el nombre del nuevo descubrimiento espacial que supone una representación de la formación planetaria: Última Thule, con el que la NASA ha bautizado en 2018 al objeto astronómico más distante del cinturón de Kuiper (masa de cometas y otros cuerpos menores en el confín exterior del sistema solar). Las primeras imágenes tomadas el 1 de enero por la sonda New Horizons permiten percibir su forma como dos esferas conectadas o un "contacto binario" (para los legos, un muñeco de nieve), con una longitud de 31 kilómetros. Es decir, que se encuentra más allá de Thule, el asteroide descubierto en 1888 por Johann Palisa desde el observatorio de Viena.
Y es que Tule (griego: Θούλη, Thoúlē o Θύλη Týlē) también identificado como Tile, Thule, Thila, o Thyïlea es un término usado en las fuentes clásicas para referirse a un lugar, generalmente una isla, en el norte lejano (Escandinavia o Saaremaa en el mar Báltico). En la geografía romana y medieval, el término última Thule también puede designar cualquier lugar distante situado más allá de las fronteras del mundo conocido.
Este deseo de conocer los lugares más remotos, reales o imaginarios, es una constante en el ser humano. En la literatura tenemos abundantes ejemplos. Cervantes, en su novela bizantina Los trabajos de Persiles y Sigismunda (Madrid 1617), cita los versos 1,29-31 de las Geórgicas de Virgilio. En el libro IV, capítulo doce del Persiles, Periandro escucha a su ayo Seráfilo su lugar de origen, Tule: "También te he dicho cómo en la última parte de Noruega, casi debajo del polo Ártico, está la isla que se tiene por última en el mundo, a lo menos por aquella parte, cuyo nombre es Tile, a quien Virgilio llamó Tule en aquellos versos que dicen en el libro I. Georg:
...Ac tua nautae
Numina sola colant: tibi serviat ultima Thule"*.
El sintagma última Thule se halla también en otro autor muy querido para Cervantes, Séneca, en la tragedia Medea (Med.,379), que se convirtió en una profecía e incitó a Colón a no respetar límite alguno y que contribuiría decisivamente a la extensión de la expresión como exponente de los confines del mundo. " Vendrá una edad, allá, en los tardíos años, en que el Océano ha de aflojar los ataderos de las cosas todas, se abrirá la ingente tierra, la mar destapará nuevos orbes y no será ya el fin de las tierras Tule.'' Coro del final del acto II,  Escena III*.
Así pues, desde los griegos Pitheas (que la consideró una tierra de hielo y fuego donde el sol no se ponía) y Antonio Diógenes, autor de los veinticuatro libros De las cosas increíbles de más allá de Thule, a Pomponio Mela, Plinio el Viejo, Julio Solino e Isidoro de Sevilla, entre otros, citaron a Thule. Luego, la mencionaron Boecio, Beda, Petrarca y muchos otros hasta nuestros días. Entre nosotros y más cercanamente hay menciones a Thule, por poner algún ejemplo, en Emilia Pardo Bazán, en Valera, en Rubén Darío, en Menéndez Pelayo, en Méndez Bejarano, y, cómo no, ya más tarde, en  Arreola, en Borges y Bioy Casares y así hasta Sánchez Dragó, en su Gárgoris y Habidis, o Pérez Reverte.
Umberto Eco relaciona la isla de Thule con los hiperbóreos, habitantes de un pueblo situado más allá del viento Bóreas, de quien Nietzsche creyó descender anticipándose a la sociedad secreta Thule, inspiradora de algunos esotéricos nazis.
En los tebeos de nuestra infancia, la rubia y bella joven Sigrid, reina de la remota isla de Thule era la novia del Capitán Trueno. 

*y los marinos adoren sólo tu divino poder, y Thule, la (tierra) más lejana, te rinda servidumbre.
 * traducción de Unamuno a petición del Gobierno español en mayo de 1933 para la inauguración del Teatro romano de Mérida.