La primera vez que vi un cuadro de Tamara de Lempicka fue en la
portada de Bella del Señor (Albert Cohen, Anagrama 1987) y me quedé impactada
por la novedosa mirada femenina que se reflejaba en sus retratos de rotundas
líneas geométricas con reminiscencias clásicas: glamour, sofisticación,
elegancia y modernidad. La exposición en el Palacio de Gaviria constituye una
interesante muestra retrospectiva de la producción de la artista, tan
fascinante por su obra como por su vida. Ordenada temáticamente, presenta más
de doscientas piezas, con atención especial a las artes decorativas, entre
cuadros, dibujos, fotografías, mobiliario, trajes, bolsos y zapatos. Además se
incluye por primera vez un retrato inacabado del rey Alfonso XIII en su exilio
romano, descubierto por la comisaria de la exposición, Gioia Mori. Hay que
darse prisa porque acaba a finales de febrero. La única pega es que el precio de la entrada es muy elevado y no está al alcance de todos los públicos.
La segunda exposición que recomiendo terminó el 13 de enero:
Redescubriendo el Mediterráneo en la fundación Mapfre, un recorrido por la
pintura de finales del XIX que convirtió el Mediterráneo, sus aguas y su
cultura como uno de los motivos principales de sus composiciones con obras de
Claude Monet, Vincent Van Gogh, Paul Cézanne, Pablo Picasso, Auguste Renoir,
Pierre Bonnard, Joaquín Sorolla, Joaquim Sunyer, Julio González o Giorgio de
Chirico, entre otros.
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