martes, 23 de abril de 2024
Día del libro: novelas que juegan con el lenguaje
viernes, 12 de abril de 2024
Salvador Bartolozzi y el Teatro Pinocho (8)
Cherif, M.Xirgu y Bartolozzi |
jueves, 11 de abril de 2024
Alberti y Óscar Esplá, La pájara pinta (7)
Benjamín Palencia y Rafael Alberti 1926 |
Rafael Alberti manejando dos marionetas |
La Pájara Pinta (1926) es el primer texto teatral e inacabado de Alberti, uno de los proyectos más representativos de la vanguardia artística española, del que solo terminó el prólogo y un acto de los tres proyectados. Una obra que recogía la herencia de los titiriteros ambulantes, las canciones de coro y los juegos infantiles con la inclusión de palabras absurdas o carentes de sentido, en su mayor parte inventadas, de una gran sonoridad musical y de un fuerte componente lúdico.
El autor la proyectaba como un espectáculo
pictórico de marionetas. El prólogo es metateatral: “El gran Don Pipirigallo,
danzarín titiritero, farsante y farandulero” explica la acción misma y el papel
que los personajes desempeñan en ella. La estructura de esta ópera bufa
infantil, destinada a ser interpretada con música y pantomima, se basa en la
intervención del coro, con diálogos, bien conocidos por el público, que imitan
refranes y coplas infantiles. Interesante resulta la aparición del bululú y su
inseparable muñeco: el marido burlado y cornudo que persigue a la infiel
adúltera para vengar su herida honra.
Oscar Esplá y La pájara pinta
Del maestro Esplá te propongo escuchar La pájara pinta, la obra fue concebida inicialmente con texto de Rafael Alberti pero, tras momentos de crisis de ambos maestros, el músico decidió continuar solo con la historia, componiendo una suite orquestal que estrenaría cerca de treinta años más tarde, en el Festival de Granada de 1955. La composición termina con La pájara pinta en el verde limón, una pieza en donde el músico vuelve a utilizar algunos elementos folclóricos, esta vez extraídos de la Jota del Postiguet, danza popular alicantina.
Para saber más
Cristina Castillo La pájara pinta El guirigay bufo bailable de Alberti a la luz del siglo de Oro
Javier Mateo Hidalgo "La pájara pinta: una puesta en escena de la vanguardia artística española.
lunes, 8 de abril de 2024
El retablo de Maese Pedro: Tradición y vanguardia (6)
El estreno de 'El retablo'. Abajo a la derecha, Falla. HERNANDO VIÑES (PARÍS). |
La ópera para marionetas «El retablo de maese Pedro» de Manuel de Falla empezó a componerse en 1918, después de aceptar una invitación de Winaretta Singer-Polignac que tenía proyectado el estreno de la obra en el teatro privado de su residencia en París. Cinco años después, el 25 de junio1923, logró estrenarla. La espera mereció la pena. Inspirada en los capítulos 25 y 26 de la segunda parte de «El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha» de Miguel de Cervantes, constituye una obra maestra, nueva y original, de la música española del siglo XX con una mezcla de elementos vanguardistas, tradicionales y populares. Fue determinante en el arte de los títeres de nuestro país, teniendo, además, grandes repercusiones en la escena internacional.
En la concepción original, ningún personaje de la obra sería de carne y hueso, su amigo Hermenegildo Lanz creó los títeres originales y parte de los decorados fusionando estéticas, materiales e iconografías medievales y barrocas, inspirado además en la expresividad del arte africano o del art brut. Para Melisendra, don Gaiferos, su caballo y el rey moro, se emplearían pequeños títeres de mano. Para los personajes don Quijote, Sancho, Maese Pedro, el Trujamán y el público, Falla quería utilizar títeres de tamaño natural, finalmente tuvo que modificar por cuestiones prácticas este plan y se sirvió de actores.
Boceto para el teatrillo. Manuel Ángeles Ortiz, 1923. |
Falla saluda a Don Quijote tras la representación en Venecia (1932) |
Argumento
En enero de 2016, con motivo de la celebración de los 200 años del Teatro Real, tuve la suerte de asistir a la ópera para marionetas de Manuel de Falla, inspiradas fielmente en las originales. El director de este montaje de la Compañía Etcétera con marionetas gigantes era Enrique Lanz, nieto de Hermenegildo Lanz. La puesta en escena utiliza el recurso del teatro dentro del teatro, en una propuesta única en la que marionetas, músicos y cantantes funden realidad y fantasía. Es una pena que el vídeo que acompaña estas líneas sea tan breve, pero no he encontrado otro.
Para saber más
- Carol Hess, Entre tradición y vanguardia: El retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla.
Los títeres de cachiporra de Lorca (5)
Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita
Los títeres de cachiporra. Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita. Farsa guiñolesca en seis cuadros y una advertencia fue escrita en 1922, después revisada, pero no llegó a estrenarse en vida de Federico García Lorca. Como su título indica consta de seis cuadros y una advertencia puesta en boca de Mosquito y dirigida al público.
Texto completo aquí
Lorca con don Cristóbal, Argentina 1934 |
En 1988, José Luis Alonso y Gerardo Vera, antiguos miembros de Tábano, presentaron un nuevo montaje con actores de carne y hueso: Pepe Lara, Juan José Otegui, Alfonso del Real, Milagros Martín, Pedro del Río y Chari Moreno.
lunes, 1 de abril de 2024
Jacinto Grau, El señor de Pigmalion (4)
Merece la pena acercarse a la figura del dramaturgo Jacinto Grau Delgado (Barcelona, 1877-Buenos Aires, 1958). Opuesto a las modas teatrales de su época, adoptó una postura crítica también hacia empresarios, actores, críticos y público, y adquirió fama de "autor maldito". Fue muy criticado pero también muy admirado, sobre todo en el extranjero. Grau gozó de un cierto reconocimiento en la Europa de los años 20, avalado por personalidades como Charles Dullin y Karel Capek. Introdujo en sus obras las propuestas de autores como L. Pirandello y M. Maeterlinck.
Publicada en Madrid en 1921, El señor de Pigmalión fue estrenado en París por el "Théâtre de L'Atélier" de Charles Dulllin en 1923, en la que Antonin Artaud interpretaba el papel de Pedro de Urdemalas, y posteriormente por el Teatro Nacional de Praga, bajo la dirección de Karel Capek, en 1925. Siete años después se estrenó en España.
El señor de Pigmalión
Un día
cualquiera en cualesquiera de los teatros del mundo, un portero nos abre las
puertas de tan magnífico lugar y nos invita a entrar. Y así comienza la magia:
Portero.
—Pase, pase usted.
Así comienza El señor de Pigmalión de Jacinto Grau con el deseo de que el público se acerque a la obra con ojos e imaginación de un niño que destaca por la modernidad de su montaje. La "farsa tragicómica de hombres y muñecos" nace del conocimiento del dramaturgo de los mitos clásicos. Es una historia de amor, la frustración de un sueño y la historia de un desencanto. Plantea la vieja y clásica situación del ser creado que se rebela en contra de su creador. Trata de un afamado ventrílocuo, Pigmalión, creador de una compañía de muñecos y empresario teatral que se enamora de una de sus muñecas. Después de que esta sea raptada por un duque, el resto de muñecos escapan para darle un escarmiento y le dan muerte como venganza.
Estructurada en tres actos, por las tablas pasarán una serie de personajes muy variopintos: desde los fantoches empresarios a los que Grau despachará a gusto con mordaces críticas, hasta los muñecos, inspirados en las máscaras de la Commedia dell’Arte italiana y en personajes quijotescos. Especial atención a sus acotaciones, donde se describe la escenografía —recargada en el primer y tercer acto, minimalista y sobria en el segundo para dejar que sean los muñecos quienes destaquen—, el sonido de los engranajes de los muñecos o las cerraduras de sus cajas al abrir y cerrar meticulosamente descrito, y por supuesto, la diversidad de registros de cada uno de los personajes que intervienen en el teatro. Estrenada en 1928, en el Teatro Cómico, Bartolozzi demostró en el diseño de los decorados y figurines una perfecta lectura del texto y una cabal comprensión de las intenciones de Grau. La crítica, que coincidió en reconocer su escenografía como un acontecimiento excepcional en los escenarios.
La mala suerte de Grau
Grau contaba con el respeto de los escritores, la crítica le trataba con admiración, pero tenía muchas dificultades para estrenar sus obras, su difícil carácter le granjeó más enemistades que amistades. En los círculos teatrales de Madrid se comentaba que Jacinto Grau daba mala suerte y traía la desgracia a sus empresarios y actores: “Estrena Grau, teatro Cerrau”.
El texto completo aquí
Para saber más:
https://www.librosyliteratura.es/el-senor-de-pigmalion-de-jacinto-grau.html
https://www.criticadelibros.com/sin-clasificar/el-senor-de-pigmalion-jacinto-grau/
sábado, 30 de marzo de 2024
Teatro de Arte de Martínez Sierra. Modernidad y simbolismo (3)
Viaje a la isla de los animales (1922) Martínez Sierra |