lunes, 20 de noviembre de 2023

Eduardo y los dictadores

Jules et Jim 

De una chafardera lletraferida a un xarnego, pariente sentimental de Pijoaparte

Los jóvenes catalanes de los setenta estaban más cerca de París que de Madrid, que por entonces era el centro del poder franquista, el ombligo de la España pintada de color gris y banderas rojigualdas. A los madrileños nos llamaban mesetarios y no estaban equivocados. Allí conocí a Eduardo y su amigo Felipe, ambos de L´Hospitalet de Llobregat​​​. Eduardo era entonces un guapísimo joven de ensortijada melena negra y sonrisa encantadora (seguro que lo sigue siendo). Ingenioso, impredecible, divertido, compaginaba Magisterio con estudios de Arte en la escuela Massana de Barcelona. Sus dibujos y pinturas reflejaban todo el mundo de de las vanguardias. Felipe, de pelo largo y una piel tan blanca como la mía, trabajaba. Eran opuestos físicamente y complementarios en sus actitudes. A su lado, cautivada por su personalidad, me sentía tan libre y feliz como Jean Moreau en la película Jules y Jim de Truffaut, Con ellos sentí la fuerza de los veinte años que cantaba Serrat (Ara que tinc vint ans) pensando en la enorme suerte que tenía por haberlos conocido. Recibir las cartas y postales de Eduardo con una letra redonda de esmeradas mayúsculas me llenaba de alegría. La amistad que forjamos estaba basada en dos pilares: la película El gran dictador y la muerte del general Franco. 

El gran dictador

En el verano del 75 estuve dos meses viviendo en París, donde asistí a las clases de la Alliançe Française. En el puente de Nôtre Dame hubiese podido cambiar mi vida (no sé si para mejor o peor) si hubiese ido a Copenhague; pero me quedé a medio camino, acabé en Ámsterdam con unas amigas. El autobús nocturno que hizo el viaje de ida y vuelta estaba lleno de extranjeros, pero me llamó la atención un grupo de catalanes formado por dos chicos con pinta de charnegos (Eduardo y Felipe) y una silenciosa chica rubia con pinta de pija, tal vez el recuerdo esté influido por la lectura de Últimas tardes con Teresa. Los chicos se sentaron juntos y la chica compartió asiento toda la noche con un senegalés de enorme envergadura. A  la semana siguiente me los encontré en la cola del cine para ver la película de Charlot  El gran dictador. Sacamos juntos las entradas y compartimos carcajadas. A la salida, descubrimos que vivíamos muy cerca, yo en la rue de la Glacière y ellos en la rue de la Santé. Se ofrecieron a llevarme en su coche y me dejaron el sitio del copiloto. Eduardo Iba conduciendo de una forma temeraria. Al doblar una rotonda nos paró la policía, nos pidieron la documentación y los papeles del coche. A la pregunta de quién era el vehículo, él contestó que de su tía con la que estaba pasando unos días. Nos enfocaron con las linternas y nos dejaron ir. Los nervios me entraron cuando me enteré de la historia verdadera: no tenía carné de conducir, lo había falsificado, su tía estaba de vacaciones y había cogido el coche sin su permiso. Pensé que en España, esa contestación sincera nos habría llevado al calabozo por chulos.

La muerte del pequeño dictador

La siguiente vez nos vimos en Madrid cuando murió Franco en un frío día de noviembre. Vinieron los dos amigos que seguían manteniendo su pinta de sospechosos y en los alrededores del Palacio Real nos paró la secreta. Solo les pidieron a ellos los carnés y les acribillaron a preguntas por ser catalanes. Otra vez temí que acabáramos en chirona. No fue así. Nos libramos por segunda vez. Mis padres entonces vivían en Granada y yo les acogía en su casa, donde dormían acojonados bajo la amenaza de una araña de bronce descomunal encima de la cama de matrimonio. 

                         

        

El verano en Sitges

En junio del 76 inauguró una exposición en Sitges y me invitó a pasar unos días. En medio de la sala colgaba del techo una butifarra, enmarcada y dispuesta a ser engullida, con la que todo el mundo tropezaba sin inmutarse. Un toque surrealista que debía a su maestro Dalí. Los bares de Sitges, llenos de extranjeros de todas las orientaciones sexuales, no tenían nada que ver con los familiares de Alicante que yo conocía, nuestro preferido era un bar donde los asientos eran unas camas que se balanceaban suspendidas en unas guirnaldas de colores. Una noche, Felipe que venía de Barcelona llegó tarde a cenar, Eduardo le sorprendió con un plato de carne especialmente preparado para él. Apenas lo probó Felipe, Eduardo apareció sonriente con una lata de conservas con el lema Para perros felices. Escenificaron un enfado y estuvieron peleándose y buscándose por todo el apartamento como en una película muda. Siempre ponían un grado de locura maravillosa en mi vida tan ordenada como aburrida, su extroversión contrastaba con mi introversión.

Los últimos encuentros

De vuelta de un viaje a Granada en Vespa, pasaron por Madrid, no sé la de horas de viaje que le echaron. Las locuras geniales continuaban, pitaban los anuncios en el cine y  saludaban al entrar en el Metro y en el Burguer King de Princesa que acaban de inaugurar. En El último cuplé, Eduardo se presentó voluntario para escenificar uno de los picantes cuplés de Olga Ramos. Poco después a Eduardo le tocó hacer la mili en Vitoria y nos volvimos a ver en Madrid. Recuerdo que me dijo entonces que en la mili, toda una escuela de vida domesticada, había que pasar desapercibido: ni ser el último ni el primero. Poco a poco las cartas se distanciaron hasta perder el contacto, justo cuando la vida se iba poniendo seria. 

El blog La Tabla para amar las plantas y los jardines

sábado, 18 de noviembre de 2023

Francisco Franco Martínez Bordiú inmortalizado en el Homenaje al Maestro

 

El monumento Al Maestro, que se encuentra en el parque del Oeste, fue una iniciativa de 1943 de un grupo de profesores de Geografía, que hasta 1965 no se materializó (el diario ABC le dedicó una página a su inauguración). Representa a un maestro con una mano posada sobre un niño mientras que alza la otra «explicando la lección». Lo que yo no conocía era que Francisco Franco Martínez Bordiú*, nieto del general Franco, había posado como modelo para la figura infantil.

 No deja de sorprenderme que uno de los colectivos más represaliados tras el golpe de estado de 1936 fuera homenajeado de esa manera tras la guerra civil. Durante los primeros días el ensañamiento de los sublevados con los maestros republicanos fue de tal magnitud que, en muchos casos, la primera acción de los falangistas y requetés al llegar a los pueblos era fusilarlos. Cientos de ellos fueron asesinados y a más de seis mil se les impidió continuar ejerciendo su profesión. La purga de los maestros de escuela primaria, como la de otros grupos profesionales, fue un instrumento de la represión política organizada y planificada para establecer, conservar y legitimar el «nuevo orden» sociopolítico que se implanta después la victoria militar de Franco.


La escultura sigue la forma tradicional de representar al maestro de forma patriarcal, pero en internet he encontrado otra que me parece más adecuada a los tiempos modernos y que guarda las debidas distancias. La obra se localiza en pleno casco histórico de Palencia, en la plaza de la Inmaculada, justamente enfrente de una de las portadas de la Catedral. Fue realizada por Rafael Cordero en el 2003.


Monumento al Maestro en Palencia 


El escultor, docente de profesión, hablaba así de su obra en la inauguración de la misma:

" Desde el principio pensé en el maestro como agente transmisor de la cultura en aquellas viejas escuelas, las de toda la vida. He querido representar al que yo conocí, una figura entrañable de alguien que luchó mucho por llegar a ese puesto, no muy bien retribuido.

Quería reflejar el mecanismo que une al que sabe con el que no sabe, pero en el momento más distendido de esa relación, cuando el maestro al finalizar las clases nos leía un libro. Por eso he hecho dos figuras: la del viejo maestro y la de la alumna que le escucha.

La verdad es que ser profesor de enseñanzas medias y trabajar con maestros me empujó un poco a participar en el concurso porque es un mundo que yo conozco”.


 *Un primo mío dio clases de Farmacología al nietísimo en la Facultad de Medicina de la Autónoma. No aprobaba y comentaba que el escolta que le acompañaba parecía estar más interesado que él en aprender. 


sábado, 11 de noviembre de 2023

Día de las Librerías y una película (La carta final)



El 11 de noviembre se celebra el Día de las Librerías, una ocasión perfecta para resaltar la importancia de las librerías independientes en la promoción de la lectura y la cultura. 
El ilustrador madrileño Javier Navarrete, conocido como El Chico Llama, ha sido el encargado de diseñar la ilustración de este año en la que se ha querido destacar que en la librerías hay mucha vida. 

Pincha para ver el cartel en las otras lenguas cooficiales.


No estaría mal celebrarlo viendo la película La carta final (1987), donde se une la amistad con el amor a los libros. Helen, una amante de los libros de Nueva York, descubre un anuncio en el periódico y se empieza a cartear con el hombre que lo ha escrito, Frank Doel, un vendedor de libros londinense. Frank le envía extraños volúmenes y entre ellos se establece poco a poco una amistad muy especial. Me temo que solo sea apta para nostálgicos.



Moderación ante todo

 


David Torres, Moderación ante todo 

Juan Tortosa, Insensatos sin escrúpulos 



Manifestantes de ultraderecha con  bengalas y banderas, cerca de la sede del PSOE, en la madrileña calle Ferraz, en protesta contra los pactos con los partidos independentistas y la amnistía. 



domingo, 5 de noviembre de 2023

"Maestras", arte y feminismo en El Thyssen





jueves, 2 de noviembre de 2023

Ataque informático al diario Público


 El diario Público lleva una semana sin poder colgar contenido en su página web oficial debido a un ataque derivado de un hackeo informático. De hecho, si un usuario entra en la web oficial, se ofrece un mensaje donde se admite que “les están atacando”. Esta agresión ha provocado que la página a donde dirige su link original, www.publico.es, lleve sin actualizarse desde la madrugada del pasado jueves 26 de octubre, y el medio de comunicación no haya podido ofrecer contenido nuevo durante todos estos días.

Galanes fantasmas y noches (o tardes) de terror


Siempre he oído de boca de las personas que tienen contacto con la muerte que el miedo verdadero lo dan los vivos que, a veces, son verdaderos fantasmas. La escritora Beatriz Olivenza en su blog ha acertado con dos entradas que explican esta realidad.

Noche de terror: "Me viene a la cabeza una situación que viví hace muchos años, cuando era muy joven. Estaba en el hospital acompañando a un familiar y entretenía las horas leyendo. El médico que pasó a ver al paciente era un hombre cordial y comunicativo. Se interesó por mi lectura y le enseñé la cubierta: era una antología de relatos de terror de grandes maestros. Poe, Lovecraft, Maupassant, Mary Shelley. El médico lo observó con interés y me hizo un comentario que entonces interpreté como condescendiente. «El auténtico terror está en la vida», me dijo. Cuánta razón tenía. Por si nos cabía alguna duda, el mundo y su espantosa deriva de los últimos tiempos se están encargando de demostrarlo".


Galán fantasma: "Entre todos los tipos humanos que he conocido a través de las escasas redes que frecuento sin demasiado empeño (el presumido, el ególatra, el destructivo, el políticamente incorrecto, el concienciado, el que rebosa amor a la humanidad, el que busca la aprobación de todos, todas y todes), me detendré hoy en uno al que, con permiso del gran Calderón de la Barca, denominaré «galán fantasma». Desde aquel lejano día, mis perfiles en Facebook e Instagram han sido testigos de un desfile de personajes de similar carácter. Su condición de fantasmas consiste, en primer lugar, en su declarado carácter ilusorio: son bien parecidos, llevan ropa cara, habitan en puntos distantes del mundo. Son esforzados profesionales que lo mismo se fotografían ataviados con la bata médica, en compañía de un pequeño paciente que los mira con la gratitud de quien ha sido salvado de las garras de la muerte, que vestidos con viriles uniformes de camuflaje sobre un fondo desértico que nos habla de peligrosas misiones humanitarias. Tienen sonrisas que son el sueño de un odontólogo. Sacan pecho frente al objetivo y presumen de sienes plateadas. Son auténticos fantasmas, en el sentido completo de la palabra".

 Un fantasma significa que una persona presume de lo que no tiene para impresionar a los demás. Yo tuve un amigo fantasma, caracterizado por ser además de presumido, ególatra, destructivo y nada empático, que se vendía envuelto en una piel de hombre concienciado. Hablaba muy alto y te soltaba una soflama sin venir a cuento. No le interesaba y olvidaba lo que tu decías. Yo no lo conocí en una red social, sino en un ambiente de trabajo. No me vendió la moto, ni me quiso sacar dinero, no fue un estafador del amor, sino de la amistad; simplemente me hizo culpable de sus frustraciones. Aunque lo veía venir, tardé tiempo en darme cuenta de su verdadera naturaleza. Una tarde de finales de octubre en una cafetería de Plaza de España, sin venir a cuento perdió el aplomo y me produjo un terror inexplicable. Más que un fantasma era un muermo* envuelto en papel de plata. Alguna vez se me aparece en sueños y me asusta mucho. 

* Coloquialmente: Persona tediosa y aburrida.