No doy crédito. ¡Qué falta de sentido común! Hace unos días el presidente de la
Universidad Católica de Murcia, José Luís Mendoza, aseguraba ante medio centenar
de fieles que la vacuna del coronavirus es "para poner un chip en cada uno
de nosotros para controlar nuestra libertad". Un grupo de manifestantes antivacunas se
congregó este sábado en la plaza de Callao de Madrid, la mayoría de ellos sin
mascarillas y sin respetar la distancia de seguridad, para negar los efectos
reales de la pandemia a la vez que acusan a la telefonía 5G y a Bill Gates como
responsables para implantar microchips a través de vacunas y así
controlar las mentes de los ciudadanos. Un curandero, Josep Pàmies, realiza un
encuentro ("besos y abrazos") con sus seguidores para contagiarse de
la Covid-19. Algunos discípulos de un conocido lingüista y filósofo ya fallecido se reúnen en Madrid con el saludo de
"babas y mocos". No me extraña que, con estos ejemplos, al final los
jóvenes ávidos de juerga y llenos de alcohol utilicen caprichosamente la
mascarilla.
martes, 14 de julio de 2020
jueves, 9 de julio de 2020
El uso de "Vamos a ver..."
Desde
hace años se ha extendido el uso del giro que encabeza estas líneas, a menudo abreviado
en la forma “A ver…”, generalmente cuando un hablante inicia una respuesta en
un diálogo entre dos o más personas. A veces se interpreta como muestra de
vacilación o inseguridad sobre lo que se va a decir, una forma de ganar tiempo
de las varias que se observan en las entrevistas de los medios o en nuestras
propias conversaciones: Buenooo… pueesss…, sonidos nasales o guturales (mmmm…),
carraspeos (ejem…) y otras. Aunque esta interpretación puede ser más o menos
válida en algunos casos, el sintagma “(Vamos) a ver…” tiene un significado o
más bien un valor o función propios en el discurso. Es un conector, un elemento
de transición que expresa el paso a un aspecto o nivel distinto en el diálogo,
e incluso a algo más complicado. Es como decir: eso que plantea requiere cierta
explicación, no se puede despachar con sí o no ni con una fórmula sencilla, prepárate
porque deberé extenderme…
Lo
cierto es que últimamente la fórmula se ha extendido tanto que lleva camino de gramaticalizarse
por desgaste (“usura lingüística”, decían los viejos gramáticos) y perder valor
expresivo. El economista Niño Becerra, que tiene un espacio de radio donde
responde a periodistas y oyentes, empieza siempre sus intervenciones diciendo
“A ver…”, sin saberse si es para indicar lo inseguro del terreno de las
preguntas (¿cuándo vamos a salir de la crisis? ¿van a mejorar a corto o medio
plazo las expectativas laborales?) o como mera muletilla que se dice sin
querer, tal como nos pasa a muchos: esta mañana oía una entrevista con un
presidente de una comunidad autónoma que intercalaba cada 2 ó 3 frases el giro
“en este sentido”; al acabar, el locutor, sin duda contagiado
inconscientemente, se despidió diciendo: “Pues nada,muchas gracias, en este
sentido, por sus declaraciones…”
Algunos se despiden con un escéptico "ya veremos", pero esa es otra historia.
Algunos se despiden con un escéptico "ya veremos", pero esa es otra historia.
martes, 30 de junio de 2020
Un tolerante en el intolerante Islam del siglo XI: Omar Jayam
Estatua de Omar Jayyam en Laleh Park (Teherán) |
Omar Jayam*, Nació en Nichapur, Persia*, hacia el año 1040 de la
era cristiana y vivió cerca de ochenta años. Libertino, sibarita, ácido,
místico y profeta, estudió Matemáticas y Astronomía, reformó el calendario
musulmán, cultivó el Derecho y las Ciencias Naturales. Destacó en el plano de
las letras por sus famosas «Rubaiyat», que constituyen una alabanza al brindis,
una enorme plegaria fragmentada en estrofas que remiten a la celebración del
vino y del goce del instante frente a la finitud de la vida, realza la belleza y la sensualidad del mundo material, la alegría de vivir, la naturaleza y los placeres. También aprovechaba sus escritos para hacer una crítica a la
sociedad del momento, a la religión y la educación. Se le atribuyen muchas
obras (entre quinientas y mil), pero lo más seguro es que unas doscientas sean
realmente suyas. Utilizaba estrofas formadas por cuatro versos dodecasílabos
con un esquema de rima A-A-B-A escritos en lengua farsí. Sus versos empleaban
siempre un vocabulario ingenioso, divertido y un tono sarcástico.
Los cuartetos
escritos en persa por Omar Jayam se han convertido actualmente en textos poéticos
de autoayuda sobre aspectos tan variopintos como la ciencia y el conocimiento,
la moral y el comportamiento personal, la religión y la teología.
Gracias a la traducción
del Rubaiyat que hizo Edward Fitzgerald*, traductor e hispanista inglés, a
mediados del siglo XIX comenzó a ser conocido como poeta en Europa y América.
Al español, fue traducido por Jorge
Guillermo Borges, padre de Jorge Luis Borges que hace referencia a Omar Jayam y
a su poesía en múltiples ocasiones a lo largo de su obra; véase el soneto
"Ajedrez". Omar Jayam es también un personaje del ensayo El enigma de Edward Fitzgerald. En la novela El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, Lord Henry se refiere a
Omar Jayam como el "rey del hedonismo". En la obra Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez,
aparece su nombre al leer el protagonista un texto suyo. Pere Calders, en Cròniques de la veritat oculta, lo cita
un personaje filósofo para dar una lección de vida en el cuento "El
principi de la saviesa".
El nombre de
Omar Jayan me ha rondado durante un tiempo. Lo conocí cuando estudié árabe en la facultad. Lo oí nombrar en un viaje por Uzbequistán, ya que estudió y enseñó en sus madrasas. Dio nombre a un cráter lunar y a un asteroide. Es uno de los personajes principales de la
novela Samarcanda, del escritor
francófono libanés Amin Maalouf, en ella se narran las peripecias de un
manuscrito, exquisitamente ilustrado, que contenía las rubayat de Omar Jayyam y que
acabó hundiéndose con el Titanic. Este año apareció el día 18 de mayo (fecha de su nacimiento) en un
calendario científico y, este mes, lo
citaban en la película La reina del desierto, que vi por televisión, una crónica sobre la vida de Gertrude
Bell, mujer aventurera que colaboró con el Imperio Británico a principios del
siglo XX; la película no tiene mucho interés, pero nada más desembarcar en
tierras mesopotámicas es seducida por su enamorado en el desierto después de
recitarle poemas del autor en farsi.
La poesía en lengua española gozó, durante la Edad Media, de la influencia de la poesía árabe a través de la tradición sufí y de los llamados poetas andalusíes. La gracia y el donaire de estos poetas podrían emparentarse, de algún modo, con el candor de la poesía popular hispánica, recogida por los poetas místicos, y con el espíritu epigramático, tan vital en el siglo de Oro. También Influyó en numerosos poetas: Rubén Darío, Lorca, Félix Grande, García Baena ...
Aquí dejo la interpretación de Camarón de Viejo Mundo, una bulería con una selección de Kiko Veneno de poemas de Omar Jayam, publicada en 1979, en el disco La Leyenda del Tiempo.
Viejo mundo
El caballo blanco y negro
Del día y de la noche
te atraviesa a galope.
Eres el triste palacio
Donde cien príncipes soñaron con la gloria,
Donde cien reyes soñaron con el amor,
Y se despertaron llorando.
Un poco de pan
Y un poquito de agua fresca,
La sombra de un árbol y tus ojos.
No hay sultán más feliz que ellos,
Ni mendigo más probe.
El mundo es un grano de polvo en el espacio,
La ciencia de los hombres, palabras,
Los pueblos, los animales
Y las flores de los siete climas
Son sombras de la nada.
Quiero al amante
Que gime de felicidad
Y desprecio al hipócrita
Que reza una plegaria.
*La traducción literal de su apellido es "fabricante de tiendas (de campaña)" (relacionada con la palabra española de origen árabe "jaima") profesión de la que se supone habría tradición en su familia.
*El nombre de Irán procede de la palabra “Airania Vaeya “ que significa
“la tierra de los arios”. Cuentan que los nazis, en una visita del Ministro
de Propaganda alemán a Irán, le otorgó a los iraníes una "carta de
naturaleza" en la que se indicaba, que los iraníes estaban dispensados de
demostrar su pureza de sangre, ya que eran auténticos arios.
*La traducción literal de su apellido es "fabricante de tiendas (de campaña)" (relacionada con la palabra española de origen árabe "jaima") profesión de la que se supone habría tradición en su familia.
* El sufí Ali Shah, tradujo los Rubaiyat en colaboración con Robert Graves, ambos reprochaban a Fitzgerald haber realizado una traducción completamente desfigurada de Jayam, tanto en la forma como en el fondo. Los sufíes, como los poetas místicos españoles, interpretan mediante alegorías la poesía de Jayam: el vino es Dios, los efebos sus compañeros de religión, la taberna es la iglesia.
https://paginasarabes.com/2019/05/21/omar-khayyam-desde-la-trigonometria-hasta-la-poesia-de-los-cuartetos/
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sábado, 27 de junio de 2020
Día del Orgullo, Man in an orange shirt
Hago mías las palabras de mi amigo Manuel Casal:
El 28 de junio es el día del Orgullo 2020. Expreso hoy aquí que soy heterosexual, pero que hoy y todos los días de cada año comprenderé y tendrán mi solidaridad y todo mi apoyo las personas homosexuales, transexuales, transgénero, bisexuales, intersexuales, demisexuales, asexuales o pansexuales.
¿Por qué? Porque, como yo, son
seres humanos, son personas, tienen derecho a su propia identidad de género, a
su orientación sexual y a que su vida sexual no se vea afectada por más
inconvenientes que la de los heterosexuales.
Ayer, vi en el canal Paramount una producción de la BBC sobre esta temática que recomiendo. En 2017 la cadena británica estrenó la ficción Man in an orange shirt con motivo del 50 aniversario de la despenalización parcial de la homosexualidad en Inglaterra y Gales. Es la adaptación del best seller de Patrick Gale, con dos episodios, en el que narra dos historias de amor homosexual separadas por sesenta años en el tiempo, pero unidas por una historia familiar y un secreto oculto tras una obra de arte. Es el recorrido desde un amor prohibido en la Segunda Guerra Mundial hasta un romance en el presente, entre presiones sociales y dudas personales.
De paso, con una temática diferente, destaco otra serie de la cadena que me ha hecho más entretenido el encierro en la hora violeta : El detective Endeavour. Tras abandonar la universidad sin graduarse, Endeavour Morse trabaja como agente de policía en el Departamento de Crimen e Investigación de Oxford. Junto a su compañero Fred Thursday irá mostrando los rasgos característicos de su peculiar personalidad. La serie es una precuela de la serie de televisión Inspector Morse y está basada en los personajes creados por el escritor Colin Dexter.
jueves, 25 de junio de 2020
Conceptos de desigualdad/igualdad/equidad/justicia resumidos en una viñeta
La igualdad de oportunidades explicada con un manzano,cuatro viñetas y un meme. La justicia no es que todo el mundo reciba la ayuda
que necesita, la justicia es arreglar el sistema para que la igualdad y la
equidad se conviertan en la misma cosa. Es decir, en un sistema justo se podría
asegurar la igualdad de oportunidades sin necesidad de favorecer más o menos a
algunas personas.
viernes, 12 de junio de 2020
Dos relatos de ciencia ficción sobre la enseñanza telemática
Hoy traigo
dos relatos de ciencia ficción escritos hace ya un tiempo por especialistas del
género, los dos tratan sobre cómo sería la enseñanza del futuro y están de
rabiosa actualidad. Son entretenidos y hacen reflexionar sobre la enseñanza
telemática a la que se han visto abocados los profesores y alumnos por el
coronavirus en estos meses. La ciencia ficción reflexiona desde la
interpretación del ahora alertándonos en lo que podemos convertirnos, lo que solemos
considerar como progreso no siempre
tiene los efectos deseados. No es que estos autores no aprecien lo positivo que
han logrado los conocimientos científicos y tecnológicos, sino que nos hacen
ver las dos caras de la moneda, enfrentando lo nuevo con lo viejo.
El primer
relato, Enseñar locamente, fue publicado en inglés en 1966 y en castellano
en 1971 por Bruguera. Su autor, el americano Lloyd Biggle, luchó en la II
Guerra Mundial y enseñó historia en la Universidad de Michigan antes de
dedicarse por completo a la literatura. La protagonista, Mildred Boltz es una profesora de
inglés que ha ejercido su profesión veinticinco años. Es lo que la apasiona y
lo que en un principio la llevó a enseñar en una colonia en Marte. Sin embargo,
problemas de salud la obligan a regresar a la Tierra, donde descubre que el
sistema escolar de este planeta es completamente distinto y su metodología
-clases presenciales, exámenes, jerarquías- es considerada obsoleta. En la
Tierra, la educación se imparte a través de las pantallas a miles de jóvenes al
mismo tiempo. Sin exámenes ni la presencia de los estudiantes, la única forma
de medir la calidad de un profesor es a través de una especie de rating; el
Trendex. Por esa razón los profesores, en lugar de esforzarse por enseñar bien,
tienen que esforzarse por entretener lo mejor posible a su audiencia y así
evitar que cambien de canal. Boltz deberá competir contra estas insólitas
formas de enseñanza para poder mantener su puesto. A través de su protagonista,
Biggle nos recuerda que la educación no sólo es impartir “conocimientos”, sino
también fomentar los espacios de interacción que, en un mundo en donde priman
las pantallas, se hace sumamente necesario.
El segundo
relato Cómo se divertían (The fun they had) es de Isaac Asimov (1951). María y Tomás, en 2157, acaban de encontrar un libro de verdad, de los que usaba el abuelo del abuelo, se sorprenden al enterarse que los chicos iban a la escuela, se reían y gritaban en el patio, se sentaban juntos en el aula y regresaban a casa al final del día. Nada que ver con la enseñanza moderna, automatizada, con robots, en casa.
Los relatos enfatizan la necesidad del contacto humano para poder aprender. Podemos aprender de libros y
pantallas, pero es en la retroalimentación con otros en donde se encuentra la
riqueza del conocimiento.
Y-Ensenar-Locamente- Cuento... by Nico Montero on Scribd
José Ángel Gómez Iglesias (Defreds)
Devanando la madeja de las redes sociales (buscaba
una imagen para la entrada de "la zamorana" y los abrazos
frustrados), me encontré por casualidad con Defreds, el nombre utilizado por el joven escritor José Ángel Gómez Iglesias. En Twitters @defreds cuenta con más de 320.000 seguidores, además mantiene perfiles en Facebook e Instagram, así como el blog de LoscalcetinesdeDefreds, donde ha publicado gran parte de su material. El pseudónimo por el que es conocido surgió casi por azar: por sugerencia de su hermano, empezó a buscar un
nick y, y jugando con las letras del ordenador, surgió su apodo. Sus libros han vendido hasta la fecha más de 200.000 ejemplares. Escribe
con sencillez temas eternos que van desde el amor al desamor, historias de su
propia vida, el acoso, sus abuelos o la paternidad. Este autor sin complejos consigue
acercar la literatura a gente joven, tarea nada fácil, porque "no todo el
mundo lee lo mismo" y porque existan sus libros "no se va a dejar de
leer a Miguel Hernández". En él he encontrado la voz del adolescente abrumado que algunos seguimos llevando dentro.
Se describe así en su biografía:
Nací en Vigo una madrugada de octubre. Siempre
fui un niño normal. Algo tímido e inseguro. Y enamoradizo. Me acuerdo de que
escribía cartas de amor. Había una chica en el colegio que me encantaba y le
escribía, aunque no me hacía ni caso. En el cole, regular. Me gustaban más las
asignaturas de letras. Leía mucho en casa. Mi madre siempre me traía los libros
del Círculo de Lectores. Me encantaban los de miedo. Me podía pasar horas
repasándolos en la cama.
Y el tiempo fue
pasando, poco a poco. Me enamoré alguna vez. Siempre arriesgando, aunque
saliera mal. Dejé de ser tan jovencito para ser simplemente joven, dentro de mi
cara aniñada. Escribiendo.
Una noche bastante llena de soledad y con mucha lluvia fue la primera vez que escribí una frase sobre algo que me estaba pasando en esa época. En Twitter. Supongo que ahí empezó todo. La gente me leía, y cada vez más. Gente que se sentía identificada conmigo. No me podía creer que alguien leyera con ganas mis pensamientos.
Llegaron mis libros. Casi sin querer. Cuando abras el paracaídas. 1775 calles. Historias de un náufrago hipocondríaco. Con un cassette y un boli bic. Llegaron después muchas firmas en muchas ciudades. Ejemplares en miles de casas.
Y ahí sigo sonriendo, ilusionado como el primer día. Como el primer ejemplar.
La verdad que no tengo mucha biografía, pero sí muchos sueños.
Una noche bastante llena de soledad y con mucha lluvia fue la primera vez que escribí una frase sobre algo que me estaba pasando en esa época. En Twitter. Supongo que ahí empezó todo. La gente me leía, y cada vez más. Gente que se sentía identificada conmigo. No me podía creer que alguien leyera con ganas mis pensamientos.
Llegaron mis libros. Casi sin querer. Cuando abras el paracaídas. 1775 calles. Historias de un náufrago hipocondríaco. Con un cassette y un boli bic. Llegaron después muchas firmas en muchas ciudades. Ejemplares en miles de casas.
Y ahí sigo sonriendo, ilusionado como el primer día. Como el primer ejemplar.
La verdad que no tengo mucha biografía, pero sí muchos sueños.
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