lunes, 19 de marzo de 2018

Un descubrimiento: Flavita Banana




Todavía tengo el tic de ir todos los días a buscar la viñeta de Forges en El País. Así que tropezarme con Flavita ha sido toda una alegría. Flavia Álvarez, más conocida como Flavita Banana, es una ilustradora treinteañera residente en Barcelona. Sus viñetas, aparentemente simples con un estilo bastante burdo en blanco y negro, nos demuestran la realidad de las relaciones humanas repletas de contradicciones y sentimientos encontrados a base de mucho humor e ironía, que nos incitan a la reflexión. Ha publicado #Curvy y Las cosas del querer en Lumen y ha empezado a colaborar con S Moda (El País).

Aquí dejo algunas muestras de su estilo, encontraréis muchas más en https://www.instagram.com/flavitabanana/?hl=es




Monstruos de buenas esperanzas, una novela bizantina de Nicholas Mosley

Nicholas Mosley, Monstruos de buenas esperanzas, traducción de Celia Montolío, Siruela, Madrid, 2000, 602 páginas.
Abandonados el ganchillo y las series, volví al remanso de los libros y me dediqué a leer esta novela que me habían prestado aunque no recomendado. En primer lugar, debo decir que el sugerente título no se corresponde con una novela de terror, un "monstruo de buenas esperanzas" es un término inglés que alude a un espécimen biológico nacido antes de tiempo, cuando las condiciones biológicas del entorno no le son todavía plenamente propicias. Tampoco es un libro de biología, es un totum revolutum con estructura de novela bizantina.
Mosley narra las vidas paralelas de Max, un estudiante inglés de física y biología, y Eleanor, una chica judía alemana educada en los círculos revolucionarios de Rosa de Luxemburgo, y sigue sus encuentros por los escenarios de la Europa de entreguerras. A la vez, nos muestra el pensamiento científico y filosófico de esas décadas, desde el furor por Freud hasta el principio de incertidumbre de Heisenberg y las profundidades del átomo, desde las teorías darwinistas hasta las paradojas lógicas, desde las clases magistrales de Heidegger y los experimentos antropológicos hasta la argumentación cientificista de la bomba atómica. Y como fondo histórico, registra los cambios en la forma de vida y la ascensión del nazismo, el período estalinista de la revolución soviética y el inicio de la Guerra Civil Española.
Para mí, la originalidad de la obra radica en que, a finales del siglo XX, sigue algunos de los esquemas de la olvidada novela bizantina renacentista: encuentros y separaciones de una pareja de enamorados que tras diversas vicisitudes acaban juntos como premio a su constancia.  Estos enamorados van recorriendo diversos países y conocen remotas y exóticas culturas, el cautiverio, los sueños premonitorios, las muertes simuladas, el regreso a la patria. No se dan, en cambio, los principios de idealización y castidad, ni el narrador en tercera persona. Los capítulos están alternativamente escritos por Max y Eleanor como parte de sus diarios con un epílogo del conarrador que da al traste con un final feliz: el mundo se derrumba irremediablemente y tal vez la humanidad sea inviable. Desde el comienzo aparece una rara naturalidad para las relaciones sexuales entre insufribles diálogos con incontables dijo-dije.
En resumen, una novela  que prometía mucho y que se va desinflando por el camino, peca de superficialidad porque la ficción literaria no es la manera más eficaz de explicar la ideología y los acontecimientos históricos y porque los personajes son planos y poco creíbles y sus abundantes peripecias poco interesantes. A la novela le falta vida y descripción de ambientes y personas. Ya se sabe que el que mucho abarca poco aprieta,

viernes, 16 de marzo de 2018

Enganchada al ganchillo y a las series


Emparejé el aprendizaje del ganchillo con la afición a las series de televisión, mala combinación porque, aunque la experiencia ha sido excitante, me ha absorbido el seso. No hacía otra cosa que tejer y ver capítulos temporada tras temporada. Lo he tenido que dejar porque me impedían leer, pensar y hacer una vida normal. Quien lo probó lo sabe.
Antes había disfrutado a pequeños sorbos, sin anuncios, de las míticas Breaking bad y Borgen, en formato de una hora como máximo, con tramas entrelazadas, sorprendentes y bien realizadas, muy parecidas a la novela por entregas del XIX. En estos meses de borrachera gancheril, destaco dos series inglesas: Broken sobre un sacerdote que cura sus propias heridas aliviando el dolor ajeno y Line of duty que muestra las investigaciones de un grupo de policías de asuntos internos, y la inquietante Algo en que creer del mismo director danés que Borgen sobre la crisis de las creencias religiosas en la familia de un pastor protestante. También disfruté con la intrascendente serie francesa Candice Renoir, inspectora divorciada con cuatro hijos que resuelve los casos más complejos gracias a su sentido común. Me decepcionó Better Call Saul,  una precuela de Breaking Bad.
No pude soportar, en cambio, dos series españolas que me fueron recomendadas: La peste y Merlí. La peste me pareció confusa, lenta y aburrida, mal interpretada y mal realizada a pesar de su buena ambientación y de su buen comienzo. Merlí, serie catalana sobre un profesor, es insufrible (solo aguanté dos capítulos) porque su protagonista cincuentón es un niño mimado, machista y manipulador que utiliza todos los trucos de un cínico embaucador.

Los cactus son una muestra de mi labor febril en estos meses.

domingo, 11 de marzo de 2018

Calendario de artistas de Juan Bautista (Febrero)

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viernes, 2 de marzo de 2018

Javier Esperanza Casado, profesor

Del olvido he rescatado la clarificadora entrevista que hicimos en 2006 sobre la situación de la enseñanza en Madrid para El País de los Estudiantes a Javier Esperanza Casado, profesor de Biología y experto en temas de educación. Tiene un blog sobre la naturaleza y su conservación: El rincón de Javierre. Fue compañero en el Hogar del Empleado y nuestra amistad dura ya más de treinta años. 
Para agrandar la imagen, pinchar en ella. 


miércoles, 28 de febrero de 2018

Villena: Día del Orgasmo Femenino y los Domingos Felices


Sorprendente noticia, recogida incluso por la prensa regional y nacional, la de que el Ayuntamiento de Villena tiene previsto implantar el Día del Orgasmo Femenino y los Domingos Felices. El Plan, ideado por la Concejalía de Igualdad que dirige Catalina Hernández, busca equilibrar la igualdad entre hombres y mujeres a través del incremento de los niveles de felicidad de los villenenses. Por ahora es solo un borrador y me temo que ante las críticas suscitadas (incluso las del PSOE) sea desestimado. La prensa de derechas se ha hecho eco de la noticia para atacar una vez más al alcalde Francisco Javier Esquembre (Els Verds-BLOC) cambiando el verbo proponer por imponer y tildándole de podemita, al mismo tiempo recuerda que ya prohibió un evento taurino sin “tener competencia para ello”.
En primer lugar, tengo que indicar que, a pesar del parecido físico, no me une ningún parentesco con la concejala y que la idea me parece espléndida. Yo abogaría por fomentar siempre la felicidad de las mujeres y de los hombres a través de los orgasmos, solos o en compañía. Un día me parece poco, hay que terminar con lo de sábado, sabadete, camisa nueva y polvete, corre y vete; todos los días pueden tener un final feliz.
En segundo lugar, mi pueblo siempre ha aprovechado cualquier motivo para convertirlo en una fiesta y este se lo merece. Un ayuntamiento debe velar por los intereses de sus vecinos porque lo lleva escrito en su adn etimológico que recoge la RAE: acción y efecto de ayuntar (juntar una cosa con otra) y que en su forma pronominal equivale a realizar el coito, aparear. 
Por lo tanto, me siento orgullosa de tener un ayuntamiento que se preocupa por el bienestar de las mujeres empezando por su sexualidad. Los datos de las encuestas apuntan que las mujeres salen peor paradas en esto de los orgasmos, el 51% de los hombres lo alcanza en su primera relación sexual frente a un 4% de las mujeres; un 40% no consigue el orgasmo en una relación coital y una décima parte nunca lo consigue.
Lo mejor que pueden hacer los villeneros es hacer gala de su reconocido espíritu "festero" y de su buen humor y tomarse a broma en la vida social esta iniciativa pionera y pintoresca (me imagino la cantidad de comentarios y chascarrillos que estarán circulando), y tomárselo en serio en la vida personal y afectiva. Solo las  mujeres libres de prejuicios podrán tomar las riendas de su vida y luchar contra la desigualdad. 

lunes, 26 de febrero de 2018

Calendario de artistas de Juan Bautista (Marzo 2018)

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