Está muy bien que busquemos nuestras zonas erróneas y
aprendamos a controlarnos, que mantengamos nuestro cuerpo sano, que nos
deshagamos de las cosas y las personas que nos lastran, que intentemos no
centrarnos en lo negativo y ser positivos. Pero las recetas no funcionan, solo
nos enseñan a aguantar más, sobre todo, cuando estas nos aíslan y nos hacen
interiorizar que el problema siempre es nuestro, que es nuestra culpa que no seamos
felices. Lo político ahora es personal, los problemas se han privatizado y las
protestas han sido demonizadas. Porque el problema no solo somos nosotros, el
problema está en el mundo que nos rodea. Es un mundo enfocado en el más y
mejor, donde nada nunca es suficiente y siempre hay que ser más productivo para
consumir más. Este es el mundo creado por el capitalismo neoliberal y no valen
las tiritas para las heridas, sino un cambio sustancial. Es un mundo en el que crecen la inseguridad
existencial y la desigualdad, y en el que desaparecen las redes de seguridad;
en el que la mayoría de las personas carecen crónicamente de tiempo y sentido
de vida. Y en vez de mirarnos el ombligo, debemos preguntarnos cómo cambiar un sistema que nos oprime. En vez de forjar rebeldes, se forman corderitos que asumen
que esto es así y no se puede cambiar. Ver el lado bueno de las cosas no hace que los problemas desaparezcan. Recojo aquí fragmentos del artículo de El Confidencial Cómo acabar de una vez por todas con los libros de autoayuda que recoge en exclusiva las primeras páginas de 'Manifiesto en contra de la autoayuda' de Marian Donner; un análisis sobre el positivismo tóxico y la condena de la felicidad.
Porque, en otras palabras, lo que te ofrecen todos esos
libros de autoayuda, artículos, charlas TED, lecturas, cursos e instructores
son normas. Normas para que funciones mejor y te adaptes mejor al 'statu quo'.
Pertenecer. Participar. Ese es el objetivo. Sé positivo, camina recto, ordena
tu casa, haz la cama por las mañanas, abandona tu zona de confort, sigue una
rutina, fija prioridades, conoce tus puntos fuertes y trabaja los débiles,
escucha a los demás, ignora los malos consejos, trata los problemas como
oportunidades, la oposición como un reto, di que no, sé agradecido, ríete. Pero
ríete de verdad, con el tipo de risa en la que participan los ojos. Así la
gente se te resistirá menos y encima reduces el estrés.
Mantén un cuerpo y una mente sanos, come superalimentos y
aguacates, practica deporte, haz yoga y 'mindfulness', aprende a controlar tu
ira y tus miedos, elabora un plan y ajústate a él, busca tiempo para la
espontaneidad, haz algo que te asuste cada día, 'carpe diem', 'memento mori'.
¡Porque tú puedes, sí puedes, trágate ese sapo, sé feliz, que nada te importe
una mierda y piensa diferente! Tal y como dicen los anuncios: todo es
inspiración, motivación, empoderamiento. Tal y como dicen los anuncios, el
problema siempre es tuyo. 'Think Different', 'Dream Crazy', 'Impossible is
Nothing': lo único que te detiene eres tú mismo. Olvídate de los productos,
olvídate de cómo están hechos, olvídate del mundo a tu alrededor y de las
estructuras políticas y socioeconómicas que lo rigen. En vez de eso, trágate el
sueño neoliberal en el que todo recae sobre ti. Sí, solo sobre ti. Mantente
siempre en la cima, aunque te caigas. "Cree en algo, incluso si eso
significa sacrificarlo todo".
Y siempre es preferible hacerlo con una sonrisa. Y acabas pensando que tú eres el problema. Es
culpa tuya que no seas feliz, que no tengas éxito y que poco a poco estés más
cerca del desgaste profesional. Hemos aterrizado en una forma fácil de pensar.
Los niños también se culpan a sí mismos de todo, ya sea del divorcio de sus
padres o del acoso escolar. Al final, te has tragado el mensaje de la
"húmeda sumisión". Por eso te has hecho una cuenta en Headspace. Una
pulserita te cuenta los pasos, una aplicación te mide el sueño. En el
supermercado, ignoras las caras enfadadas. Si tu jefe te maltrata, te convences
a ti mismo de que él seguramente también lo esté pasando mal. Ah, y llevas un
diario de gratitud. No es autoayuda, no, lo llamas autocuidado. Lo haces por
amor propio. Lo haces porque sientes que las cosas podrían ser mejores, porque
debe de haber algo más que esto. Pero lo que la industria de la autoayuda
ofrece, a fin de cuentas, no es más que un montón de trucos, colchones y
‘consejitos del día’ que te enseñan a aguantar más. Todo para que participes
mejor en este juego y te olvides de lo incomprensible que es el mundo en
realidad. Para que aprendas a gestionar tu ira y tus miedos mientras aguantas
lo inaguantable.
Iñaki Domínguez
Cómo ser feliz a martillazos: Un manual de antiayuda
La autoayuda que nos bombardea por doquier hace de los pensamientos y las actitudes personales la fuente del cambio. El presente libro, sin embargo, aboga por la acción, su opuesto natural, y representa la antítesis de la autoayuda: busca la transformación del yo a través del no-pensamiento, impulsividad dirigida hacia el mundo, y en el mundo. Solo anulando el recalcitrante, narcisista y obsesivo pensamiento autorreferencial y apostando por transformar la realidad podremos, en el proceso, transformarnos a nosotros mismos.
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