domingo, 5 de marzo de 2023

Amenaza de muerte para los árboles del Madrid de Almeida

 

Alcorques clausurados en Villa de Vallecas 
Qué manía tienen los ayuntamientos con realizar obras que nadie ha pedido y que traen como consecuencia la pérdida de los árboles, empezando primero por su estrangulamiento, siguiendo con la tala y, por último, por la eliminación de los alcorques. Dicen que pretenden de esta manera eliminar barreras arquitectónicas e impedir que se acumule suciedad. Lo cierto es que Madrid se ha convertido en una ciudad hostil, en un páramo de granito y adoquines sin rastro de vida vegetal. La desaparición de los huecos para el arbolado en Madrid es una constante en los últimos meses, pero por vez primera el Ayuntamiento ha puesto cifras a esta actuación. Entre los que se taparon en 2022 y los que se condenarán en 2023, está previsto que sean eliminados 4.162 alcorques en la ciudad.

La remodelación y los nuevos alcorques adoquinados indignan sobre todo a los vecinos de Ponzano porque la medida se ha hecho para ampliar el espacio peatonal y, de paso, ampliar las terrazas (“Más espacio para terrazas, menos espacio para los árboles”).  

Alcorques adoquinados de la calle Ponzano 

Los alcorques se hacen para reservar un espacio natural para plantar un árbol y, opcionalmente, cubrir ese espacio para evitar la caída de los peatones. Rellenar con adoquines el alcorque de un árbol provoca que el tronco se estrangule al impedir su crecimiento, porque no puede realizar las funciones fundamentales para su vida, como es la recogida del agua de lluvia o de riego, permitir que se oxigenen las raíces, el aporte de nutrientes al suelo... No garantiza que los árboles se mantengan vivos y sanos. Las aves e insectos, también se verán afectados porque se les arrebata otro trocito más de su hábitat al eliminar los microorganismos del suelo. 

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