jueves, 8 de septiembre de 2022

Danza de libélulas en la piscina

Desde hace unos años en casa Zoilo recibimos la visita de las libélulas, dicen que la culpa la tiene el cambio climático. Cuando murió el abuelo Pepe le contamos al peque de la casa que era su espíritu que venía a visitarnos. Este año, mientras me bañaba, apareció un macho escarlata sobrevolando como un helicóptero en miniatura, a este le siguió una hembra de color grisáceo y finalmente otro macho. Estuvieron danzando suavemente mientras se perseguían, iban y volvían, se cruzaban y se posaban majestuosamente en el borde de la piscina, hasta que desaparecieron. Yo asistí embrujada al espectáculo. Supongo que era el ritual del apareamiento que realizaron fuera de mi vista. Pasados unos días volvió un solitario caballito del diablo, al que perseguí con el móvil en ristre para intentar fotografiarlo. La tarea fue prácticamente imposible, como resultado salieron estas imágenes en las que apenas se le puede distinguir. 

Menos mal que en internet hay multitud de vídeos y fotos, hechos por especialistas, que nos acercan a estos sorprendentes insectos que son de una belleza extraordinaria. Y lo mejor de todo, se comen otros insectos y no pican como los mosquitos y las avispas que me han tenido breada con sus picaduras. 
Comprendí como antes no lo había hecho el cuadro de Miró Libélula de alas rojas persiguiendo a una serpiente que se desliza en espiral hacia la estrella cometa del Museo Reina Sofía.

 

La siguiente foto es la que me hubiese gustado captar:



Para saber más

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